La apertura petrolera (III): desmantelamiento

Posted on: marzo 9th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

Siendo candidato a la presidencia de la República, el comandante Hugo Chávez fue el principal adversario de la apertura petrolera, y tal posición fue el leimotiv de su campaña. Al ganar las elecciones pidió a la Corte Suprema de Justicia la nulidad de todo lo actuado.

 

 

La Corte –presidida por Cecilia Sosa– no lo complació; primero porque el Poder Judicial aún conservaba su independencia, y además porque la citada apertura había cumplido con todos los extremos legales.

 

 

En efecto, no estando claros los mecanismos para captar inversiones privadas en el sector petrolero después de la nacionalización, Pdvsa (a través de Lagoven) había formulado una consulta a la Corte Suprema de Justicia. En ponencia de Román Duque Corredor, la Corte estableció el 23 de abril de 1991 las condiciones para recibir inversiones particulares sin violar la Ley que Reserva al Estado la Industria de los Hidrocarburos. Nacía así la apertura petrolera, que abarcó varias fases:

 

 

i) Convenios operativos para campos marginales. Pdvsa pidió al Congreso Nacional que fijase las bases mínimas de negociación. Entre 1993 y 1997 se licitaron 33 campos que fueron asignados a 62 empresas.

 

 

ii) Contratos de exploración a riesgo. En 1995 el Congreso autorizó a Pdvsa a celebrarlos. Se asignaron 8 bloques a 17 empresas después de un minucioso proceso de licitaciones.

 

 

iii) Asociaciones estratégicas en la faja del Orinoco que fueron contratadas con nueve empresas y ratificadas por el Congreso Nacional, y una para el proyecto Cristóbal Colón (gas natural “no asociado”) en asociación con tres empresas.

 

 

Se habían cubierto todos los extremos legales, razón por la cual la Corte Suprema de Justicia declaró sin lugar el 17 de agosto de 1999 la nulidad de la apertura que solicitaba el presidente Chávez.

 

 

Pero Chávez no aceptaba fácilmente una derrota. Como Jalisco, que si no gana arrebata, recurrió a otras vías para alcanzar sus objetivos. Tal como lo reconoció ante la Asamblea Nacional en la presentación del Informe Anual y Cuenta en 2004, fue él mismo quien provocó el paro petrolero que condujo al despido de 23.000 trabajadores de Pdvsa que en conjunto acumulaban más de 300.000 años experiencia.

 

 

Se propuso, además, derrotar la apertura petrolera mediante una nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos que fue aprobada el 16 de mayo de 2006.

 

 

En materia impositiva, varios cambios fundamentales fueron introducidos. El primero de ellos tuvo que ver con el ISLR, que fue aumentado desde 34% hasta 50%. Además, la regalía se elevó de 16 2/3 % hasta 33,3% mediante la creación de un nuevo impuesto a la extracción petrolera.

 

 

Por otra parte, las figuras de las asociaciones estratégicas, los convenios operativos y los convenios de exploración a riesgo fueron sustituidos por empresas mixtas en las cuales la participación accionaria del Estado llegaba hasta 60%.

 

 

En el caso de las asociaciones estratégicas de la faja, se procedió a un cambio cosmético de nombres, y recibiron denominaciones emblemáticas como Petrocedeño, Petromonagas, Petropiar y Petrojunin.

 

 

El Proyecto Cristóbal Colón fue reducido a Mariscal Sucre, con otros socios. De allí no ha salido un pie cúbico de gas comercial.

 

 

 

Más allá del simple cambio de nombres, se modificaron de manera substancial los contratos suscritos con motivo de la apertura petrolera. A las empresas afectadas no se les dio posibilidad alguna de negociación. Se les dijo simplemente: “Lo toman o lo dejan”. Si lo dejaban, se verían forzadas a retirarse del país, no solo por lo que respecta a tales contratos, sino también en cualquier otro negocio que tuviesen en Venezuela. Eso ocurrió con Exxon Mobil que se mudó a Guyana, donde está descubriendo grandes reservas en zonas marinas que Venezuela reclama.

 

 

 

Mientras aquello ocurría, los precios del petróleo estaban experimentando una escalada sin precedentes. Eso impulsó a muchas empresas a aceptar las nuevas condiciones. Otras no lo aceptaron y recurrieron a arbitrajes internacionales que de manera sistemática Pdvsa viene perdiendo. El mayor de todos esos arbitrajes –el de Conoco Philips (que demanda 30.000 millones de dólares)– está por decidirse.

 

 

 

Por otra parte, el gobierno ofreció a quienes aceptasen las nuevas condiciones una compensación excepcional: la propiedad de hasta 40% de las reservas petrolíferas existentes en el subsuelo en las áreas donde operan. Esto implicaba un sacrificio inexplicable de la soberanía nacional.

 

 

Vale la pena detenernos aquí. Bajo la apertura petrolera los contratistas privados debían realizar el 100% de las inversiones y asumir el 100% del riesgo. Si encontraban reservas de hidrocarburos estas pertenecían en 100% a la nación y el petróleo que producían pertenecía en 100% a Pdvsa, la cual los remuneraba conforme a mecanismos y fórmulas previamente negociados.

 

 

 

Por el contrario, bajo la figura de las empresas mixtas, siendo Pdvsa propietaria de 60% de las acciones, debe aportar 60% de las inversiones requeridas (y asumir 60% del riesgo); en tanto que a los socios privados que aportan el restante 40%, se les otorga la propiedad de 40% las reservas del subsuelo y de la producción que se obtenga.

 

 

 

Siendo la propiedad del subsuelo la mayor expresión de soberanía, el régimen la sacrificó brutalmente a cambio de unos ingresos fiscales adicionales.

 

 

 

El resultado final ha sido devastador. Careciendo Pdvsa de los recursos para aportar 60% de las inversiones, estas se han retrasado de tal forma que la producción petrolera del país ha caído en términos dramáticos y las instalaciones han sufrido una degradación tremenda. De haberse continuado la apertura petrolera, hoy Venezuela debería estar produciendo más de 5 millones de barriles diarios. Apenas producimos algo más de 2 millones y se espera una caída aparatosa.

 

 

 

En el caso de la apertura, el Congreso Nacional desempeñó un papel protagónico en todas las fases del proceso. Además, los convenios y contratos se otorgaban a través de licitaciones cuya transparencia fue reconocida mundialmente. Hoy en día todo se asigna “a dedo”, de espaldas al país y con base en las preferencias de carácter geopolítico del régimen.

 

 

 

Cabe señalar que la revolución creyó que los precios del petróleo subirían indefinidamente y que el régimen estaría en condición de imponer todo lo que le viniese en gana. La realidad los ha dejado en la estacada.

 

 

 

La otra triste realidad es que populismo, dogmatismo y corrupción han resultado ser una mezcla perversa que ha dañado profundamente tanto a nuestra industria petrolera como a Venezuela en su conjunto. Hoy tenemos una Pdvsa eunuca, politizada y endeudada a más no poder. ¡Qué tristeza!

 

 

José Toro Hardy

@josetorohardy

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La apertura petrolera (II): desarrollo

Posted on: marzo 2nd, 2017 by Super Confirmado No Comments

El tema es importante porque es posible que pronto tengamos que recurrir a una nueva apertura petrolera.

 

 

 

La apertura abarcó varias fases. En todas ellas las decisiones se tomaban en comités en los cuales Pdvsa tenía siempre la última palabra, acatando así la condición establecida por la Corte Suprema de Justicia en ponencia del magistrado Román Duque Corredor.

 

 

 

Todo el proceso fue sometido a la aprobación del Congreso Nacional. Las fases de la apertura fueron las siguientes:

 

 

a) Convenios operativos para campos marginales.

