Venezuela: Último Año de Gobierno Chavista

Posted on: enero 21st, 2015 by Laura Espinoza 1 Comment

A CONTINUACIÓN EL MÁS RECIENTE ARTÍCULO DE QUIEN FUERA UNO DE LOS “PADRES FUNDADORES” DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI, UNO DE LOS ASESORES ORIGINALES DEL DIFUNTO HUGO CHÁVEZ. POR ESO, SU RADIOGRAFÍA DE LA COYUNTURA VENEZOLANA COBRA IMPORTANCIA, INCLUSO DESDE SU ÓPTICA EXTREMISTA…
1. Crisis terminal

 

La crisis económica de Venezuela se ha convertido en una crisis política terminal para el gobierno de Maduro. Maduro perderá las elecciones parlamentarias de este año y saldrá a más tardar en 2016 del poder, sea por referéndum revocatorio, renuncia o intervención militar. Es prácticamente imposible que el oficialismo revierta este escenario. Con el 75% de la población en contra del gobierno de Maduro; con China negándose a inyectar más liquidez a una política económica idiota y suicida; con una oposición unificada para las elecciones parlamentarias y la cobardía sin límites de los gobernadores y líderes del PSUV para cambiar el rumbo del país, el oficialismo ha perdido todo poder de negociación para salvarse. La troika Maduro-Cabello-Arreaza se mantiene sobre mentiras y bayonetas. Pero, las mentiras (“guerra económica”) ya sólo convencen al 20% de la población y el tiempo de las bayonetas se acaba. En menos de dos años, una troika de ineptos y prepotentes ha despilfarrado la herencia de lucha popular de generaciones; desprestigiado la alternativa del Socialismo del Siglo 21 y creado las condiciones para la reconquista del poder por la oligarquía y el imperialismo.

 

 

2. Economía política del debacle

 

 

La crisis terminal es resultado del fallido intento de la Nueva Clase Política “bolivariana”, de monopolizar el poder político monopolizando el plusproducto petrolero. En un raro momento de verdad, el Gobernador del estado Anzoátegui, Aristóbulo Istúriz, reconoció públicamente (14.7.2014) esa estratagema: “El control de cambio en Venezuela no es una medida económica…, es una medida política. Porque si nosotros quitamos el control de cambio, ustedes sacan los dólares y nos tumban. Mientras gobernemos tendremos que tener control de cambio. […] Y tendremos que amoldarnos, con control de cambio, a manejar la economía”.

 

 

Dirigir un país a través del control del plusproducto –medida recomendada por Fidel a Chávez— es una política correcta. De hecho, todas las clases dominantes del mundo lo hacen. Pero, hay que saber hacerlo. Y ahí, la troika tenía todo resuelto. Delante de sus narices, Evo Morales, Rafael Correa, Lula y Daniel Ortega, aplicaban exitosamente el know how del desarrollismo criollo viable en América Latina. Simplemente, tenían que entender y asimilar la dialéctica de este desarrollismo. Pero, su incultura, arrogancia e ideología delusional (delusional thinking) lo impidieron y llevaron la economía nacional al actual panorama desolador. Las cifras del PIB, del déficit fiscal, de la inflación, de las reservas internacionales, de la sobrevaluación, etc., describen el panorama con precisión; mientras que el precio bajo del petróleo y la incapacidad de someter mercantilmente a Arabia Saudita, Irak y Qatar, aborta las esperanzas de una pronta recuperación.

 

 

3. Se asoma el Leviatán

 

 

 

En su sobreestimación infantil del poder del Estado frente a la sociedad, y su hybris generalizada, la nomenclatura del PSUV convirtió la crisis económica en crisis política. Su receta de autodestrucción consta de tres elementos: a) no hacer las reformas necesarias cuando tenía el poder de negociación necesario, después de la elección de Maduro; b) no entender que su mentira de “guerra económica” tenía un ciclo de manipulación efectiva limitado, como toda propaganda; c) al obligar al ciudadano a presentar documentos de identidad, registrarse, someterse a controles biométricos, conculcarle sus derechos civiles y constitucionales (prohibición de pernoctar fuera de supermercados) etc. —y toda esta parafernalia para comprar un kilo de papas (sic)— lo humillan, muestran que su modelo económico es inviable y exhiben la cara de Leviatán del Estado (policiaco).

