¡Todos perderemos todo!

Posted on: marzo 26th, 2024 by Super Confirmado No Comments

¿Podría yo vivir como lo hacen los cubanos en su tierra, parados en las esquinas o caminando en grupos de 3 o más sin camisas, en cuero pelado, en short y con sandalias y sin ningún tipo de privilegio como aspirar a tener una casa, un carro o simplemente tener acceso a Internet?

 

 

Este artículo está dedicado a todos los venezolanos sin importar el lado del que están, así que les pido por favor, que lo lean con detenimiento, en especial aquellas personas que por cualquier motivo apoyan al gobierno.

 

 

Dios quiera que la mano de la providencia me ilumine y permita que las ideas fluyan claras, precisas y despojadas de prejuicios y odios.

 

 

Jamás olvidaré una escena de la película El Último Emperador, en la cual el monarca, ya viejo y convertido en jardinero por la Revolución Cultural china, ve pasar frente a él a un grupo de prisioneros vestidos de gris con un humillante letrero colgado al cuello, donde se podía leer el supuesto delito por ellos cometido. Delitos como creer en otra religión, poseer libros diferentes a El libro rojo de Mao, besarse en público o tener una máquina de escribir. Cualquier cosa que no fuera adorar a Mao Tse-tung era razón suficiente para ser encarcelado y humillado públicamente.

 

 

Lo cierto es que en la película, el emperador gira tímidamente su rostro hacia una multitud de fanáticos que injuriaban y golpeaban a los infelices que venían amarrados. Cual no sería su sorpresa al reconocer entre los detenidos al esbirro principal de cuando él fue también hecho preso, humillado y despojado de los más mínimos derechos que puede tener un ser humano.

 

 

El par de segundos que dura el cruce de miradas entre el último emperador y el antiguo esbirro torturador, puede ocurrir pronto entre los venezolanos si no nos unimos, no en contra del gobierno, sino a favor de nosotros mismos.

 

 

Me gustaría que en un acto de objetividad y sinceridad, las personas que apoyan al gobierno mediten seriamente lo que está pasando.

 

 

El llamado es para aquellos honestos que tienen una pequeña finca, una casa en la playa o un apartamento logrado con trabajo y esfuerzo.

 

 

El llamado también es para los obreros que tienen buenos empleos en empresas serias, para los trabajadores del campo que laboran con patrones responsables y para algunos intelectuales y artistas que de buena fe apoyan al gobierno. Sincérense con ustedes mismos, háganse la siguiente pregunta y respóndanla íntimamente sin comentario con nadie: ¿Podría yo vivir como lo hacen los cubanos en su tierra, sin ningún tipo de privilegio como aspirar a tener una casa, un carro o simplemente tener acceso a Internet?

 

 

Las revoluciones no perdonan, recuerden lo que ocurría con los actores de la francesa, no olviden a Stalin, a Pol Pot en Camboya, a Kim Il-sung en Corea del Norte, a Mao Tse-tung y a su esposa en China, a los esposos Ceausescu en Rumania. Todos estos criminales asesinaron mucha más gente que Hitler. Las revoluciones son como las viudas negras, arañas que matan a sus consortes después que los utilizan para la cópula.

 

Los que hoy persiguen también serán perseguidos. Los que hoy jalan bola y sapean, mañana nos llamarán para decir que no sabían como eran las cosas. Todavía estamos a tiempo. Lo primero es no ser indiferentes a los ataques que sufren otros. No se entreguen ni se desanimen. No se queden callados. No tengan miedo. Piensen que hemos tenido un país que cometió muchos errores y muchos sinvergüenzas nos gobernaron, pero era un país donde cabíamos todos ¿o no?

 

 

En lo personal, viniendo yo de la izquierda, siempre trabajé con los gobiernos de Acción Democrática y Copei. Nunca me preguntaron si había votado por sus candidatos o si había firmado en contra de ellos. Eran tiempos en que éramos adversarios pero no enemigos.

 

Todos los que hoy excluyen y siembran odios en el área de la cultura, vivieron muy bien durante los horrorosos 40 años de Acción Democrática y Copei: compraron sus casas, sus carros, viajaron representando a Venezuela y mandaron a sus hijos con becas del Estado a estudiar en el exterior, algunos, inclusive, trabajaron como representantes culturales en embajadas.

 

 

Queda poco tiempo, pero queda tiempo. No nos caigamos a embustes, la cosa es difícil pero todavía se puede hacer algo.

 

 

Una pequeña luz se ha asomado. La mayoría de los partidos de oposición se unieron. A lo mejor no era lo que muchas personas aspiraban ¿Pero acaso cuando se hundía el Titanic a las personas que estaban a punto de ahogarse les importo si la balsa en que se iban a salvar era blanca, verde o rosada?. Creo que es hora de apoyarnos a nosotros mismos. Dejemos ya la necedad de la abstención.

 

 

Volvamos a la calle con optimismo, fe y sin miedo, porque sino ¡Todos perderemos todo!…. Hasta ellos, cuando caigan en desgracia y ya no los necesiten. Piénsenlo, no vaya a ser que nos pase como al último emperador.

 

 

Venezuela sangra…

 

Y no me preguntes lo que debes hacer, dime lo que estás haciendo por tu patria…

 

Somos la magia del verbo….

 

Somos tinta indeleble vertida en la sangre de un pueblo.

 

Estamos todavía a tiempo.

 

Salgamos a defender a nuestro país.

 

 

 Claudio Nazoa

Un pendejo en una camionetota

Posted on: noviembre 27th, 2023 by Super Confirmado No Comments

 

Difícil el tema de hoy. La primera dificultad es tratar de definir lo que significa ser pendejo, ya que, generalmente, todo pendejo es ignorante de su condición, de hecho, yo mismo creo no serlo. Aunque seguramente sí lo soy, pero no soy consciente de eso; quizás, si algún día alguien me lo dijera, lo tomaría como un insulto y respondería: “¡Más pendejo eres tú que te crees la gran vaina!”.