 

 

Se trataba de campos cuya producción declinaba y en los cuales las inversiones para su reactivación no alcanzaban la tasa de retorno a que aspiraba Pdvsa. Sin embargo, era posible aumentar su producción mediante técnicas de recuperación secundaria y terciaria.

 

 

 

Se realizaron 3 rondas de negociación de convenios operativos. En las 2 primeras 27 compañías ganaron licitaciones para explotar 15 campos marginales, en los que invirtieron 2.000 millones de dólares, aumentando las reservas probadas en 3.600 millones de barriles y elevando la producción en 450.000 b/d.

 

 

 

En 1997 tuvo lugar una tercera ronda, en la cual las empresas ganadoras pagaron a la nación 2.200 millones de dólares en bonos para explotar 28 áreas, donde se esperaba aumentar la producción en unos 500.000 b/d.

 

 

 

Las inversiones y el riesgo los asumían en su totalidad los contratistas; pero las reservas que descubrían y el petróleo que producían pertenecían a Pdvsa, que les pagaba un “fee” por barril adicional producido.

 

 

 

Las licitaciones se transmitían por televisión para garantizar su transparencia. Las bases mínimas de negociación habían sido aprobadas por el Congreso.

 

 

 

b) Convenios de utilidades compartidas.

 

 

En 1995 el Congreso Nacional autorizó a Pdvsa la realización de acuerdos de utilidades compartidas para la exploración y desarrollo de 10 bloques para ubicar crudos livianos y medianos. Se trataba de yacimientos de alto riesgo a grandes profundidades.

 

 

 

Ganaba la licitación la empresa que ofreciese al Estado la mayor participación en las utilidades. El inversionista privado realizaba el 100% de las inversiones y asumía el 100% del riesgo. Pdvsa tenía la opción de participar hasta en 35% del negocio una vez completada la fase exploratoria.

 

 

 

De producirse un empate en las licitaciones, el bloque se asignaba a la empresa que ofreciese un mayor bono en efectivo. Por este concepto Pdvsa recibió un total de 245 millones de dólares. Se asignaron 8 bloques a 14 compañías.

 

 

 

c) Asociaciones estratégicas.

 

 

Se aplicaron en la faja del Orinoco y en el proyecto Cristóbal Colón para gas natural “no asociado”.

 

 

 

En el caso de la faja del Orinoco el objetivo era desarrollar tecnologías para explotar las grandes reservas de crudos extrapesados de la faja a fin de transformarlos en crudos sintéticos de alto valor en los mercados.

 

 

 

Para atraer a los inversionistas se rebajó la regalía hasta 1% durante los primeros 9 años. Pero si la explotación comercial se iniciaba antes, la regalía volvía de inmediato al 16 2/3% usual.

 

 

 

El Congreso Nacional autorizó cuatro asociaciones estratégicas en la faja del Orinoco para la explotación y mejoramiento de las reservas de crudo extrapesado con una gravedad de 9 grados API. Posteriormente revisó los contratos una vez suscritos y los ratificó.

 

 

 

Las asociaciones estratégicas comprendían grandes plantas de mejoramiento de crudo ubicadas en Jose (estado Anzoátegui). Fueron:

 

 

*Petrozuata en asociación con Conoco, para producir 120.000 b/d que se transformarían en crudos sintéticos de 20 a 23 grados API.

 

 

 

*Sincor en asociación con Total, Statoil y Norsk Hydro para producir y transformar 180.000 b/d en crudos sintéticos de 30 a 32 grados API.

 

 

 

*Hamaca en asociación con ARCO, Texaco y Phillips, con una producción de 165.000 b/d que se transformarían en crudos sintéticos de 27 grados API.

 

 

 

*Cerro Negro en asociación con Mobil, cuya producción se procesaría inicialmente en Jose mejorándolos hasta 15 grados API, completándose el proceso en la refinería de Chalmette en Luisiana, perteneciente en 50% a Citgo (filial de Pdvsa) y 50% a Mobil.

 

 

 

En conjunto, las cuatro asociaciones implicaban inversiones de unos 13.000 millones de dólares. Gracias a ellas, la faja petrolífera del Orinoco dejó de ser una simple acumulación de crudos extrapesados cargados de azufre y vanadio, y Venezuela se convirtió en el país con las mayores reservas de petróleo económicamente explotables del mundo.

 

 

 

La otra asociación estratégica era el proyecto Cristóbal Colón, en asociación con Exxon, Shell y Mitsubishi para explotar las inmensas reservas de gas libre “no asociado” al norte de la península de Paria, con una inversión proyectada de 4.900 millones de dólares y una producción calculada de 860 millones de pies cúbicos de gas.

 

 

 

En conjunto, la inversión prevista en la apertura petrolera era de unos 65.000 millones de dólares, y se estimaba que la producción petrolera del país podría elevarse hasta 5,5 millones de barriles diarios.

 

 

 

Sin embargo, el destino le deparó al país una suerte diferente. En diciembre de 1998 ganó las elecciones el comandante Hugo Chávez. Pidió de inmediato a la Corte Suprema de Justicia que anulara la apertura. La Corte, en ponencia de Cecilia Sosa, lo negó por cuanto se habían cumplido todos los extremos legales. Después se produjo el paro petrolero (provocado por el propio Chávez, según él mismo lo confesó ante el Congreso). Se despidió a 50% del personal de Pdvsa que, en conjunto, acumulaba 300.000 años de experiencia y conocimiento.

 

 

 

A pesar de los inmensos ingresos que se lograron en los años siguientes gracias al aumento de los precios del petróleo, Pdvsa es hoy una empresa enferma, politizada y endeudada. El brutal déficit en su flujo de caja lo cubre el BCV mediante auxilios financieros.

 

 

 

Al informar sobre los agregados monetarios, el Banco Central señala que, al 23/12 del año pasado, 88% de la base monetaria del país, o sea, 4,5 billones de bolívares, se origina en “financiamientos a empresa petrolera”. Tan descomunal cifra equivale a 42 veces el monto de las reservas internacionales de Venezuela.

 

 

 

Tales datos llevan a la triste conclusión de que Pdvsa, que tanto había aportado a la nación, se ha transformado hoy en la principal causa de que Venezuela padezca la inflación más alta del mundo. Lejos de producir 5,5 millones de b/d el país apenas produce algo más de 2 millones. Es el resultado de la mala administración y el cambio de condiciones impuesto por la revolución que frustró buena parte de las inversiones y llevó a la Pdvsa “roja rojita” a varios arbitrajes internacionales que ha venido perdiendo sistemáticamente.

 

 

 

 

Josè Toro Hardy

 

Por Confirmado: Francys Garcìa

 

La apertura petrolera: gestación

Posted on: febrero 24th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Venezuela atraviesa por la peor crisis económica de su historia. Una revolución, que ya se agotó, mantiene al país sumido en un grave trance político. Sufrimos la inflación más alta del mundo en tanto que el PIB, en el 2016, se contrajo según algunos especialistas entre el 17 y el 23%. El empobrecimiento de la población no tiene precedentes. Estudios de las universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y UCAB, muestran que el 82% de los hogares se encuentran en situación de pobreza y un 52% viven en pobreza extrema. Algunos indicadores sugieren que hoy somos más pobres que Haití. La escasez de alimentos y medicinas nos hunde en una crisis humanitaria.

 

 

La realidad, a no dudarlo, terminará por imponerse. Tenemos que empezar a planificar lo que habrá que hacer al día siguiente. Son muchos los ámbitos en los que se deberá actuar. Uno de ellos, tendrá que ser el sector petrolero.

 

 

Habrá que rescatar el pensamiento de dos grandes maestros como fueron Arturo Uslar Pietri y Juan Pablo Pérez Alfonzo. Uno nos dijo que había que sembrar el petróleo. El otro nos advirtió que el petróleo se transformaría en el excremento del diablo. Al final del día, ambos tuvieron razón. Porque no le hicimos caso al primero, se cumplieron los vaticinios del segundo.

