|

El capitalismo financiero y la dictadura de Maduro

Posted on: agosto 16th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

Quienes denuncian el imperialismo y la explotación del hombre son los mismos que se benefician de transacciones multimillonarias en el mercado mundial

 

El socialismo del siglo XXI que propone el chavismo es una patraña retórica que sirve para mantener una empresa criminal e intereses asociados con el capitalismo financiero. Resulta paradójico que quienes denuncian al imperialismo yanqui, la explotación del hombre por el hombre y quieren implantar un Estado comunal, sean los beneficiarios de transacciones multimillonarias en el mercado mundial, incluyendo el tráfico de drogas y las operaciones financieras con los bonos soberanos de Venezuela y de la petrolera PDVSA.

 

 

La clave financiera ayuda a comprender la infernal dinámica política que está devorando al país y produciendo una onda de choque en la región de las Américas. Los banqueros venezolanos, muchos de ellos cercanos al régimen desde los tiempos del fallecido Hugo Chávez, han hecho millones de dólares al amparo de negocios con el Gobierno. Lo mismo pasa con viejos y nuevos empresarios quienes se han beneficiado de importaciones que el régimen ha promovido para destruir a la industria privada local.

 

 

En el corto plazo, los intereses financieros están influyendo en las decisiones de actores políticos, tanto del lado de la dictadura de Maduro como de la oposición. En octubre y noviembre se deben pagar unos dos mil millones de dólares en intereses de los bonos soberanos venezolanos y de PDVSA. El régimen de Maduro y la petrolera estatal han cumplido religiosamente con los pagos de intereses de la deuda, aunque eso haya significado reducir drásticamente las importaciones de alimentos y medicinas, generando más sufrimientos a los venezolanos, como lo ha señalado el economista Ricardo Haussman.

 

 

 

Esos intereses financieros también van moldeando las decisiones electorales, incluso las de la oposición. La ilegal e ilegítima asamblea constituyente ha anunciado que las elecciones de gobernadores, que debieron celebrarse el año pasado, se realizarán en octubre próximo. Ya varios partidos de la coalición opositora agrupados en la MUD han anunciado que participarán. Lo mismo ha dicho los candidatos de la dictadura. Las campañas electorales cuestan dinero y los políticos también «comen», así que hace falta levantar recursos, que seguramente vienen de esos operadores financieros que gustosos hacen sus aportes (en un país en el que no hay ningún tipo de control de esos gastos).

 

 

 

Otra cara de la hipocresía del chavismo es la que revela las propiedades y activos que tienen muchos personeros del régimen, tanto civiles como militares, en Estados Unidos, Panamá y en varios países europeos. Miami, Madrid, Ciudad de Panamá, Vancouver, entre otras ciudades, se han convertido en lugares favoritos donde viven y se pasean estos corruptos y sus familias. Muchos generales y altos funcionarios prefieren que sus esposas e hijos vivan lejos de Venezuela, llevando una vida de reyes.

 

 

La más reciente revelación de los negociados turbios que se han hecho en tiempos de revolución bolivariana tiene que ver con la confesión de los propietarios de Smartmatic, empresa proveedora del Consejo Nacional Electoral (CNE) de la tecnología para las elecciones automatizadas. El mismo presidente de la compañía, Antonio Múgica, ha dicho que el gobierno ha inflado las cifras de participación en la ilegal elección constituyente. Sobre Smartmatic se han hecho fundadas denuncias de corrupción, que incluye el pago de coimas a personeros del chavismo, incluyendo al actual alcalde del Distrito Capital, Jorge Rodríguez, cuando fue vicepresidente del consejo electoral.

 

 

 

Si algún día cae esta dictadura, saldrán a flote muchas historias grotescas sobre las mentiras en las que se fundó una ideología que ha arruinado a Venezuela.

 

 

 

ISAAC NAHÓN SERFATY ES PROFESOR EN LA UNIVERSIDAD DE OTTAWA (CANADÁ).

Una voz de alerta sobre la tragedia venezolana

Posted on: diciembre 18th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

Luis Almagro en la Universidad de Ottawa

 

 

 

El 16 de diciembre estuvo en la Universidad de Ottawa el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro. En un «conversatorio» organizado por el Centre for International Policy Studies habló del papel de la OEA como defensora de principios fundamentales como la promoción de la democracia, los derechos humanos y la buena gobernabilidad (good governance). La tragedia venezolana apareció rápidamente en el ruedo y Almagro la atajó de una forma clara y contundente. Ya conocíamos sus posiciones al respecto, pero en el contexto de una situación que se degrada día a día debido a las decisiones de un gobierno al mismo tiempo perverso, incompetente y corrupto, lo dicho allí por Almagro tiene gran importancia.