 

 

¿Un pendejo es una persona tonta o boba? ¿Es acaso un loco? La verdad, no lo sé. Y la cosa se complica porque, fíjense, hay mucho vivo haciéndose el pendejo para joder a un pendejo genuino. Incluso, muchos hemos escuchado cosas como: “Claudio, hecho el pendejo, se levantó a fulana”, “hecho el pendejo se ha ido metiendo en tal sitio”.

 

 

Todos conocemos “vivos” que son engañados con una pendejada y entran en razón cuando se dan cuenta de su terrible condición: “¡increíble!, yo siempre estoy mosca y vine a caer en este fraude de criptomonedas. ¡Qué pendejo fui!”, “Yo, que sé tanto de mecánica, pensé que el carro que compré era una ganga y caí como un pendejo”.

 

 

Hay un dicho popular que al parecer es cierto: “Todos los días sale un pendejo a la calle y el que se lo encuentra es de él”. Esto puede ser verdad, pero es una verdad peligrosa porque puede ocurrir que el pendejo que usted se encuentre, realmente se está haciendo el pendejo para hallar a un pendejo genuino que se la da de vivo. Hay que estar alerta con los seudopendejos porque utilizan herramientas como la lástima o hacen alarde de una supuesta ingenuidad con el objetivo de hacer caer a sus víctimas. Los peores seudopendejos son aquellos quienes fingen ganar un premio y no saben cómo cobrarlo. Al “vivo”, se le prende el bombillo de “¡ay, papá!, este pendejo es mío” y lo hace caer en la trampa de una estafa.

 

 

También son peligrosas aquellas personas que fingen enfermedades, miserias y tragedias, para, hechos los pendejos, convencernos de que les consigamos un trabajo en nuestros negocios o casas y luego terminar robándonos.

 

 

Sin lugar a dudas, los pendejos más peligrosos son aquellos que tienen iniciativa. Son de dos tipos. Los pendejos que creen dominar una profesión, como, por ejemplo, plomería, arquitectura, ingeniería, cocina o mecánica, porque al final hacen verdaderos desastres, esos son los que llamamos “pobres pendejos”, y aunque son conscientes que no saben casi nada sobre esas profesiones, creen o hacen creer a otros que las dominan. El segundo tipo es un verdadero azote para la humanidad, son los pendejos que se meten en política. Esa profesión está cundida de pendejos con iniciativa, algunos, incluso, siendo pendejos genuinos, tienen seguidores quienes, sin darse cuenta, son pendejos útiles mal llamados tontos útiles, pero que realmente son pendejos ingenuos dispuestos a escuchar pendejadas de un pendejo con iniciativa. Honestamente no creo que alguien llegue al poder por pendejo, por algo está en el poder.

 

 

Muy peligroso es cuando un pendejo se da cuenta del poder que puede llegar a tener. Mientras más poder político tiene un pendejo, más se rodea de burócratas y jalabolas que, hechos los pendejos, se enriquecen a costilla del erario público.

 

 

Los peores pendejos los vemos a menudo en la calle. Son aquellos quienes se rodean con motos conducidas por hombres armados que detienen el tráfico para que el pendejo pase. Allí debe producirse una doble reflexión que me dará la razón al afirmar que, al final, todos somos pendejos. Me explico, el pendejo que se cree importante nos mira con desdén a través del vidrio ahumado de su camionetota. Él pensará: “qué importante soy, a estos pendejos los han hecho parar para que yo pase”. Y nosotros, con tremenda arrechera por no poder seguir circulando por calles o autopistas, decimos entre dientes: “¿quién será el pendejo que va en esa camioneta?”. Esta plaga de pendejos no es nueva, existía en la cuarta república y ahora, con honrosas excepciones, se ha multiplicado.

 

 

Ofrezco disculpas, queridos lectores, por escribir estas pendejadas inspiradas esta mañana por un motorizado vestido de negro conduciendo una motocicleta de alta cilindrada quien me detuvo en la intersección de la autopista, tocando el vidrio de mi carro, como si lo fuera a romper, para que me detuviera y pudiera pasar un pendejo en una camionetota.

 

 

@claudionazoa

Creo en Mario Alonso Puig

Posted on: noviembre 8th, 2023 by Super Confirmado No Comments

 

Corrían los años noventa y en la Universidad Central de Venezuela, un grupo de jóvenes comandados por Ahmed Sleiman, inventaron un evento bellísimo titulado: “La Tarde de las Risas Azules”. Allí, Ahmed logró reunir a los mejores humoristas y comediantes de Venezuela para, en el Aula Magna, presentarse ante casi 3.000 muchachos maravillosos que lo único que querían era reír y ser felices. Por este evento pasamos muchos jóvenes y viejos: Cayito Aponte, Laureano Márquez, Emilio Lovera, Pedro León Zapata, Wilmer Ramírez, Rolando Salazar, Óscar Yanes, Carlos Donoso, Tania Sarabia, Carlos Sicilia, el Sapo Graterolacho y muchos otros artistas. Ese evento aún se realiza año tras año en la UCV.

 

 

Antes de salir al escenario, durante una de esas tardes azules, me sentí maravillado por lo bien organizado que estaba el espectáculo y no pude evitar felicitar al joven Ahmed y darle un consejo:

 

 

-Mira muchacho, yo sé que estudias politología y que algún día quieres ser presidente de Venezuela, sin embargo, la vida y el talento te están mostrando un camino difícil pero bello, como lo es la producción de espectáculos. Dedícate a eso. Te va a ir muy bien

 

 

El tiempo pasó y aquel consejo Ahmed lo llevó a la práctica. Fue así como el politólogo graduado con honores, junto con su hermano Hassan, fundaron Only Ticket Eventos y hoy están celebrando 25 años de éxitos.

 

 

Justamente, a propósito de la celebración de estos 25 años han invitado a Venezuela al Dr. Mario Alonso Puig y por suerte y carambola, también yo fui invitado a la magistral conferencia “Creer es crear”.