 

 

Nutriéndonos de esas fuentes habrá que reconstruir nuestra industria petrolera con una visión diferente. El rentismo, esa peste que como nunca se exacerbó durante el actual régimen, deberá ser evitado. Inversiones y diversificación serán las metas. En las próximas entregas de esta serie sobre el petróleo nos permitiremos presentar varios planteamientos que podrían servir de orientación para el futuro. Pero antes se hace necesario analizar lo que se intentó en el pasado, para aprovechar los aciertos y evitar los errores.

 

 

En esta ocasión me referiré a un caso de excepcional interés: la Apertura Petrolera. Es importante estudiarla porque en un futuro cercano es probable que Venezuela tenga que recurrir a una Apertura más audaz y diferente que la anterior.

 

 

Veamos cómo se gestó ese episodio fundamental de nuestra historia a petrolera:

 

 

Desde principios de la década de los noventa era evidente que el país necesitaba revitalizar ese sector para que pudiera aportar los recursos que se requerían. Además, después de la invasión de Saddam Hussein a Kuwait y la Guerra del Golfo, el mundo necesitaba con urgencia del petróleo venezolano. No estábamos sin embargo en condiciones de aumentar la producción porque carecíamos de los recursos para hacer las inversiones necesarias. Sufríamos una profunda crisis caracterizada en 1993 por una alta inflación y una recesión que en 1994 había arrasado con la mitad del sector financiero.

 

 

Como después de la nacionalización en 1975 no estaban claros los mecanismos legales para captar inversiones privadas al sector y el Estado no estaba en condiciones de hacerlas por sí solo, se optó primero por consultar a la Corte Suprema de Justicia. En una magistral ponencia de Román Duque Corredor, se establecieron los mecanismos a través de los cuales se podían incorporar capitales privados sin violar las disposiciones de la ley.

 

 

Esa sentencia abrió las puertas a la Apertura Petrolera. Aún así PDVSA consideró que se trataba de un problema más político que jurídico y tomó la decisión de pedirle al Congreso Nacional que fijase las Bases Mínimas de Negociación. Se abría así un inmenso debate a nivel nacional.

 

 

Partidarios y opositores de la Apertura Petrolera fijaron sus posiciones. No hubo una Universidad donde no se discutiera el tema. No hubo rincón del país, ni colegios de profesionales, ni cámaras de comercio y de industria, donde el asunto no despertara encendidos debates. Los partidos políticos asumieron una participación protagónica. Se dictaron centenares de charlas. El petróleo toca profundos sentimientos nacionalistas y por ello organizaciones como FUNDAPATRIA presidida por Luis Vallenilla se oponían visceralmente a la apertura, así como también lo hacían el comandante Hugo Chávez y sus seguidores entre los cuales se destacaba Alí Rodríguez quien presidía la Comisión de Energía y Minas de la Cámara de Diputados.

 

 

Pero las encuestas mostraban que el 75% de la población estaba de acuerdo con la Apertura. Finalmente el Congreso Nacional aprobó las Bases Mínimas de Negociación que servirían a PDVSA para abrir un proceso de licitaciones que fue reconocido por su transparencia y que despertó intenso interés en el mundo. Infinidad de empresas de todas partes concurrieron al proceso.

 

 

La Apertura Petrolera abarcó distintas fases que serán descritas en la próxima entrega de esta serie: Asociaciones Estratégicas para la Faja del Orinoco y el proyecto gasífero Cristóbal Colón; Convenios Operativos para la reactivación de campos marginales y proyectos de Exploración a Riesgo bajo la figura de ganancias compartidas.

 

 

En conjunto implicaban inversiones de 65.000 millones de dólares que hubiesen permitido incrementar la producción petrolera del país a unos 5,5 millones de barriles diarios. Hoy apenas producimos algo más de 2 millones.

 

 

PDVSA sometió los contratos suscritos al Congreso Nacional para que este comprobase si se habían ajustado a las Bases Mínima de Negociación establecidas por el propio Parlamento.

 

 

Se cumplieron pues todos los extremos legales y al país se le abría un porvenir petrolero brillante. Las inversiones vinieron abundantes a estimular nuestro sector petrolero.

 

 

Lamentablemente estalló en ese momento una crisis en el Sudeste Asiático que como efecto dominó arrastró consigo a las economías de todos los países -los “tigres de papel”- de esa próspera región del planeta dando lugar a una caída de 2 millones de barriles diarios en la demanda mundial de petróleo esperada. Los precios del petróleo se desmoronaron y, en el momento más álgido, la cesta petrolera venezolana cayó a una cifra que apenas superaba los 7 dólares el barril.

 

 

El impacto en el panorama político venezolano fue profundo. El comandante y candidato Chávez -principal adversario de la Apertura Petrolera- subía en las encuestas al mismo ritmo que caían los precios del petróleo. Su popularidad, que en enero de 1998 se ubicaba en apenas un 5%, subió como la espuma y en diciembre de ese mismo año ganó las elecciones con cerca del 55% de los votos.

 

 

Llegó así la revolución y arrasó con todo, empezando por PDVSA que apenas es hoy una triste sombra de lo que fue. En algo más de 3 lustros el régimen nos condujo a los dramáticos resultados que se mostraron al principio de este artículo.

 

 

Continuará …

 

 

@josétorohardy
petoha@gmail.com

“Fracking”

Posted on: febrero 17th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

Para enfrentar la caída del petróleo los países de la OPEP aplicaron a partir de 1982 recortes  de su producción de petróleo. El objetivo era que al reducir la oferta los precios subieran.

 

Aquella medida, que ha debido ser excepcional, se transformó en una práctica usual de la Organización.

 

No previó la OPEP que mientras más alto fuese el precio del petróleo y más inseguro su suministro, los países desarrollados buscarían alternativas.  Tales alternativas tomaron tres vías complementarias: 1.- Ahorro energético (todos los equipos y automóviles consumen hoy menos); 2 .- Agentes energéticos alternos (energía eólica, solar, autos eléctricos, etc), 3.- Nuevas tecnologías para producir hidrocarburos fuera de la OPEP.

 

En esta ocasión nos referiremos a esa tercera vía.

 

En EEUU se ha desarrollado una tecnología conocida como “fracking” que permite extraer hidrocarburos, antes inaccesibles, de un tipo de rocas denominadas  “lutitas petrolíferas” (Shale oil).  Se trata de petróleo y gas atrapados en los poros y las capas de esas rocas y que no pueden extraerse por vías convencionales.

 

Consiste el “fracking” en provocar la fractura de las “lutitas petrolíferas” en el subsuelo vía una fuerte presión hidráulica, inyectando en el yacimiento agua, arena y algunas substancias químicas. Al fracturarse liberan grandes cantidades de hidrocarburos.

 

Las reservas de este tipo de hidrocarburos son tan abundantes en todo el mundo que han conducido a un cambio estructural en los mercados petroleros donde ha desaparecido el temor a la escasez que prevalecía.

 

EEUU tiene las mayores reservas. También existen en Argentina, en toda Europa y en China. En Israel encontraron un yacimiento gigante de gas de lutitas (shale gas) al cual han dado el nombre de Leviatán.

 

Debido al “fracking” la producción petrolera de los EEUU aumentó vertiginosamente -a razón de un millón de b/d por año- con lo cual ese país alcanzó una producción del orden de 8,98 millones de b/d transformándose en el segundo mayor productor después de Arabia Saudita.  Tal situación, sumada a una economía mundial débil, condujo a la aparición de excedentes de oferta petrolera y por tanto a una caída de los  precios del petróleo.

