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Venezuela frente al 2017: ¿Normalización o transición?

Posted on: diciembre 8th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

Jue, 08/12/2016 – 07:34Llegamos al cierre de 2016 y la situación económica en Venezuela está cantada: un país con una grave crisis económica y social, además de una situación política compleja. Este año estimamos que la contracción de la economía venezolana se ubique en 11,3 %, y ya son doce (12) trimestres consecutivos de contracción, un ciclo bastante largo. En tres años la economía venezolana se ha reducido 20,4 % y el PIB per cápita (en dólares) acumula una contracción de 56,8 % para el mismo período. Venezuela, como lo hemos dicho antes, vive una depresión. Además, en un hecho poco usual en la historia económica moderna, nuestro país parece estar frente a un choque de oferta y también un choque de demanda operando ambos al mismo tiempo.

 

 

 

En materia de inflación estimamos que la tasa para 2016 se ubique en torno a 511 %. Es importante destacar que a pesar de que la inflación fue alta en la primera mitad del año desaceleró un poco en el segundo semestre. Por supuesto, estamos lejos de una solución al grave problema inflacionario que tenemos, pero de alguna forma, el Ejecutivo logra contener el desbordamiento de la variable hacia un escenario clásico de hiperinflación.

 

 

En el frente externo, el Ejecutivo ha logrado surfear el déficit en la balanza de pagos. Al inicio de 2016, manteniendo los mismos niveles de importación de 2015 y con una elevada concentración de pagos en el servicio de la deuda, el Ejecutivo se enfrentaba a un déficit externo cercano a US$ 40.000 millones. Sin embargo, el Estado tras recortar en 45 % las importaciones, ejecutar una operación de canje de deuda de Pdvsa, renegociar con China y Rusia, comprometer el oro de las reservas internacionales, entre otras acciones; logró reducir el déficit a US$ 14 millardos, y cerrando un año más. El costo pagado es alto: Venezuela culmina 2016 con una posición líquida en activos externos bastante baja (menos de US$ 3.000 millones), con una situación social comprometida, un aparato productivo semi paralizado y una recesión profunda. En economía no hay almuerzo gratis.

 

 

 

En materia petrolera, la situación es preocupante. Este factor ha encendido las alarmas este año. La producción petrolera ha caído en promedio 257.000 b/d en base interanual. El circuito refinador tiene fallas importantes. Si bien Pdvsa, logró cumplir con sus compromisos de deuda financiera y logró sacar adelante un canje parcial de los vencimientos 2016 – 2017, no pudo lograr acuerdos satisfactorios con contratistas y proveedores que permitan evitar la contracción de producción y más aún, recuperar los niveles perdidos. Este elemento será un factor clave a seguir de cara a 2017.

 

 

 

Tras doce trimestres de contracción y exceso de regulaciones (que llevan años) el sector privado parece quedarse sin gasolina. La capacidad ociosa en la mayoría de los sectores supera el 50 %, y la contracción ha sido superior a dos dígitos en este año que está por finalizar. En la mayoría de los sectores, productos del choque de demanda, las ventas se han contraído y el efecto de la devaluación e inflación ha minado el patrimonio de las empresas que operan en Venezuela. El sector privado venezolano se ha reducido, no solo en tamaño por empresa sino en número de compañías por industrias; lo que plantea desafíos empresariales y de políticas públicas en el mediano y largo plazo.

 

 

 

El 2017 plantea importantes desafíos para Venezuela, no solo en el frente económico sino también en los frentes político e institucional. Los cartuchos del Ejecutivo para postergar los ajustes económicos parecen acabarse, pues ya no hay fondos en divisas al que apelar, las importaciones se han reducido a un umbral peligroso y el financiamiento externo parece haberse cerrado. La esperanza está en un alza del precio petrolero, pero el modelo chavista necesita que la cesta petrolera venezolana esté por encima de US$ 60/bl y eso hoy luce como un escenario muy improbable.