 

 

Ojalá hoy lean hasta el final esta reflexión acerca de la conferencia del Dr. Mario, porque les confieso que es difícil explicar con palabras las emociones. Es como el amor, lo sentimos, a veces nos casamos y hasta tenemos hijos, pero si nos preguntan ¿qué es el amor?, uno se queda pensando la vaina antes de responder. Casi nadie tiene una respuesta para pregunta tan difícil, como difícil es explicar qué hace y dice Mario Alonso Puig. Difícil también es explicar por qué lo siguen, o mejor dicho, por qué lo seguimos miles de personas. El Dr. Mario vino a Caracas para hacer una función e hizo tres, cada una con más de 1.000 espectadores. Yo vi la última a las 10:00 de la mañana y la verdad es que en la sala no cabía ni un alma más.

 

 

¿Ven cómo es la cosa? Llevo media reseña y aún no he dicho nada. Pero por eso no dejen de leer. Sigan, ahora es cuando esto se pone bueno.

 

 

Al Dr. Mario, para comenzar, Dios le dio la estrella del histrionismo. Cuando sale al escenario, el público, inmediatamente, se instala como enchufándose a él. Sus armas, un acento español con voz de locutor, una dicción perfecta que atrapa a los asistentes expectantes y una expresión corporal que incita a prestar atención. La emoción por este extraño hombre, para mí, es rara y es que tengo una especie de resistencia a escuchar o leer cosas relacionadas con libros o charlas sobre crecimiento personal, sin embargo, al comenzar Mario a hablar, me di cuenta de que esto era otra cosa. Mi prejuicio se vino al suelo y me dejé llevar por la magia de la conferencia porque de eso se trata el asunto. Él es un mago, pero diferente, ya que revela sus trucos.

 

 

También me sentí identificado porque, salvando las distancias, en los shows o charlas que frecuentemente hago, tengo muchísimas coincidencias con nuestro amigo. Es una forma de ver optimistamente la vida, incluso en los peores momentos. Es agradecer por lo increíble de estar vivo y estar viviendo.

 

 

Nuestra vida es gigante y a veces nos la hacemos enana, es más fácil acordarnos de las cosas que no nos gustan y de lo malo, que de las cosas que nos gustan y de lo bueno que nos ha pasado. Mario dice: “A veces eres una enorme águila calva que se mira en el espejo y en lugar de ver reflejada su grandeza, ve la imagen de un pollo y como tal te comportas”.

 

 

El Dr. Mario Alonso tiene algo de las técnicas que los verdaderos comediantes utilizamos con el público, el empleo del humor. Eso me atrapó. Me sentía raro haciendo lo que a veces yo le pido al público que haga cuando van a verme.

 

 

Tengo una bella amiga llamada Rakel Sosa quien vive en Alemania y se gana la vida haciendo respirar a la gente mientras la ayuda a meditar. A pesar de su insistencia y de su voluptuosa belleza, nunca logró hacerme respirar ni meditar. Pues, les confieso, que este doctor tan feo lo ha logrado, no sólo conmigo sino con mil personas a la vez.

 

 

Insisto, me siento raro escribiendo esto. Confieso haber sido un pecador escéptico, pero, la verdad, es que fue maravilloso lo que sentimos en esa “conversación con nuestro corazón”. Conversación que me recordó «El Credo» que escribió mi padre Aquiles Nazoa. Fue realmente conmovedor el momento de hablar con nuestro corazón compartido con mil participantes más.

 

 

Qué vaina nos ha echado este señor, quien de verdad nos ha puesto a reflexionar y nos ha enseñado que esta maravilla casual llamada vida es en realidad una lotería que nos ganamos. No fue fácil estar en esa conferencia, pudimos no haber estado. Fuimos el espermatozoide ganador entre 3 millones de posibilidades que un día se le acercaron a un óvulo.

 

 

Imagínense por un momento qué hubiese pasado en el mundo si no hubiésemos nacido Mario Alonso Puig, Ahmed Sleiman y yo. En realidad, no habría pasado nada, simplemente que usted tendría en su bolsillo el monto de la entrada y no estaría leyendo esto. Lo peor es que a nadie le importaríamos ni nadie nos extrañaría y lo peor de lo peor, que no habrían existido las tardes de risas azules ni los fabulosos eventos de Only Tickets. Tampoco nadie habría podido asistir a la conferencia del Dr. Mario Alonso Puig y nadie comprendería por qué “Creer es Crear”. Nadie les contaría hoy esta historia y nadie les recordaría, queridos lectores, lo que mi padre escribió: “Creo en Charlie Chaplin, hijo de las violetas y de los ratones, que fue crucificado, muerto y sepultado por el tiempo, pero que cada día resucita en el corazón de los hombres…”.

 

 

Por supuesto, sin nosotros, la vida existiría y seguiría, pero no sería tan bonita y divertida.

 

 

@claudionazoa

Por culpa de Mistral estoy en una casa de reposo

Posted on: octubre 17th, 2023 by Super Confirmado No Comments

 

 

Desde el domingo en la noche estoy recluido en un manicomio, eufemísticamente llamado “Casa de Reposo”.

 

 

No sé cómo comenzar esta historia que me ha llevado a la locura. Sin embargo, amables lectores, les voy a pedir un favor, lean esto hasta el final porque, según el Dr. Carlos Rasquin, mi psiquiatra de cabecera, eso ayudará en mi tratamiento.

 

 

Todo comenzó cuando a mi esposa y a mi novia se les ocurrió invitarme a ver una obra teatral o más bien, un musical; bueno, la verdad no sé cómo llamarlo ahora, pero es algo que titularon El Mistral.

 

 

Confieso haber ido a ese espectáculo un poco en contra de mi voluntad. Trataré de describirles lo que vi, cosa difícil porque yo creo que ni siquiera su creador y director, Miguel Issa (actualmente mi compañero de habitación en el manicomio) podría explicar cómo a un ser humano normal se le puede ocurrir tan absurdo, genial y soberbio montaje.

 

 

A pesar de la medicación, no he podido recuperarme de la escalera de emociones que en mí despertó esta absoluta locura llamada El Mistral. Les describiré el libreto para ver si ustedes entienden.

 

 

Cuando entramos a la sala, tirados en el piso, como muertos o dormidos, había una gentarada. Eran, sin exagerar, treinta actoresbailarinescantantesmaromeros. Yo pensé: “Coño, perdí mis 5 dólares de la entrada”, porque eso es otra parte de la locura, ¿cómo es posible que una entrada para ver a aquel gentío durmiendo pueda costar 5 dólares? “Lo barato sale caro”, pensé.

