Cadena de mando criminal

Posted on: octubre 1st, 2022 by Maria Andrea No Comments

 

 

El pasado 20 de septiembre, la misión internacional independiente de determinación de los hechos sobre Venezuela presentó su tercer informe. Cumpliendo el mandato que le otorgó el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas en 2019, el rol de la Misión se centra en investigar “ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes cometidos desde 2014” con miras a “asegurar la plena rendición de cuentas de los autores y la justicia para las víctimas”.

 

 

En su primer informe presentado en 2020, la Misión no dejaba lugar a dudas sobre la situación de los Derechos Humanos en el país: en Venezuela se habían cometido crímenes de lesa humanidad como “asesinato, encarcelamiento, tortura, violaciones y desaparición forzada”. El informe concluía afirmando que “autoridades de alto nivel tenían conocimiento de esos delitos” y que “jefes y superiores sabían o debían haber sabido de esos delitos y […] no tomaron medidas para impedirlos o reprimirlos”.

 

 

Aunque la Misión denunciaba la participación directa del Estado y reiteraba en su segundo informe publicado en septiembre 2021 un clima de total impunidad y ausencia de independencia judicial que animaba a los agentes estatales a seguir cometiendo posibles crímenes contra la humanidad, no fue hasta hace unos días que la Misión señaló con nombres y apellidos a quienes forman parte de la cadena de mando criminal que ha causado tanto dolor y sufrimiento entre los venezolanos.

 

Dichos nombres, algunos conocidos y otros protegidos bajo el anonimato que les da la impunidad, ahora figurarán junto a los peores criminales de la humanidad tras ser señalados de ser participes de uno de los crímenes -junto al genocidio, los crimines de guerra y el crimen de agresión- de “más graves trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto”. Dada su gravedad, no es de extrañar que sean precisamente estos cuatro crímenes los que integren la jurisdicción de la Corte Penal Internacional.

 

 

Quizás sea por esta razón que la dictadura se ha encargado de desaparecer del espectro mediático nacional el último informe de la Misión. Ningún canal de televisión ni emisora de radio osa informar sobre el tema. Quienes no lo hacen por complicidad y autocensura, reciben serias advertencias para que mejor no se atrevan. En la Venezuela donde ha desaparecido el interés por la política, lo que verdaderamente desapareció fue la información. La urgencia del día a día y la ausencia del debate público colocan a las grandes mayorías merced de lo que los censores decidan que miren y escuchen.

 

 

Usted, por ejemplo, no verá en ninguna televisión ni escuchará en ninguna radio nacional que los funcionarios de la DGCIM y del SEBIN recurrían métodos de tortura, como palizas, descargas eléctricas, asfixia con bolsas de plástico y posturas de tensión contra sus detenidos. Tampoco que agentes pertenecientes a dichos entes represores perpetraron actos de violencia sexual o de género contra militares y civiles detenidos durante los interrogatorios para obtener información, degradarlos, humillarlos o castigarlos. Mucho menos que la Misión ha documentado casos de pérdida de funciones sensoriales o motrices, lesiones reproductivas y al menos un aborto espontáneo, como resultado de los actos de tortura infligidos por los agentes al servicio de la dictadura.

 

 

Dichos crímenes siguen ocurriendo. En medio de tanta cosmetología, nada ha cambiado en materia de Derechos Humanos y solo hace falta que la población despierte de su largo letargo para que el aparato de represión se active nuevamente de manera masiva. De allí que Venezuela necesita que la Misión continúe su trabajo y que en consecuencia su mandato sea renovado por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En medio de tanta impunidad, hoy más que nunca la Misión es la voz de quienes no tienen justicia.