 

 

 

Por otro lado, el Ejecutivo Nacional entra en una nueva etapa a partir del 10 de enero de 2017: su salida del poder no implica ir a un proceso electoral y eso va a mover el tablero en el chavismo. Así, el presidente Maduro no solo se va a enfrentar a las demandas de cambio que han venido principalmente del país no chavista sino que también va a tener que lidiar con las presiones para el cambio desde su propio movimiento.

 

 

 

El cambio político para 2017 sigue siendo una posibilidad real. Sin embargo, conviene precisar cómo puede darse este proceso, especialmente a raíz del inicio del proceso de diálogo entre gobierno y oposición bajo el auspicio de actores internacionales. Es evidente que el chavismo busca aprovechar el dialogo para acometer un proceso de normalización institucional en el país. Lo que pareciera estar detrás es: a cambio de algunas concesiones (liberación de presos políticos, nuevos rectores en el CNE, entre otros) aspira a que la oposición renuncie a su demanda de una salida electoral en el corto plazo. Está por verse.

 

 

 

En el ínterin lo que puede suceder es que la situación interna tanto del chavismo como de la oposición, así como la profundidad de la crisis lleven a un escenario de transición controlada por el chavismo que prescinda del presidente Maduro y que introduzca algunos cambios en lo económico, a saber: más pragmatismo en lo petrolero, legalización de un mercado paralelo de divisas y flexibilización del control de precios. Una transición menos traumática para el chavismo y que evite que el país entre en una profunda crisis de gobernabilidad, que sigue siendo un riesgo latente. Como ya es costumbre en Venezuela desde hace algunos años, Venezuela pinta ser un año interesante. Demasiado interesante.

 

 

 

En materia de premisas económicas para 2017 y en un escenario de “estatus quo” estimamos que la economía venezolana tenga un crecimiento cercano a cero. Estimamos que las exportaciones crezcan 15,6 % y las importaciones apenan 0,4 % en base interanual. La inflación puede ubicarse en torno a 850 %. En resumen: 2017 se parece mucho a 2016 pero con un deterioro que no se detiene, pues la única forma que la economía pueda retomar la senda de recuperación será a través de reformas estructurales y esto luce lejos (por ahora).
Asdrúbal Oliveros

 

 

Blog de Asdrúbal Oliveros

Anuncios de Maduro: Se rompen las esperanzas

Posted on: agosto 10th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

Miércoles, 10/08/2016 – 09:42El pasado martes 2 de agosto el presidente Nicolás Maduro en cadena nacional de radio y televisión anunció una serie de cambios en la articulación de su Gabinete económico y ministerial que, en pocas palabras, desmoronaron cualquier esperanza de cambio en las políticas económicas del país.

 

 

 

 

El mayor impacto lo causó la sustitución de Miguel Pérez Abad, quien se desempeñaba como ministro de Industria y Comercio y Vicepresidente del área Económica, por Carlos Faría Tortosa, quien por años estuvo como Viceministro de Industrias Medias y Ligeras. Este cambio se dio solo pocos días después de que Pérez Abad resaltara la caída del riesgo país venezolano, que pasó de 4.145 puntos básicos (pb) en el mes de febrero a 2.589 pb a finales de julio, y afirmara que el Gobierno no descarta la devolución de empresas que fueron expropiadas o de algunas que están ocupadas temporalmente.

 

 

 

 

Estas últimas declaraciones de Pérez Abad se dieron en medio de la polémica causada por un pronunciamiento de Eulogio Del Pino, actual presidente de Pdvsa. Del Pino se refirió a las nacionalizaciones de las empresas de servicios petroleros hechas por el ex presidente, Hugo Chávez, en la zona del Lago de Maracaibo, afirmando que algunas de estas fueron errores y que deben ser revertidas. Los comentarios del presidente de Pdvsa generaron un fuerte rechazo por parte de la extrema izquierda chavista, dirigida por el ex ministro Elías Jaua. Pérez Abad, sin compartir plenamente las declaraciones de Del Pino, señaló públicamente que el regreso al sector privado a algunos negocios no estratégicos nacionalizados debe ser considerado, lo que parece que le costó el puesto.

