¿A qué le teme Maduro?

Posted on: agosto 1st, 2014 by Super Confirmado No Comments

El gobierno se muerde la cola al postergar la adopción de las medidas económicas. Maduro no las ha tomado porque su liderazgo es frágil y teme que los efectos acentuarán todavía más su debilidad. Pero, en realidad, ha quedado atrapado en un círculo vicioso: mientras más tiempo se tome en iniciar los correctivos, peores serán sus circunstancias personales. El mundo de las percepciones es una dictadura en la que no mandan las realidades: cada semana que transcurre sin anuncios, la responsabilidad del fundador de la revolución se diluye ante los ojos del pueblo bolivariano y se eleva el grado de culpabilidad de su heredero. Al día de hoy, Maduro es culpable de que las cosas hayan llegado al punto de erosión en que estamos.

 

Con la postergación del ajuste, las calamidades que padecen los ciudadanos se van vinculando más a la gestión sucesoral que a la del comandante, aunque fue éste quien dilapidó miles y miles de millones de dólares cuyo destino hoy se desconoce. El cuadro es tremendamente perverso. De tanto analizar los daños colaterales del ajuste, para morigerar sus consecuencias sobre «el heredero», más perjuicios se le suman y peor parado sale de las comparaciones habituales que se hacen entre él y el «santo padre» del proyecto revolucionario.

 

La debilidad de Maduro que ha sido clave en las dilaciones también se ha vuelto un problema crónico: al no encarar con celeridad la tragedia económica, han quedado expuestas otras fallas personales que profundizan el pesimismo alrededor de sus limitaciones. Los titubeos que emanan de su actuación nada colaboran con la convicción que ahora mismo se requieren de él: no sólo para que sus auditorios comprendan el tenor de la encrucijada actual, sino incluso para hacerle frente a la ortodoxia radical, que se ha salido con la suya al horadarle su capacidad de maniobra y al provocar todas estas inconvenientes demoras.

 

Maduro, sin embargo, debe tener otro tipo de inquietudes: si el paquete económico posee como se colige de todo el teatro revolucionario un decidido respaldo militar, y si la FANB es garante de que su evolución ocurra sin contratiempos sociales incontrolables, no habría motivos de gran peso para que persistan todos estos retrasos que minan la confianza que el ajuste necesita generar. Al fin y al cabo, serán las bayonetas las que asegurarán la viabilidad forzada de las medidas. Colocadas las cosas en una balanza, las diferencias ideológicas resultan una razón inferior para explicar tanta irresolución. Si Maduro teme a algo distinto de lo que es visible, su indecisión y sus vacilaciones sólo sirven para reforzar las causas de sus aprensiones. Hasta los pragmáticos del «proceso» están comenzando a alarmarse.

 

@Argeliarios

Sacrificio inútil

Posted on: julio 25th, 2014 by Super Confirmado No Comments

La anomia que sufre Venezuela es el colapso de un modelo

 

Todo pasa por la corrupción. No habrá medidas económicas exitosas si el Gobierno no muestra una decidida voluntad política para erradicarla. Son demasiado gruesos los volúmenes de recursos que se escapan por esos pestilentes desaguaderos. Las mafias que hormiguean alrededor de los controles son las peores enemigas de las rectificaciones que Maduro está obligado a emprender para poner un mínimo orden en las cuentas nacionales. Las limitaciones financieras del país no admiten la convivencia del régimen con estos sectores. Mientras ellos continúen perforando el erario venezolano, los recursos, cada vez más limitados, siempre serán insuficientes. Solo una pudrición muy extendida puede explicar las razones por las que llegamos a este punto: todo cuanto padecemos hoy los ciudadanos es una consecuencia directa de esa fermentación en la que burbujea la ineficiencia y la desidia.