 

 

4. La negación de China

 

 

El gobierno chino ha tenido tres fases en su trato con la troika. Cuando –por default– la troika llegó al Palacio de Miraflores, Beijing creyó en los reportes triunfalistas de los burócratas de su embajada, de que todo iba viento en popa. Cuando los índices de disfuncionalidad de la troika se hicieron más evidentes, Beijing aceptó que había una alta probabilidad, de que fracasara. Pero, para proteger sus inversiones de alrededor de 50 mil millones de dólares, por razones de Estado y geopolítica, decidió seguir apoyando, para evitar el peligro de un gobierno de derecha pro-gringa. Sin embargo, con el fracaso de la desesperada e improvisada visita de Maduro a China, Rusia y los países de Medio Oriente, quedó claro que Beijing ha abandonado la esperanza de que la troika pueda salvarse. Le negó a Maduro la liquidez necesaria ($16 mrd) para mantener su“reality show” de “socialismo” hasta las elecciones. Para Beijing, la troika ya ha entrado en un de facto default político-económico. Es una conclusión nada dramática ni sorprendente. Simplemente reconoce una verdad objetiva que en lo económico ya había sido evidenciada por múltiples instituciones financieras del Capital.

 

 

5. Las mayorías se van – el fin del Chavismo

 

 

La sentencia al colapso de la troika está escrita en la evaluación de su gestión en las últimas encuestas nacionales. El 84% de la población considera la situación del país mala o muy mala; el 74% piensa que la gestión de Maduro es mala; el 72% no creen “nada” de las declaraciones del Presidente sobre la economía; el 70% no quiere que siga más allá del 2016; el 86% lo considera responsable de las colas; la presencia de los militares en el gobierno es considerado malo por un 70% y el 75% cree que la situación económica es ahora peor o mucho peor que hace un año.

 

Maduro es, hoy día, un general sin tropas. Pero, peor, sin espacios de maniobra: el 80% de los encuestados está en contra de una devaluación del bolívar; el 70% en contra del aumento de la gasolina; el 85% rechaza las expropiaciones como mecanismo para resolver la crisis y más del 90% considera indispensable un acuerdo entre el sector público y el privado para enfrentar la crisis.

 

 

6. La batalla decisiva y el colapso de la 6ta República

 

 

La troika y su sumisa nomenclatura entran ahora a la batalla decisiva por el poder. Pero, comandan una fuerza fantasma. No tienen programa, ni cuerpo dirigente, ni narrativa o mística de guerra, ni tropas (apoyo popular/clase media), ni dinero. Es decir, carecen de los recursos básicos para vencer. Y, aunque en la guerra se cuentan los muertos después de la batalla, es obvio, que el destino de la batalla está sellado.

 

 

Ante esta situación, al 40% de los ciudadanos que no quieren votar ni por la troika moribunda, ni por la derecha unificada de Capriles-Falcón-López, les queda un solo camino de acción, para garantizar su futuro y el de la Patria. Formar un partido político de centro que rompa el nuevo nefasto bipartidismo venezolano.

 

 

 

Heinz Dieterich

Las fallidas medidas económicas anunciadas: Otra oportunidad perdida

Posted on: noviembre 9th, 2013 by lina No Comments

1. OFENSIVA FINAL DE LA GUERRA A MUERTE: El Presidente venezolano Nicolás Maduro anunció la gran ofensiva de su gobierno contra la “guerra económica” del capital. La ofensiva, como era de esperarse, fue una decepción total. Equivaldría al propósito, de destruir los tanques de Hitler con el Ejército de Salvación.

 

En lo económico, las medidas tienen fuertes impactos pro-cíclicos sobre la crisis, que se sentirán a más tardar a partir de enero 2014. De hecho, sus efectos son comparables al ataque japonés contra Pearl Harbor. Un breve alivio de la situación bélica y después la derrota total. En lo político, se quiere ganar las elecciones de diciembre, tratando de convencer al electorado que el modelo del pasado sigue siendo válido. Es muy dudoso que tal estratagema funcione.

 

2. ¿TIENE SALVACIÓN EL PROYECTO DE HUGO CHÁVEZ?