 

La caída de los precios desestimuló temporalmente las inversiones en “fracking”. Pero recientemente la OPEP y algunos productores no OPEP, convinieron en resucitar la política de recortes petroleros para propiciar un aumento de sus precios. En conjunto convinieron en recortar en 1,8 millones de b/d la producción.

 

Los precios reaccionaron, pero no al nivel que algunos esperaban. Específicamente la cesta venezolana, que el gobierno pregonaba sobrepasaría los 70 dólares, apenas ha superado los 45.

 

El mayor beneficiado parece ser EEUU. Las inversiones en Shale Oil que se habían estancado están reaccionando con vigor y el número de taladros destinados a esta actividad ha aumentando rápidamente, esperándose que la producción de EEUU se eleve hasta 9,6 millones, su mayor nivel desde 1970. De hecho, uno de los mayores obstáculos en el desarrollo de “fracking” (aparte del impacto ambiental) eran sus mayores costos; sin embargo la curva de aprendizaje de esta tecnología ha conducido a un fuerte descenso en el costo por barril y también a reducir el daño ambiental.

 

Entre el 2013 y el 2016 el costo en boca de pozo en las mayores yacimientos de shale oil en EEUU cayó vertiginosamente. Veamos lo ocurrido en esas cuencas: en Eagle Ford (Texas), Bakken

 

 

 

(Dakota del Norte), Niobrara (Colorado y Wyoming), Permian Delawere (Texas) y Permian Midland (Texas) el costo se ha venido reduciendo desde un máximo cercano a los 100 dólares por barril en el 2013 hasta un promedio que oscila hoy en torno a los 35 dólares. Si esta tendencia se mantiene pronto veremos costos del orden de los 25  dólares por barril.

 

Más aún, recientemente el US Geological Service (USGS) anunció el descubrimiento del mayor yacimiento de petróleo de lutitas en los EEUU -el Midland Wolfcamp en Texas- cuyas reservas se estiman en unos 20.000 millones de barriles de petróleo y 16 billones de pies cúbicos de gas natural

 

A lo anterior hay que agregar las medidas que viene anunciando el nuevo presidente de los EEUU -Donald Trump- en el sentido de promover la autosuficiencia energética mediante estímulos fiscales al “fracking”, además de la construcción del oleoducto Keystone que llevaría unos 800.000 b/d de crudo desde Canadá hasta el Golfo de México.

 

¿Y Venezuela?

 

Mientras lo anterior ocurre en los EEUU, en Venezuela el costo de producción por barril se ha incrementado considerablemente. Aunque la falta de transparencia no permite disponer de cifras oficiales, algunos especialistas estiman que el costo de producción puede oscilar en torno a los 18 dólares por barril, siendo más económico el petróleo convencional y más costoso el de la Faja.

 

Venezuela debería estar preparándose para enfrentar el reto que le plantea el “fracking”. Pero, ¿qué está haciendo al respecto nuestro gobierno? La respuesta es desalentadora. Sumido en un dogmatismo apabullante, el régimen continúa con su palabrería hueca evidenciando su incapacidad para manejar la situación.

 

Si los temas que ocupan la cabeza de los burócratas de PDVSA tienen que ver con el “equilibrio del Universo”, “la paz planetaria” y “la creación de un mundo multicéntrico y pluripolar”, no me extraña que no tengan tiempo para ocuparse de cosas tan banales como el mantenimiento de nuestras refinerías y oleoductos y la progresiva destrucción de PDVSA y CITGO.

 

Veamos algunos de los grandilocuentes lineamientos estratégicos trazados por la Asamblea de PDVSA para enfrentar nuestro futuro petrolero:

 

“Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo” (pág. 292)

 

“Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la gran potencia naciente de América Latina y el Caribe, que garanticen la conformación de una zona de paz en nuestra América” (pág. 294).

 

“Contribuir al desarrollo de una nueva Geopolítica Internacional en la cual tome cuerpo un mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del Universo y garantizar la paz planetaria” (pág. 299).
 
El documento entero es un entramado de monsergas dogmáticas que muy poco tiene que ver con los lineamientos estratégicos que deberían servir  para enfrentar el reto concreto de los dramáticos cambios que se están presentando en los mercados petroleros.

 

 
@josetorohardy
petoha@gmail.com

Citgo

Posted on: febrero 9th, 2017 by Laura Espinoza 9 Comments

 

El 1° de enero de 1976 la industria petrolera venezolana amaneció nacionalizada.

 

 

 

Pdvsa nacía con severos obstáculos. El primero era que, aunque dueños del petróleo, no teníamos acceso a los mercados internacionales. El segundo obstáculo era que 75% de nuestras reservas correspondían a crudos pesados, con mucho azufre, que los mercados no deseaban. Solo los podíamos vender mediante acuerdos de comercialización con las transnacionales que habíamos nacionalizado y a precio de gallina flaca. A los compradores solo les interesaban para mezclarlos con crudos de otras procedencias.

 

 

 

Emprendimos un ambicioso programa de cambio en los patrones de nuestras refinerías a fin de transformar nuestros crudos pesados y ácidos en productos de alto valor. Aun así, no teníamos acceso a los mercados.

 

 

 

Surgió entonces una oportunidad. A raíz de una de las crisis en el Medio Oriente, algunas refinerías en Estados Unidos y Europa se quedaron sin suministro de crudo. Pdvsa pudo comprar algunas a precio de ocasión. Tal fue el caso de Citgo que ya era dueña de varias refinerías en territorio norteamericano. En 1986 adquirimos 50% de sus acciones; después, en 1990, compramos el restante 50%.

 

 

 

El paso siguiente fue titánico. Teníamos que realizar cuantiosas inversiones para dotar a esas refinerías de procesos de conversión profunda (craqueo catalítico) a fin de adecuarlas a las características de los crudos pesados y ácidos de Venezuela.

 

 

 

Pero el gobierno de la época no aportó los fondos requeridos, ni estuvo dispuesto a otorgar avales para lograr los créditos que se requerían. Se optó por contratar financiamientos que serían pagados con el flujo de caja de la propia Citgo. Eso limitó por algunos años la repatriación de dividendos a Pdvsa. El financiamiento se terminó de pagar en 1997 y quedamos libres de esa condición.

 

 

Citgo es el principal brazo comercializador de nuestro petróleo. La empresa llegó a ser propietaria de 8 grandes refinerías en Estados Unidos con capacidad para refinar más de 1,5 millones de barriles diarios, además de 66 terminales. Tenía participación en oleoductos que atravesaban Estados Unidos de sur a norte y disponía de más de 15.270 estaciones de servicio (más que restaurantes McDonald’s) que aunque no eran propias, eran franquicias abanderadas con la marca Citgo y vendían gasolina y productos venezolanos.

 

 

 

Para 1998 las refinerías de Citgo eran las siguientes: Lake Charles (320.000 b/d), Paulsboro (84.000 b/d), Lemont (160.000 b/d), Sweeny (213.000 b/d), Savannah (28.000 b/d), Lyondell (265.000 b/d), Corpus Christi (150.000 b/d) y Chalmette, esta en asociación con Exxon Mobil y donde se terminaba de procesar el crudo inicialmente mejorado en Jose proveniente de la asociación estratégica que teníamos con esa empresa en la faja del Orinoco. Llegamos a controlar 10% del mercado de gasolina más grande del mundo: el de Estados Unidos.

 

 

Se logró una integración vertical admirable capaz de agregar valor en cada eslabón de la cadena, gracias a la cual el petróleo proveniente de nuestros yacimientos era despachado a los automovilistas norteamericanos, después de haber sido extraído en nuestros pozos, procesado en nuestras refinerías, transportado en nuestros oleoductos, embarcado en nuestros supertanqueros, manejado en nuestros terminales y vendido en nuestras estaciones de servicio Citgo.

 

 

 

 

Llegó la revolución.

