La lucha por el derecho a la vida o al nivel de vida

Posted on: marzo 26th, 2020 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Ante la crisis de coronavirus (Covid-19) los gobiernos del mundo han tenido que tomar decisiones moralmente difíciles y económicamente costosas. Y es que enfrentar una Pandemia junto con sus consecuencias económicas ni es tarea fácil ni tiene libreto establecido. Desafortunadamente, hasta la fecha, la mayoría de los gobiernos de América Latina, o por falta de recursos o por ignorancia han optado por el libreto equivocado. Veamos.

 

 

Comencemos por identificar los dilemas que esta crisis nos ha traído. Existe un dilema entre enfermarnos menos y ganar más u otro entre enfermarnos menos y mantener nuestras libertades. Para limitar el contagio, los gobiernos a nivel mundial, han decretado el confinamiento y han aconsejado la “distancia social”.

 

Desafortunadamente, una de las consecuencias inmediatas de estas políticas es la caída brusca de la economía. La gente deja de viajar, los negocios cierran, los restaurantes, los teatros, los cines dejan de funcionar, en fin, la gente se queda en sus casas y la economía se detiene. En estas circunstancias esto sucede porque se ha producido una reducción de la oferta pero no de la demanda. La gente sigue necesitando alimentos, medicinas, electricidad, agua, gas, etc. Es decir, producimos menos pero con las mismas necesidades. Por esta razón, los gobiernos deben dictar medidas que protejan a los ciudadanos. Por ejemplo, el presidente Bukele lo hizo posponiendo los pagos de agua, electricidad, internet, hipotecas, alquileres, entre otros, para aliviar las medidas de confinamiento que decretó en El Salvador. El Congreso de Estados Unidos ya ha aprobado 8.3 billones de dólares y seguirán aproximadamente 2 trillones más para enfrentar los efectos del coronavirus.

 

 

Todos estos esfuerzos de confinar y al mismo tiempo ayudar a la gente a quedarse en sus casas se realizan para “aplanar la curva” del numero de casos registrados. Es decir, limitar el numero de casos en un punto determinado del tiempo para no colapsar los sistemas de salud como trágicamente ha sucedido en Italia.

 

 

¿Por cuánto tiempo? No se sabe y este es un tema importante que atañe directamente a los países en vías de desarrollo y su capacidad de cubrir los altos costos de la pandemia sin el peligro de caer en desequilibrios fiscales que desestabilicen sus economías. En un momento en el cual todo el mundo se endeuda, los países con economías mas débiles quedan fuera del acceso al crédito internacional y en imposibilidad de apoyar a sus precarios sistemas de salud.

 

 

En estas difíciles circunstancias, algunos gobiernos de América Latina en vez de asumir el problema con racionalidad y solidaridad han optado por actitudes equivocadas. Se destacan en un extremo, la negación absoluta del gobierno de México y Nicaragua cuyos presidentes instaron a la gente a salir a las calles a combatir el virus “con amor”, hasta la imposición draconiana de un toque de queda permanente de Nicolás Maduro, quien con las armas en las calles y sin ninguna protección social, impide al pueblo venezolano a salir de sus casas. ¿Con cual racionalidad? Algunos dicen que para que mueran allí de hambre o de enfermedad sin que nadie los vea. América Latina debe enfrentar esta crisis con racionalidad y los gobiernos asumir su responsabilidad social y acudir a la comunidad financiera internacional, especialmente el FMI, el Banco Mundial y el BID quienes ya han ofrecido más de un trillón de dólares para cubrir los niveles requeridos de financiamiento necesarios para que así sea.

 

 

Hoy, los gobiernos se encuentran en encrucijadas múltiples donde confluyen políticas que entran en conflicto entre sí. A diario se toman medidas que buscan equilibrar el nivel de bienestar económico y social óptimo con las circunstancias, con la libertad individual máxima posible y la mejor salud pública para todos. El presidente Donald Trump, por ejemplo, parece debatirse a diario ante esta encrucijada. Su pugna con gobernadores como Andrew Cuomo de NY, quien lucha por defender el derecho a la vida como prioridad, es una prueba.

 

 

 

Ana Julia Jatar

El debate entre el derecho a la vida y al nivel de vida seguirá por unos cuantos meses, el libreto sigue escribiéndose.

 

 

Publicado originalmente en El Tiempo Latino el 24 de marzo de 2020

Fuerza para Braulio y luz para Venezuela

Posted on: octubre 1st, 2016 by Laura Espinoza No Comments

 

¿Cómo explicas lo que sientes cuando el verdugo encaja su puñal en tu dignidad y tú sabes que él sabe que en el corazón te duele menos?