 

Ningún ajuste económico dará resultados si las autoridades desatienden ese tramo esencial del problema. La anomia que sufre Venezuela es el colapso de un modelo que solo ha estimulado la conformación de pandillas parasitarias, cuyos integrantes, aún hoy -en medio de la emergencia- arañan los restos que van quedando en el fondo de la botija pública, desprovistos de cualquier fidelidad con el país y con el propio futuro de la revolución. Desde sus núcleos se ejerce una fuerte presión para impedir el llamado «sacudón»: la crisis no ha minado su afán depredador y, al contrario, parece haber producido una desenfrenada y febril voracidad. Las dificultades con que se ha topado Maduro para proceder a la unificación de los fondos en dólares son un fiel reflejo del problema: los grupos que los administran forcejean para mantenerlos bajo su dominio, del mismo modo como batallan quienes regentan los diferentes mecanismos de administración de divisas, para impedir la prometida unificación cambiaria.

 

Si Maduro no enfrenta con decisión a las parcelas incrustadas en el organigrama del Estado, ningún programa de estabilización rendirá frutos: cualquier cosa que se haga para capear el temporal no pasará de ser un sacrificio doloroso para la gente, sin que éste haya valido la pena. Someter a los ciudadanos a un ajuste destinado anticipadamente al fracaso es, de hecho, una de las inquietudes anidadas en el seno del chavismo crítico, para el cual resulta evidente que la corrupción hará colapsar también cualquier intento de corrección… El problema es la debilidad del liderazgo de Maduro, cuya dependencia con esas camarillas tóxicas se hace cada vez más evidente a los ojos de un país que ya comienza a preguntarse por qué no termina de actuar para detener este descenso atropellado por el precipicio. Las razones, sin embargo, son elocuentes. No hay hueso sano.

 

@Argeliarios

¿A qué le teme Maduro?

Posted on: julio 18th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Mientras más tiempo se tome en iniciar los correctivos, peores serán sus circunstancias personales

 

El Gobierno se muerde la cola al postergar la adopción de las medidas económicas. Maduro no las ha tomado porque su liderazgo es frágil y teme que los efectos acentua- rán todavía más su debilidad. Pero, en realidad, ha quedado atrapado en un círculo vicioso: mientras más tiempo se tome en iniciar los correctivos, peores serán sus circunstancias personales. El mundo de las percepciones es una dictadura en la que no mandan las realidades: cada semana que transcurre sin anuncios, la responsabilidad del fundador de la revolución se diluye ante los ojos del pueblo bolivariano y se eleva el grado de culpabilidad de su heredero. Al día de hoy, Maduro es culpable de que las cosas hayan llegado al punto de erosión en que estamos.

 

Con la postergación del ajuste, las calamidades que padecen los ciudadanos se van vinculando más a la gestión sucesoral que a la del comandante, aunque fue éste quien dilapidó miles y miles de millones de dólares cuyo destino hoy se desconoce. El cuadro es tremendamente perverso. De tanto analizar los daños colaterales del ajuste, para morigerar sus consecuencias sobre «el heredero», más perjuicios se le suman y peor parado sale de las comparaciones habituales que se hacen entre él y el «santo padre» del proyecto revolucionario.

 

La debilidad de Maduro -que ha sido clave en las dilaciones- también se ha vuelto un problema crónico: al no encarar con celeridad la tragedia económica, han quedado expuestas otras fallas personales que profundizan el pesimismo alrededor de sus limitaciones. Los titubeos que emanan de su actuación nada colaboran con la convicción que ahora mismo se requieren de él: no solo para que sus auditorios comprendan el tenor de la encrucijada actual, sino incluso para hacerle frente a la ortodoxia radical, que se ha salido con la suya al horadarle su capacidad de maniobra y al provocar todas estas inconvenientes demoras.

 

Maduro, sin embargo, debe tener otro tipo de inquietudes: si el paquete económico posee -como se colige de todo el teatro revolucionario- un decidido respaldo militar, y si la FANB es garante de que su evolución ocurra sin contratiempos sociales incontrolables, no habría motivos de gran peso para que persistan todos estos retrasos que minan la confianza que el ajuste necesita generar. Al fin y al cabo, serán las bayonetas las que asegurarán la viabilidad forzada de las medidas. Colocadas las cosas en una balanza, las diferencias ideológicas resultan una razón inferior para explicar tanta irresolución. Si Maduro teme a algo distinto de lo que es visible, su indecisión y sus vacilaciones solo sirven para reforzar las causas de sus aprensiones. Hasta los pragmáticos del «proceso» están comenzando a alarmarse.