 

 

 

 

Huelga decir que el perfil de la gestión de Carlos Faría es diametralmente opuesto a lo que venía adelantando Pérez Abad. Carlos Faría, al igual que su hermano Jesús Faría, viene de una larga militancia en el Partido Comunista y pertenece al ala radical del oficialismo. A este se le designo la misión como “un integrador de procesos y gestión económica” y para “crear de cero el entramado productivo” en el marco de la llamada “integración de las unidades agroalimentarias” de la Gran Misión Abastecimiento Seguro.

 

 

 

 

La remoción de Pérez Abad fue tomada de manera negativa por los mercados, haciendo que la racha negativa de los títulos de la República y de Pdvsa se agudizará en la mañana del miércoles 3 de agosto. Esto no es causa de sorpresa, ya que Abad no solo fue el principal defensor de la flexibilización del control de cambio, sino de la política de contracción de las importaciones con el fin de cerrar la balanza de pagos sin caer en un evento de impago.

 

 

 

 

Este “cambio de piezas” realizado por el presidente Maduro es una señal de que el ala radical está tomando fuerza dentro del Ejecutivo y marca el fin de esta etapa, aunque errática, de aplicación de políticas pragmáticas, y nos llevará de vuelta a la profundización de los controles con sus nefastas consecuencias para la economía local.

 

 

 

 

El primer semestre del año estuvo marcado por las expectativas positivas de una flexibilización del control de cambio y de una mayor apertura al sector privado, lo que generó que este sector realizara el 55,0% de sus importaciones con divisas propias, a tasa no oficial, con tal de seguir operando y esperar al Dicom, pero generando altas presiones inflacionarias. Con Pérez Abad se va también la ventana de oportunidad única de poner en marcha un mercado cambiario flexible en el momento con la menor brecha porcentual del último año entre la cotización del paralelo y el mercado alternativo, además de la visión de que ambas tasas continuaran acercándose hasta la unificación.

 

 

 

Asdrúbal Oliveros

Fuente: http://www.infolatam.com/2016/08/09/anuncios-de-maduro-se-rompen-las-esp…

Blog de Asdrúbal Oliveros

¿Debe la nueva AN proponer un Programa de Ajuste Económico en Venezuela

Posted on: diciembre 18th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

Una vez celebrada la elección parlamentaria donde la oposición representada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) logró hacerse con 112 escaños (lo que le permite legislar con mayoría calificada de 2/3), el debate entre economistas y analistas es si esta nueva Asamblea debe proponer medidas para corregir los graves desequilibrios macroeconómicos e institucionales […]

 

 

Una vez celebrada la elección parlamentaria donde la oposición representada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) logró hacerse con 112 escaños (lo que le permite legislar con mayoría calificada de 2/3), el debate entre economistas y analistas es si esta nueva Asamblea debe proponer medidas para corregir los graves desequilibrios macroeconómicos e institucionales que afectan a Venezuela.

 

 

Más allá de las facultades constitucionales y jurídicas del Poder Legislativo en Venezuela, es pertinente evaluar los reales alcances y aportes que una nueva Asamblea Nacional puede hacer para ayudar a superar la crisis que vivimos, especialmente en un contexto inédito en los últimos años, donde el Poder Legislativo estará en control de una coalición diferente a la que gobierna (es decir: separada del Poder Ejecutivo).

 

 

El reto de la nueva Asamblea Nacional

 

 
Más allá de las potestades que obtiene la bancada opositora con la mayoría calificada, la gran tarea que tienen en frente los diputados electos es legislar, así como cumplir su papel de contralor y de contrapeso del Poder Ejecutivo.

 

 

La Asamblea Nacional ha de centrar sus esfuerzos en tres áreas fundamentales. La primera es la interpelación de los ministros y la rendición de cuentas, destacando la evaluación de las medidas económicas tomadas y las acciones que se tomarán para revertir la crisis. La segunda es el ejercicio de un mayor control sobre la ejecución presupuestaria, ya que actualmente el gasto ni está controlado ni es transparente. Y la tercera es la exigencia de la transparencia y la prontitud en la publicación de las estadísticas y los datos oficiales, así como del cumplimiento de la Ley de Acceso a la Información, algo imprescindible para evaluar las políticas públicas.