 

 

De pronto, cuando ya le reclamaba a mi esposa y a mi novia por haberme llevado allí, una música rarísima, una especie de reguetón muy lento y sin groserías, comenzó a sonar: ¡pum, pum, pum!, y todos los que estaban en el suelo se levantaron al ritmo del ¡pum, pum!, y comenzaron a caminar. Parecían zombies comedores de cerebros. De pronto, uno de ellos señala hacia el techo, la música deja de sonar y todos se paralizan y atónitos miran hacia un punto inexistente. La verdad, yo también miré hacia el techo y allí no había nada. Me dije: “Bueno, será que al utilero se le olvidó poner algo”, pero no, la vaina era así.

 

 

Repentinamente corrieron estruendosamente hacia una esquina e hicieron varias filas para nada. A continuación, los artistas aplaudieron y rítmicamente tocaron el piso y sus piernas con las palmas de las manos, logrando hacer música. Inmediatamente, sin ton ni son, corrieron hacia el público y volvieron a formarse en fila para un coño.

 

 

Sorprendentemente comienza a sonar una música increíble y todos bailan en una coreografía impecable que parecía dirigida por el mismo Vicente Nebrada. En esta obra, nadie es primer actor, nadie es primer bailarín, nadie es cantante principal. Todos son primeros actores, todos son primeros bailarines, todos son cantantes principales.

 

 

A todas estas, de pronto, nadie sabe por qué, los artistas salen corriendo de escena y entra un personaje rarísimo que está borracho, se fumó una lumpia o algo así. Ese feo personaje canta una canción, creo que en francés, lo hace como si estuviera en un lupanar porque, les confieso, el ambiente de Mistral es muy retro, me recordó los cabarets de la Alemania y la Francia de los años cuarenta, pero también me recordó los montajes de mi gran maestro Levy Rosell quien, a finales de los años sesenta, también dirigía de manera magistral a treinta actores al mismo tiempo.

 

 

La verdad, mi respeto y mi admiración para Miguel Issa, no sólo por ser autor de esta exquisita locura, sino porque no puedo entender cómo hizo para reunir y dirigir a treinta grandes artistas porfiados y de tantas disciplinas diferentes, en una obra maravillosa que, sin embargo, no tiene pies ni cabeza. Justamente ese es el secreto de El Mistral, no hay que entenderla, hay que dejarse poseer por las emociones que, in crescendo, se van apoderando de nuestros sentidos poco a poco, casi sin que nos demos cuenta.

 

 

Sigo con el libreto. Los personajes continúan entrando y saliendo con coreografías extraordinarias. Hay números de circo, cantantes, fiestas, etc. No dejan ni un segundo libre la mente del espectador. Siempre está pasando algo asombroso. A todas estas, el espectáculo sigue y sigue y uno sigue y sigue sin entender nada, pero, ¿ya para qué? Ahora todo son emociones y sorpresas. El público ya está atrapado.

 

 

Menos mal que aquí, en el manicomio, Miguel Isaa tiene entusiasmadísimo al Dr. Carlos Rasquin, para montar un espectáculo similar con artistas dementes que son pacientes del hospital. El Dr. Rasquin dice que sólo artistas que estén tan desquiciados como este genial director podrían trabajar en algo tan espectacular como El Mistral.

 

 

El Mistral no es teatro, no es un musical, es un río de emociones que va pasando, pero como todo río, aunque esté pasando, siempre está allí para quedarse dentro de nosotros.

 

 

Claudio Nazoa 

@claudionazoa

Una historia real que parece irreal y hay que leer hasta el final

Posted on: agosto 22nd, 2023 by Lina Romero No Comments

 

 

Lo que hoy escribo es una historia real que parece ficción. Ojalá mis amigos lectores puedan y quieran leerla hasta el final. Es una historia inédita que me fue contada por su protagonista, el Sr. Jean-Claude André Adam, francés nacido en plena guerra mundial en un pequeño pueblo de Normandía llamado Lillebonne.

 

 

Jean-Claude nació bajo el estallido de bombas alemanas e incluso, fue un bebé testigo del famoso Día D (6 de junio de 1944), ya que eso ocurrió cerca del pueblo en donde vivía junto a su madre de dieciocho años y su padre de veintiuno.

 

 

Debido a la guerra, Jean-Claude nunca conoció a su padre. Los alemanes lo capturaron y al igual que a muchos otros franceses de la época, se lo llevaron como rehén al STO (Servicio de Trabajo Obligatorio).

 

 

Termina la II Guerra Mundial y el padre de Jean-Claude nunca apareció. Lo dan por muerto. Al tiempo, la madre se casa con un hombre divorciado llamado Michel, quien tenía una hija de la edad de Jean-Claude. De esa unión nació Daniel, su hermano menor.

 

 

Michel fue un padre ejemplar, cuidó y llevó a Jean Claude hasta la universidad en donde se graduó de ingeniero petrolero. Esta profesión le permitió recorrer el mundo. Fue así como llegó a Venezuela, en donde el azar o quizás Dios lo hizo compartir un puesto en un avión al lado de una bella venezolana y… ¡Plum!, se enamoró y se casó. Su esposa se llama Mariela Franco y vive en París en compañía de Rodrigo, el hijo de ambos.

 

 

Conozco a esta pareja desde hace tiempo y en el año 2020, cuando me quedé varado en Europa por nueve meses debido a la pandemia, el matrimonio Adam Franco me acogió en su hogar durante una temporada. Un día, Jean-Claude me llevó a su estudio. Dijo que quería contarme algo.

 

 

-Mi madre –dijo Jean-Claude- inexplicablemente nunca quiso decirme quién era mi verdadero padre. Siempre rehuyó la conversación, al punto que ni siquiera me dijo su nombre. De tanto insistir, en el año 2000, me contó que mi padre se llamaba André Gravé, por eso mi segundo nombre es André.