 

@Argeliarios

Paquete sin compensación

Posted on: julio 11th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Son demasiadas las evidencias del colapso general que estamos padeciendo

 

Nadie habla sobre las medidas compensatorias. En tiempos del «paquete» de Pérez todo el mundo lo hacía. Antes, durante y después de su aplicación, fue un tema obligado: de él se ocupaba el gobierno, el partido oficial, AD, y la totalidad de oposición.

 

El debate sobre aquel ajuste introdujo consideraciones muy urgidas alrededor de las acciones que se instrumentarían para atenuar su fuerte impacto social. Más tarde se señaló que las políticas orientadas hacia ese objetivo fueron insuficientes y que, tal hecho, había complicado el borrascoso proceso de reordenamiento de las finanzas públicas. Hasta ahora, ningún golpe de timón ha sido concebible sin que se consideren iniciativas especialmente diseñadas para mitigar la amargura de los recetarios económicos. El programa de Maduro, según vamos viendo, viene siendo la excepción…

 

Es una ironía que el gobierno revolucionario no contemple un plan de gratificaciones sociales que sirva para darle viabilidad al ajuste que se está anunciando. En casi ocho meses de discusión, muy pocos se han referido al asunto. Además de la «tarjeta de abastecimiento» -enmarañada en el eufemismo y en el olvido-, no ha habido nuevas menciones: ni desde el oficialismo ni desde la oposición se han formulado advertencias en torno a la necesidad de un programa de compensaciones que le alivie al ciudadano los efectos empobrecedores del viraje en ciernes.

 

Es probable que el equipo de Maduro lo esté pasando por alto, creyendo que las viejas misiones seguirán sirviendo de colchón para amortiguar el golpe. Si es así, estaríamos confirmando un hecho tan dramático como las propias circunstancias que están imponiendo el paquete de medidas económicas: los administradores del Estado no tienen idea del caos en que está sumida Venezuela.

 

Mucho les serviría a las autoridades bolivarianas esforzarse en conocer el país que hoy se levanta tras las murallas del poder. Avanzar en un plan de ajustes asumiendo como ciertas las imágenes de la Venezuela recreada por la propaganda oficial, puede ser un acto suicida… Son demasiadas las evidencias del colapso general que estamos padeciendo. Los problemas económicos son apenas una pieza del enorme conjunto de calamidades que nos afectan.

 

En un país donde nada funciona, donde cualquier diligencia es un parto, donde el Estado nos muestra su incompetencia hasta en lo más elemental y donde el desorden es majestad, no cabrían compensaciones improvisadas ni de poca monta. Es mucho cuanto tendría que hacer el gobierno para retribuir a la gente por el sufrimiento adicional al que será sometida por causa del paquete económico. Pedir «sangre, sudor y lágrimas» sin ofrecer la más mínima indemnización nunca fue más peligroso, porque nunca tuvimos una situación más ruinosa.

 

@Argeliarios

El futuro del triángulo ceresoleano

Posted on: julio 4th, 2014 by Lina Romero No Comments

El comandante no tuvo tiempo de esculpir los detalles de su última voluntad

 

Un gran barajo está ocurriendo en el seno de la revolución… Desde el ascenso de «la sucesión» comenzaron a moverse las piezas del tablero. En el trajín se ha venido redefiniendo el poder, con sus nuevas correlaciones de fuerza y sus ámbitos de influencia.

 

El comandante no tuvo tiempo de esculpir los detalles de su última voluntad: de ella solo se conoció su preferencia por Maduro. Su testamento adoleció de precisiones medulares, aunque, con su muerte, la naturaleza «ceresoleana» del proyecto perdiera su principal vértice.

 

Siempre se supo que las contradicciones en el campo bolivariano tomarían un itinerario pedregoso una vez que los deudos del hiperlíder superaran la etapa inicial del duelo. Era inevitable que sobrevinieran trastornos en el orden establecido por Chávez y, con ellos, una traumática repartición del poder endógeno

 

La carta de Giordani no contiene novedades mayúsculas, pero ha servido para descorrer parte del turbio velo de apariencias que por años ha arropado las intimidades de la revolución. Desgarrado ese cortinaje de hierro, se ven ahora con mayor nitidez las dudas que palpitan en los cenáculos rojos, todavía excoriados por la desaparición del hegemón: una de ellas, tan importante como otras tantas, gira en torno al destino -impreciso e insondable- del triángulo que sirvió para fundamentar la exaltación de la esfera militar, a través de una pretendida hermandad con el campo civil.