 

 

@BrianFincheltub

Las opiniones de los articulistas son de su entera responsabilidad y no compromete nuestra linea editoreal  Confirmado.com.ve

 

 

El negacionismo del Siglo XXI

Posted on: septiembre 3rd, 2022 by Laura Espinoza No Comments

 

La Real Academia Española define el negacionismo como la “actitud que consiste en la negación de determinadas realidades y hechos históricos o naturales relevantes, especialmente el holocausto”. Al día siguiente de la Segunda Guerra Mundial, Europa se levantaba en medio de los escombros y la desolación que habían dejado seis años de confrontación bélica en su territorio, pero también siendo testigo de uno de los mayores crímenes cometidos contra la humanidad: el asesinato de más de seis millones de judíos a manos del régimen nazi de Adolfo Hitler.

 

 

La mayor maquinaria de exterminio que haya conocido el mundo no nació unos pocos días antes de la caída de las potencias del Eje. Todo lo contrario, el primer campo de concentración para prisioneros políticos fue creado en marzo de 1933, en la ciudad alemana de Dachau, unos doce años antes del fin de la guerra. Los nazis comenzaron recluyendo allí a los criminales comunes, le siguieron los comunistas y los socialdemócratas, luego los gitanos, los homosexuales, los testigos de jehová y los judíos. Dachau fue solo el comienzo, durante la existencia del nazismo, se contabilizan al menos veinticinco mil campos de concentración en Alemania y territorios ocupados.

 

 

Con semejante infraestructura al servicio de la muerte, era prácticamente imposible ignorar lo que pasaba: los trenes transportando miles de inocentes, el incesante ruido de los fusiles y el olor a carne humana incinerada. Aun así, fue solo con el fin de la guerra, entre desmayos y la consternación producida por las escenas dantescas de los campos liberados, que muchos pobladores aledaños a los campos de concentración decían darse por enterados de lo que allí ocurría.

 

 

En los tiempos que vivimos es cada vez más común leer o escuchar todo tipo de teorías conspirativas y negacionistas sobre los grandes acontecimientos que han marcado la historia de nuestra civilización. Hay quienes lo hacen por ignorancia, pero otros impulsados por el odio, absolutamente conscientes del tenor de sus palabras. De allí que sean cada vez más los gobiernos que penalicen a los negacionistas y a quienes hagan apología al nazismo, haciendo frente a lo que podría convertirse en una peligrosa tendencia que pueda poner en riesgo los avances en materia de resguardo a la dignidad humana y no-discriminación alcanzadas en las últimas décadas. Y es que el primer crimen que cometió el nazismo fue el crimen de odio, estigmatizando, persiguiendo, para finalmente degradar como “seres inferiores” a quienes posteriormente se encargaron de exterminar.

 

 

Que veamos este tipo de manifestaciones en la Venezuela actual no nos sorprende. Negar la evidencia histórica no es algo nuevo en el chavismo, ha sido una de sus prácticas predilectas desde que llegaron al poder. Se han empeñado no solo en borrar de donde venimos, sino que han intentado con todo tipo de recursos reescribir una nueva versión de nuestra historia común. No nos queda otra que ser tercos y aferrarnos a ese pasado que nos une y a la esperanza de un futuro que nos reencontrará.

 

 

@BrianFincheltub

Los nuevos terratenientes de Irán

Posted on: agosto 25th, 2022 by Maria Andrea No Comments

 

 

Entre las innumerables promesas que catapultaron al difunto Hugo Chávez Frías al poder, la redistribución de la tierra ocupó un lugar central. De hecho, fue precisamente la llamada “Ley de tierras” una de las primeras y más polémicas medidas que marcaron el inicio de la era chavista. Pese a que en el preámbulo de la ley se podía leer que su objetivo era “incrementar la productividad, a través de una distribución más equitativa y justa de la tierra”; veinte años después de su promulgación, las consecuencias de aquel instrumento legal están a la vista.

 

 

A la Ley de tierras le siguió la “guerra contra el latifundio”, el saldo fue absolutamente devastador: más de cinco millones de hectáreas confiscadas y/o invadidas durante los regímenes de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Entre ellas, las 290 hectáreas por las que Franklin Brito, mártir de la democracia, emprendió una lucha de años por la que dio su vida.