 

 

Nunca más la madre de Jean-Claude le dio otra información acerca de su padre. La señora murió en el año 2016 y es aquí cuando realmente comienza esta maravillosa historia.

 

 

Jean-Claude, junto a su hijo Rodrigo, visitó la casa de su madre, ya fallecida, para recoger algunas cosas y, como en todos los cuentos de misterio, al abrir una gaveta descubrió un sobre con papeles y unas fotografías. Había allí un retrato de su madre dibujado a lápiz y unas cartas de amor que André Gravé le escribió a su novia amada, a su madre. Las fotos eran de su padre a quien, ese día, vio por primera vez.

 

 

Emocionado, Jean–Claude enmarcó la foto de su papá y el dibujo que él había hecho de su mamá el 8-7-1943, fecha que aparecía con la firma. Es decir, André, su padre, en alguna parte, para esa fecha, estaba vivo y era prisionero de los alemanes. Difícil es imaginar cómo ese joven hombre logró hacer llegar ese dibujo a la madre de Jean-Claude. Eso, quizás, nunca se sabrá.

 

 

Pasaron más de cinco años desde entonces. A diario, Jean–Claude veía el hermoso retrato que su padre dibujó y en octubre del año 2021, se dio cuenta de un detalle que había pasado por alto. Ese detalle estaba junto a la firma de su padre; al principio, Jean Claude pensó que era un mensaje de amor, pero no, resultó ser algo realmente dramático y revelador. El padre de Jean-Claude había escrito, a manera de código, el lugar en dónde él se encontraba y nadie se percató de ello.

 

 

Resulta que los alemanes habían enviado a André Gravé, junto a otros jóvenes franceses, a un campo de concentración de trabajos forzados. El campo se llamaba Blechhammer. Eso era lo que decía escondido junto a la firma del retrato. André se encontraba al sur de Polonia, cerca de la frontera de la actual República Checa. Este campo estaba estrechamente relacionado y administrado por el tristemente célebre campo de exterminio de Auschwitz, y estaba muy cerca de un enorme complejo industrial que utilizaba mano esclava para el ejército Nazi.

 

 

Difícil imaginar cómo hizo ese hombre para enviar aquel dibujo con un mensaje secreto para su mujer. Asombrosa la destreza al disfrazar en la firma el lugar en donde se encontraba secuestrado. Increíble que hayan tenido que pasar 80 años para que su hijo descifrara el mensaje. Yo, viendo esta tragedia desde el romance literario, afirmo que André no perdió su esfuerzo al enviar aquel mensaje.

 

 

Los franceses tienen un servicio del Ministerio de la Defensa, llamado “División de Archivos de Víctimas de Conflictos Contemporáneos”, creado justo después de la II Guerra Mundial. Su misión, establecer campo por campo la lista de todas las personas que habían sido enviadas a Alemania durante la guerra. El servicio calcula que ha podido rastrear más del 95% de casos relacionados con las personas que figuran en las listas.

 

 

El 21 de noviembre, Rodrigo y Jean-Claude, entre sus manos, tenían la carpeta en donde aparecía la información sobre lo ocurrido con André Gravé. Se exigía que dichos documentos fueran tratados con mucha precaución y sólo les permitieron tomar fotos a su contenido.

 

 

En esa carpeta, entre otras cosas, encontraron su certificado de defunción. El padre de Jean-Claude murió el 2 de mayo de 1945 y fue enterrado el 5 de mayo en la República Checa. Qué ironía, pocos días después, el 8 de mayo, Francia celebra el Día de la Victoria ya que ese día se firmó el armisticio que puso fin a la II Guerra Mundial.

 

 

Se supone que André Gravé murió en manos de los alemanes, quienes ya habían perdido la guerra, pero antes obligaron a los prisioneros a que los acompañaran en su huida hacia Alemania. Quizás, André Gravé, agotado o tratando de escapar, fue asesinado.

 

 

Qué triste, bella y dramática es a la vez esta historia de amor. Una mujer cuidando de los bombardeos alemanes a un bebé que nunca conocería a su padre, quien, desesperado, se las ingenió para avisar en dónde se encontraba prisionero.

 

 

André murió a los 25 años de edad, le sobrevive su hijo, su nieto y un mensaje que descifró ochenta años más tarde.

 

 

Por eso, ahora, André Gravé, este joven francés, gracias a su estrategia y a la acuciosidad de su hijo Jean-Claude, por fin podrá descansar en paz.

 

 

 Claudio Nazoa

El Sr. Universo y la vida en otros perros

Posted on: marzo 1st, 2023 by Super Confirmado No Comments

 

Comenzaré diciendo que el título del trabajo de hoy casi es copiado de un libro maravilloso que por casualidad cayó en mis manos: ¿Quién es el Universo? Escrito a cuatro manos por los esposos Gessen, Vladimir y María Mercedes (lo consiguen por Amazon).

 

 

Como soy muy copión y envidioso, el tema del libro en cuestión me ha inspirado. Lo que voy a escribir raya en la ciencia ficción, en religiones y en esoterismo ramplón si el tema no es bien tratado.

 

 

¿Quién es el Universo? es una lectura que me recordó, sin salvar distancias, a otro gran libro, El Universo en un solo átomo de Dalai Lama, en donde aborda temas peludísimos para humanos normales como yo. Este libro no es un libro de religión. No. Es un libro en donde se conoce a fondo cómo los budistas tratan de compaginar su filosofía con la ciencia moderna, cosa que, a mi manera de ver, le cuesta más a los cristianos apostólicos y romanos. El Dalai Lama se nos presenta como un hombre ecléctico capaz de decir que, en vista de las pruebas científicas, hay cosas del budismo que podrían estar equivocadas.

 

 

Hay otro libro que, aunque usted lo lea cien veces y lo vuelva a leer doscientas más, nunca podría entenderlo bien, me refiero al libro de Stephen Hawking Breve historia del tiempo, quien también, a ultra profundidad científica, trata de explicar el tema de la existencia del Universo. A Stephen Hawking le pasó con esto de explicar el Universo, lo mismo que le ocurrió a San Agustín con el tiempo. “Si nadie me lo pregunta, lo sé. Si quisiera explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé”.