 

 

 

¿Cómo describir la furia de tu humillación si se retuerce en algún lugar de tu cuerpo la imperiosa seguridad de que esa dignidad herida no va a sucumbir ante el tirano?

 

 

 

¿Cómo vivir en un país sometido a sobrevivir con las pesadas alforjas de la tragedia común y las propias cada vez más apremiantes?

 

 

 

 

Vengo de una familia que ha sufrido cárceles y exilios durante tres generaciones y pensé haber heredado el estómago para afrontar lo que estamos viviendo en Venezuela. Pero estaba equivocada, no lo tengo.

 

 

 

Y es que he visto mucho. He visto las secuelas de las palizas horribles a la dignidad de amigos presos, las cicatrices físicas y psicológicas de una amiga violada en la cárcel; he recibido en mi casa a presos políticos que lograron escaparse, he escuchado testimonios desgarradores de mujeres a quienes han torturado solo por expresar lo que piensan, los de una madre que a fuerza de golpes recibidos abortó en una cola esperando comida.

 

 

 

Fuerza bruta, mal del bueno, totalitarismo abnegado a las órdenes del pran de turno.

 

 

 

Un horror sobre otro, una tragedia sobre otra; los venezolanos ya no tenemos piel sino milhojas de penas cubriéndonos la carne viva.

 

 

 

Me dirán algunos que no hay nada nuevo, que eso ha sucedido en otras dictaduras… En otras dictaduras, exactamente. Pero esta, la que nos ha tocado vivir sigue teniendo el silencio cómplice de muchos dentro y fuera de nuestros hogares; dentro y fuera de nuestro país; dentro y fuera de nuestro continente.

 

 

 

Pensé que ya había visto el mal de frente, que lo había escuchado todo y he escrito sobre ello. Pero estaba equivocada. Saber que mi hermano está preso por informar sobre el cacerolazo de Villa Rosa, humillado, ruleteado por varias cárceles del país, con el pelo rapado, uniformado como un preso común y a la orden de un gobierno que no atiende razón ni justicia, ni moral sino a la burda venganza contra quienes se atreven a disentir, es algo que nunca había sentido.

 

 

 

Es como si me chupara una fuerza gigantesca desde el estómago, que me mantiene en vilo y no puedo dormir… Nunca había entendido mejor la frase “hasta que el sueño me venció”. Así es, solo cuando el sueño vence para dar paso al descanso se me quita esta sensación de asco que tanta veces he sentido, pero ahora es mi hermano, mi compañero de vientre.

 

 

 

Pero no puedo descansar: me despierto una y otra vez en la noche pensando si a Braulio lo habrá vencido el sueño también, o si estará insomne, ¿dónde está? ¿Cómo duerme? ¿Tendrá colchoneta o cama de cemento? ¿Agua? ¿Letrina? ¿Cuáles son sus angustias? ¿Cuáles son sus temores? ¿Qué siente encerrado en una cárcel en solitario? ¿Qué sintió cuando se dio cuenta de que lo había interceptado el Sebin el 3 de septiembre en su carro camino a su programa de radio? ¿Qué le pasó por la mente? ¿Qué está pensando hoy? No puedo saberlo porque las visitas familiares le están prohibidas.

 

 

 

Soy un reflejo de la Venezuela de hoy, esa que siente esta mezcla de tristeza, rabia y frustración, pero que se niega a que la humillen pues su dignidad va primero. Esa Venezuela tiene un anhelo impostergable: ¡La libertad! Nos sale de los pulmones, del alma, decir: ¡Libertad para Venezuela, la Venezuela digna está harta! Saldremos pronto de esta oscuridad.

 

 

¡Fuerza para Braulio y luz para Venezuela!

 

 

Ana Julia Jatar

Una presa política en mi casa – (A propósito de la impostergable ley de amnistía)

Posted on: febrero 10th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

 

Suena el teléfono. “No caller ID”. Es la 1:00 am, angustia, ¡Dios!, seguro que alguna desgracia sucedió en Caracas. Presiono “aceptar” y pienso que otros como yo, en circunstancias similares años atrás, “levantaban” el teléfono. ¿Será que “aceptar” es más comprometedor que levantar el teléfono? No sé si lo es, pero lo siento así. La  voz familiar del otro lado me tranquiliza, reconozco en ella la llamada clandestina, esas que no tienen nombre ni horario. La adrenalina baja, esto es parte de la rutina de ese mundo paralelo en el que se ha convertido Venezuela en mi día a día.

 

 

“Todo está listo,  solo tenemos que decidir si vas tú o voy yo a buscarla a Colombia”.

