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#VenezuelaSinFronteras

Posted on: julio 30th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

Invitamos a una Venezuela sin las fronteras de la censura, donde las voces crezcan a tal punto que llegue a los oídos de Maduro un clamor imposible de soportar

 

Pareciera que todo está dicho pero no es así. No mientras lo denunciado logre hacer la diferencia en un país que ya va por un índice de pobreza que supera el 80 por ciento y una inflación que puede llegar al 2 mil para final de año. Y en donde el número de muertos aumenta cada día, superando los 100 por la represión en las calles, lugar donde la oposición está unificada en la resistencia.

 

 

El hecho más reciente, a pocas horas de la fecha en que Nicolás Maduro busca vía constituyente perpetuarse en el poder, es el retiro de Avianca. La aerolínea colombiana que operaba desde 1950, por más de 60 años con el 56 por ciento del mercado directo y casi el 80 si se tiene en cuenta la ruta Lima- Caracas, cerró sus operaciones.

 

 

Más de 13 mil personas cada mes que se desplazaban y que representaban además ingresos por 100 millones de dólares, no podrán movilizarse. La ruta terminó por razones que no podrían ser más graves. No era posible garantizar la seguridad en un aeropuerto que como el de Maiquetía en Caracas carece de infraestructura y control de equipajes y en donde además atracan a la tripulación.

 

 

Y como si fuera poco 300 millones de dólares castigados, porque no es posible sacarlos de Venezuela. Ya ocho aerolíneas habían cerrado sus operaciones. Lo hicieron Delta, Air Canadá, Alitalia, Lufthansa, Latam, Aeroméxico, Gol, Tiara Air y United Airlines.

 

 

No es menor el impacto y las consecuencias para miles y miles de pasajeros. Avianca ha explicado que nada tiene que ver con el éxodo hacia Colombia, pero esa es una realidad que no puede desconocerse: la dinámica migratoria es cada vez más compleja entre los que se mueven a través de la frontera y los que llegan con la intención de quedarse.

 

 

En Colombia 579.630 venezolanos tienen la tarjeta de movilidad fronteriza TMF, 50 mil son venezolanos con visa, 153 mil entraron regularmente pero tienen vencidos sus permisos de permanencia y aproximadamente 140 mil han entrado por pasos fronterizos no autorizados. El total de venezolanos, que atiende Migración Colombia con vocación de quedarse es de 350 mil.

 

 

Hechos y más hechos mientras en Caracas arde una hoguera que va de los gritos de Maduro en contra del presidente Juan Manuel Santos, pasando por Estados Unidos que lo amenaza con las acostumbradas sanciones económicas, que bien ha dicho Moises Naim no harán otra cosa que atornillar al dictador como ocurrió en Cuba, y afectan cada vez más al ciudadano e incrementan la ya insostenible crisis humanitaria.

 

 

Trump pretende que el comercio mundial de petróleo entre en el juego como una posibilidad de intervenir para debilitar a Nicolás Maduro y a sus enriquecidos cómplices. Carne para los leones. Insumos que alimentan el trasnochado discurso de los chavistas contra el imperio.

 

 

Y entonces ¿qué hacer cuando los 7 millones de votos de la oposición no han servido para impedir la intención de Maduro de reescribir la Constitución y seguir engañando al porcentaje de la población que le queda, con conquistas sociales inexistentes?

 

 

No creo que la salida sea el llamado que desde Colombia hiciera el ex presidente Uribe a los militares para que hagan a un lado a Maduro. De un golpe, sálvanos señor. Bien claro lo dijo desde la derecha de sus afectos Mario Vargas Llosa en entrevista con Julio Sánchez Cristo, al recomendar la autobiografía de Sergio Ramírez, Adiós Muchachos: No podemos ceder a las tentaciones apocalípticas. “Lo que hay que hacer es evitar las soluciones revolucionarias y buscar las democráticas. La democracia es lo que garantiza el progreso. Lo otro es la verdadera tragedia que está viviendo Venezuela”.