 

Cuando se trata de ganar apoyos, la promesa de quitarle a las “minorías privilegiadas” para darle a las “mayorías desposeídas” nunca falla. En sociedades desiguales, alimentar el resentimiento a veces resulta más fácil que alimentar la esperanza. Chávez lo entendió así y fueron millones quienes aplaudieron que se despojara a miles de familias no solo del patrimonio que durante años habían traspasado de generación en generación, sino también de la única forma que conocían de ganarse la vida: producir la tierra.

 

 

Quienes vinieron a ocupar lo robado creían que producir era tan fácil como gritar “uh, ah, Chávez no se va…”. En poco tiempo, cientos de miles de hectáreas productivas se convirtieron en tierra arrasada. El país comenzó a depender cada vez más de las importaciones, cosa que a nadie le importaba, pues transitando la mayor bonanza petrolera de nuestra historia y con un bolívar sobrevaluado, importar salía más barato que producir en Venezuela. Fue cuando la época de las vacas flacas llegó que los venezolanos comenzaron a notar en los anaqueles vacíos lo que había significado para Venezuela la política expropiatoria chavista, sin saber aún la magnitud de la crisis humanitaria que se avecinaba.

 

 

Hoy, los padres del desastre, los artífices de aquel pillaje pretenden, en lugar de devolverle sus tierras a quienes se las robaron, entregarle el equivalente a la extensión territorial del estado Táchira, un millón de hectáreas, al régimen fundamentalista iraní, pisoteando así, una vez más, la constitución que ellos mismos escribieron y que reza en su artículo 13 que «el territorio nacional, no podrá jamás ser cedido, traspasado, arrendado, ni en forma alguna, enajenado, ni aún temporal o parcialmente a estado extranjero ». ¿Se puede ser más apátrida? Lo dudo.

 

 

Aunque los representantes de la dictadura madurista aseguran que dichas tierras serían usadas para el cultivo, queda claro el peligro que significa para la región y particularmente para los Estados Unidos que un régimen patrocinador del terrorismo controle tamaña extensión de territorio en una ubicación tan estratégica como la que tiene Venezuela. Mientras el mundo reacciona, los nuevos terratenientes en Venezuela hablan farsi.

 

 

 
@BrianFincheltub

No han cambiado nada

Posted on: agosto 10th, 2022 by Periodista dista No Comments

 

 

En los últimos meses el madurismo ha tratado de venderse como la etapa más moderada del chavismo. A la mal llamada “apertura” económica debía seguirle un proceso de reformas políticas destinadas a hacer del Estado autoritario una estructura más “democrática”, al menos eso quisieron aparentar ante la comunidad internacional. Hasta ahora, dichas reformas se limitan fundamentalmente a permitir una mínima participación de sectores opositores en el reparto del poder político, sin que la anunciada “democratización” se exprese en mayor libertad política, una justicia independiente, fin de la censura y de la criminalización de la disidencia.

 

 

Del capítulo de la criminalización se acaba de escribir otra página vergonzosa de nuestra historia republicana. La condena de Juan Requesens a ocho años de prisión tras una audiencia celebrada en la madrugada es la prueba más fehaciente de que el madurismo no ha cambiado nada. Todo lo contrario, afianzados en el poder, son peor que nunca. Junto con Requesens, más de 240 presos políticos siguen tras las rejas según cifras de Foro Penal, secuestrados por la dictadura, usados como fichas de canje y muchas veces condenados al olvido.

 

 

El fallido intento de aparentar moderación ha sido sepultado esta semana y no podría ser de otra manera, el madurismo es por naturaleza autoritarismo, persecución y represión. No hay posibilidad de convivencia democrática con un régimen que aplasta al que no se le arrodilla y al que se arrodilla lo termina aplastando también. Si Juan Requesens cometió algún “delito” fue el de defender con dignidad una generación a la que la dictadura le arrebató su futuro y con él la posibilidad de crecer, vivir y envejecer en una Venezuela libre y llena de oportunidades.