 
Primero, sin rodeos, dijo que está muy bien que se dialogue, y que la OEA está totalmente con el diálogo, pero que cualquier diálogo tiene que dar resultados en el corto plazo. De otro modo, no sirve para nada y, lo que es más grave, dijo el Secretario General, en el caso venezolano después del llamado diálogo la situación ha empeorado: más deterioro de la democracia (el referéndum revocatorio pasó al olvido), empeoramiento de la situación de derechos humanos, especialmente de los presos políticos, y deterioro de la crisis humanitaria. Almagro se refirió a los disturbios, represión y atropellos que estaban sucediendo justamente en Venezuela en el momento en que hacía su presentación en Ottawa.

 

 
Definió la tragedia venezolana a partir de cuatro características: desconocimiento de la Constitución por parte del régimen, que no respeta ni reconoce a la Asamblea Nacional elegida por el pueblo; obstáculos del mismo régimen para que el pueblo pueda ejercer su derecho constitucional al voto en un referéndum para revocar o no al presidente; atropellos constantes contra los derechos humanos; agravamiento de la crisis social y económica.

 

 

 

El diplomático uruguayo, cuyas credenciales progresistas no se pueden poner en duda, dijo que la OEA actúa a dos niveles en el caso de Venezuela: por un lado, denuncia la situación y, por otro lado, sigue propugnando un diálogo entre las partes y entre los actores hemisféricos. Alguien le preguntó, con cierto tono de provocación, qué iba a hacer el Secretario General para cambiar la percepción regional que dice que la OEA sería un instrumento de la política y los intereses de Estados Unidos.

 

 

 

Almagro fue directo en su respuesta, siempre en un tono pausado y con lenguaje diplomático. Dijo que él no estaba allí para amarrarse al cargo, que seguiría jugando su papel como Secretario General para defender los principios y los protocolos de la organización ante cualquiera de sus miembros, incluyendo los Estados Unidos. También manifestó que no estaba en la OEA para defender una ideología. Recordó que lo han acusado de todo: de ser el candidato del Alba (la alianza chavista) y de ser agente de la CIA. Repitió: «mi papel es defender los principios y valores del sistema interamericano ante cualquier gobierno».

 

 

 

Otra persona le preguntó sobre la necesidad de atacar la desigualdad social en el Hemisferio. La respuesta de Almagro también fue impecable (y volvió a usar la crisis en Venezuela como ejemplo). Dijo el Secretario General que la prioridad es promover sistemas democráticos que respeten los derechos de la gente, y eso está más allá de cualquier consideración ideológica. Sin sistemas políticos que respeten las normas democráticas y los derechos humanos, no se puede lograr el desarrollo y atacar el grave problema de la desigualdad. Venezuela ilustra ese problema. El deterioro de la situación económica y social en el país ha estado directamente asociado al deterioro del sistema político.

 

 

 

También se habló de Cuba y de la posibilidad que la isla caribeña volviera a integrarse a la OEA, de la fue expulsada en 1962. Almagro fue igualmente claro sobre esto. Para que Cuba pueda volver al seno de la OEA debe cumplir con los requisitos establecidos en la Carta Democrática. Y agregó que todavía no estamos allí, aunque el régimen cubano podría dar pasos en ese sentido. Almagro enfatizó que Cuba y el resto de los países latinoamericanos tomaron dos caminos divergentes en sus sistemas políticos: la mayoría de los países de la región fueron hacia la democracia, mientras que el régimen cubano tomó otro camino (de nuevo, el lenguaje del diplomático).

 

 

 

¿Saldrá Venezuela de la OEA?, le preguntaron al Secretario General. Almagro no cree que eso ocurra. Primero, porque el régimen venezolano, a pesar de toda su retórica contra la OEA, tiene interés en seguir en la organización, que le sirve como plataforma para mantener el contacto con interlocutores como Estados Unidos, Canadá y otros gobiernos. Además, es mejor que Venezuela siga dentro de la OEA con el fin de preservar vías diplomáticas y multilaterales para lograr una solución a la terrible crisis que está viviendo.

 

 

 

En el mismo orden de ideas, le preguntaron a Almagro si los países del Caribe temen que el cambio de gobierno en Venezuela podría afectar el suministro de petróleo que reciben vía Petrocaribe. De nuevo el diplomático demostró sus habilidades de fino analista. Dijo que a esos países les interesa más bien que la situación de Venezuela no siga deteriorándose, pues eso sí pondría en peligro a Petrocaribe. Además, dijo Almagro, la oposición venezolana ha dicho que mantendrá el mecanismo de venta de petróleo a los países del Caribe y Centroamérica, cosa que habían iniciado los gobiernos democráticos.