 

La crisis venezolana, mal entendida por la la mayoría de la izquierda del país, plantea dos preguntas de vital importancia para la sobrevivencia del Bolivarianismo: ¿Puede el partido en el poder cambiar el rumbo suicida del proyecto nacional, tal como lo lograron la teocracia iraní (Khameini), el régimen sirio (Assad), el Partido Comunista de China (Deng Hsiao Ping) y Vladimir Putin en su momento? El paso glacial de las medidas gubernamentales; su rumbo equivocado de crear más burocracias –es decir, más ineficiencia y corrupción– y, la esterilidad total del discurso que sigue negando y distorsionando a la realidad, volviéndose cada vez más “rasputinesco”, no permiten ser optimistas al respecto.

 

La segunda pregunta vital es: Cuando estalle el descontento en Venezuela (ojalá que no) ¿tendrá el gobierno de Maduro/Cabello la capacidad de contención ideológica y represión selectiva, para evitar el colapso? La experiencia de Egipto indica que cuando una población está dividida en dos bloques y ambos disponen de medios de comunicación masiva, medidas como la instalación de 30 mil cámaras en el Sistema Integrado de Monitoreo y Asistencia (SIMA) en 16 ciudades del país, con capacidad de reconocimiento facial; el uso de software y equipos de telecomunicaciones para influenciar y controlar las redes sociales (tema conocido por sectores de la izquierda, pero no discutido por las repercusiones que puede tener) y la manipulación discursiva de la realidad, no impedirán el colapso.

 

3. ¿QUIÉN ES EL NUEVO HUGO CHÁVEZ?

 

Dos requisitos son vitales para estabilizar al proceso. Se necesita un programa económico-político coherente e integral de salvación que convenza a la población. Con las medidas anunciadas, la Nueva Clase Política bolivariana acaba de desperdiciar su oportunidad de oro, de presentarlo. Practicó la filosofía de un famoso general argentino: ¡Ayer estuvimos a un paso del abismo, pero, hoy ya dimos un paso adelante!

 

La segunda condición consiste en encontrar el Hugo Chávez o Deng Hsiao Ping venezolano que puede conducir la inevitable transición hacia la 6ª República. El único líder de la Nueva Clase Política que tiene la experiencia ejecutiva y política para salvar al Titanic, es Rafael Ramírez. El resto del gabinete es mediocridad, oportunismo y alucinación. Si la correlación de fuerza interna no permite que Ramírez conduzca el proceso de transición a la 6ta República, entonces quedarán sólo dos posibles candidatos: un marino, ex-ministro de defensa y un teniente coronel, gobernador.

 

4. EL PUEBLO ORGANIZADO

 

La idea de que el pueblo organizado puede salvar al proceso bolivariano en las condiciones actuales, es una falacia de la izquierda venezolana. Hugo Chávez creó una postura de anti-imperialismo abstracto en el pueblo. Sin embargo, tal proceso nunca llegó al nivel de una conciencia política que le hubiera permitido al pueblo auto-asumirse como sujeto de liberación social, económica y política del país.

 

Después de años de adoctrinación selectiva, el pueblo está tan desorientado frente a la realidad, como los cristianos adoctrinados por el Vaticano. La mayoría de las organizaciones sociales del pueblo están penetradas por el gobierno y carecen de independencia de acción y movilización. Y, lamentablemente, Maduro hace todo lo posible para seguir desorientando a ese pueblo, con su kitsch teológico. Habrá que preguntar al Presidente, de quién hasta hace poco se desconocía el fervor religioso que ahora exhibe: ¿Quién es el idiota que le hace pensar que ganará más votos con esa estratagema, que los que pierde en los sectores profesionales de la sociedad venezolana?

 

5. INTELECTUALES Y MILITARES

 

Una gran parte de los intelectuales cercanos al bolivarianismo está comprada, apoltronada o intimidada y sin entender que el tiempo de una posible salvación se acaba. Con el pueblo sin influencia real, los intelectuales sin peso en la arena pública y el oficialismo en coma, la posibilidad de un golpe militar bolivariano es cada vez más real. Sería trágico que Venezuela regresara al año 1992. Pero, en este momento, todo indica que el Bolivarianismo carece de la capacidad de regeneración que lograron la teocracia iraní, el régimen sirio, Putin y el Partido Comunista de China.

 

 Heinz Dieterich