 

 

Hay que evitar una guerra civil en Venezuela y la advertencia la hace desde el New York Times el profesor David Smilde cuando deja entrever que la oposición venezolana estaría caminando hacia la creación de un gobierno paralelo, luego de su triunfo en el plebiscito de las últimas semanas, para luego ir en busca de apoyo internacional, incluso para el uso de las armas.

 

 

En la negociación, la presión internacional, la denuncia libre desde los medios de comunicación, la oposición unida en las calles, la fe puesta en la división de los militares, en la valentía de Luisa Ortega y el desencanto de los chavistas de hace algunos años tiene que encontrar Maduro su fin y los ciudadanos la forma de reconstruir en elecciones libres y ojalá anticipadas.

 

 

Por ahora la invitación es a una Venezuela sin fronteras, por lo menos sin las fronteras de la censura, donde las voces crezcan a tal punto que llegue a los oídos de Maduro un clamor imposible de soportar. Lo haremos cada domingo desde la radio, desde el exilio al que fue obligada una de tantas periodistas, para que lo oigan en Colombia y lo escuchen por Caracol Radio donde haya forma de sintonizarnos o seguirnos en la redes con #VenezuelaSinFronteras.

 

Diana Calderón

El País

¡Evitar el manoseo!

Posted on: febrero 20th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

Se equivocan los gobiernos cuando intentan darnos lecciones de periodismo

Hay momentos en que el oficio del periodista adquiere una dimensión aún más importante que el de la información pura y dura y se plantea como el único recurso de guía, herramienta para la toma de decisiones por parte de los ciudadanos. Tenemos parte de responsabilidad en la construcción de sociedades participativas, respetuosas, plurales, incluyentes y justas. Sobre todo cuando las naciones atraviesan por puntos de quiebre en su historia como es el caso colombiano que enfrenta ahora a la firma de un proceso de paz para poner fin a 50 años de conflicto, que en varias de sus décadas, dejó más de 100 periodistas asesinados, muchos amenazados y otros entregados a los victimarios, o cayendo en los anzuelos de la propaganda o de los bandos en conflicto.

 

 

El periodismo colombiano ha sido exaltado mundialmente por su valentía. Ha sido criticado por su cercanía al poder, que como en muchos países del mundo, se construye por relaciones de clase, bolsillo, sexo, lobby, arribismo, intelectualidad, formación, cultura, y sí, también por admiración y amistad. Por las mismas razones que se construyen las relaciones incluso, las más puras, en otros sectores.

Nuestro periodismo como ocurre también en otras latitudes ha tenido momentos de gloria y otros de enorme dolor. Y en varios casos está marcado por una de las características más comunes de la condición humana: el ego y la soberbia, que se hacen más grandes frente a un micrófono, una pluma o ahora el iPad y nuestra propia imagen en TV. Corremos riesgos enormes como quedar seducidos por nosotros mismos. Y corremos el mejor de todos los riesgos, a veces vernos en el espejo de nuestra vulnerabilidad y hacernos más fuertes, pero primero humildes.

 

 

Entre esos periodistas trabajadores, disciplinados, enamorados de su oficio se cuentan muchos. Hay que exceptuar columnistas entregados a los favores de sus políticos preferidos, o quienes ensalzan un día y al otro convierten en estatuas de sal a quienes construyeron, pero en general, Colombia está llena de verdaderos periodistas escrutadores, que investigan, y esos también se equivocan.

 

 

Entre esos últimos está Vicky Dávila, una periodista que tuvo que renunciar esta semana porque cruzó un límite: publicó el video de una conversación sexual entre un congresista con un oficial de la Policía, que le puso una trampa para tratar de comprobar que ese personaje hacía parte de una red de prostitución en la institución. No estoy de acuerdo con la publicación del video porque creo que no prueba nada dentro de una importantísima investigación sobre corrupción, enriquecimiento y seguimiento a periodistas, entre ellos Vicky Dávila, que le costó la cabeza al director de la policía en Colombia, Rodolfo Palomino.