 

 

No es poca cosa lo que vivimos los venezolanos desde hace veinte años. Los perseguidores, todos con prontuario, envían millones de venezolanos al exilio y mantienen en la cárcel a gente inocente que lo único que ha hecho es luchar por Venezuela, sin armas, sin conspiraciones, sin la violencia de la que es hija el madurismo. Definitivamente es el mundo al revés, quienes deberían estar desde hace muchos años en la cárcel mantienen sus prisiones llenas de inocentes.

 

 

@BrianFincheltub

Venezuela ya no da miedo

Posted on: julio 28th, 2022 by Laura Espinoza No Comments

 

En el último decenio, Venezuela fue tema recurrente en las campañas electorales de la región. Frente a cualquier candidato de izquierda o medianamente progresista, el recurso más utilizado de sus contendores era compararlo con el fallecido presidente Hugo Chávez Frías, aunque dicho candidato no formara necesariamente parte del eje bolivariano. La táctica funcionó durante mucho tiempo, pero los recientes procesos electorales en América Latina parecieran mostrar otra tendencia.

 

 

Los latinoamericanos eligen cada vez más gobiernos de izquierda y aunque los vínculos entre sus abanderados y el chavismo sean esta vez más que evidentes, Venezuela ya no parece dar miedo. El caso de Colombia es más que gráfico, con casi 2 millones de migrantes venezolanos en el país vecino, cualquiera hubiese podido pensar que frente a tamaño testimonio del fracaso socialista, una inmensa mayoría habría hecho frente a la llegada de Gustavo Petro al poder, pero sucedió todo lo contrario: los colombianos lo llevaron a la Casa de Nariño y con él al primer presidente de izquierda de su historia republicana.

 

 

Pero antes de Colombia lo mismo sucedió en Argentina, Perú y Chile. Con miles de migrantes en la región, el drama venezolano está lejos de ser una simple narrativa mediática o electoralista, es testimonio vivo que se expresa en cada connacional que se ha visto obligado a abandonar nuestro país. Pero no todos lo ven así, algunos nos tildan simplemente de “cobardes” o “exagerados”, viendo su salvación en la causa de todas las desgracias de una nación entera.

 

 

No se trata de que los venezolanos queramos darle lecciones de cómo votar a los demás,  tampoco pretendemos que otros países voten como a nosotros nos convenga. Se trata de dar testimonio de lo que hemos vivido durante los últimos veinte años y sí evidentemente nuestro testimonio sirve para evitar que otros pasen por lo que nosotros hemos pasado, nuestra presencia esparcida por el mundo encontraría otra razón de ser más allá de nuestra elemental supervivencia y la de los nuestros en Venezuela.

 

 

Siempre he pensado que el mundo no reparte como debería todas las culpas frente a las peores tragedias de la humanidad. El comunismo es responsable de millones de muertes desde su aparición y lejos de ser una ideología ya prescrita, como lo es otra ideología de muerte llamada el nazismo, sigue promoviendo sus ideas de ruina y destrucción libremente, captando seguidores y posiblemente futuras víctimas.

 

 

Nuestra tragedia se debe en parte a la negativa de una generación a no escuchar a quienes nos alertaron. No eran millones de cubanos los que vivían en Venezuela a finales de los noventa, pero un solo testimonio hubiese bastado para que quienes vieron en Chávez una solución a todos los males del país hubiesen reflexionado. Hoy, cuando es muy tarde para nosotros, solo tenemos voz para alertar a los otros, aunque nuestras alertas muchas veces no sean escuchadas y nuestra tragedia aparentemente ya no dé más miedo.

