Nicolás a lo Nicaragua

Posted on: febrero 20th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

Sin sorpresa. No hay que tener una bola de cristal para saber lo que va ocurrir el 22 de abril del 2018 en Venezuela, sin duda veremos una elección presidencial similar a la de Nicaragua celebrada en el 2016, cuando fue “reelecto” por tercera vez Daniel Ortega, luego de que se le arrebatara la representación legal al Partido Liberal Independiente (PLI), considerado una fuerza importante de la oposición, y se creara otras organizaciones políticas para respaldar a Ortega y por supuesto se financiara a candidatos de apariencia opositora para que “compitieran” en la contienda electoral y darle la legalidad de rigor al proceso.

 

 

 

Resultados del 6 de noviembre del 2016, Ortega, según el CNE nicaragüense, se alzó con la victoria obteniendo un 68.2% de los votos con una abstención de 31.8%, que representaba más de dos millones y medio de votantes, pero la verdad verdadera es que la abstención llegó al 70% y sólo participó un 30% de la población electoral; así  tenemos que quien realmente ganó la elección presidencial en Nicaragua fue la abstención que no sirvió como motivo de lucha en la calle y de denuncia ante el mundo sobre el fraude descarado cometido en el país centroamericano.

 

 

Valga acotar que esos dudosos resultados fueron avalados también por la misión técnica de la Organización de Estados Americanos (OEA)  representada  Wilfredo Penco. En el 2017 se realizaron las elecciones municipales y el frente sandinista volvió a barrer en las urnas electorales y obtuvieron la mayoría de las alcaldías; cualquier parecido con la realidad venezolana “es pura coincidencia” con la salvedad que en la patria de Bolívar, se celebraron primero las municipales y regionales para ponerle fecha después a las presidenciales: 22 de abril de 2018.

 

 

En los próximos días veremos candidatos de apariencia opositora lanzándose al ruedo para medirse con Nicolás. Hasta el momento tenemos en cola a Claudio Fermín, fue el primero en saltar a la arena, no lo pensó dos veces, y creo que tampoco lo consultó mucho.

 

 

El otro es Henry Falcón, como a estas alturas no sé si realmente lo hará o no, puedo decir que si decide hacerlo pese a la decisión de la MUD, el señor Falcón se estaría jugando su carrera política y el trabajo que con esfuerzo logró consolidar al frente de la gobernación del estado Lara y la alcaldía de Barquisimeto.

 

 

Particularmente creo que la lucha no sería contra Maduro ni sus ex compañeros, su verdadera batalla sería contra la Unidad y terminará pulverizado, haciéndole un flaco favor al régimen.

 

 

El tercero en la fila es el pastor evangélico, Javier Bertucci, quien este fin de semana se perfiló como “potencial” contrincante para Maduro, durante todo el día domingo, cuando hizo pública sus aspiraciones, fue Trending Topic en las redes sociales, no por poner su nombre a la orden para ser candidato presidencial; sino por aparecer en la investigación de los Panamá Papers. Fue detenido en el 2010 por estar involucrado en el contrabando de cinco mil toneladas de combustible diésel, y cuenta con el apoyo irrestricto de Diosa Canales.

 

 

 

Ahora bien, que quede claro que el 22 de abril no habrá ninguna sorpresa, lo que sí habrá en Venezuela ese día no serán unas elecciones limpias y transparentes, como tampoco veremos unos candidatos “opositores” limpios y transparentes. Mis estimados lectores no se dejen engañar, ya lo saben.

 

 

La abstención no se juramenta, ni tampoco tumba gobiernos, por eso lo más lógico, coherente y congruente es que los líderes políticos venezolanos de oposición que decidieron dedicarse a este  oficio, se pongan al frente de esta lucha acuerden de una vez por todas la ruta para salir de esta crisis, y se la comuniquen al país para que todos vayamos por el mismo camino.

 

 

Seis años más con Nicolás, sería imperdonable.

 

 

Edward Rodríguez

@edwardr74

 

 

 

Piedra, papel o elecciones

Posted on: febrero 14th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

 

El tiempo sigue corriendo, el reloj no se detiene y la oposición venezolana deshoja la margarita sobre la conveniencia de ir o no a las elecciones presidenciales del próximo 22 de abril.

 

 

 

Estos carnavales, que recién terminan, tuvieron particularidad de la marcada ausencia de temporadistas en playas, sitios turísticos y recreacionales;  la histórica diáspora venezolana que no deja de aterrarnos, y la encerrona que desde el pasado jueves tienen los líderes de los partidos políticos en donde el único punto a discutir es participar o no; quizás para cuando usted esté leyendo este artículo, hayan conseguido la clave para salir de la encrucijada donde nos encontramos.