 

 

Lo grave de lo ocurrido es que la publicación de ese video terminara con la salida de una periodista a quien respeto y que tuvo el acierto de poner sobre la mesa un tema que la prensa, toda unida, debe investigar hasta el fondo, porque no es una verdad probada aunque los indicios, grabaciones, declaraciones y omisiones no solo apuntan a la existencia de esa red de prostitución, denunciada desde 2014 por Noticias Uno en Colombia, sino a la siniestra alianza de abogados, periodistas y jueces para el reintegro de los indeseados miembros expulsados de la Policía.

 

 

Nos equivocamos los periodistas, es cierto. Pero se equivocan más los gobiernos cuando intentan darnos lecciones de periodismo. No es papel de ningún presidente decirles a los medios si hacen bien o mal su oficio. No. El papel del gobernante es ese, gobernar. El del periodista escrutar, preguntar, denunciar. Y hasta obsesionarse si es necesario. Y es lo que debemos hacer cuando nos enfrentamos a lo que pasó en este caso: ¿por qué la justicia, la Fiscalía, lleva 10 años investigando la supuesta comunidad del anillo en la Policía, sin resultados? ¿Es objeto de investigación que un congresista tenga relaciones sexuales con un capitán de la Policía a quien en algún momento tendrá que ascender dentro de sus funciones parlamentarias? Por qué le tomó tanto tiempo al Procurador abrir una investigación al director de la Policía? Todo lo que ha pasado en este caso tiene un responsable mayor: la impunidad.

 

 

Nuestro reto como periodistas adquiere hoy un papel más trascendental, para respondernos por ejemplo ¿cuál es nuestra función dentro del proceso de paz?. ¿Somos parte de la campaña pro plebiscito refrendatorio? ¿Somos qué? ¿Opositores de la búsqueda más grande por la reconciliación? ¿Debemos ser cómplices de los mandamás de la justicia para protegernos de su látigo amenazador e intimidante? ¿Debemos aplaudir a los terroristas cuando violan la confianza por temor a que se levanten de la mesa de diálogo? ¿Debemos en nombre de la tolerancia aplaudir a las mujeres que validan a los esposos que las golpean y las violentan porque la familia está por encima de todo? Tengo varias respuestas. Pero la más importante es evitar el manoseo del poder, de las fuentes y de los propios colegas.

 

 

* Diana Calderón es directora de informativos y de @hora20 de Caracol Radio Colombia. Twitter @dianacalderonf

Diplomacia vs política

Posted on: septiembre 13th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

Las instancias internacionales deben condenar públicamente lo que ha hecho Venezuela

¿Tiene más política Venezuela que Colombia? ¿Puede considerarse así porque el presidente de un país vecino viola todos los derechos humanos arropado en un democracia ilegítima y en una actitud retadora se atreve a bailar La pollera colorá, símbolo de nuestro folclore, y al mismo tiempo paga avisos de página completa enThe New York Times mientras su pueblo se muere de hambre y su canciller trina insultos contra la nuestra?

 

 

¿Tiene entonces Colombia más diplomacia que política porque responde que sólo conversa con ese vecino que lo atropella, si este suspende los insultos y maltratos a sus connacionales y logra por fin el consenso interno hasta de sus opositores, asiduos críticos de la política exterior que lo ha caracterizado hasta ahora?

 

 

Usted presidente, hágase respetar. Hagámonos respetar
Puede ser. Si se entiende la política como la utilización de los cargos para desconocer los derechos, como la fórmula para el uso de recursos en beneficio propio y como chaleco antijusticia. Entonces sí Venezuela tiene más política y nosotros los colombianos más diplomacia, o por lo menos hemos tenido en Venezuela demasiadas complicidades que nos vienen del pasado, mas recientemente con Caldera y Carlos Andres Perez….y aun más reciente por timochenkos, Márquez….