 

 

 

Almagro repitió una idea que le pareció importante remachar: su posición ha sido siempre en defensa del sistema democrático en Venezuela, él no ha planteado un cambio de régimen. Eso le toca decidirlo al pueblo venezolano, y se deben respetar los principios democráticos para que así ocurra.

 

 

 

Por allí alguien dijo que hacen falta «menos palabras y más acciones». Creo que las palabras de Almagro son muy importantes. Su voz contribuye a explicar la magnitud del desastre venezolano en contextos como el canadiense, y entre universitarios que ven el mundo con lentes «izquierdistas» trasnochados. Sirve también de alerta permanente para que los gobiernos, que a veces parecen indiferentes, recuerden que se está cocinando una tragedia que puede desestabilizar al Caribe y la región andina. Muchas gracias a Luis Almagro por su valentía y claridad.

 

 

ISAAC NAHON SERFATY ES PROFESOR EN LA UNIVERSIDAD DE OTTAWA Y COAUTOR, CON MEIR MAGAR, DE LA NOVELA LA CONJURA DEL ESPLENDOR.

Venezuela fue el juguete de Fidel Castro

Posted on: noviembre 29th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

El líder cubano sabía cómo masajearle el ego a personajes como Hugo Chávez

 

 

Desde que bajó de la Sierra Maestra, Fidel Castro le puso el ojo a Venezuela. Apenas tomó el poder en 1959 fue a visitar al entonces presidente electo, Rómulo Betancourt, para pedirle que le diera petróleo en «condiciones especiales». Simón Alberto Consalvi, escritor y político muy cercano al fundador de Acción Democrática, cuenta en unas memorias publicadas en forma de entrevista, que Betancourt se negó en darle petróleo a Fidel, entre otras razones, pues en ese momento buena parte de la explotación estaba controlada por las transnacionales.

 

 

 
Además, Betancourt, tampoco quiso facilitarle energía barata al comandante revolucionario. Seguramente sospechaba de las ambiciones expansionistas de Castro. Esas ambiciones expansionistas se confirmarían pocos años después, cuando Fidel envió expediciones guerrilleras que invadieron Venezuela para apoyar a la subversión armada en el país. La guerrilla castro-comunista fue derrotada por los Gobiernos democráticos. Después llegaría la pacificación liderada por Rafael Caldera en los años setenta, y la integración a la vida política de muchos de los exguerrilleros.

 

 

Sin embargo, Castro no cejó en sus esfuerzos en ponerle la mano a Venezuela. Hugo Chávez le brindó la oportunidad perfecta. Cuando el teniente coronel golpista salió de la cárcel en 1994, por una medida de gracia aprobada del entonces presidente Rafael Caldera (el mismo que pacificó a la guerrilla en los años setenta), visitó Cuba, donde fue recibido como si fuera un jefe de Estado. Castro sabía cómo masajearle el ego a personajes como Chávez.

 

 

 

Allí comenzó una relación que duró unos 14 años. Chávez le vendió el alma a su mentor político, a su «padre» como él mismo lo llamaba. En cambio, Fidel Castro le dio acceso a una franquicia para instalar una dictadura del siglo XXI, el know-how sobre cómo montar un aparato de represión, control social y propaganda para gobernar para siempre (o hasta que la muerte los separe).

 

 

 

Fue tanta la entrega de Chávez a Fidel, que el presidente venezolano confió ciegamente en la medicina cubana para tratarse el cáncer que lo mató. Hay quien piensa que a Fidel le interesaba más un Chávez muerto y santificado como nuevo mito de la revolución latinoamericana. Nicolás Maduro resultaba más maleable que el Comandante Eterno.

 

 

 

El acuerdo entre Castro y Chávez incluyó el pago con petróleo y otros negociados (todos salpicados de corrupción) por servicios médicos, educativos, deportivos, militares y de inteligencia. El Régimen cubano ha penetrado el entramado del Estado venezolano. Un país más débil ha logrado conquistar a otro más grande y con más recursos. Este parasitismo, que tiene su fuerte componente ideológico, se ha traducido en una Venezuela empobrecida, violenta y desarticulada.

 

 

 

 

El juguete de Fidel está abollado, incompleto, roto, casi inservible. Los venezolanos no perdemos la esperanza de que volvamos a tomar el destino del país en nuestras manos, y que los discípulos de Castro sean eyectados del poder y que rindan cuentas ante la justicia por sus crímenes.