 

 

@BrianFincheltub

Venezuela ahora es de pocos

Posted on: julio 15th, 2022 by Laura Espinoza No Comments

 

 

afuera a muchos les resulta cada vez más difícil seguirle el paso a lo que sucede en Venezuela. El país pareciera perderse en medio de diferentes realidades, para algunos muy alentadoras, para otros no tanto. En medio de todo este panorama, hay quienes pudiesen verse tentados a afirmar que es precisamente la realidad de los bodegones de lujo, de los restaurantes repletos y de los fines de semana de conciertos en la terraza del CCCT la que vive la mayoría de los venezolanos. Nada más lejos de la verdad, lamentablemente son millones quienes siguen padeciendo la destrucción que ha significado más de dos décadas de hegemonía chavista en Miraflores.

 

 

De acuerdo con cifras de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Venezuela se ubicará en 2022 entre los países de mayor crecimiento en la región, por encima de Chile, Colombia y Perú, paradójicamente los países que reúnen el mayor número de migrantes venezolanos en Latinoamérica. Entonces ¿significa el pronóstico de 5% de crecimiento para 2022 pone a Venezuela en mejor situación que Chile, Colombia y Perú? La respuesta, aunque puede resultar obvia, no lo es. Estar mejor cuando se sale de la hecatombe puede ser muy relativo, sobre todo cuando dicha “mejoría” la disfrutan solo unos pocos y al resto le toca conformarse con el alivio que significa encontrar de todo en los supermercados, pero sin tener capacidad de compra.

 

Los salarios, incluso los dolarizados, se transforman en polvo cósmico frente a las crecientes necesidades de una familia promedio en Venezuela. Ni hablar de la tragedia que significa enfermarse en un país con un sistema público de salud desmantelado. Los jubilados y pensionados no viven, sobreviven con 130 bolívares al mes y aunque algunos cuentan la ayuda que significa las remesas, el presupuesto familiar se sigue quedando corto. Los economistas llaman a este fenómeno “crecimiento desigual”, lo cierto es que no hace falta haberse graduado de economista para percibir que el surgimiento de una elite económica bajo la sombra de los privilegios del poder no detiene el empobrecimiento de las grandes mayorías resultado de la destrucción del aparato productivo y del empleo formal.

 

 

Nuestro país ahora es de unos pocos. Sigue siendo invivible para gran parte de los venezolanos y lo seguirá siendo mientras el poder siga en manos de quienes hoy lo secuestran. Lamento disentir con quienes sostienen que la salida a la crisis que nos aqueja desde hace años no depende de un cambio de régimen, sino de un cambio de ánimo y en la manera de ver la vida. Se puede ser el más optimista y emprendedor del mundo, pero si vive en un país donde el Estado no cree en la iniciativa individual, desprecia el valor del trabajo, desecha el mérito y se aprovecha del esfuerzo ajeno, se está arando en el mar. Pensar así significaría también ir más allá de la resignación y creer que es posible vivir bien cuando se vive sin democracia y libertad.

 

 

@BrianFincheltub

«Neomar, libertador»

Posted on: junio 16th, 2022 by Laura Espinoza No Comments

 

 

“Neomar, libertador” fue el mensaje que llevó a la cárcel a cuatro jóvenes venezolanos que participaban en un homenaje a Neomar Lander, mártir de la resistencia asesinado durante las protestas del 2017.

 

 

La actividad se desarrolló en la avenida Libertador de Caracas, específicamente a la altura del municipio Chacao, no por capricho de los organizadores del evento, sino porque fue precisamente allí donde hace cinco años la dictadura le arrebató la vida a Lander cuando este protestaba pidiendo democracia, justicia y libertad para Venezuela.

 

Neomar no fue el único asesinado ese año, de acuerdo con las cifras del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), tan solo en 2017 más de ciento cincuenta venezolanos murieron en el contexto de las manifestaciones contra el régimen dé Nicolás Maduro; la mayoría de ellos producto de la represión policial y de la actuación de grupos armados autodenominados “colectivos”.