 

Del tema pocos se atreven a hablar con desenvoltura: el asunto es tan resbaladizo y vidrioso que suele abordarse con máxima mesura, tal cual como se tratan las cosas verdaderamente delicadas, las que comportan consecuencias graves o potencialmente indeseables.

 

Desestructurado el triángulo ceresoleano -ese donde el pueblo cuenta como un elemento etéreo e inmaterial para los efectos prácticos- es natural que emerjan suspicacias acerca del futuro del esquema.

 

Las certezas sobre las bondades de la «unidad cívico-militar» -que estuvieron alineadas a la confianza que el Chávez-soldado les generaba a sus aliados civiles- también se encuentran reblandecidas. Entre murmullos se habla de la pertinencia de que los militares vuelvan a sus cuarteles y que su tutela en esta hora compleja no implique luego una peligrosa usurpación del rol que el comandante ejerció en el boceto del teórico argentino.

 

En materia de acomodos y reajustes endógenos, la disputa es por la custodia de la «acción dorada» del «proceso». Quien la obtenga se hará con «la sucesión de la sucesión», uno de los objetivos de mediano y largo plazo envueltos en las movidas anticipadas del ajedrez bolivariano. Se entiende la reservada ansiedad en relación con el hoy y el mañana de la «unidad cívico-militar». Se entiende la forzosa necesidad de que Maduro salga con bien del pantano.

 

@Argeliarios

Maduro, un ave de paso

Posted on: junio 27th, 2014 by Lina Romero No Comments

Para los aspirantes a relevarlo sería vital que Maduro haga el trabajo sucio del ajuste

 

Chávez habría aplicado el más brutal de los ajustes económicos sin necesidad de rendirle mayores cuentas al país. Quienes hoy embisten a Maduro por invocar un pragmático recetario fondomonetarista, no le hubieran chistado al comandante. Al contrario, estuvieran exaltando su ingenio para mercadear la estafa.

 

Hasta Giordani lo habría aclamado por su brillante reinterpretación del «Plan de la Patria», a través de la cual el rudo catálogo «neoliberal» en ciernes quedaría sellado ante los auditorios rojos como un deslumbrante «movimiento táctico», imprescindible para avanzar más tarde hacia un «salto adelante» en el socialismo «a la venezolana».

 

Los «viudos del modelo» que hoy se enfrentan a Maduro son dolientes negados a superar el desconsuelo causado por la muerte de Chávez. Son gentes alteradas por las señales del ocaso del «proceso» y confundidas, también, por las muy extrañas circunstancias en que se dio la escogencia del inefable sucesor del líder único: una figura inferior, cuyo inmerecido ascenso solo encontraría explicación -según el comadreo endógeno- en un cálculo donde «el heredero» apenas tendría el carácter de una efímera «ave de paso».

 

En las intrigas internas se asegura que ante la ausencia del comandante cualquiera que hubiere sido su sucesor inmediato habría resultado aplastado por el efecto erosivo de las comparaciones. Por eso, habría sido obligante sacrificar a un perro fiel de pobre equipaje personal, para resguardar a otros mejor dotados, en la espera de que figuras superiores a Maduro (¿?), y llegado un momento límite, encararan el desafío de recuperar lo que sin duda -con o sin Maduro- se perdería en los meses más previsiblemente complejos que sobrevendrían tras la desaparición del difunto.

 

El «momento límite» -ese que correspondería al instante en el cual la decadencia de los respaldos populares colocaría al «proceso» ante una ruina insalvable- es, de hecho, la inquietud que requema al elenco revolucionario, incluyendo a quienes se han puesto del lado de Maduro en esta cuita contra la ortodoxia ideológica. Para los aspirantes a relevarlo sería vital que Maduro haga el trabajo sucio del ajuste, aunque con ello se iniciara la dolorosa y angustiante cuenta regresiva de su presencia en Palacio.