 

 

 

Isaac Nahón Serfaty es profesor en la Universidad de Ottawa (Canadá).

Venezuela: país pecera

Posted on: abril 22nd, 2016 by Laura Espinoza No Comments

Maduro ha mantenido el mismo estilo de presidencia mediática, con menos éxito que su mentor Chávez

 

 

La pregunta me la hacen con frecuencia quienes se enteran que soy venezolano: ¿cómo es posible que un país petrolero, con una posición geográfica privilegiada, una población relativamente pequeña y mayoritariamente joven, con una historia heroica y que alguna vez tuvo una democracia relativamente funcional esté pasando por esta calamidad? La respuesta no es fácil; Venezuela es el país de las paradojas. Es verdad que es un país que ha disfrutado de inmensos ingresos petroleros, especialmente en estos últimos años, antes que el mercado cayera. Es cierto que tiene unas condiciones envidiables en un territorio donde hay selva amazónica, unas playas caribeñas magníficas, unas montañas andinas imponentes, unos llanos que se pierden de vista en el horizonte. No hay duda que su población es joven y su clase media una de las mejor formadas de Latinoamérica.

 

 

 

Pero es probable que todas estas características positivas sean también el germen de los males que aquejan a Venezuela, males que se han agravado en los años que ha gobernado el chavismo. El petróleo, calificado por Juan Pablo Pérez Alfonzo (venezolano fundador de la OPEP) el “excremento del diablo”, ha sido al mismo tiempo la palanca de desarrollo y fuente de corrupción de una sociedad que, en todos sus niveles, tiene rasgos parasitarios. La geografía, que debería ser fuente de alimentos producidos en el país, de un turismo responsable y sustentable, de recursos como la hidroelectricidad, entre muchas otras bendiciones, es hoy constatación dolorosa de tierras no cultivadas, represas colapsadas, y turistas espantados por la violencia y la escasez de comestibles y de servicios.

 

 

 

El país ha asistido a un espectáculo de gobierno donde se degradan las instituciones

 
¿Qué pasó con Venezuela? La respuesta no es simple. Una imagen sea quizás una forma, sin duda imperfecta, de intentar explicar esta paradoja. Imagínese una pecera y piense en los espectadores que desde afuera contemplan lo que se ve en el transparente tanque de agua. El régimen que ha sufrido Venezuela en estos 17 años, como lo ha dicho el investigador Andrés Cañizález, ha sido una presidencia mediática. Chávez instauró una forma de gobernar a través de la televisión. Sus largas emisiones de los domingos y sus llamadas “cadenas” (que obligaban a que todas las emisoras de TV y radio transmitieran sus performances), eran los escenarios privilegiados por el Comandante–Presidente para decidir confiscaciones, controlar precios, anunciar subsidios, condenar a jueces cuando le desagradaba una sentencia (lo hizo contra la jueza Afuini), encarcelar opositores, destituir empleados públicos, insultar a dirigentes nacionales e internacionales. Chávez también hizo de su gobierno televisado una puesta escena de lo humano y lo divino con sus chistes escatológicos (se recuerda aquél sobre sus urgencias intestinales), su apología del delito (llamó “buenandros” en contraste con “malandros” a los delincuentes que tienen azotados a los venezolanos), y sus ritos con connotaciones mágico-religiosas como la profanación de la tumba de Bolívar.

 

 

 

Maduro ha mantenido el mismo estilo de presidencia mediática, con menos éxito que su mentor Chávez. El actual presidente venezolano ha bailado con su esposa en cadena nacional de televisión, mientras sus esbirros y paramilitares conocidos como “colectivos” asesinaban a jóvenes que protestaban en 2014. Maduro también ha insultado y justificado todas las barbaridades revolucionarias en vivo y directo.

 

 

 

La pecera que ha sido el régimen venezolano en estos años puede asimilarse con un “horror show”. El país ha asistido a un espectáculo de gobierno donde se degradan las instituciones, las leyes no se respetan, se hace la apología del crimen, los gobernantes se contradicen, hablan mal, y expresan en ocasiones una ignorancia y un nivel de incompetencia que aterran. ¿Qué pasa fuera de la pecera? Pues hay una correspondencia entre el interior y el exterior. Como dirían los místicos y alquimistas al referirse al “arriba” y al “abajo”, lo que vemos dentro de la pecera, degradación transparente, se corresponde con lo que los venezolanos viven afuera de ella; una degradación social acelerada que se manifiesta en linchamientos, saqueos, delincuencia desbordada, robo de fondos públicos, contrabando, mercado negro, falta de medicamentos y alimentos, colas interminables para conseguir productos básicos, y podríamos seguir con una larguísima lista de calamidades.