 

 

Para una dictadura que juega a la amnesia colectiva que algunos ciudadanos osen recordar sus crímenes constituye un delito y que lo hagan en medio de una protesta ciudadana es un agravante. Y esto va más allá del vehículo utilizado para expresar el mensaje, en este caso un grafiti, pues lo que realmente indignó a la dictadura fue la protesta en sí misma.

Ustedes dirán que eso no es nuevo en Venezuela, pues matar y destruir es lo único que sabe hacer el chavismo.  Lo “novedoso” es que siga sucediendo pese a la intención de la dictadura de limpiar su imagen internacional con la complicidad de algunos factores internos y externos.

 

 

La verdad es que resulta relativamente fácil fingir ser democráticos cuando, más allá de algunas protestas por servicios públicos, las manifestaciones exigiendo un cambio de régimen han prácticamente desaparecido de todo el territorio nacional.

 

 

De allí que la dictadura haya acordado con el Fiscal de la Corte Penal Internacional la apertura de una oficina de seguimiento en Caracas y se haya comprometido a respetar a los Derechos Humanos e impartir justicia a las víctimas de la represión. Lo que demuestra lo sucedido en Chacao es que solo falta que la gente vuelva a tomar las calles para que el régimen de Nicolás Maduro aplique como siempre lo ha hecho la represión contra todo aquel que se atreve a disentir.

 

 

Una pinta en una pared en un país donde reina la censura no es en modo alguno vandalismo, es una necesidad. Para la dictadura un grafiti es sinónimo de “instigación al odio y asociación para delinquir”. Al final, todos tenemos un número cuando se vive en un régimen y tarde o temprano los represores le dan vuelta al bombo y salimos sorteados.

 

 

Aunque el acto en honor a la memoria de Neomar Lander no fue numeroso, sirvió para que la nueva puesta en escena del madurismo se cayera sin aún cortar la cinta inaugural de la oficina del fiscal de la Corte Penal Internacional en Caracas y sobre todo para enviarle mensaje a todos aquellos que piensen que basta con no meterse en política para vivir tranquilos.

 

 

En la Venezuela de hoy, la gente decidió que “lo mejor” era olvidarse de lo público y concentrarse en lo privado, lo que significa muchas veces concentrarse en sobrevivir. Pero como el propio Neomar lo decía “la lucha de pocos vale por el futuro de muchos”. Pronto serán millones quienes nuevamente entiendan que no habrá futuro, democracia y libertad mientras el madurismo siga en el poder.

 

 

Brian Fincheltub

@BrianFincheltub
 

 

Disipando los crímenes de la dictadura madurista

Posted on: abril 28th, 2022 by Laura Espinoza No Comments

 

 

 

El tema «Venezuela” fue durante los últimos años un verdadero lastre para la izquierda latinoamericana. Los líderes socialistas se encontraban en una posición difícil: incapaces de condenar los desmanes del madurismo de manera directa, pero sin poder solidarizarse públicamente con la dictadura que les había dado protección y apoyo económico durante tanto tiempo. Se trataba de ser pragmáticos y frente a la imposibilidad de negar el drama venezolano, no había otra opción que el silencio. Hubo, sin embargo, quienes fueron más osados, por ejemplo, el candidato presidencial colombiano, Gustavo Petro, vino a Venezuela en 2016, en plena hambruna madurista, a desmentir la crisis humanitaria con una foto tomada en un supermercado de una zona acomodada de Caracas. El mismo año en el que Petro aseguraba que la escasez y el hambre eran invento del canal de televisión RCN, los venezolanos perdieron en promedio 8 kilos, según cifras del Observatorio Venezolano de Salud.

 

 

Ni siquiera los contundentes informes de la alta comisionada de las Naciones para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, fueron suficientes para hacerlos cambiar de posición. No se trataba ya de las denuncias de la oposición, ni de los medios de comunicación internacionales, sino que era un organismo multilateral, dirigido además por alguien a quien no podían califica de ser títere de Estados Unidos, el que concluía que en Venezuela se habían cometido crímenes de lesa humanidad.