 

 

 

Con la revolución el gobierno decidió desprenderse de varias de esas refinerías y vendió la participación que teníamos en varios oleoductos, que por cierto se usarán ahora para unirlos con el oleoducto Keystone cuya construcción autorizó el presidente Trump y llevará hasta el golfo de México 800.000 barriles diarios de petróleo de Canadá desplazando al de Venezuela.

 

 

 

Por ahora nos quedan cuatro refinerías. Unas las vendimos y otras, como el caso de Chalmette –que teníamos en asociación con Exxon Mobil– la perdimos al echar de Venezuela a esa empresa y perder el arbitraje internacional en el Ciadi.

 

 

 

De las que quedan, la de Sweeny la tenemos en asociación con Conoco Phillips. Nuestra participación está en riesgo, porque esa empresa también ha demandado a Pdvsa en el mayor de todos los arbitrajes internacionales ante el Ciadi, cuya decisión se espera este año. De las ocho refinerías iniciales solo nos quedarían tres.

 

 

 

Para colmo, de las 15.270 gasolineras hoy quedan menos de 6.000 en manos de Citgo y la capacidad de refinación se redujo a 749.000 b/d.

 

 

 

Citgo ha sido desmembrada, endeudada y totalmente hipotecada: 50,1% para garantizar el pago de los bonos de Pdvsa, cuyo vencimiento se renegoció hasta el año 2020, y el restante 49,9% para garantizar un préstamo de la empresa rusa Rosneft.

 

 

 

Peor aún, corre el riesgo de ser embargada para atender las resultas de los arbitrajes internacionales que de manera sistemática Pdvsa ha venido perdiendo ante el Ciadi, así como en otros juicios que se nos han abierto por expropiaciones.

 

 

 

En 1998 exportábamos 1,5 millones de barriles diarios de crudo y productos a Estados Unidos –fundamentalmente a nuestra propia filial Citgo– con lo cual éramos el principal suplidor extranjero del mayor mercado petrolero del mundo: Estados Unidos (que por cierto se encuentra a apenas 5 días en tranquero de Venezuela). Allí disponíamos de una inmensa red de refinación diseñada como un traje a la media para las características de nuestros crudos.

 

 

 

En revolución eso cambió. Hoy sólo exportamos a Estados Unidos la mitad, unos 750.000 b/d, porque el gobierno decidió cambiar ese mercado por el de China (que está a 45 días en tanquero en lugar de 5) y donde no existe ni una sola refinería capaz de procesar nuestro petróleo.

 

 

 

Del petróleo que enviamos a China no queda nada, porque se destina íntegramente a pagar deudas contraídas con ese país.

 

 

 

Es como si un huracán lo hubiera barrido todo. La única explicación de tanta locura la encontramos en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013. Olvidándose de las prioridades económicas, el plan promueve una nueva estrategia geopolítica cargada de dogmatismo que procura, textualmente, “la diversificación de las relaciones políticas, económicas y culturales, con la idea de construir un mundo multipolar que quebrante la hegemonía del imperio norteamericano” buscando acercamientos “con otras naciones alineadas en similares trincheras antimperialistas o con polos de poder extrarregionales que contribuyan a quebrantar dicha hegemonía” (pág 6).

 

 

 

El único impacto en el “imperio” fue que al estimular las inversiones en “fracking” su producción doméstica creció en 5 millones de b/d y hoy dependen menos de nosotros. La única quebrantada resultó ser Venezuela.

 

 

 José Toro Hardy

@josetorohardy

petoha@gmail.com

Pdvsa

Posted on: febrero 6th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

El 1 de enero de 1976 la industria petrolera venezolana amaneció nacionalizada. Pasamos a ser dueños absolutos de nuestro petróleo, de nuestras refinerías (ya obsoletas), oleoductos, pozos, edificios, instalaciones y activos en general.

 
 
La PDVSA meritocrática

 

La duración teórica de nuestras reservas de petróleo para el momento de la nacionalización era de apenas unos 19 años. PDVSA nacía con un futuro limitado. Adicionalmente, teníamos un problema que lucía insuperable: no teníamos como comercializar los crudos pesados y ácidos que constituían el 75% de nuestras reservas probadas. Para poder colocarlo teníamos  que hacerlo a través de las transnacionales que habíamos nacionalizado.

 

 

Quizá los mayores activos de la empresa eran el personal extraordinariamente capacitado que habíamos heredado de las multinacionales petroleras y la generosidad geológica de nuestro subsuelo.

 

Comenzó así la maravillosa aventura de PDVSA. El crecimiento que experimentó la empresa fue vertiginoso. En menos de 25 años pasó a ser la segunda mayor empresa petrolera del mundo según Petroleum Intelligence Weekly y figuraba en la revista Fortune en el número 42 entre las mayores empresas de cualquier tipo en el mundo y como la mayor empresa de cualquier tipo de Latinoamérica y la 10ma corporación más rentable del mundo.

 

Se comenzó con la reconversión de nuestras refinerías para dotarlas de procesos de conversión profunda para que pudiesen procesar nuestros crudos pesados transformándolos en productos de alto valor. Se hizo un inmenso esfuerzo exploratorio que permitió aumentar las reservas probadas de petróleo convencional, que pasaron de unos 18.000 millones de barriles en 1976 a unos 80.000 millones de barriles de petróleo y 145 trillones de pies cúbicos de gas en 1998. La capacidad de producción petrolera alcanzó a 3.700.000 b/d, exportábamos 3 millones de b/d y mercadeábamos casi 4 millones. Llegamos a ser la 3ra empresa mundial en capacidad de producción y la 4ta en refinación.

 

 

Con el tiempo pasamos a ser propietarios, total o parcialmente, de unas 20 refinerías en el mundo entero y nuestra capacidad de refinación alcanzó a los 3 millones de barriles diarios.

 

En Venezuela contábamos con 6 refinerías. A través de CITGO (100% propiedad de PDVSA) llegamos a controlar el 10% del mercado interno de gasolina de EEUU, el mayor del mundo. En ese país disponíamos de 8 refinerías, 66 terminales, varios oleoductos y contábamos con una red de 15.270 estaciones de servicio abanderadas con la marca CITGO, siendo así capaces de llevar nuestro petróleo desde el subsuelo venezolano hasta los tanques de gasolina de los automovilistas americanos, pasando todo el tiempo por instalaciones venezolanas y agregando valor en cada eslabón de la cadena. Éramos el primer exportador de petróleo a EEUU.

 

En Europa, en asociación con otras empresa, contábamos con 8 refinerías: 4 en Alemania, 2 en Suecia y Bélgica y 2 en el Reino Unido.

 

En Saint Croix éramos dueños del 50% de una refinería que atendía lo que para PDVSA era un mercado Premium: el Caribe, al cual se destinaba el 21% de nuestra producción petrolera. También teníamos una refinería arrendada en Curazao.

 

Nuestra producción petroquímica creció a niveles impactantes, superando en 1998 los 4,1 millones de toneladas métricas. La producción de carbón de PDVSA alcanzó a 5,1 millones de toneladas en 1998, en tanto que la de Orimulsión (una emulsión estable de agua y petróleo extrapesado que servía para la generación de electricidad) se acercaba en 1998 a las 5 millones de toneladas. La exportábamos a Canadá, Japón, China, Singapur, Dinamarca, Italia y Lituania.

 

Gracias a las distintas modalidades de la Apertura Petrolera habíamos suscrito contratos que hubiesen llevado la producción petrolera por encima de los 5 millones de b/d. Firmamos 4 grandes Asociaciones Estratégicas que permitieron desarrollar la tecnología necesaria para transformar la Faja del Orinoco en una realidad económica. Aunque ya se conocía la Faja y su potencial, no se podía explotar comercialmente por falta de esa tecnología. También suscribimos una Asociación Estratégica para el Proyecto Cristóbal Colón que nos hubiese transformado en uno de los principales jugadores en el mercado mundial de gas.