 

Y fíjense mi atrevimiento, yo que realmente no sé nada del tema, ni soy científico, ni religioso, ni filósofo, hoy me atrevo a opinar como si supiera.

 

 

Vladimir y María Mercedes titulan su excelente libro ¿Quién es el Universo?, como si el universo fuese una persona tangible. Ellos me han convencido que sí, que sí lo es. Peor aún, primera vez que veo algo que aclara quién es Dios. Todo el mundo sabe quién es Dios, pero nadie cree haberlo visto y resulta que cada cosa que vemos es Dios. Los seres humanos somos unos microbios imperceptibles al microscopio de mayor alcance que existe en el Universo que vivimos. El Universo que vivimos es un cuerpo interconectado.

 

 

Los árboles, las mariposas, las jirafas, la luna, el sol, los planetas, las galaxias y los humanos somos parte inconsciente de un ente llamado El Universo. El Universo, en su totalidad, es el Dios en el cual vivimos y por eso creemos no verlo. No lo vemos porque somos parte de él. Dios, según todas las religiones, tiene el poder de crear vida de la nada. Partiendo de ese hecho, una mata de mango también es Dios, porque de la nada le salen flores que se convierten en mangos que no existían. Crea mangos. Nosotros somos Dios, un día andamos solos y conocemos a una mujer que andaba sola y sin saberlo, juntos creamos en un espacio vacío una vida que no existía.

 

 

Hubo un momento, antes de nuestra procreación, en donde todo existía menos nosotros y de pronto, sin ningún tipo de intervención inteligente, estamos vivos siendo parte del Sr. Universo y, sin saberlo, nosotros mismos, en potencia, podemos ser creadores.

 

 

Fijaos en algo curioso; dentro de usted, encima de usted, debajo de usted, que ya os dije que sois un microbio insignificante en un microscópico planeta que flota en el espacio, habitan millones de microscópicos parásitos que si pensaran (¿quién sabe?), creerían que viven en un inmenso Universo que se mueve. Es decir, viven en usted. Sí, para ese microscópico ser, usted es un Universo del mismo tamaño del Universo en el cual usted vive.

 

 

Sé que mi explicación no es nada científica y mucho menos religiosa, pero tiene sentido. Un ser humano es la suma de sus partes. Usted a la vez es los riñones, las uñas, los pulmones y tiene una central eléctrica autónoma, el cerebro, quien dirige una operación llamada vida. Somos el total de muchas partes. El sol, la luna y las galaxias funcionan igual, son el total de un ser vivo llamado el Sr. Universo, quien es un Dios tan grande o pequeño como nosotros.

 

 

Qué interesante y subjetiva puede ser la vida dentro y fuera del Sr. Universo. Si usted esta noche se asoma a su balcón, podría ver la luz de una estrella que ya no existe desde hace millones de años y está tan lejos que ahora es que vemos el reflejo de la luz de cuando estaba viva. Esto, a mi parecer, es un hecho inquietante que nos plantea una forma diferente de ver nuestra propia existencia.

 

 

Ya van a ver por qué somos dioses inmortales, me explico: en alguna parte del Universo, a millones y millones de años luz, existe la posibilidad de que seres inteligentes, en este momento, estén mirando la luz que emitía la Tierra antes de que usted naciera, incluso, podría estar Cristóbal Colón llegando a América, es decir, Cristóbal Colón podría estar vivo en alguna parte del Universo. En teoría podrían ver a su tatarabuelo o más atrás, pero, sin embargo, usted ya nació y está vivo en el mismo momento que ese ser extraterrestre está viendo a Colón y a su tatarabuelo. Y es que en el Sr. Universo todo está por comenzar y todo ya terminó a la vez. Usted no ha nacido o ya nació al mismo tiempo, dependiendo de la distancia desde donde lo estén mirando. Difícil entender este misterio siendo usted mismo parte del misterio.

 

 

Y finalizando, para divertirnos, les voy a contar un cuento. Una noche paseaba un peludo perro por una oscura y solitaria calle. Sobre su lomo viajaban dos pulgas acostadas en su pelaje. Miraban todo a su alrededor, veían luces destellantes y eventualmente a otros perros a lo lejos. Una de las pulgas, extasiada, exclama filosófica: ¿Habrá vida en otros perros?

 

 Claudio Nazoa

@claudionazoa

Los verdaderos reyes

Posted on: enero 6th, 2023 by Super Confirmado No Comments

 

¿Qué habría pasado si el Niño Jesús hubiese nacido en la Caracas de hoy y los Reyes Magos tuvieran que venir desde el Oriente?

 

 

I

 

En enero, los reyes, al igual que todos los venezolanos, no habrían podido conseguir pasaje aéreo. No dudo que con tal de viajar pasarían días durmiendo en el piso del aeropuerto o se anotarían en una interminable lista de espera y ni hablar de viajar en autobús, ya que, con sus pintas, nadie querría llevarlos.

 

II

 

Los reyes lograron que un taxista pirata y loco les creyera la historia del nacimiento del Niño Jesús en Caracas, y por lástima, les hizo la carrerita hasta el terminal en donde tomaron una camionetica para Petare tras pasar horasssss en una interminable cola. Allí, un malandro los asaltó quitándoles los regalos, menos un paquete de jabón en polvo, uno de harina PAN y un desodorante de marca diferente a Mun Bolita, que traían de contrabando ocultos en sus turbantes.

 

III

 

Como se hizo de noche, creyeron que las luces del barrio La Bombilla de Petare era un nacimiento, por lo que se enfilaron hacia allá para buscar al Niño Jesús. En el camino se toparon con un operativo policial y cuando las autoridades les preguntaron que a dónde iban, contestaron:

 

 

―En busca del niño.

 

 

El policía que los detuvo, gritó:

 

 

―¡Sargento! Estos tres sospechosos andan buscando al “Cara e’ niño”, el malandro que agarramos anoche.

 

 

―¡Regístrenlos! –ordenó el sargento.

 

 

Los registran y lesdescubren el jabón en polvo, la harina PAN y el desodorante de marca diferente a Mun Bolita; los detienen por acaparadores y traficantes de mercancía.