 

 

Evidentemente, aspirar a un cambio de posición era una total ingenuidad y al tiempo que el discurso de la normalización se intenta profundizar a lo interno del país, internacionalmente otra batalla se libra. El anuncio de esta semana del presidente argentino, Alberto Fernández, de restablecer las relaciones con Maduro forma parte del plan del Grupo de Pueblo, organización que reagrupa a los principales cabecillas de la izquierda latinoamericana, de blanquear la imagen del régimen de Nicolás Maduro dándole reconocimiento y legitimidad internacional.

 

 

Pero más allá del restablecimiento de relaciones diplomáticas, las declaraciones de Fernández donde aseguraba que los “problemas de Venezuela se han ido disipando” fueron lo verdaderamente grave y una verdadera vergüenza para Argentina, un país con una tradición histórica en materia de defensa de los derechos humanos. Cuando el presidente Fernández disminuye los atroces crímenes de la dictadura madurista a “problemas” ofende no solamente a las víctimas, sino a millones de venezolanos que aspiran y reclaman justicia. El presidente de Argentina debería saber que los crímenes de lesa humanidad ni se “disipan” ni prescriben y prueba de ello es la investigación en curso que encabeza la Corte Penal Internacional.

 

 

Que producto de la desmovilización ciudadana y del terror sembrado por la dictadura en los últimos años, hoy las violaciones de los derechos humanos no se expresen en represión en las calles no significa que hayan desaparecido. Los derechos humanos en Venezuela se continúan violando todos los días y nada de esto será diferente hasta que las víctimas consigan justicia, los culpables paguen por sus crímenes y haya un cambio de régimen en Venezuela que impida que este tipo de desmanes se sigan cometiendo en nuestro país.

 

 

@BrianFincheltub

 

Democracia y diplomacia petrolera

Posted on: marzo 16th, 2022 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Democracia y petróleo no siempre van de la mano. No es casualidad que una gran parte de los Estados petroleros, salvando las honrosas excepciones, sean dirigidos por regímenes autoritarios. Para que tengan una idea, después de Venezuela, los países con mayores reservas probadas de petróleo en el mundo son Arabia Saudita, Irán, Irak y Kuwait; un top cinco nada compatible con el respeto de las libertades individuales y los derechos fundamentales.

 

 

Hay quienes explican este fenómeno a través de la inversión de la pirámide de la dependencia. Cuando el Estado no vive de sus ciudadanos, sino que los ciudadanos viven del Estado, los gobernantes no solo no ven la obligación de rendir cuentas, sino que el abuso de poder es un plato que se sirve todos los días.

 

Es así como el petróleo, lejos de convertirse en motor de desarrollo, pasa a ser un instrumento de dominación en manos de tiranos y megalómanos. Un arma de mucha utilidad a lo interno, pero también internacionalmente donde les permite comprar aliados y, sobre todo, asegurarse silencios. Solo hay que recordar cómo mientras oprimían a sus pueblos, Muamar el Gadafi, Sadam Hussein, Mahmoud Ahmadinejad y Hugo Chávez eran recibidos por el mundo como grandes dignatarios. En época de bonanza, eran muy pocas las voces que denunciaban las atrocidades que estos dictadores perpetraban contra sus oponentes, cubriéndolos así durante muchos años con un manto de total impunidad.

 

 

Chávez y el régimen de los Ayatolás fueron incluso más lejos, usaron los astronómicos ingresos de Venezuela e irán para financiar el terrorismo y expandir sus proyectos más allá de sus áreas de influencia, amenazando así la paz y la estabilidad de naciones cercanas. El chavismo exportó su proyecto político por toda Latinoamérica, plagando la región de gobiernos satélites enemigos de las libertades individuales y los derechos fundamentales. Se tejieron alianzas con grupos de inconfesables intereses frente a los ojos del mundo que observaba sin decir ni pío para no molestar al temperamental Chávez.