 

 

2016: un ajuste deseado,

 
¿pero en cuáles condiciones?

 
El año entrante Venezuela se enfrentará a una situación donde la necesidad de implementar un programa de ajuste que resuelva los múltiples desequilibrios de la economía es sumamente alta. Sin embargo, no necesariamente se alcanzarán los objetivos propuestos, debido a que las características del entorno y los resultados vistos en algunas experiencias previas señalan que así se tenga el mejor programa de ajuste económico, uno que sea coherente e íntegro, no hay garantía de éxito.

 

 

Ante esta situación, surge una pregunta: ¿qué necesita un programa de estabilización para ser exitoso y mejorar las condiciones económicas de un país? La evidencia sugiere que son necesarias ciertas condiciones, específicamente cinco:

 

 

1. Información y comunicación de los entes públicos que garanticen la publicación de la data nacional.

 
2. Presentar un esquema adecuado.

 
3. Transparencia de las instituciones para permitir la ejecución exitosa de ese esquema.

 
3. Liderazgo político sólido para poder implementar dicho esquema y que tome en cuenta el contexto del país y pueda ejecutar el ajuste.
5. Políticas sociales que compensen a los estratos más afectados de nuestra sociedad.

 

 

Lamentablemente, en el contexto actual de Venezuela, estas condiciones no están presentes. El Ejecutivo muestra resistencia a implementar medidas de ajuste y pareciera moverse a un escenario de confrontación con el Poder Legislativo.

 

 

¿Cuál es el rol de la Asamblea Nacional?

 
La respuesta no es sencilla. Lo ideal es que se puedan establecer un mecanismo de construcción de consensos en torno a las reformas económicas e institucionales y que éstas sean trabajadas en una agenda compartida por los poderes públicos. Sin embargo, en las actuales circunstancias algo así luce improbable.

 

 

Entonces, ¿qué puede hacer una Asamblea Nacional controlada por la oposición en un escenario de confrontación de poderes? Una aproximación sugiere que la Asamblea Nacional debería, más allá de sus atribuciones legales y constitucionales, enfocarse en una reforma institucional que trabaje dos elementos claves en una democracia moderna: la construcción de contrapesos y la descentralización. Y, además, la Asamblea Nacional debe forzar al Ejecutivo a hacer los ajustes de política económica.

 

 

Dos riesgos que deben evaluarse

 
Durante los próximos meses existirán para la Asamblea Nacional dos riesgos que deben ser evaluados.

 

 

El primero, que la mayoría opositora intente imponer una agenda de ajuste económico al Ejecutivo, un escenario donde la probabilidad de fracasar es elevada porque no tendríamos las condiciones para un programa exitoso descritas anteriormente, amén de que el Ejecutivo no está convencido de un paquete de medidas, así que se pueden exacerbar los riesgos de una crisis de gobernabilidad, con resultados difíciles de predecir.

 

 

Y el segundo riesgo es que la Asamblea Nacional se mantenga inactiva, pensando que no absorberá costos por ello o que los costos políticos serán mayores si promueven ajustes.

 

 

Dada la situación económica que vive Venezuela, el costo de quedar como un poder público inoperante puede ser muy alto. Y eso no es exclusividad del partido de gobierno. Este punto es un factor clave para el éxito de un programa de ajuste: se trata de la capacidad para construir consensos entre diferentes actores políticos, incluso, con intereses diferentes.

 

 

El trabajo de la coalición opositora en la Asamblea Nacional exige madurez política. Si bien no son los responsables directos de la situación económica actual, tampoco tienen margen de maniobra para implementar un programa de ajuste. Así, tienen ahora la tarea de comenzar a forjar las bases para la superación de la crisis con un nuevo marco institucional en el contexto de un modelo que ha colapsado.