 

IV

 

Última hora:

 

“Capturados en La Bombilla tres árabes disfrazados de reyes magos”

 

 

Tres sujetos disfrazados de reyes magos fueron capturados in fraganti deambulando a altas horas de la noche en el barrio La Bombilla de Petare; originalmente se pensó que formaban parte de un grupo terrorista porque estaban indocumentados. Se presume que son jefes de una peligrosa banda delictiva especializada en el tráfico de jabón, harina PAN y desodorantes sustraídos de algún Mercal de Oriente. A uno de ellos se le incautó, además, un paquete de pañales dizque para el Niño Jesús.

 

V

 

Ojalá que hoy todos los niños de Venezuela reciban un regalito de reyes.

 

 

En este momento, en muchos ranchos de Venezuela, miles de niños esperan que sus padres se den cuenta de que ellos, sus hijos, son los verdaderos reyes magos.

 

 

@claudionazoa

Los mamomes del tiempo

Posted on: enero 3rd, 2023 by Super Confirmado No Comments

Con todo lo que ha pasado, está pasando y seguirá pasando, a la gente le ha costado decir: ¡Feliz Año! Pero hay que decirlo porque, gracias a que seguimos vivos, podemos continuar defendiéndonos de las maldades que nos agobian. Por eso el 31 de diciembre grité durísimo: ¡Feliz Año 2023!

 

 

Vivo en un pequeño apartamento con cinco hijos: dos del primer matrimonio de mi esposa, dos del anterior mío y el que tuve con ella que creo que es mío también.

 

 

A mi esposa se le ocurrió la brillante idea de invitar a toda su familia a pasar el Año Nuevo en casa. Aquello parecía una combinación del terminal de La Bandera en Semana Santa con la peregrinación a la Meca. No se podía caminar por el apartamento. El baño siempre estaba ocupado, al extremo que tuve que ir a casa del vecino para hacer pipí. Craso error porque él estaba fastidiado dizque celebrando con su hijo evangélico y los dos terminaron coleándose en mi fiesta.

 

 

A las 8:00 de la noche, mis siete cuñados ya se habían comido los dos panes de jamón que pude hacer con los pocos ingredientes que conseguí. Entre todos, trajeron doce cervezas, vino tinto La Sagrada Familia y dos botellas de un whisky que fabrican en Carora a base de papelón y ñame. Ellos tomaron mi escocés y yo terminé bebiéndome el whisky de ñame.

 

Como si fuera poco, en mi casa estaban ¡cuatro suegras! La mamá de mi primera esposa, la mamá del primer esposo de mi esposa, la mamá de mi segunda esposa y la mamá de la actual. ¡Qué pesadilla! Aquél pocotón de suegras bravas entre sí compitiendo por quién hacía la mejor hallaca.

 

 

También nos visitó un tío de los hijos de mi esposa a quien, no sé por qué, le falta un pie. En su lugar tiene un cuero que le cubre el tocón. Este señor se emborrachó con el primer trago y a manera de gracia, comenzó a tocarlo a uno con el muñón. ¡Aquello era insoportable!

 

 

Para completar, el abuelo de mi esposa trajo un saco de mamones de Guanare porque las uvas están muy caras. A las 11:30, el viejito loco nos dio a todos doce mamones. De fondo sonaban “Las uvas del tiempo” y “Faltan cinco pa’ las doce” en una cinta repetitiva.

 

 

¡Qué horrible!, aquella gentará a medianoche abrazándose y comiendo mamón. Cada campanada un mamón, un deseo y a escupir la pepa.

 

 

Estoy harto de ser tan feliz en familia. El próximo año para estas fiestas me iré al Bar El Lobito en la avenida Baralt de Caracas, allí por lo menos siento el cariño maternal de las lobitas que allí trabajan.

 

 

 Claudio Nazoa 

@claudionazoa

Cuestión de gravedad, luz y tiempo

Posted on: agosto 23rd, 2022 by Maria Andrea No Comments

 

Hoy quiero compartir un tema que me encanta y del cual he escrito otras veces, como lo es la Astronomía; por supuesto, desde el punto de vista de alguien que no es científico.

 

 

Aunque parezca extraño, lo que nos pasa hoy, a lo mejor aún no ha ocurrido en otras partes del universo, y de lo que sucedió muy lejos, solo hoy nos estamos enterando. Somos testigos de magnos eventos ahora inexistentes, pero que apenas comenzamos a ver.

 

 

La velocidad de la luz es de 300.000 km/seg, es decir, si algo está a 300.000 km de distancia y tuviéramos un automóvil que corriera a esa velocidad, lo encenderíamos, y… ¡Ya!, con el primer chancletazo, llegamos en un segundo.

 

 

Cuando decimos que una estrella está a 100.000 años luz de distancia, tendríamos que multiplicar 300.000 km por 60 segundos para entenderlo, y a su vez, multiplicar el resultado por 60 minutos, que es una hora, y esa hora, por 1 día, y ese día, por 365 que es un año. Explicadito así por un neófito como yo, es fácil hacerse una idea de lo que significa que una estrella esté a 100.000 o a millones de años luz.

 

 

Las distancias interestelares son inimaginables. Los seres humanos, menos los físicos, matemáticos y astrónomos que no lo son, no estamos preparados para digerir estas informaciones sobre la grandeza del universo en donde, extraña e inexplicablemente, vivimos.

 

 

Cada cosa que descubrimos nos empata con otra más difícil de comprender y cada descubrimiento que se hace en esa inimaginable magnitud, nos hace más conscientes de lo chirriquiticos que somos; y cuando digo somos, no hablo de seres humanos: hablo de sistemas interestelares, como por ejemplo, el minisolecito que nos alumbra con su pequeñita corte de planetas y lunas que dependen de él gracias a la gravedad. Ni siquiera hablo de la Vía Láctea, que es una de las 100.000.000.000 de galaxias que existen, y… ¿quieren más?, hay científicos que piensan que el universo conocido es parte de un sistema aún más grande. Así de arrecho es este lío en donde estamos inmersos nosotros, los microbios de los microbios de los microbios.