 

Tales logros fueron alcanzados por la llamada PDVSA “meritocrática”. Se le dio ese nombre porque todo su personal era sometido cada seis meses a un proceso de evaluaciones. Los que cumplían con sus metas y acumulaban méritos ascendían más rápidamente, se les facilitaba la formación y otorgaban becas de estudio. El personal de PDVSA no buscaba un cargo, buscaban una carrera. La excelencia se había establecido como meta.

 

 

La PDVSA de todos

 

Llegó la revolución. El término “meritocracia” comenzó a utilizarse de manera peyorativa.  Como textualmente dice el Plan de la Nación, se comenzó a utilizar el petróleo como “punta de lanza” para promover el proyecto revolucionario. Endeudaron a PDVSA, le cambiaron su misión  le despidieron a 20.000 trabajadores (50% del personal de la empresa, pero 75% de la nómina mayor) que acumulaban 300.000 años de experiencia y conocimiento. El personal de PDVSA pasó de 42.000 trabajadores a 140.000. Acabaron con la Orimulsión e hipotecaron a CITGO que es el principal brazo comercializador de nuestro petróleo. Se desprendieron de muchas refinerías. Se desconocieron contratos.

 

 

A PDVSA la politizaron y la endeudaron. Le encomendaron funciones ajenas a las que corresponden a una empresa petrolera. La pusieron a importar alimentos y a apoyar un proyecto político. La volvieron -en palabras textuales de su presidente- “roja rojita”.

 

Los resultados están a la vista:  Según “fuentes secundarias” reportadas por la OPEP nuestra producción alcanzó en el 2016 a apenas 2.021.000 b/d; y según “comunicación directa” del propio gobierno a la OPEP, la producción de Venezuela cayó en  384.000 b/d sólo durante ese año (OPEC, Monthly Oil Market Report, January 2017, pág. 55)

 

PDVSA es hoy una empresa enferma. Para poder seguir operando y cubrir el déficit en su flujo de caja, requiere del auxilio del BCV. Al informar sobre los Agregados Monetarios, el Banco Central señala en sus  estadísticas que al 23/12/16  el 88% de la Base Monetaria del país, o sea,  4,5 billones de bolívares,  proviene de “financiamientos a empresa petrolera”. Tan descomunal cifra equivale a 42 veces el monto de la Reservas Internacionales de Venezuela.

 

Tales datos llevan a la triste conclusión de que PDVSA, que tanto había aportado a Venezuela, se ha transformado hoy en la principal causa de que Venezuela padezca la inflación más alta del mundo.

 

 

@josetorohardy
pepetoroh@gmail.com

La Zona en Reclamación y la Exxon Mobil

Posted on: enero 24th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

En 1824 Gran Bretaña había reconocido el río Esequibo como límite occidental de la Guayana Británica. Sin embargo, atraída por las riquezas auríferas de la región, ocupó poco a poco territorio venezolano, llegando a proponer hacia 1870 la llamada Línea Schomburgk que llegaba hasta las cercanías de Upata.

 

 

 

Aquello provocó la ruptura de relaciones entre Venezuela y Gran Bretaña y condujo a la creación de un Laudo Arbitral que quedó constituido por dos árbitros norteamericanos, dos británicos y un ruso. A Venezuela no se le permitió nombrar a ninguno, aunque al menos contó con un abogado de Nueva York como representante jurídico de Venezuela ante el Tribunal Arbitral. Se llamaba Severo Mallet-Prevost.

 

 

 

El resultado de aquel arbitraje, que tuvo lugar el 3 de octubre de 1899, se conoció como el Laudo de París. A pesar de los avatares de la Revolución Restauradora, Venezuela denunció de inmediato aquella decisión declarándola írrita. El Laudo no tomó en cuenta para nada los claros títulos que Venezuela poseía.

 

 

 

El Laudo fue el resultado de una componenda política. Así lo denunció en memorando póstumo Severo Mallet-Prevost, afirmando que aquella decisión fue “injusta para Venezuela y la despojó de un territorio muy extenso e importante sobre el cual Gran Bretaña no tenía, en mi opinión, la menor sombra de derecho”.

 

 

 

Cuando Gran Bretaña concede la independencia a Guyana, se firma el Acuerdo de Ginebra en 1966, en el cual las partes convienen en buscar una solución “amistosa” y “aceptable”. En 1970 las partes suscriben el Protocolo de Puerto España, en el cual se congelan las negociaciones por 12 años.

 

 

 

Venezuela considera el territorio al oeste del río Esequibo como una Zona en Reclamación y así lo reconoce la comunidad internacional. Jurídicamente la posición de Venezuela se fortalece al desconocer inversiones que se realicen en ese territorio, hasta tanto se resuelva la disputa.

 

 

 

En todo caso, a partir 1983, al expirar el Protocolo de Puerto España, Venezuela manifestó su intención de remitir la controversia al Secretario General de la ONU, lo cual Guyana aceptó.

 

 

 

En el año 2004 las cosas comenzaron a cambiar. Fidel Castro promovía la candidatura del expresidente de Costa Rica, Miguel Ángel Rodríguez, a la Secretaría General de la OEA.

 

 

 

Pidió a Chávez apoyar esa candidatura, ofreciéndole que ponía a su disposición un número de votos decisivos que le permitirían controlar a la OEA, pero que se necesitarían los votos del Caricom para garantizar el triunfo de Rodríguez.

 

 

 

El Caricom tradicionalmente ha apoyado a Guyana frente a la reclamación territorial venezolana. Castro convenció a Chávez de bajar la guardia a fin de inclinar el voto de esas naciones en favor de Miguel Ángel Rodríguez y después de José Miguel Insulza como Secretarios Generales de la organización.

 

 

 

Para facilitar el plan el presidente Chávez se trasladó a Georgtown, capital de Guyana, y desde allí anunció que Venezuela no se opondría más a las inversiones extranjeras en la zona en reclamación. Con ello, dañó profundamente los intereses de Venezuela.

 

 

 

Desde entonces Guyana ha venido otorgando concesiones y procurando extender su mar territorial a 300 millas sin preocuparse de Venezuela. De salirse con la suya, Venezuela perdería 150 mil kilómetros cuadrados de ricas áreas marinas y submarinas.

 

 

 

Mientras tanto, el presidente Chávez, deseoso de desmontar la Apertura Petrolera implementada durante el gobierno anterior, hizo modificar la Ley de Hidrocarburos cambiando los términos de los contratos que se habían suscrito. Llamó a las empresas y les anunció que o bien aceptaban las nuevas condiciones o bien se tendrían que ir del país. Muchas aceptaron dados los altos precios del petróleo que imperaban en los mercados internacionales. Otras no aceptaron y acudieron a arbitrajes internacionales ante el Ciadi del Banco Mundial, donde por cierto han vendido ganando una tras otra todas las demandas.

 

 

 

Una de las empresas que no aceptó fue la Exxon Mobil, cuya reclamación contra Venezuela prosperó en el Ciadi. Por otra parte, ante el anuncio de Chávez de que ya no objetaría inversiones extranjeras en la Zona en Reclamación, Exxon Mobil inició un extenso programa exploratorio en esas aguas, logrando ubicar enormes reservas petroleras en el mar. Tales descubrimientos fortalecen la posición de Guyana quien ahora cambió de posición y desea llevar el caso a un tribunal internacional -con el beneplácito del Secretario General de la ONU- donde Venezuela llevaría todas las de perder.

 

 

 

Para colmo de males, el presidente de EEUU, Donald Trump ha designado como Jefe de la diplomacia de su país al Sr. Rex Tillerson, hasta ahora presidente del gigante petrolero Exxon Mobil, a quien Chávez había echado de Venezuela.