 

 

En segundos, me asaltan imágenes del pasado, tal como le sucede a quien está a punto de morir. Recuerdo el exilio de mis padres y mis abuelos; unos, durante la dictadura de los años cincuenta en Venezuela y los otros, durante los sesenta en Cuba. El dejar todo atrás en la Venezuela de Pérez Jiménez y en la Cuba de Fidel fue parte de mi falta de herencia. Me toca a mí ahora, en mi Venezuela querida y humillada por este régimen, vivir el drama que resume una mezcla que vivieron mis dos generaciones anteriores.

 

 

“Yo voy”,  y lo digo con una voz que no sale de mí, sino de mi historia. Aquella seguridad con la que se toman decisiones con el ADN del alma libertaria, de la que conocemos los que fuimos amamantados con la leche materna del exilio político.

 

 

“Dale”, me contesta la otra voz. “Si me dejan salir de donde estoy, yo voy, si no, te aviso”, me asegura mi pana, con fuerza similar a la mía, desde un lugar también innombrable.

 

 

Una impaciente yo le dice a mi pana: “Espera, no tranques, ¿cuándo lo sabrás? ¿Para cuándo espero tu próxima llamada? Yo tengo que arreglar mis vainas aquí también para poder arrancar”.

 

 

“Después del viernes”, me contesta. Llega el viernes, sábado, domingo… pasa una semana y nada. En medio de una reunión de trabajo me llega la llamada “No caller ID” otra vez. ¿Será él? ¿O será la paranoica amiga neoyorquina que se empeña en no registrar su teléfono?

 

 

“Hello”!, digo siempre en vez de “Aló” (just in case)…

 

 

“¡Salimos! La tengo conmigo, nos vamos a tu casa mañana. No sabes lo que fue esto, después te cuento”. La voz me dice: “Estoy en el naufragio, no aguanto más”.  Yo le digo: “Vente, yo estoy esperándote en la orilla”.

 

 

Lo que escuché en esos  días que siguieron en mi casa con una mujer que poco conocía fueron pesadillas conocidas: tortura psicológica y otras no tanto…

 

 

Los relatos de la experiencia de mujeres y hombres que conozco en manos de la inteligencia política de la Venezuela de 2015 lograron conectarse con el ADN de mi alma. Cada intersticio de mi pasado fue removido con su relato. Cada frase de dolor y angustia multiplicados por mi historia familiar tuvo un detonante que me dejó exhausta, pero con el deseo de denunciarlo. Hoy lo hago.

 

 

Los presos políticos no esperan nada de la justicia, solo se concentran en sobrevivir  para salir de ahí cuando nosotros los saquemos.

 

 

Es nuestro deber hacerlo.

 

 

¡Ley de amnistía ya!

 

 

Ana Julia Jatar

Papa Francisco: sin libertad, no hay paz

Posted on: octubre 3rd, 2015 by Laura Espinoza No Comments

 

Para quienes esperábamos que Francisco se pronunciara a favor de la libertad durante su visita a Cuba, su viaje nos dejó una estela de desilusión y de tristeza ante la oportunidad perdida. Y es que tenía en sus manos el momento y las circunstancias perfectas pero prefirió reunirse con Fidel Castro que con las Damas de Blanco.

 

 

Y es que esta visita papal no se podía comparar con las previas. Francisco es el primer papa Latinoamericano, Francisco vivió de cerca las barbaridades de las dictaduras, del abuso de poder y de la falta de libertad en su país desde 1976 hasta 1983 bajo el garrote del general Jorge Rafael Videla. Francisco podrá escudarse en su posición de líder espiritual y líder máximo de los católicos para no haber dicho nada sobre la opresión en Cuba, pero Francisco ya tiene un amplio récord de exitosa incursión en política. Se ha pronunciado sobre el cambio climático, ha criticado abiertamente el capitalismo, ha promovido el histórico acercamiento entre Estados Unidos y Cuba. Los astros estaban alineados para un mensaje del papa a favor de la libertad pero no lo hizo. Voy más allá, Francisco sí habló de política en Cuba, pero de la política colombiana, envió un mensaje de apoyo al diálogo de paz entre las FARC y el gobierno de ese país mientras ante sus ojos se llevaban detenidos a por lo menos tres personas que se atrevieron a gritar “libertad”.

 

 

Esos que gritaban libertad saben que sin libertad no hay paz, no hay democracia y no hay justicia. Será por eso que en el Congreso de Estados Unidos el papa si le dedicó una buena parte de su discurso a la libertad: a la  defendida por Abraham Lincoln y la “libertad en pluralidad y sin exclusión” defendida y soñada por Martin Luther King.