 

 

Lo interesante, y lo extraño, es que esos micro-microbios que somos, hasta el momento son los únicos capaces de saber lo anterior. Es más, lo anterior no existiría si nosotros no existiéramos.

 

 

La próxima vez que usted vea una estrella lejana, no estará viendo lo que está pasando en ella ahora; a lo mejor ni siquiera existe; solo verá cómo era hace cientos de miles o millones de años luz. Estamos viendo algo que ya no existe. Es una ilusión ahora, pero existió, por eso podemos verla.

 

 

En alguna parte del universo podría alguien, a millones de años luz, ver cómo era la tierra hace 201 años, cuando en un pedacito insignificante, dentro de un puntico azul que flotaba en el universo, unos microbios, cual glóbulos blancos en la sangre, en Carabobo, libraban una cruenta batalla para sellar la independencia de Venezuela. Provoca estar allá, a años luz, para empezar de cero y tratar de evitar lo que desde esa época nos ha pasado.

 

 

A lo mejor, en este instante, en algún punto del universo, a un tiempo pasado, se ve la luz de un pueblo esperanzado. Allí todavía no hemos perdido ni nunca vamos a perder. Somos una ilusión lejana que mira un desprevenido observador. Es como un amor que en apariencia ya no está, pero que en algún lugar existe y seguirá existiendo.

 

 

Quizás, queridos lectores, en un lejano punto del universo en donde apenas llega la luz que emana la Tierra, podría haber un ser pensante viéndola con un enorme telescopio y que, en ese lejano punto de luz, no hayan aparecido aún los seres humanos. Pero sin embargo y he aquí lo asombroso, los seres humanos sí estamos, aunque no hayamos aparecido en esas lejanías.

 

 

La inteligencia nos hace conscientes de que la gravedad nos une. Lo demás, es cuestión de luz y tiempo.

 Claudio Nazoa

@claudionazoa

Ilustración: Jeanette Ortega Carvajal.

Twitter: @jortegac15

Cuestión de gravedad, luz y tiempo

Posted on: julio 24th, 2022 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Hoy quiero compartir un tema que me encanta y del cual he escrito otras veces, como lo es la Astronomía; por supuesto, desde el punto de vista de alguien que no es científico.

 

 

Aunque parezca extraño, lo que nos pasa hoy, a lo mejor aún no ha ocurrido en otras partes del universo, y de lo que sucedió muy lejos, solo hoy nos estamos enterando. Somos testigos de magnos eventos ahora inexistentes, pero que apenas comenzamos a ver.

 

 

La velocidad de la luz es de 300.000 km/seg, es decir, si algo está a 300.000 km de distancia y tuviéramos un automóvil que corriera a esa velocidad, lo encenderíamos, y… ¡Ya!, con el primer chancletazo, llegamos en un segundo.

 

 

Cuando decimos que una estrella está a 100.000 años luz de distancia, tendríamos que multiplicar 300.000 km por 60 segundos para entenderlo, y a su vez, multiplicar el resultado por 60 minutos, que es una hora, y esa hora, por 1 día, y ese día, por 365 que es un año. Explicadito así por un neófito como yo, es fácil hacerse una idea de lo que significa que una estrella esté a 100.000 o a millones de años luz.

 

 

Las distancias interestelares son inimaginables. Los seres humanos, menos los físicos, matemáticos y astrónomos que no lo son, no estamos preparados para digerir estas informaciones sobre la grandeza del universo en donde, extraña e inexplicablemente, vivimos.

 

Cada cosa que descubrimos nos empata con otra más difícil de comprender y cada descubrimiento que se hace en esa inimaginable magnitud, nos hace más conscientes de lo chirriquiticos que somos; y cuando digo somos, no hablo de seres humanos: hablo de sistemas interestelares, como por ejemplo, el minisolecito que nos alumbra con su pequeñita corte de planetas y lunas que dependen de él gracias a la gravedad. Ni siquiera hablo de la Vía Láctea, que es una de las 100.000.000.000 de galaxias que existen, y… ¿quieren más?, hay científicos que piensan que el universo conocido es parte de un sistema aún más grande. Así de arrecho es este lío en donde estamos inmersos nosotros, los microbios de los microbios de los microbios.

 

 

Lo interesante, y lo extraño, es que esos micro-microbios que somos, hasta el momento son los únicos capaces de saber lo anterior. Es más, lo anterior no existiría si nosotros no existiéramos.

 

 

La próxima vez que usted vea una estrella lejana, no estará viendo lo que está pasando en ella ahora; a lo mejor ni siquiera existe; solo verá cómo era hace cientos de miles o millones de años luz. Estamos viendo algo que ya no existe. Es una ilusión ahora, pero existió, por eso podemos verla.

 

En alguna parte del universo podría alguien, a millones de años luz, ver cómo era la tierra hace 201 años, cuando en un pedacito insignificante, dentro de un puntico azul que flotaba en el universo, unos microbios, cual glóbulos blancos en la sangre, en Carabobo, libraban una cruenta batalla para sellar la independencia de Venezuela. Provoca estar allá, a años luz, para empezar de cero y tratar de evitar lo que desde esa época nos ha pasado.

 

 

A lo mejor, en este instante, en algún punto del universo, a un tiempo pasado, se ve la luz de un pueblo esperanzado. Allí todavía no hemos perdido ni nunca vamos a perder. Somos una ilusión lejana que mira un desprevenido observador. Es como un amor que en apariencia ya no está, pero que en algún lugar existe y seguirá existiendo.

 

 

Quizás, queridos lectores, en un lejano punto del universo en donde apenas llega la luz que emana la Tierra, podría haber un ser pensante viéndola con un enorme telescopio y que, en ese lejano punto de luz, no hayan aparecido aún los seres humanos. Pero sin embargo y he aquí lo asombroso, los seres humanos sí estamos, aunque no hayamos aparecido en esas lejanías.

 

 

La inteligencia nos hace conscientes de que la gravedad nos une. Lo demás, es cuestión de luz y tiempo.

 

 
@claudionazoa

Ilustración: Jeanette Ortega Carvajal.

Twitter: @jortegac15