 

 

2016: un año marcado por la incertidumbre

 

 
Hasta la fecha el chavismo había logrado construir un modelo que, sostenido por la expansión constante del gasto público, había logrado apoyos importantes en amplios sectores de la sociedad. Ésa era su marca de fábrica. Apoyado en el incremento de los precios de crudo, el Gobierno ha destinado un gasto público cada vez mayor a financiar el consumo corriente de los sectores menos favorecidos.

 

 

Esta política le permitió estimular el crecimiento de la demanda agregada y del producto interno bruto (PIB), y generar artificialmente (y discrecionalmente) una situación de “bienestar”, que le ha servido como plataforma para mantener elevados sus niveles del popularidad dentro de la población y conseguir el triunfo en 21 de las 23 elecciones llevadas a cabo durante los últimos 15 años.

 

 

La evidencia que vemos desde finales de 2012, aunada a la caída de los precios petroleros, es que este modelo caducó: llegó a su fin. El gasto público ya no tiene el fuelle para lograr sostener amplio apoyo y el chavismo parece haberse convertido en minoría, en medio de una crisis económica que ha minimizado los supuestos avances sociales obtenidos.

 

 

Una nueva Asamblea no garantiza un mejor 2016, pero sí aumenta la probabilidad de que se acelere la transición y el desmontaje del modelo que ha imperado hasta ahora, bien sea porque el chavismo decida reinventarse o bien porque se dé espacio a una transición a un modelo diferente.

 

 

Eso convierte a 2016 en un año clave.

 

 

El tan esperado 6D ha pasado y los resultados fueron contundentes, pero lo cierto es que el modelo económico del chavismo ha colapsado y nos encontramos ante un quiebre estructural que exige a la actual administración dar un giro completo a su política económica o será desplazada como modelo político.

 

 

Ése es el dilema del chavismo y, junto con ellos, es también el dilema de Venezuela.

 

 

Blog de  Asdrúbak Oliveros

La situación cambiaria es crítica, estos son los escenarios

Posted on: junio 2nd, 2015 by Laura Espinoza No Comments

La situación del mercado cambiario en Venezuela es crítica. En lo que va de 2015, el tipo de cambio paralelo se ha depreciado 62,2%, lo que ha disparado el diferencial cambiario a niveles superiores al 6.201,6%. Por otro lado, en el primer cuatrimestre del año y en base interanual, las liquidaciones de divisas al sector privado han caído 71,0% (promedio diario) mientras que la cesta petrolera venezolana ha promediado US$48,0 por barril, 49,8% menos que en el mismo período de 2014.

 

1. Niveles mínimos de liquidación de divisas. Hasta el momento, el Ejecutivo se ha resistido a realizar ajustes significativos en materia cambiaria: mantiene un esquema de tres tasas oficiales y la mayor liquidación de divisas se sigue haciendo a la tasa Cencoex de VEB 6,3/US$, cuyo nivel de sobrevaluación se ubica en 81,9% al cierre del mes de mayo. El Sistema Marginal de Divisas (Simadi) está liquidando en promedio menos de US$2,0 millones/día, además persisten los problemas operativos y la negativa de las autoridades del Banco Central de Venezuela (BCV) a permitir la libre fluctuación del precio. Desde su creación, el tipo de cambio en Simadi se ha depreciado 30,6% lo que contrasta con la depreciación del tipo de cambio paralelo en el mismo período de 62,2%.

 

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Esta situación tiene impacto directo en el entorno económico: nuestro estimado de inflación subyacente para el mes de abril se ubica en 158,4% (base interanual), las empresas reportan niveles críticos de inventarios y algunos sectores han optado por trabajar directamente con divisas para evitar el cierre de sus operaciones (automotriz y aerolíneas internacionales).

 

2. Los grupos de poder se activan. En este contexto, diferentes actores cercanos al chavismo (bien sea por haber ocupado en el pasado algún puesto en el gabinete o por estar relacionados con grupos económicos) han venido alertando al Ejecutivo de la situación y proponiendo algunas “soluciones” que permitan, principalmente, mejorar el entorno de cara a las próximas elecciones parlamentarias.