 

Dotados ahora de un poder que supera al que Chávez les concedió, los milicos siguen de cerca el jaleo. Ellos también juegan y serán clave en esta historia, porque son los que mandan: de la FANB dependerá cualquier plan B al que la revolución eche mano si el viraje estimulara un deslave… Sí, es cierto: la oposición no tiene vela en ese entierro, pero bien le vendría acumular méritos para obtener una que le permita al menos influir en esas dramáticas eventualidades.

 

@Argeliarios

 

La tragedia de Maduro

Posted on: junio 20th, 2014 by Laura Espinoza No Comments

¿En verdad la salida del «monje» libera a los pragmáticos de las presiones de la ortodoxia?

 

Traerá consecuencias la carta de Giordani? ¿Qué tan profundas serían? ¿Impactarán sus señalamientos el ánimo de las bases revolucionarias? ¿Se harán ellas más ariscas frente al «heredero» y su programa de estabilización financiera? ¿En verdad la salida del «monje» libera a los pragmáticos de las presiones de la ortodoxia? ¿O acaso la desmejora del clima interno en el oficialismo problematizará aún más la adopción de las medidas? ¿Tienen los viudos del «modelo» la fuerza y la influencia suficiente para seguir complicando el viraje, o son ellos sólo la expresión de fracciones sin ascendientes de importancia?

 

¿Puede Rafael Ramírez emprender el ajuste económico que se ha propuesto? ¿Logrará Maduro liderar el dramático giro que las circunstancias le están imponiendo? ¿Posee el piso político para avanzar en esa dirección? ¿Cómo hará para mercadear su reforma sin contar con los atributos didácticos de su antecesor? ¿Cuán erosionada está su plataforma de respaldo político? ¿Su consistencia guarda armonía con el exigente momento? ¿Logra cubrir las fallas del debilitado apoyo popular? ¿Qué tan decididos están sus aliados a acompañarlo en la aventura del golpe de timón? ¿Son ellos suficientes para garantizarle estabilidad? ¿Tienen autoridad entre el chavismo desmelenado de la calle? ¿Están acreditados para ayudar? ¿Querrán hacerlo aunque la tarea implique colocarse de espaldas a todo cuando se ha predicado?

 

¿Cómo encarará la clase política bolivariana el riesgo de una depreciación del «proceso», por causa del paquete de ajuste? ¿Qué cosa estaría dispuesta a hacer con tal de evitar que Maduro termine dilapidando toda la herencia del comandante? ¿Convendrán sus exponentes en sacrificarlo? ¿Terminará este affaire bolivariano como culminó el aparatoso conflicto de AD con CAP y su controvertido paquete? ¿Llegarán tan lejos? ¿Cómo maniobrarán si la crisis se agudiza? ¿Qué opciones valorarán para intentar salvar al sistema si llegare el caso de un contratiempo extremo? ¿Por qué se anticipan señalando que la revolución no soportaría cinco años más con Maduro a la cabeza? ¿A qué obedece tanto pesimismo?

 

¿Qué están vislumbrando esos cuadros encumbrados de la revolución que, respaldando el pragmatismo del «heredero», ya preparan sus equipos para aspirar a relevarlo? ¿Es tan firme la sospecha de un fracaso? ¿Hasta cuándo estarán dispuestos a sostener al «sucesor»? ¿Cuál será la señal que les convencerá sobre la conveniencia de pasarlo a retiro? ¿Sabe «el heredero» que ya nadie es del todo confiable? ¿Sabe que se refieren a él como a una figura prescindible? ¿Sabe que le han dado una oportunidad cuya fecha de vencimiento la definirá la tolerancia del país chavista frente al plan económico?

 

Sí, Maduro vive una tragedia…

 

Argelia.rios@gmail.com

 @Argeliarios

 

«Chinomonetaristas» vs viudas del modelo

Posted on: junio 13th, 2014 by lina No Comments

 

La herencia combina cuentas públicas hundidas en la sordidez, con un pueblo habituado a dádivas

 

Todo apunta hacia él. Nadie más que Chávez ha sido el responsable de esta hora menguada de la revolución. No sólo los «pragmáticos» admiten el desastre, como ha quedado evidenciado en el intento de producir el accidentado viraje capitalista. Hasta la izquierda radical del «proceso» -reducto de las plañideras del «Plan de la patria»- le reprocha al comandante haber descuidado la principalísima tarea de sembrar una conciencia revolucionaria refractaria a las amenazas… Sí, es increíble: quienes antes ovacionaron el consumismo frenético de años anteriores -«signo de la prosperidad socialista», según el engañoso mercadeo- ahora acusan «al fundador» por no haber preparado a las masas para encarar las desafiantes acechanzas de un futuro que llegó a trompicones de la mano de la crisis económica.