 

 

 

La pecera que es Venezuela es un sistema de doble vía. Salir de esta pesadilla, donde la tragedia está a la vista de todos los que la sufren (con excepción de los privilegiados que desgobiernan el país y de una proporción minoritaria de chavistas fanatizados), requerirá proyectar desde adentro, es decir desde las instituciones y especialmente desde el poder ejecutivo, otra forma de gobernar que dignifique la función pública, el uso del idioma, y sobre todo, que respete a los venezolanos como sujetos que tienen derecho a decidir su futuro en libertad.

 

 

 El País

Isaac Nahón Serfaty es profesor de la Universidad de Ottawa (Canadá)

El desgarrador trinar del canario

Posted on: marzo 25th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

El antisemitismo vuelve a ser la clave para leer los signos que no auguran nada bueno para el mundo

 

La imagen ya ha sido usada, pero vale la pena recordarla en estos momentos: los judíos europeos son como el canario que se envía a la mina para saber si hay gases tóxicos en su interior. La muerte de judíos anticipa siempre tragedias para Europa y para el mundo. Sin embargo, ni las élites ni la opinión pública europeas parecen haber aprendido las lecciones de la historia.

 

 

Los atentados contra objetivos judíos en Francia y Bélgica en 2012 y 2014 precedieron la arremetida islamista contra Charlie Hebdo, el supermercado casher y las masacres en París de noviembre pasado. Todo indica que las autoridades europeas, especialmente las francesas y belgas, no pasaron la “prueba del canario”. Después del asesinato de cuatro niños y un adulto en la entrada de una escuela judía en Toulouse en marzo de 2012, y del ataque contra el Museo Judío de Bruselas en mayo de 2014, que dejó como saldo cuatro muertos, entre ellos dos turistas israelíes, las redes terroristas siguieron operando y reclutando adeptos con bastante libertad. No hay que olvidar que algunos de los verdugos del Bataclan salieron de Bélgica.

 

 

¿Se repite la historia? Guardando las distancias se podría afirmar que hay similitudes entre el pasado reciente y lo que ocurre hoy en día. En su momento, las amenazas proferidas contra “la plaga judía” por un oscuro ex cabo del ejército alemán en Mi Lucha, no fueron tomadas en serio por la dirigencia europea de entonces. Incluso, un ingenuo Chamberlain pensó que se podría apaciguar a la bestia nazi con un acuerdo que valía menos que el papel en el que estaba firmado.

 

 

La clave antisemita del conflicto que se anunciaba fue banalizada e incluso ignorada. El “problema judío” era secundario ante la posibilidad de asegurar la “paz” con el fascismo. Las democracias, particularmente Francia, Inglaterra y Estados Unidos, no supieron o no quisieron leer los signos de los tiempos, y dejaron que el canario pereciera en la mina, lo que significó una guerra que arrasó países y se saldó con 50 millones de muertos.

 

 

El escritor checo Milan Kundera dijo en 1985 al recibir el Premio Jerusalén en Israel que Europa había “trágicamente decepcionado a los judíos”, y parece que todavía lo sigue haciendo. Ahora el antisemitismo europeo se nutre fundamentalmente del islamismo, aunque todavía encuentra ecos en los extremos de la derecha y la izquierda. Incluso el “progresismo” se disfraza de antisionista para repetir las mismas acusaciones que algunas vez divulgaron los antijudíos católicos y nacionalistas.

 

 

Europa no aprende. Matan judíos en Francia y Bélgica pero eso no es suficiente para comprender la profundidad, la extensión y los retos que representa el radicalismo islamista. Predicadores wahabistas siguen divulgando su discurso de odio (donde, por supuesto, los judíos son la causa de todos los males), redes siguen reclutando adeptos, incluyendo jóvenes que se convierten al islam y van a hacer la yihad a Siria e Irak, y terroristas franceses y belgas de origen magrebí operan en comunidades que, por decir lo menos, los toleran.

 

 

Muchos judíos han desarrollado el “instinto del canario en la mina”. Por eso miles de franceses de confesión judía se han ido a Israel, Estados Unidos y Canadá. Han entendido que los dirigentes europeos son incapaces de enfrentar la amenaza que, como el huevo de la serpiente (evoco el título de la película de Ingmar Bergman), incuba desde adentro la destrucción del Estado de derecho y la convivencia pacífica. El antisemitismo vuelve a ser hoy la clave para leer los signos de estos tiempos que no auguran nada bueno para el mundo.

 

 

*Isaac Nahón Serfaty es Profesor en la Universidad de Ottawa (Canadá).

|