 

 

En Venezuela e Irán no han dejado de ser campo de operaciones para el terrorismo internacional y la delincuencia transnacional. En momentos donde los precios del petróleo se acercan a niveles récords producto de la invasión rusa a Ucrania, toca preguntarnos si la comunidad internacional permitirá nuevamente que la renta petrolera sea usada para dinamitar la democracia y la paz. El ejemplo de Rusia debería mostrarnos lo peligroso que es confiar en la palabra de un dictador, sobre todo cuando dicha palabra ha perdido todo valor.

 

@BrianFincheltub

 

 

Se reserva el derecho de admisión

Posted on: enero 12th, 2022 by Laura Espinoza No Comments

 

 

La desigualdad siempre ha representado un gran reto para los gobiernos del mundo y fundamentalmente los gobiernos de la región. Las sociedades con mayor desigualdad son generalmente suelo fértil para el auge de proyectos populistas y la caída en desgracia de los sistemas tradicionales, incapaces de responder a las crecientes demandas de la población. Es así como las grandes mayorías, históricamente excluidas, apuestan a quien se presenta como semejantes y les prometen “igualdad”. Lamentablemente para quienes depositan su confianza en este tipo de liderazgos, la igualdad no existe y el populismo igualitario, lejos de corregir las enormes diferencias sociales, las perpetúa haciéndolas incluso más grotescas.

 

 

El mejor ejemplo de ello es Venezuela. El chavismo llegó al poder prometiendo acabar con la desigualdad de la llamada “cuarta república” y veintitrés años más tarde, nuestro país marcha a paso acelerado hacia un sistema de castas, donde tu lugar en la pirámide lo determina el tipo de moneda al que tienes acceso. En la base de pirámide se encuentran todos aquellos venezolanos que siguen ganando en bolívares en una economía completamente dolarizada; en este grupo se encuentran, aunque usted no lo crea, los maestros, los profesores universitarios, los médicos, enfermeras, empleados públicos y quienes le dedicaron su vida productiva al país y hoy el país les paga con el equivalente a dos dólares mensuales: hablamos de los pensionados y jubilados.

 

 

Aquel “dólar criminal” que una vez prometieron volver “polvo cósmico”, terminó suplantando, de facto, nuestra moneda nacional y todavía tienen el descaro de llamarse “bolivarianistas”. No me imagino a la rancia izquierda venezolana si en tiempos de AD o COPEI, algún presidente democrático se hubiese atrevido a algo parecido. Hoy, con su lengua bien guardada en el bolsillo, aplauden que todo se facture en verdes, al punto que ya hay lugares donde rechazan recibir bolívares y no es para menos, el chavismo hizo que un puñado de papel higiénico  tuviese más valor que el billete de mayor denominación nacional.

 

 

Si en tiempos del General Gómez se decía que Venezuela era gobernada como una finca, la Venezuela bajo el domino de esta variante del chavismo llamada madurismo se asemeja cada vez más a un bodegón. Uno de esos que jamás estará a tu alcance si eres de los venezolanos que sigue sobreviviendo en bolívares.

 

 

Los que gritaron una vez igualdad le pusieron al mapa nacional un cartel que dice “se reserva el derecho de admisión”. En la nueva normalidad, mientras tengas dólares eres bienvenido, de lo contrario la realidad te expulsa, te obliga a buscar suerte lejos, para ayudar a sobrevivir a los tuyos que aún viven en Venezuela, pero también con la esperanza de volver y disfrutar de ese país que extrañas y que sabes es mucho más que el restaurante del hotel Humboldt o la posada del moda del parque nacional Canaima, sino esa tierra de oportunidades que el chavismo destruyó y que solo será posible reconstruir en democracia.

 

 

@BrianFincheltub