 

El «Supremo» -al igual que el Carlos Andrés de la «Gran Venezuela» de los ¿70- se dejó llevar por la orgía y no vislumbró la inminencia de las vacas flacas. El «gran estratega» no las vio venir y sólo ha dejado deudas ocultas, cuyos montos asombrosos representan hoy el símbolo de esta Venezuela convertida en caja negra inauditable. A su manera, siempre acatando las apariencias, todos los sectores revolucionarios reconocen el nocivo legado. La herencia combina unas cuentas públicas hundidas en la sordidez, con un pueblo chavista habituado a un esquema inviable de dádivas. Ese es el debate que se da en el oficialismo y que, sin duda, será el gran tema del III Congreso del PSUV: cómo recuperar el apoyo entusiasta de los descamisados venezolanos, ahora que los recursos son insuficientes y ahora que el socialismo dejó de ser la francachela saudita de Chávez.

 

Los chavismos -porque es ostensible que ya no son una unidad compacta- no tienen a la mano respuestas satisfactorias: ya no hay dinero para continuar el festín del comandante, ni mucho menos existe el liderazgo fuerte y popular que se necesitaría para cultivar -en tiempo perentorio- una conciencia revolucionaria a prueba de estrecheces. Los «chinomonetaristas» creen que el pragmatismo es la receta, aun cuando ella constituya una ruptura con los postulados del Plan de la patria y unos grandes sacrificios sociales derivados del dramático ajuste. Frente a ellos están las viudas del «modelo» -a las que se ha sumado Diosdado, nada menos que el jefe de la «derecha endógena», una ironía-, empeñadas en sublimar el proyecto ideológico «originario», a pesar de que ya no hay músculo financiero para mantenerlo.

 

En ambos casos, la reconquista del pueblo chavista, el quid del asunto, parece una quimera, al menos en lo inmediato. Queda claro que, en el corto y mediano plazo, ambas ofertas remiten a lo mismo: a muy duras privaciones. La medición de los «daños colaterales» resultará clave.

 

Argelia.rios@gmail.com 

@Argeliarios

La conjura de los rojos

Posted on: junio 6th, 2014 by lina No Comments

«El heredero» encara una descomunal componenda endógena

 

Es un temor cervical, una inquietud insoportable. Lo que el madurismo experimenta va alcanzando rasgos patológicos. Las covachas de la revolución son un hervidero de intrigas. Una de las últimas maquinaciones gira alrededor de la familia Chávez y del terremoto político que podría generar su eventual salto a las arenas públicas. Una sola crítica de cualquiera de sus miembros más connotados pulverizaría la posibilidad de que Maduro consiguiera el respeto que aún no ha logrado dentro de las filas del oficialismo. Las versiones acerca de ese catastrófico imponderable, serpentean entre los muros impenetrables de la revolución, desde donde siguen brotando señales inequívocas del escalamiento que viene sufriendo el conflicto interno…

 

Una reciente reunión realizada en Barinas habría desencadenado la tormenta: el desastre en que ha devenido el país sería la causa del encuentro de los dolientes directos del comandante, cuyos ecos todavía estarían tronando en Miraflores y en los rincones del PSUV… La opinión de la «familia real» cuenta demasiado en esta historia, en la cual también hay líneas que corresponderían a un nutrido grupo de gobernadores militares, unidos en torno a un diagnóstico común acerca del caos ocasionado por Maduro. El tema, por cierto, no sólo ocupa la atención de Dieterich: también es ritornello entre los anillos cercanos al «heredero», donde se esfuerzan en deshilvanar las puntadas, para intentar abortar cualquier emboscada en ciernes.