 

 

 

Ahora bien, deshojemos la margarita. El primer punto tomar en cuenta, y en el que insistimos cada vez que se puede, es la coherencia. Si no se firmó en República Dominicana porque no se garantizaban las condiciones electorales para unas elecciones libres, etc; entonces ¿cómo es que hay un sector que pretende ir a esa contienda electoral precipitada y que desde su convocatoria ha tenido el rechazo de una buena parte de la opinión internacional que ha manifestado que no reconocerán los resultados por considerarlos fraudulentos?.

 

 

 

El segundo punto es la selección del candidato, los que figuraban mejor en las encuestas están inhabilitados o presos y los que públicamente aspiran como son los dos Henry (Allup y Falcón) no gozan del consenso de los partidos y de la preferencia de los venezolanos. El tema se torna complejo cuando la Causa R hace pública su posición de no convalidar una nueva farsa electoral, y por el contrario, proponen mantener la lucha por restituir el derecho a elegir libremente, a esta línea se suman Alianza Bravo Pueblo (el partido de Ledezma) y Vente Venezuela, (movimiento de María Corina Machado), con estas manifestaciones podemos deducir que no hay una unidad homogénea, “por ahora”.

 

 

 

Usted, estimado lector quizás, también se encuentra o en una especie de “piedra, papel o elecciones”, al pensar o conversar sobre el tema de participar o no en las presidenciales. Cualquiera de las dos posiciones tienen peso y  justificación; la de no ir es la que ondea la bandera de la coherencia; pero la de ir siempre y cuando se vaya unido, con un solo candidato que emocione, con una calle activa desde ya hasta los días posterior a las elecciones; es la que empuña la bandera del cambio urgente porque la crisis humanitaria no puede seguir esperando por un día más para ponerle fin.

 

 

 

Faltan 45 días para el 22 de abril, y el único pétalo que queda en la margarita deshojada es el de la ausencia de un plan que respalde las posiciones de participar o no en las presidenciales; cual sea el camino a transitar, lo único claro que hay en esta encrucijada es que la Unidad sincera debe prevalecer y fortalecerse para enfrentar lo que venga porque es la única manera.

 

 

 

Piedra papel o elecciones; con Unidad todo, sin Unidad nada.

 

 

Edward Rodríguez

@edwardr74

 

 

 

Lorenzo, cucaramaca o muerte súbita

Posted on: enero 30th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

Sin duda alguna el nombre de Lorenzo Mendoza es el más escuchado en la calle, supermercados, transporte público, cafés, reuniones sociales y por supuesto, entre opinadores, analistas  y encuestadores, para ser el candidato presidencial de la oposición venezolana que enfrente a Nicolás Maduro y el régimen.

 

 

 

Quizás el que, hasta ahora, ha profundizado más sobre Mendoza como posible candidato es el  presidente de la empresa Datincorp, Jesús Seguías. En una entrevista en el diario zuliano Panorama del 21 de enero del presente año, antes de la convocatoria electoral realizada por la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente, señaló que el presidente de Empresas Polar se vislumbraba como un fenómeno electoral  parecido a  Carlos Andrés Pérez o Hugo Chávez.

 

 

 

Seguías, decía que veía a Lorenzo como un candidato fuera de los partidos, que genera confianza y  puede garantizar inversiones, esto aunado a lo que le reflejan los estudios realizados por su firma Datincorp que reflejan que el 82% de los venezolanos demanda  por la solución económica; mejor escenario imposible para un candidato.

 

 

 

Hoy recuerdo mucho lo que una vez me dijo la muy respetada dirigente político y diputada Liliana Hernández que “para ser candidato presidencial hay que querer ser presidente, y después de querer y desear SER se procede a consultar a su entorno familiar para comunicar e informar de las pretensiones,   pero el gusanillo de querer SER no lo detiene nadie, ni la esposa; pasada esa prueba asume la candidatura”. Por lo que vemos, el señor Lorenzo se debate a lo interno y en lo familiar si es oportuno o no ser candidato presidencial.

 

 

 

Su silencio pareciera apuntar a que en el fondo no quiere ser Presidente y sus más cercanos no quieren que lo sea para no poner en riesgo el conglomerado de empresas que están bajo su mando, si eso es así, lo respetamos y lo valoramos, pero es hora que le diga a los venezolanos que descarta su participación y así todos esos corazones que lo ven como la opción voltearán la mirada hacia otra u otro aspirante con tanto o más méritos que Mendoza.

 

 

 

Particularmente soy de los que cree que si Lorenzo acepta, la Mesa de la Unidad Democrática se va a unir entorno a él, sería un candidato de consenso que entusiasmaría a los venezolanos de oposición y a los venezolanos que ven con medio ojo al Gobierno, que sufren tanto como el resto, que son minoría y que también buscan irse del país. La realidad hoy es que se tienen todas las condiciones en contra, pero dando la batalla tendríamos un nuevo Presidente en Venezuela.

 

 

 

Es aquí donde cabe la reflexión sobre del cuento de  los  dos  hombres que fueron capturados por unos caníbales; los salvajes les preguntaron cómo querían morir, si por cucaramaca o muerte súbita, el primero dijo que por cucaramaca (dejo a su acertada imaginación en qué consistía el método cucaramaca); al ver el segundo hombre lo que le hicieron a su compañero, prefirió la muerte súbita. Los caníbales le dijeron “perfecto, pero primero vamos con cucaramaca y después muerte súbita”.

 

 

 

¿Conclusión?, con este Gobierno, así el señor Mendoza no sea el candidato presidencial, que hasta el régimen quiere; sus empresas tampoco estarán a salvo en los próximos seis años de resultar reelecto Nicolás o cualquiera de ellos que representa el modelo fracasado y visceral del socialismo del siglo XXI.

 

 

 

Mientras Lorenzo se debate entre cucaramara o muerte súbita, vayamos pensando en otros connotados venezolanos como Ramón Guillermo Aveledo, Cecilia García Arocha, el padre Luis Ugalde o el ex grande liga, Omar Vizquel. Les aseguro que nos quedamos cortos pero hay que tener un candidato ya porque “el tiempo perdido hasta los santos lo lloran”.

 

 

 

Edward Rodríguez

@edwardr74

Oscar Pérez, final suspendido

Posted on: enero 16th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

Antes de proceder con mi análisis y opinión sobre el final trágico, mediático e inhumano de el ex piloto del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), Oscar Pérez, doy mis condolencias a sus familiares y amigos de López; así como a los deudos de quienes cayeron junto a él.

 

 

El 15 de enero de 2018 será recordado en Venezuela y el mundo, como el día de la demostración de la violación de Derechos Humanos más flagrante que ha ejecutado el régimen de Nicolás Maduro. Tras un intenso combate, que incluyó todo tipo de armas, artefactos y vehículos de guerra, que logró la neutralización y rendición de Pérez y sus compañeros según lo que pudimos ver en los videos; estos fueron asesinados.

 

 

 

Desde el primer día, aquel 27 de junio de 2017 Día del Periodista, que vimos las imágenes del helicóptero, los videos de la pancarta pidiendo la activación del artículo 350 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y las supuestas detonaciones en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ); en un país donde el Gobierno controla todo, aeropuertos, inteligencia, contrainteligencia, infiltrados, sapos, culebras y afines, dudamos de la acción de Oscar Pérez, se llegó a pensar que se trataba de un montaje, y cómo no dudarlo si algo que también sabe el modelo cubano venezolano es de montar show y vivir de show en show.

 

 

 

Ante aquella película y guiado por mi incredulidad, usé un comodín para saber de qué se trataba toda esa acción con un toque hollywoodense; llamé a un colega periodista que goza de mi respeto profesional y personal, quien me dio su impresión y hoja de vida de Oscar Pérez, por lo que de inmediato y descarté la hipótesis de “montaje mediático”, o “trapo rojo”.

 

 

 

Pero  en la opinión pública no fue así, faltó quizás un mejor manejo por parte del  llamado movimiento nacional “Soldados de franela” para la venta de su proyecto.

 

 

Esa hazaña sin opinión pública favorable tendía a morir en corto tiempo, la segunda razón es que los proyectos individuales también se estancan, pues no forman parte de un colectivo.

 

 

Hugo Chávez en 1998 usó las armas del Estado, se reveló contra el sistema, manejó todo desde el Museo militar, dispararon, hubo bajas, pero se le permitió entregarse y hablar a los medios de comunicación para dirigirse al país y al mundo para decir el famoso “por ahora” que le permitió llegar al poder seis años más tarde. Sin duda alguna hizo un buen manejo público de su intento fallido de Golpe de Estado, logró ese determinante apoyo colectivo que necesita cualquier movimiento para hacerse del Poder.

 

 

 

Oscar Pérez pudo hablarle a una reducida opinión pública por tener saldo en el teléfono, usar las redes sociales para suplicar que detuvieran el ataque porque estaban dispuestos a entregarse no le valió de nada, no corrió con la misma suerte que Hugo en su momento; pues el régimen de Nicolás decidió no concederle un “por ahora” al ex piloto del Cicpc y sus compañeros; sino que prefirió darles un hasta nunca.

 

 

Estas líneas las escribo para que queden sentadas y para la historia, seguro ya mañana es periódico de ayer lo de Oscar, pero no para sus tres hijos, su madre y su familia.

 

 

 

En 18 años de asesoría cubana el gobierno ha aprendido a jugar con los tiempos, a esperar hasta el último minuto, contar hasta 100, ejecutar y esperar reacciones para contraatacar.

 

 

 

La clandestinidad dura muy poco, Oscar y su grupo lograron mantenerse seis meses en ella, comunicándose con el exterior a través de las RRSS que fácilmente son detectables, un error que pareciera no calcularon muy bien.

 

 

Ahora bien, todas las formas de lucha tienen consecuencias. La de Chávez tuvo la suya: un golpe fallido, prisión, indulto, elección y triunfo electoral. La de las FARC, más de 50 años en la confrontación, violando derechos humanos, asesinando, secuestrando y dedicadas al narcotráfico terminaron en una negociación y hoy aspirando a cargos políticos.

 

 

Mandela, también tuvo su propia historia: lucha, prisión y negociación con sus opresores. Cada quien decide cuál es su forma de lucha.

 

 

Edward Rodríguez

@edwardr74

Recuperar la majestad perdida

Posted on: enero 9th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

“Esta casa se jod..”, diría la famosa Vieja de la cerca y los mangos para resumir la pérdida de respeto y majestad que han tenido los cargos de los funcionarios públicos en Venezuela, y que constituye, aunque parezca una nimiedad, un gran problema a solucionar dentro del cambio y reconstrucción del país.

 

 

Desde hace tiempo me preocupa el tema porque el respeto es la base de la confianza; determinante para el crecimiento, desarrollo, progreso y futuro en cualquier tipo de relación.

 

 

Hablar de un Alcalde era referirse con respeto al gobernante de más cercanía a los ciudadanos, compartiéramos o no la ideología o la tendencia política que representara; uno decía: es el alcalde de mi ciudad.

 

 

Un diputado o senador tenían un significado distinto, sobre él recaía la función de redactar leyes, controlar y denunciar la corrupción, el narcotráfico y todo lo que anduviera mal. De un gobernador se decía que era aquella figura que uno veía con más mérito para regir los destinos de las regiones.

 

 

 

En el caso de los ministros, había ese toque de admiración y de sentir que tenía méritos para ser el motor de un Gobierno; el de infraestructura hacer carreteras, el de finanza la política económica de la nación, el de minas en el caso de Venezuela la política petrolera.

 

 

 

Los jueces, magistrados, fiscales y defensores públicos, la ley y la rectitud por sobre todas las cosas, eran los hombres y mujeres “ciegos” para ser justos y con una balanza sobre sus hombros.  Hoy por hoy sentimos que toda esa majestad de perdió.

 

 

En la actualidad nos da igual quien sea el alcalde pues ya no goza de nuestro respeto, no nos asombra, ni nos preocupa si nos gobierna un malandro o un corrupto pues decimos: eso no sirve y seguimos. Si nos hablan de un parlamentario, preguntamos, ¿Qué hace fulanito?, ¿Qué denunció?, ¿Qué se logró con eso?. Descalificamos, faltamos el respeto y seguimos.

 

 

Valdría la pena reflexionar sobre el tema para rescatar la majestad de los cargos, el respeto al funcionario público designado y electo a través del voto, sino examinamos y reconsideramos al respecto creo que sería difícil volver a creer en esa majestad.

 

 

 

Para esto, el trabajo del político tiene que ser ejemplar, de conocimiento en la materia, de sensibilidad social, de carácter y cercanía para que genere credibilidad en la sociedad. De parte de nosotros, los ciudadanos, la tarea consiste en volver a creer, en confiar, y sobre todo en respetar.

Hay ciudades en el mundo donde la gente no sabe quiénes los gobiernan, pero el sistema funciona. En el caso nuestro el protagonismo personal siempre está presente y por encima del trabajo o responsabilidad que se tiene.

Creo que si de ambas partes se construye esa nueva majestad estaríamos recuperando un valor fundamental en quien nos dirige.

 

 

 

En días pasados conversando con varios venezolanos en el exterior en condición de exilio me impresionó la magnitud de la opinión que se tiene sobre funcionarios públicos en ejercicio o no. “Fulano de tal se vendió, sutano, a ese lo compraron,  perencejo se llenó los bolsillos”, eran los señalamientos que se hacían contra ministros, alcaldes, jueces, gobernadores y cualquier otro funcionario público cuyo nombre saliera a relucir en la tertulia.

 

 

En medio de esa especie de fusilamiento colectivo, yo me preguntaba: ¿será que nadie se salva?. Las redes sociales  tienen un papel preponderante en la descalificación, pero no podemos creer que son las responsables de todo cuando el valor fundamental de la majestad del cargo está en manos de quien lo ostenta.

 

 

 

Tener un cargo para no ejercerlo no tiene sentido, tenerlo y ejercerlo mal es peor todavía, pero tenerlo y no trabajar en que vuelva la admiración y el respeto es algo imperdonable.

 

 

Del cargo presidencial lo dejamos para un próximo artículo; sin duda el más devaluado de todos, pero es momento de cambiarlo y salir de este desastre para recuperar la majestad.

 

 

Edward Rodríguez

@edwardr74

 

 

 

De lo fatal a la última esperanza

Posted on: diciembre 27th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

El 2017, diría yo que igual al 2002 pero con más detonantes sociales, fue el año en el que la llamada “Revolución” instaurada por el fallecido Presidente Hugo Chávez y heredada por Nicolás Maduro, transitó y experimentó momentos difíciles e impensables para sus protagonistas, pero resistió la pela gracias a la protección de los militares; no hay otra explicación para que terminen el año y lleguen al 2018.

 

 

 

Hace aproximadamente seis meses un reportaje de la revista Semana, reseñaba que el año más difícil para la estadía de Maduro en el poder fue el 2016, y no este; efectivamente fue así, hoy los hechos le dan la razón.

 

 

 

En estos 12 meses pasó de todo. En enero se instaló el segundo año de la Asamblea Nacional bajo la presidencia de Julio Borges, pero casi de inmediato el Tribunal Supremo de Justicia aplicó medidas que ya comenzaban a ponerle una camisa de fuerza al parlamento para asfixiarlo y finalmente en un hecho sin precedentes en Venezuela, dar un golpe de Estado institucional, al arrebatarle las competencias.

 

 

 

La oposición unida salió a la calle para rechazar inicialmente este hecho inédito, durante cuatro meses ininterrumpidos las protestas en la capital y las principales ciudades del país pusieron en jaque a Nicolás y su régimen; durante ese tiempo vimos perder la vida de 120 jóvenes que sólo luchaban por un mejor país; pero también fuimos testigos de la furia de un gobierno acorralado y contra las cuerdas.

 

 

 

La cifra de detenidos pasó de los tres mil; la de violación de DDHH se perdió de vista y la de torturados igual; sin embargo, la calle no se abandonaba, no había miedo y paradójicamente eso le daba más temor a Maduro que al pueblo; pero todo terminó cuando desde la misma oposición se dijo que la protesta ahora sería encerrados en la casa por 48 horas sin ni siquiera mirar por el balcón, cosa que llamaron “paro nacional”.

Aprovechando las grietas que ya empezaban a marcarse en la Unidad, el régimen aprovechó y aplicó el “ácido” con la elección de la Asamblea Nacional Constituyente; consumada y ya en ejercicio fraudulento, convocó las elecciones regionales y posteriormente las municipales; ¿resultado? El partido de gobierno barrió con todo.

Sin dar el mínimo espacio a la oposición para pensar, reacomodar piezas y replantear estrategias, el Gobierno continuaba con su agenda; propició encuentros para el diálogo y tras varias reuniones “fallidas” entre el 23 y 24 de diciembre dieron libertad a 44 presos políticos.

 

 

 

Ahora bien, a pesar de que el régimen dice estar fuerte, de la boca para afuera, lo cierto es que hay una especie de calentamiento de la etapa final de la “Revolución”, y no es más que la crisis que hay con los alimentos, medicinas, repuestos, efectivo, combustible, alto costo de la vida, y para remate, con la electricidad que ha golpeado duro al Zulia; a tal punto que la Navidad fue recibida en penumbra literalmente. Durante dos días seguidos lo zulianos fueron víctimas de sendos apagones que marchitaron el poco espíritu navideño que quedaba.

 

 

 

Estoy convencido que en el 2018 nos queda una última esperanza para poner fin a esta pesadilla: la elección presidencial. Del lado opositor es necesario y urgente lograr la Unidad verdadera y el mejor candidato, aunque me simpatice Lorenzo Mendoza no creo que vaya correr esa válida, su prioridad son sus empresas y familia.

 

 

 

Esa última esperanza la tienen sobre todo los seguidores al régimen, ellos se van debatir en vivir en la miseria el resto de sus vidas o cambiar para siempre, si ese 30% de ciudadanos no rompen las cadenas y entienden que nos llevaron hasta lo más profundo y que sólo de pan no vive el hombre pues, esa última esperanza desaparecerá; y así como muchos, nos tocará emprender otro camino, mientras tanto apuesto al 2018 a la sensatez y al cambio absoluto del peor gobierno de la historia venezolana.

 

 

 

Me despido, agradeciendo a estos medios de comunicación que me permitieron este 2017 emprender una nueva etapa en mi carrera como articulista de opinión y a los lectores por su confianza, fidelidad y comentarios. Nos leemos en el 2018.

 

 

Edward Rodríguez 

@edwardr74

308 ¿y qué?

Posted on: diciembre 12th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

Que hoy el país tenga 308 alcaldes “rojos rojitos” no es una buena noticia. En el olvido quedará aquello de que el alcalde es el nivel de gobierno más cercano al pueblo para atenderlo y resolverle de manera más directa sus problemas; pues ahora la función de esos burgomaestres del buró de la revolución se convertirán en pagadores de nóminas y despachadores de las cajas Clap.

 

 

 

El régimen en su afán de controlar todo, se apodera de todo, y las 308 alcaldías que obtuvieron, para no decir que compraron, el pasado domingo no serán la excepción; estarán manejadas, a conveniencia y discreción puntual, desde una en oficina en Caracas por un grupo no mayor de 10 “camarados y camaradas” peso pesados del Gobierno.

 

 

 

La compra de esos 308 títeres rojos rojitos le costó al régimen un talonario con diez tickets de 50 mil bolívares cada uno, para un total de 500 mil bolívares; que le daban al mejor postor de su conciencia; también lo pagaron a crédito a través del fulano carnet de la Patria, es decir, a los carnetizados prometieron depositarles los mismos 500 mil bolívares por el voto.

 

 

 

Como vemos, el proceso electoral del pasado 10 de diciembre se convirtió en una subasta que ganó el que tenía más dinero para comprar. Quedó en evidencia que la oposición, en eso de la “adquisición” de votos no tiene las de ganar y sus candidatos menos que menos, si acaso pueden resolver la movilización del día D, que ya es mucho cuento.

 

 

 

Ahora bien, que hoy tengamos 308 alcaldías en manos del régimen, no es responsabilidad completa de los abstencionistas, ellos tienen una posición que respeto pero no comparto, sin embargo, considero que la MUD como plataforma unitaria de partidos debe replantearse urgentemente y tomar una sola ruta para presentarle al pueblo una sola posición.

 

 

En el caso del Zulia Manuel Rosales salió a dar la pelea ante la decisión de Juan Pablo Guanipa de no juramentarse como gobernador; válido lo que hizo Rosales pues el poder se hizo para aspirar y asumir. Tendrá también que hacer una reflexión por la brecha tan abierta en números entre el candidato oficialista y él; la diferencia fue de 193.898 votos.

 

 

 

Igual reflexión deberán hacer los gobernadores que se juramentaron ante la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente y los cientos de candidatos como Kiko Bautista, Yon Goicochea y Carlos Alaimo que sabiendo que no tenían la primera opción se postularon y pusieron en peligro al candidato con mayor posibilidad de triunfo.

 

 

 

La pelota está en la cancha del régimen, cuentan con 20 gobernaciones de 23; y 308 alcaldías de 335, tienen el control “por ahora”, se acabaron las excusas y los cuentos de “sabotaje” para gobernar como Dios manda.

 

 

Edward Rodríguez

@edwardr74

Diálogo: avance hacia la solución

Posted on: noviembre 28th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

Si en algo coincidimos los venezolanos, sin importar la ideología o preferencia política; es en buscar, de una vez por todas, una solución a esta crisis que cada día se agudiza más, y que nos afecta a todos sin excepción.

 

 

Estamos a las puertas de un nuevo diálogo, en el que con mucho recelo, hay quienes creen que esta vez sí se puede avanzar hacia la solución, que pasa entre otras cosas por desactivar la confrontación y el ventajismo del Gobierno en los procesos electorales, punto álgido e importante en el cambio constitucional y democrático.

 

 

Hoy apostamos por la libertad de los presos políticos, el regreso de los exiliados, el respeto de los derechos fundamentales y el canal humanitario, que de paso cada día vemos cómo ONG´s, partidos políticos, candidatos, ciudadanos de a pie, etc, se organizan para llevar el pan a los más pobres en medio de esta grave situación.

 

 

Ciertamente esa mano amiga y de desprendimiento tiene una recompensa ante Dios, pero hay que decirlo, esa es una responsabilidad del Gobierno de Nicolás, es él, y quienes lo acompañan, los que tienen que brindar calidad de vida, oportunidad de trabajo y progreso para todos, además de garantizar la producción del país, que ya ni eso saben hacer pues el modelo que llevan en la cabeza es el de la destrucción y la desidia, al punto que se han negado en abrir el canal humanitario para alimentos y medicinas.

 

 

¿Qué veo de importante en la reunión de diálogo que se realizará entre el 1 y 2 de diciembre en República Dominicana?  Primero, lo positivo y acertado que ha sido el manejo comunicacional previo que ha consistido en  dar a conocer los nombres de las personas que participarán por el lado de la oposición.

 

 

Lo segundo que considero positivo es la participación de los gobiernos amigos y la presencia de asesores que gozan de mi credibilidad y respeto como son: Jorge Roig,  expresidente de Fedecamaras, empresario  del sector metalúrgico y de la construcción, hemos conocido su posición y las intenciones de buscar encuentros y avances con el Gobierno; al economista Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalitica, maneja al derecho y al revés los números  de nuestra economía, sabe en la bomba de tiempo donde estamos montado.

 

 

Así como también Colette Capriles  psicóloga social, consultora política y articulista; Marcela Maspero, presidenta de la Unión de Nacional de Trabajadores; Feliciano Reyna, activista de derechos humanos; y el experto en negociación para resolución de conflicto Gustavo Velásquez. Creo que faltó en ese grupo el doctor Pedro Nikken, amplio conocedor de la materia y que tuvo un protagonismo importante en la mediación de Nicaragua.

 

 

Las cartas están sobre la mesa. Creo que

Ledezma movió el ajedrez

Posted on: noviembre 21st, 2017 by Laura Espinoza No Comments

Hay  un dicho que reza  “el último que se vaya, apaga la luz”; hago alusión de él para referirme a la fuga del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, quien pasó más de mil días de encierro entre recintos carcelarios y su domicilio, que al final por muy cómodo que fuera, seguía estando preso.

 

 

 

Ahora bien, ver que un luchador y un líder político de la talla y temple de Ledezma, se fue de Venezuela nos obliga a preguntarnos: ¿qué quedará para nosotros que aún seguimos en el “país potencia” hecho añicos por la revolución del siglo XXI?

 

 

 

Debo decir que me contenta que Ledezma huyera por las vías principales desde Caracas hasta la frontera con Colombia, y no por las trochas. Su traslado contó con la ayuda de militares no me cabe la menor duda, pues cuando hay fuga en un penal siempre existen dos elementos: la complicidad interna y el factor sorpresa; ambas se dieron en este caso.

 

 

 

La verdadera historia de cómo salió el ex alcalde de Caracas la sabe él y dos personas más, ni tonto que fuera para relatar con pelos y señales de cómo ocurrieron los hechos. No se puede poner al descubierto el punto débil del régimen, es decir, no se puede delatar la ruta y la ayuda que pueda ser útil para cualquier perseguido político.

 

 

 

Quizás algún día, o de pronto ya alguien debe estar recopilando  las historias de las fugas de nuestros dirigentes políticos perseguidos por el régimen, conozcamos un poco más los detalles de lo que Ledezma definió como una experiencia “peliculezca”; por más plan de contingencia que se tenga el susto y la adrenalina deben ir abrazadas y con un solo objetivo, vivir y pensar en la familia.

 

 

 

Antonio movió el ajedrez. Sin duda alguna hará un papel histórico y de mucha ayuda desde el exilio, su voz tendrá más auditorios, y más puertas de palacios presidenciales en el mundo se abrirán para recibirlo a pesar de las pataletas de Nicolás, que dicho sea de paso, tiene sin cuidado a la comunidad internacional.

 

 

 

En medio de la euforia que ha causado el “golazo” que le metió Antonio al régimen; al huir del país sin problema alguno, y ser recibido por el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy; considero prudente que todo dirigente político venezolano en el exilio debe tomar en cuenta la recomendación de Fernando Mires, “yo respeto a los cubanos que quisieron conducir a la resistencia desde Miami, pero sólo hay que mirar cómo les fue”. Desde fuera no se puede conducir un proceso donde uno no participa.

 

 

 

En esta nueva jugada que le anota un punto muy valioso a los millones de venezolanos que demandamos el fin de la crisis y un cambio urgente; creo necesario que tanto los políticos exiliados, magistrados del TSJ legítimo, la fiscal Ortega Díaz unifiquen esfuerzos y remen todos hacia una misma dirección, de manera que el sacrificio que están haciendo al dejar por obligación su patria en busca de una solución a la inédita situación de Venezuela, no sea en vano y arroje resultados lo más pronto posible porque el pueblo ya no aguanta más.

 

 

 

Antonio se mueve en el tablero como muchos otros actores políticos, aquí  la lucha sigue por salir de este desastre, la luz no se apaga y falta mucho para que salga el último.

 

 

Edward Rodríguez

@edwardr74

 

Sentados en una bomba de tiempo

Posted on: noviembre 14th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

El tiempo corre y se agota, algunos dirían que “a paso de vencedores”; lo cierto es que hoy los venezolanos (léase, no enchufados), vivimos uno de los momentos más críticos y desesperantes de los que se tenga memoria o registro. La crisis nos estalló en la cara.

 

 

 

Basta ir a un supermercado, panadería, charcutería o carnicería para sentir el tic tac del reloj de esa bomba de tiempo cuando preguntas por el precio de un kilo de queso, diez panes, un kilo de carne o una bolsa de leche en polvo. Sólo queda suspirar y decir una vez más: esto no se aguanta, ¿cómo hace para sobrevivir una familia con un sueldo mínimo?.

 

 

 

Hace un año nos sorprendía ver a la gente comiendo de la basura, escuchar el cuento de alguna persona decir que sólo  comía dos veces, o menos, al día, peor aún, reencontrarte con un amigo y notar que bajó de peso no por estar fitness o a la línea, sino por no alimentarse como Dios manda.

 

 

 

La semana pasada vi que uno de mis compañeros de trabajo calentaba su almuerzo en el microondas y le pregunté qué iba a comer y la respuesta aún retumba en mi cabeza: arroz blanco; así como lo lee estimado lector, arroz blanco con un vaso de agua. En esa vianda no había salado, es decir, proteínas como carne, pollo o pescado.

 

 

 

Historias como esas se repiten, por miles, diariamente, la bomba de tiempo ya no es un juego, el coco del que tanto se hablaba llegó y lo tenemos al frente: es el hambre sumada al alto costo de la vida que ya no te permite comer bien por lo menos una vez a la semana.

 

 

 

¿Quién (que no sea un enchufado) puede pagar una harina de PAN en 25 mil bolívares, 400 gramos de café en 40 mil bolívares, un kilo de arroz en 40 mil bolívares, pollo en 50 mil bolívares o carne en 90 mil bolívares?, esto es una locura colectiva cuando se llega y se sale del supermercado.

 

 

 

Sin duda alguna tendremos las navidades más infelices que hayamos tenido en los últimos tiempos; encuestadoras en el país ya han medido en qué invertirá el venezolano sus utilidades, y la “tendencia irreversible” como diría Tibisay Lucena, es en la compra de comida, y no en los estrenos o el regalo del Niño Jesús.

 

 

 

Nos toca reinventarnos mientras salimos de la pesadilla, aunque hoy mi artículo va por el tema lo social y lo dramático de la situación; respetando el criterio de los abstencionistas y de los votantes, creo oportuno pedirles una reflexión: ya no se trata de repetir “si votamos y defendemos ganamos”, se trata avanzar en el terreno y no perder los espacios; el gobierno ve el juego político como una guerra y táctica militar y nosotros como civiles y demócratas.

 

 

 

La lucha es en todos los terrenos y en toda la tabla del ajedrez, por eso insisto que no votar el 10 de diciembre genera más contra que pro. Por mi parte estoy convencido que esa es una de las herramientas que no pienso dejársela a los hambreadores y miserables de quienes nos gobiernan desde hace 18 años y nos pretenden  imponer un modelo a costa de lo que sea.

 

 

 

Estamos sentados en una bomba de tiempo y urge desactivarla con el voto y la calle; ese es el código secreto y la combinación está en las manos de cada uno de nosotros, los venezolanos.

 

 

 

Edward Rodríguez

@edwardr74