 

 

 

¡Qué caros podrían resultarle a Venezuela los consejos de Fidel!

 

 

 

petoha@gmail.com

@josetorohardy

La dura realidad es que…

Posted on: diciembre 13th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

Una suerte de desaliento parece existir en la oposición. Algunas encuestas muestran que la mitad de la población no está conforme con los resultados del diálogo.

 

 

 

Lo anterior evidencia uno de los pocos éxitos en la gestión gubernamental: la capacidad de sembrar desaliento.

 

 

¿Cuál es la realidad?

 

 

 

La realidad es que la inflación cerrará este año por encima del 800% y que el año que viene el FMI estima que se ubicará en un 2.200%. Esa inflación se está robando la ya menguada capacidad adquisitiva a la población y está arrojando a un porcentaje cada vez más alto de los venezolanos por debajo de la línea de la pobreza e incluso por debajo de la línea de pobreza extrema.

 

 

 

La escasez es otra realidad aplastante. A lo largo de 18 años el Gobierno expropió entre 4 y 5 millones de hectáreas del sector agrícola, que antes eran productivas y ya no lo son. Expropió infinidad de agroindustrias que ya no producen. Hoy dependemos más de alimentos importados. El problema es que ya no contamos con los dólares para hacerlo.

 

 

 

Un gasto público desenfrenado está provocando un déficit fiscal inmanejable, por encima del 20% del PIB. Ese es el verdadero causante de la inflación, ya que el Gobierno lo financia a través del BCV mediante emisiones de dinero sin respaldo provocando brutales incrementos de la liquidez.

 

 

 

En buena medida ese excedente de liquidez, que no consigue bienes que comprar en el país, se desvía hacia la compra de dólares provocando una alocada apreciación del mismo en el mercado paralelo. No es ninguna página Web, ni mucho menos una guerra económica lo que se está llevando por el sumidero el valor del bolívar. Es el Banco Central de Venezuela.

 

 

 

La realidad es que el aparato productivo venezolano está destrozado después de más de 3 lustros de locura, expropiaciones, populismo, controles de precio, control de cambio, dogmatismo, corrupción e ignorancia en el manejo de la cosa pública.

 

 

 

La realidad es que el 97% de los dólares que le ingresan a Venezuela provienen del sector petrolero. En los últimos 18 años el rentismo petrolero se ha exacerbado, a pesar de que el Gobierno pretende erigirse en su mayor crítico.

 

 

 

La realidad es que destruyeron a Pdvsa. La endeudaron a más no poder. Le despidieron a su personal más calificado. La politizaron. Le cambiaron su misión. La hicieron perder sus mercados más importantes. Vendieron sus refinerías. Le degradaron sus instalaciones al dejar a un lado el mantenimiento que la caracterizaba. La hicieron trizas. Al llegar el chavismo al poder, Venezuela producía 3.700.000 barriles diarios de petróleo; hoy apenas 2.000.000. Lo que había sido una asombrosa historia de éxitos lo transformaron en una lúgubre tragedia “roja rojita”.

 

 

 

El fracaso del “real socialism”

 

 

La realidad es que al igual que todos los demás intentos de “real socialism” (socialismo realista) en el mundo, la versión que se aplica en Venezuela ha producido una crisis y un empobrecimiento sin precedentes.

 

 

 

Pero a la devastadora situación económica descrita hay que agregar otra peor: la situación política. Más del 80% de la población, según las encuestas, rechaza al Gobierno.

 

 

 

En lo que va del año los golpes políticos que ha recibido resultan inmanejables. Perdieron el apoyo de Argentina y Brasil porque esos países –tal como antes habían hecho Paraguay y Honduras– abandonaron el camino populista por el cual venían transitando.
Fueron excluidos del Mercosur, donde Venezuela perdió no solo la presidencia pro tempore, sino también su condición de miembro pleno y el derecho a voto.

 

 

Inspiración

 

 

Perdieron su inspiración suprema con la muerte de Fidel Castro y tendrán ahora que manejar las consecuencias de una Cuba que, enfrentada al triunfo de Trump, tendrá que buscar nuevos caminos ante la realidad de que su benefactor chavista ya no está en condiciones de seguir ayudándolos.

 

 

 

Perdieron el apoyo unánime con el cual contaban en Unasur. Con el cambio de vientos políticos en la región la Organización, concebida por Chávez y Lula, ya no responde a los mismos intereses. Solo Bolivia y Ecuador lo apoyan incondicionalmente y sus presidentes van de salida. Ya pronto Samper abandonará la Secretaría General y con ello el chavismo perderá a uno de los pocos aliados que le queda.
La realidad es que la OEA de hoy ya no es la misma cuyos votos Chávez podía manipular con subsidios petroleros. Hoy el liderazgo de la Organización está en manos de un hombre íntegro como Almagro y no de un oportunista como Insulza.

 

 

 

Creyeron que podían manipular al Papa pero el Vaticano les resultó respondón.

 

 

 

La dura realidad es que el régimen está en un callejón sin salida. ¿Quién dijo desaliento?
petoha@gmail.com
@josetorohardy

OPEP: ¿Ganamos o perdimos?

Posted on: diciembre 6th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

 

Con bombos y platillos el régimen celebra la decisión de la OPEP de recortar la producción en aproximadamente 1,2 millones de barriles diarios. Tratemos de analizar el verdadero alcance de la medida y su impacto en Venezuela:

 

 

 

Primero. Hoy en día Venezuela ha perdido influencia en la OPEP debido a la equivocada estrategia del presidente Chávez de inmiscuirse en la compleja problemática del Medio Oriente, donde siempre habíamos sido neutrales. En efecto, al tomar partido del lado de Irán (shiita), Venezuela perdió peso ante Arabia Saudita y los demás miembros sunitas productores de petróleo del Golfo Pérsico que son miembros de la OPEP. Hay que recordar que el conflicto histórico religioso entre sunitas y shiitas se remonta a más de 1.300 años de antigüedad y es la causa de una profunda enemistad entre ambas facciones del islam.

 

 

 

Segundo. A pesar de los periplos presidenciales y de Eulogio Del Pino, la voz cantante en la OPEP la lleva Arabia Saudita -el mayor productor -y fue la protección de los intereses del reino lo que motivó el recorte de la Organización. En este sentido es necesario aclarar que Arabia Saudita es partidaria de una medida de recorte moderada, como la que se adoptó. No buscaban los Sauditas un recorte audaz capaz de provocar un aumento agresivo del petróleo, pues están convencidos de que ello estimularía  las inversiones en “fracking”, redundando en un marcado incremento en la producción de petróleo de lutitas en los EEUU. Lo que pretende el reino Saudita es que el excedente de oferta petrolera se vaya “secando” paulatinamente.

 

 

 

Tercero.  Venezuela resultó un pésimo negociador, cargando con un peso mayor del recorte del que debería corresponderle.

 

 

 

Cuarto. Lo anterior se evidencia al constar que Irán, que fue capaz de negociar hábilmente sus intereses, logró no sólo que no le aplicasen ningún recorte, sino que se le autorizase a aumentar en 90.000 b/d su producción. Alegó que al levantársele las sanciones que se le aplicaban por temor a que estuviese desarrollando armamento nuclear, requería aumentar su producción petrolera para recuperar su economía.

 

 

 

Quinto. Lo que le entregaron a Irán nos lo quitaron a nosotros. A Venezuela, cuya situación económica es mucho más comprometida que la de Irán, se le aplicó un recorte de 95.000 barriles diarios, a pesar de que la contracción de la economía, la inflación y todos los demás indicadores muestran la gravísima situación por la cual atravesamos. Este recorte viene a sumarse a la brutal caída de nuestra producción a lo largo de los 10primeros meses del  2016, la cual según OPEP es del orden de los 340.000 b/d.

 

 

 

Sexto. La producción de Venezuela se ubicará en una cifra del orden de los 1.970.000 b/d, la más baja que ha tenido el país en cerca de seis décadas.

 

 

 

Séptimo. El recorte aprobado por la OPEP podría redundar un aumento del orden de los $ 5 por barril de la cesta petrolera venezolana, la cual podría ubicarse en enero en torno a los $ 45. Ahora bien, ese aumento sólo beneficiará a los barriles que exportamos  bajo condiciones de mercado y no al consumo interno que es del orden de los 750.000 b/d. Tampoco tendrá mayor impacto sobre las exportaciones a Cuba y Petrocaribe (unos 130.000 b/d), ya que la mitad de esa factura es pagada con trueque y la otra mitad a largo plazo.

 

 

Octavo.  Al sumar y restar los renglones anteriores cabe concluir lo siguiente:

 

 

De la producción de 1.970.000 barriles diarios, el incremento estimado de $ 5 por barril exportado beneficiará a solamente unos 1.060.000 b/d, lo cual arrojaría un ingreso adicional de US$ 5.300.000 por día.

 

 

 

En contrapartida dejaríamos de producir 95.000 b/d, que multiplicados por el precio estimado de $ 45/b, arrojaría un monto de $ 4.275.000 por día que dejaríamos de percibir.

 

 

 

Es decir, si al ingreso adicional total se le resta lo que dejaríamos de percibir, ello arrojaría una diferencia a favor de US$ 1.025.000 por día.

 

 

 

Ahora bien, se estima que Venezuela está importando actualmente cerca de 140.000 b/d de crudo WTI (para diluir nuestros crudos extra pesados de la Faja del Orinoco), nafta y una cifra indeterminada de gasolina (por fallas en nuestras refinerías). Por ser estos crudos y derivados de mucha mayor calidad, su precio aumentará en un promedio estimado de $ 10 por barril. Ello implica un costo adicional estimado para PDVSA de aproximadamente $ 1.400.000 por día.

 

 

 

En otras palabras, pudiéramos estar perdiendo $ 375.000 cada día.

 

 

 

Por falta de transparencia, no se conocen las condiciones de nuestras exportaciones a China. Si el aumento no llegase a aplicarse a esas exportaciones, la situación sería mucho

 

 

De la revisión de las cifras anteriores (que insistimos son estimaciones ya que la opacidad en las cuentas de PDVSA no permite disponer de cifras precisas), se desprende que en lugar de beneficiados podemos estar resultando perjudicados con el recorte de la OPEP.

 

 

 

 

petoha@gmail.com
@josétorohardy

OPEP 30 de noviembre: Estamos entrampados

Posted on: noviembre 28th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

El próximo 30 de noviembre tendrá lugar en Viena una reunión de la OPEP para considerar un posible recorte de producción. Veamos:

 

 

 

Hasta principios de la década de los setenta, los precios petroleros guardaban una previsible estabilidad, que permitía a los países productores conocer hasta donde les alcanzaba la cobija, Ahora bien, en 1973 estalla entre Israel y los países árabes un nuevo conflicto que tendría inmensas repercusiones en la economía mundial: La Guerra de Yom Kippur.

 

 

 

El Embargo Petrolero Árabe y la Caída del Shah de Irán

 

 

 

Ocurrió en un día sagrado para los judíos porque coincidía con una de sus festividades religiosas más importantes que los mantenía en oración. Era sagrado también para los árabes porque se iniciaba el Ramadán, mes de ayuno y oración del islam. La sorpresa fue total y muchos pensaron que Israel sería vencido y todos los judíos “ahogados en el Mar Mediterráneo o el Mar Rojo” como pregonaban los árabes. Sin embargo, con ayuda logística de EEUU Israel retomó la iniciativa y venció una vez más a las naciones que lo atacaban. La reacción árabe fue inmediata: decretaron un Embargo Petrolero a Occidente para que presionaran a Israel a devolver los territorios ocupados durante el conflicto. En 1974 los precios del petróleo se fueron por las nubes.

 

 

 

En Venezuela creímos que teníamos a papá Dios agarrado por la chiva y que todo lo podíamos. Cometimos todas las locuras y nos indigestamos con tanto dinero. Pero pocos años después, endeudados y en las puertas de una crisis, el petróleo volvía a bajar.

 

 

 

Pero en 1979 estalló otra crisis que vino a sacarnos las patas del barro. Cayó el Sha de Irán y se inició la Revolución Islámica del Ayatollah Khomeini. Los precios se volvieron a ir por las nubes y otra vez nos convencimos de que el cielo era el límite. Pero, tercamente, como ocurre después de cada aumento abrupto de los precios, estos volvieron a caer y para 1982 nuevamente nuestra economía, entrampada, se iba al foso.

 

 

Las recortes de la OPEP

 

 

 

Estalla el “Viernes Negro”, la devaluación y el control de cambios. Se reúnen los países de la OPEP para estrenar una nueva política: la de aplicar recortes de producción entre sus socios para así provocar una caída de la oferta y forzar un aumento de los precios. La estrategia funcionó y los precios subieron.

 

 

 

De allí en adelante, la OPEP le tomó el gusto al jueguito. Cada vez que el petróleo bajaba, se rebajaba las cuotas de producción y por esta vía forzaban los precios al alza.

 

 

 

Pero con el paso de los años, los países consumidores no se resignaron a que sus economías dependieran de las decisiones de la Ia Organización. Optaron por varias estrategias. La primera fue la de desarrollar fuentes alternas de energía: la energía atómica, la energía eólica, la bioenergía renovable. En segundo lugar desarrollaron tecnologías capaces de ahorrar energía (hoy los automóviles consumen mucho menos gasolina y los artefactos eléctricos menos energía). Desarrollaron automóviles eléctricos. En tercer lugar aplicaron nuevas técnicas de explotación petrolera como en el caso del “fracking” para extraer petróleo y gas -antes inaccesible- de formaciones de lutitas que permitieron a EEUU aumentar vertiginosamente su producción doméstica de hidrocarburos.

 

 

 

El “Fracking”

 

 

 

Tan exitosas resultaron esas estrategias, que algunos países de la OPEP, encabezados por Arabia Saudita, optaron por abandonar la política de recortes de producción. Aparecieron excedentes de oferta en el mercado que tumbaron los precios del petróleo. Tal como se esperaba, esa caída desestimuló las inversiones en “fracking” y la producción de petróleo de lutitas (que es más costosa) se estabilizó y comenzó a caer.

 

 

 

Pero algunos países -entre ellos Venezuela- pide la aplicación de nuevos recortes a la OPEP. Ese es el tema que se va a tratar en la reunión de Viena el 30 de noviembre. Rusia (no OPEP) ha dicho que sí se aplican esos recortes, ella congelaría su propia producción. El resultado es incierto. A países como Irán, Irak, Nigeria y Libia, no les resulta fácil recortar . Si ellos no lo hacen Arabia Saudita no bajará producción y Rusia no congelará la suya. Los precios caerían quizá por debajo de los $ 30/b.

 

 

 

Si se acuerda el recorte cabe esperar que el precio del Brent suba a una banda de entre 55 y 60 dólares. Hablamos de unos $ 45 para la cesta Venezolana que nos resulta insuficiente.

 

 

 

El mayor beneficiario

 

 

 

Quizá el mayor beneficiario del recorte sería EEUU muchos de cuyos yacimientos de lutitas volverían a ser rentables. En particular podría permitir un rápido desarrollo del gigantesco yacimiento encontrado recientemente en Texas -Midland Wolfcamp-, el más grande nunca ubicado en esa nación, cuya explotación podría saturar el mercado provocando una caída del precio aún mayor que la actual.

 

 

Estamos entrampados.

 

 

José Toro Hardy

petoha@gmail.com
@josetorohardy