 

Todos los registros narran un penetrante malestar, en el que no sólo están contabilizados los trapicheos de Cabello y de los grupos de la izquierda más radical: a juzgar por el enjundioso cotilleo bolivariano, «el heredero» encara una descomunal componenda endógena, que se nutre de su lánguido average popular y, desde luego, de la impaciencia causada por una crisis cuyo calibre, en este momento, beneficiaría la emergencia sorpresiva de «cualquier cosa»… Los rudos desencuentros internos de la revolución constituyen el marco en medio del cual se ha formulado la denuncia sobre los preparativos de un supuesto golpe de Estado: una acusación basada en el presupuesto de que todas las condiciones -políticas, sociales y económicas- estarían dadas para que ocurriera una insurgencia contra Maduro, que no necesariamente contra toda «la sucesión».

 

La obsesiva vocación por el disimulo ha colocado a la «derecha fascista» en el eje único de la denuncia. Maduro no se atreve a señalarlo, pero los indicios están hablando de una conjura de procedencia revolucionaria. También los rojos hablan sobre la renuncia; también ellos se pasean por esa opción: por eso el temor a la familia Chávez y por eso los mendrugos para ella.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

«Marcola» en Venezuela: el infierno de Dante

Posted on: mayo 30th, 2014 by lina No Comments

Todos lucen rebasados, sin brújula, repitiendo guiones ahuecados y poco inspiradores

 

Lo habrán atisbado? ¿Le estarán dando la lectura correcta a las tantas señales que a diario se nos presentan? ¿Qué tanto se están ocupando en desentrañar el fenómeno? ¿Sabrán cuán oscuro e insondable se ha vuelto el mundo de la pobreza en Venezuela? ¿Habrán identificado los nuevos códigos que la han venido redefiniendo? ¿Poseen alguna idea aproximada de la magnitud del impacto que el crimen organizado tiene sobre ella? ¿Se habrán percatado de las raíces que la delincuencia ha echado en el hábitat de la miseria y más allá de ella? ¿Tendrán a la mano alguna cifra confiable sobre los descamisados o no que viven directa o indirectamente de alguna actividad ilícita? ¿Cuánto dinero circula en ese submundo? ¿Cuán pobres son en realidad quienes, asumiéndose como tales, pertenecen a él? ¿Advertirán que el Estado perdió el control de la situación? ¿Aceptarán que toda esa tragedia supera a cualquier elenco político?

 

Las preguntas son válidas tanto para el gobierno como para la oposición. Todas esbozan un horizonte desolador, de cuyos rasgos no parecen estarse ocupando siquiera los estudiosos de la pobreza en el país… La metamorfosis se ha hecho cada vez más evidente. Tanto, que ya resulta imposible no trasladar a nuestro terreno las escalofriantes sentencias que en el año 2006 se le atribuyeron a Marcola -un célebre capo brasileño-, en una entrevista de origen dudoso que descorrió el velo del universo de lo que este PRAN carioca -o cualquiera que haya usurpado su identidad para exponer la tesis de «la postmiseria»- denominó «la nueva especie». El lector curioso puede buscar en Google el material para hacerse una idea más amplia del asunto; igual que deberían hacerlo quienes en este momento ejercen o intentan ejercer el liderazgo de Venezuela. Encontrarán allí los fundamentos de las interrogantes con que se inician estas líneas y, sobre todo, del temor que se ha anidado en la sociedad venezolana, por causa de nuestra orfandad.

 

Una mirada intuitiva sobre el espesor de la perversión que ha venido fermentando en Venezuela, debería ser suficiente para que toda la clase política se dispusiera a atender sin más retraso la debacle del Estado. Aunque la cultura de la violencia tomó fuerzas estos años de lucha de clases y se entronizó como una reacción contra «la moral burguesa», su gravedad reclama una ojeada libre de ingredientes polarizantes. El drama no se resuelve con las bobaliconas canchas deportivas de Maduro y Rodríguez Torres, ni con los sermones de la oposición que se dice concentrada en estructurar un discurso para los pobres. Todos lucen rebasados, sin brújula, repitiendo guiones ahuecados y poco inspiradores, mientras el leviatán sigue empujándonos al infierno de Dante.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios