La ética del periodista es el principal escudo que abre las puertas al ejercicio profesional dinámico, honesto, libre de los atajos de la auto-censura y del sensacionalismo
Son admirables los atributos del buen periodista. Su valentía ante el compromiso de informar y educar a las masas; de servir de portavoz a sus demandas y anhelos.
En Venezuela, cuna de libertadores, nunca han faltado las huellas del periodismo valiente y profundo. De defensa y reflexión por una sociedad más humana y justa; con una visión responsable de la vida en todos sus aspectos y alcances, desde lo cotidiano a lo universal.
La ética del periodista es el principal escudo que abre las puertas al ejercicio profesional dinámico, honesto, libre de los atajos de la auto-censura y del sensacionalismo.
Se necesita agudeza, contraste en el manejo de la noticia y de las fuentes para ofrecer a los usuarios el contexto auténtico y ajustado a la realidad.
No por casualidad Fernando Savater, el filósofo español, define a los periodistas “como confidentes al servicio del ciudadano”. Es una comparación tan ingeniosa como reconfortante es el reto de los hombres y mujeres que día a día son fieles a la filosofía de transmitir la verdad y ser consecuentes con las audiencias que exigen claridad en los hechos, fidelidad en la secuencia e impacto de las historias y acertado pronóstico en el tiempo por venir.
Feliz día a los periodistas, en especial a quienes fortalecen con esmero –en las diferentes Escuelas de Comunicación Social de la región– la formación de los cuadros profesionales, inculcando el ejercicio ético y la promoción de valores en los diversos medios y espacios institucionales.
En particular compartimos las alegrías de los docentes y periodistas de LUZ quienes este año han sido galardonados por diversos organismos locales, estatales y nacionales, recibiendo el reconocimiento a su labor constante, única e irrepetible. Felicidades a todos.
Por Judith Aular de Durán / Vicerrectora Académica de LUZ
jaular@luz.edu.ve