 

3. El chavismo se mueve en torno a cinco escenarios. Los diferentes escenarios que ha barajado el Ejecutivo para los próximos meses pueden resumirse en los siguientes puntos:

 

3.1. Devaluación políticamente correcta: Este esquema, ensayado en el pasado por el chavismo y propio de un esquema de tipo de cambios múltiples, le permite al Ejecutivo reducir al mínimo las liquidaciones en la tasa Cencoex y Sicad y, además, comenzar a erogar divisas bajo el esquema de Simadi. Esto buscaría dos objetivos: por un lado, reducir presión en el mercado paralelo y, por otro, un mayor beneficio fiscal.

 

3.2. Sistema Dual: Este esquema sería una variación del anterior, y fue asomado parcialmente por el diputado Jesús Farías. El Ejecutivo eliminaría la tasa de VEB 6,3/US$ y la tasa de Cencoex pasaría a ser la del Sicad (actualmente en VEB 12/US$), manteniendo el Simadi. Los sectores prioritarios se mantendrían en Cencoex: alimentos, medicinas y cuidado personal. El resto iría a Simadi.

 

3.3. Convergencia Cambiaria: A pesar de que ha sido descartada, grupos económicos cercanos al chavismo, han insistido en que este esquema sería el más conveniente. En este punto, se destaca el impacto en extremo positivo que tendría sobre el fisco y bajaría las expectativas de inflación en el mediano plazo.

 

3.4. Correr la arruga: Otros sectores del chavismo, especialmente las facciones militares, son de la idea de mantener el esquema actual, introduciendo mejoras. Señalan que, Cencoex debe seguir atendiendo los sectores prioritarios, convocarse algunas subastas especiales en Sicad para sectores estratégicos y reformar el esquema de participación del sector petrolero en el Simadi. La lógica detrás es que sería peligroso introducir cambios abruptos en el esquema cambiario antes de las elecciones parlamentarias que podrían celebrarse a finales de año.

 

3.5. El campo minado: Los grupos más radicales del chavismo, son de la idea que la actual situación en el mercado paralelo de divisas es parte de una estrategia política para atacar el gobierno. Su propuesta, buscaría incrementar las importaciones públicas, mayores fiscalizaciones al sector privado, mayor control estatal sobre la distribución de productos básicos, y ensayar mecanismos de seguridad para contrarrestar el efecto del llamado “dólar Cúcuta”. Este escenario sería una continuación de lo que hasta ahora hemos visto.

 

4. Lo político pesa… como siempre. En los escenarios planteados, el chavismo, en mayor o menor medida, lo que busca es surfear la crisis sin proponer una solución de fondo a la crisis que vive Venezuela. Como siempre lo político sigue privando. Somos de la opinión de que Maduro considera, en la situación actual, arriesgado realizar un ajuste profundo en la economía: primero, su nivel de popularidad es bajo (el peor desempeño en la historia del chavismo). Segundo, el liderazgo dentro de la coalición de gobierno también es limitado. Tercero, no tiene capacidad de tender puentes con la oposición en estos momentos para darle soporte a las medidas. Cuarto, el apoyo internacional también se ha reducido y por último, en pocos meses tiene un proceso electoral en frente. En esta situación, lo que el chavismo mejor sabe hacer es “surfear” la crisis, implementar medidas aisladas, radicalizar el discurso (Guerra Económica) junto con un eficiente aparato de propaganda.

 

De esta forma, el escenario más probable pareciera ser un híbrido entre la opción 4 y 5: intentar mejorar la liquidación de divisas, mayores importaciones públicas así como mantener el cerco sobre el sector privado.

 

5. “No hay almuerzo gratis”. Sin embargo, hay que pagar un costo. La situación social se está exacerbando, así como los niveles de descontento. Estimamos que en este año la caída del poder adquisitivo sea de 23,3% (medido a través de la inflación oficial). Por lo que los riesgos en este campo son elevados. Ni hablar de la perspectiva económica: una contracción superior al 7,0%, inflación (BCV) de 130,1% para 2015 y una agresiva destrucción de las cadenas de valor del sector privado, que dificultan una recuperación rápida.

 

Asdrúbal Oliveros

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