 

 

El otrora refugio de los guerrilleros colombianos, de las pistas compartidas para el aterrizaje de vuelos clandestinos, de los caminos de Bolívar, tan usado como símbolo de la izquierda armada y de la que usa el subsidio como arma y el poco petróleo que tienen para aceptar chantajes; es solo eso, una revolución que según Santos se está autodestruyendo. Y Colombia, a pesar de sus pecados, no puede aceptar ni debe aceptar que vengan terceros componedores, como Correa o Tabaré, a provocar una salida bilateral que terminará en unas reglas de convivencia sin consecuencias por los hechos que provocaron la crisis.

 

 

Soy partidaria de una intervención de fondo por parte de las organizaciones llamadas a hacerlo porque incluso esta debe ser la oportunidad para reconsiderar su función y su papel. Soy partidaria de que sean las instancias internacionales las que condenen públicamente lo que ha hecho Venezuela. Soy partidaria de la coherencia con la que deben actuar las naciones de un continente cuando de sus fronteras se trata. Reclamo además una responsabilidad clara de todos estos mandatarios nuestros que esconden en la retórica su incapacidad para asumir posiciones.

 

 

¿Quiénes pueden intervenir? La CIDH, por ejemplo, que le recuerda a Maduro que hoy en el mundo no se puede hablar de personas ilegales y se declara preocupada por las practicas que recuerdan tiempos vengonzosos de la humanidad. La CIDH, esa que desconocimos cuando Gustavo Petro, esa misma es la que hoy debe intervenir, esa misma que como denuncia Cesar Rodríguez, Uribe debilitó y este Gobierno también. Esa misma que ha cumplido papeles importantes con los estudiantes de Ayotzinapa en México o con los niños de la frontera en Texas. Y si no es esa, que sea una comisión contra la impunidad como la de Guatemala y que después de la frontera se encargue de tantas otras impunidades y atropellos en América.

 

 

Santos ha hecho bien en no responder a los insultos del vecino. Para Maduro le han faltado pantalones porque no le dice “venga y le doy en la jeta marica”… Pero tampoco puede quedarse diciendo que es suficiente con unas reglas de convivencia para recuperar un espacio de paz entre las dos naciones porque deben respetarse las diferencias. No. Lo que dice el Gobierno de Venezuela no es respetable. Y cuando a un país lo atropellan y lo chantajean por sus omisiones y complicidades debe sacar la dignidad que le queda y jugársela por un futuro en que las reglas se cumplan y los abusadores sepan que tienen consecuencias sus actos.

 

 

Si Correa quiere aparecer en la foto, que se la tome con Maduro… Usted presidente, hágase respetar. Hagámonos respetar. No sigamos la vía de dejarnos manosear por conseguir a cualquier costo beneficios en nombre del altruismo de la paz. Esa paz que bien se está logrando en La Habana se construye solucionando los problemas de esa frontera porosa por donde se nos metió el dictador. Y de la porosidad, del desgobierno, y del status quo con el que nos hemos sentido cómodos y muchos indolentes, el responsable si no es Maduro.. .

 

 

Ojalá también haya una intervención seria en Venezuela para que no sigan condenando a los opositores como a Leopoldo López.

 

Diana Calderón

El País

Sacar la frontera del juego de Nicolás

Posted on: agosto 22nd, 2015 by Laura Espinoza No Comments

 

No somos los colombianos exportadores de pobreza a Venezuela, pero nuestra frontera sí vive un problema mayúsculo

 
Hace pocos días un analista dijo que no se sabía si el que hablaba era Donald Trump o Nicolás Maduro cuando a migrantes colombianos se refiere. Tiene razón, pero no es tan difícil distinguirlos. A pesar de sus delirios, uno habla como candidato desde una especie de bipolaridad nazi que seduce a los medios y el otro desde la dictadura que ha instaurado en Venezuela. A este último, es al que me quiero referir.

 

 

Esta semana se conoció por CNN la situación que viven los presos políticos en las cárceles de Caracas. Pasadas unas horas, se supo que la escasez de alimentos llegaba a su punto más grave. Cuarenta y ocho horas después Nicolás Maduro ordenó el cierre de la frontera con Colombia tras el ataque a una patrulla de la guardia venezolana por contrabandistas en San Antonio del Táchira, ubicado en uno de los puntos más movidos de los 2.219 kilómetros de frontera que compartimos. Ello a 12.5 kilómetros de Cúcuta, donde más se comercializan la gasolina a un precio 10 veces menor que en Colombia y cientos de productos y alimentos de contrabando.

 

 

Maduro dijo que el éxodo colombiano a su país es comparable con el de los africanos y asiáticos que llegan a Europa por el Mediterráneo

 

 

Maduro dijo entonces que el éxodo colombiano a su país es comparable con el de los africanos y asiáticos que llegan a Europa por el Mediterráneo huyendo de la violencia. Y que llegaban a Venezuela para llevarles la miseria y la violencia como si su sistema asistencialista y la prosperidad que le ha dado a su pueblo, fuera la razón para que miles de colombianos decidieran ir a Venezuela. No dijo, sin embargo, que construyéramos un muro como propuso Trump para los mexicanos pero poco le faltó. Maduro sabe perfectamente que de los 315 mil colombianos reportados por las autoridades migratorias, 270 mil han salido por turismo. Y solo 8 mil colombianos se han quedado en su territorio.

 

 

Y en cambio de Venezuela a Colombia llegan a trabajar a Cúcuta en diversos oficios cientos de venezolanos. Con un solo fin de semana de este lado, logran recibir casi tres salarios mínimos de lo que obtendrían en su país.

 

 

Nos hemos vuelto expertos analistas del Castro-chavismo, sobrediagnosticando a los que muchos llaman un dictador en apuros, explicando que es la reacción natural de un político fracasado que busca en sus vecinos al culpable cuando se acerca el proceso electoral del 6 de diciembre y deberá enfrentar una inflación sin control, la olla raspada de PDVSA, la censura visibilizada de su odio por la libertad de prensa, la solidaridad de ex mandatarios del mundo, mas no de los actuales, con los presos políticos, pero la realidad es que de las elecciones en Venezuela y de su presidente deben ocuparse los venezolanos, así como nosotros tenemos que ocuparnos de nuestra frontera.

 

 

No somos los colombianos exportadores de pobreza a Venezuela. No es comparable la migración de colombianos al vecino país con la crisis humanitaria de las costas europeas. Eso es delirio. Pero nuestra frontera sí vive un problema mayúsculo y lo ha planteado claramente la canciller María Ángela Holguín cuando recuerda que las fuerzas militares hacen un trabajo excepcional pero que más de 150 trochas y caminos por donde se alimenta el contrabando son imposibles de controlar con un vecino como el que tenemos. Y sin embargo, la situación de la frontera lleva así décadas, mucho antes de la aparición de Maduro, y los responsables son los sucesivos gobiernos colombianos.

 

 

No aceptarlo es comportarnos igual que Nicolás Maduro, buscando responsables en la puerta de al lado. Mirando la paja en el ojo ajeno. La mayor informalidad laboral de Colombia sigue estando en Cúcuta: más del 72 por ciento. Y el desempleo llega al 14 siendo la segunda ciudad de Colombia con cifra de dos dígitos. La criminalidad crece en la zona del Catatumbo donde además se esconde alías Megateo, quien ahora resultó ser el capo de capos o por lo menos el más perseguido. Estados Unidos ofrece 5 millones de dólares por información que permita su captura.

 

 

Zona de histórica influencia guerrillera y paramilitar y de una corrupción que baja de la Guajira impregnando todo el paso limítrofe. Secuestro exprés y extorsión son los delitos más comunes. Fuentes oficiales reportan 74 casos de tráfico de personas en 2014. La inversión del gobierno Santos ha sido sin duda enorme, quizá la más grande en años, pero el atraso lleva décadas y décadas. Y los políticos de la zona siguen reproduciéndose y aumentando su caudal electoral, impunes, como Nicolás Maduro.

 

 

Diana Calderon es directora de Informativos y Hora 20 de Caracol Radio en Colombia

@Dianacalderonf

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