 

 

El papa estuvo en Cuba desde el 19 hasta el 22 de Septiembre. Solo tres días antes, el 16 de septiembre un grafitero cubano, Danilo Maldonado, desde su cárcel solitaria, sin sol y en huelga de hambre escribía este mensaje: “Me siento orgulloso de ser el artista que soy y de hacer el arte que hago con la Cuba que represento. Por eso estoy dispuesto a entregar mi vida cien veces si fuera necesario. Los cubanos hemos esperado demasiado para expulsar a estos bribones…”. ¿Cuál ha sido el delito de Danilo? “desacato a las figuras de Fidel y Raúl” por intentar en diciembre de 2014 un grafiti supuestamente ofensivo a los hermanos Castro: Vean la carta completa aquíhttp://www.martinoticias.com/content/el-sexto-carta-celda-castigo/105252.html

 

 

Les transcribo estas valientes y desesperadas palabras de Danilo Maldonado para que abran los ojos sobre un hecho: el encarcelamiento de gente común, como tú o como yo, es lo que amedrenta a los demás. No el castigo a los grandes y conocidos personajes. El que se llevan preso a tu vecino, al compañero de universidad de tu hijo o a quien estaba en la playa y se le ocurrió gritarle a un funcionario público, esa detención es la que genera el miedo paralizante que les permite a estos dictadores mantenerse en el poder. Les digo esto porque muchos en Venezuela dirían luego de leerme: “El régimen de los Castro debe estar muy mal si le tiene miedo a un grafitero”. Pues no, no es eso, ni le tienen miedo, ni están mal, sino que esa es su forma de gobernar;  por cierto, la misma que ha heredado Nicolás Maduro de sus asesores cubanos.

 

 

Ellos necesitan que todos sepamos que no hay que ser un gran político de la disidencia como Antonio Ledezma o Leopoldo López para terminar encerrados en una cárcel. Ellos tienen la estrategia de hacer detenciones que no tengan mucha lógica ni sentido para enviar constantemente el mensaje de que tú también puedes ser el próximo en cualquier momento.

 

 

Ahora te pregunto a ti, mi querido lector, ¿qué hubieses sentido si el papa en una visita a Venezuela le hubiese manifestado públicamente su respeto a Maduro y a Chávez sin referir una palabra sobre los abusos a la libertad y a las decenas de presos políticos que sufren en nuestras cárceles?

 

 

Yo conozco muy bien el chantaje al cual el régimen cubano somete a sus ilustres visitantes. Cuando acompañé en una misión al premio Nobel de la Paz, Oscar Arias y al honorable Elliot Richarson, nos dijeron que si nos reuníamos con la disidencia política perderíamos la oportunidad de conversar con Fidel: no vimos a Fidel, porque los principios no se negocian. La libertad es condición del derecho humano y el libre albedrío es una de las más elevadas características divinas.

 

 

Papa Francisco, la paz sin libertad en la Cuba que acaba de visitar es solo servidumbre. Los presos que luchan para quitarse las cadenas de esa servidumbre se quedaron esperando su bendición en la oscuridad de las cárceles. Todavía está a tiempo.

 

 

Ana Julia Jatar

A las madres de la victoria

Posted on: septiembre 19th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

 

A las que parieron libertadores.

 

A las que con su sacrificio cada día paren patria.

 

 

Sentenciaron a Leopoldo y lloré de impotencia. Lloré por él, por su esposa y por su madre Antonieta López. Una decisión “absurda, disparatada y sin justificación”, como diría Vargas Llosa. Otra razón para continuar la lucha… pensé sobreponiéndome a la rabia de que me restregaran la tiranía en la cara una vez más.

 

 

Esta semana escuché con emoción de futuro a Marco Coello arrestado y torturado a los 18 años y volví a llorar. Digo “emoción de futuro” porque a pesar de todo el sufrimiento al cual injustamente fue sometido, conserva la seguridad y la gallardía de quien se sabe del lado del bien a pesar de las embestidas del mal. Como muchos otros jóvenes venezolanos, tiene la autoridad moral para bañarnos de esperanza y acepté el duchazo con una sonrisa en los labios. Cuando lo vi enviar por CNN a su madre en Venezuela un mensaje de tranquilidad, Marco Coello se me incrustó en la piel como  otra razón de lucha. Lloré por todos esos golpes que recibieron su cuerpo y su alma adolescente, por todos quienes los han recibido y por aquellos que hoy los sufren a diario; por quienes en Venezuela sueñan con la libertad y desafían desde la prisión el horrible monstruo de la tiranía. Por eso, la tristeza me duró poco, qué maravilloso país tenemos por delante: hay que seguir luchando por ellos, pensé.

 

 

Según la organización Foro Penal hoy se encuentran 78 personas privadas de libertad por razones políticas en Venezuela. Aún más terrible, 19 de estos presos se encuentran en cárceles comunes. Desde febrero del 2014 han sido detenidas 3.770 personas por razones políticas en nuestro país. Aún más desgarrador, 373 de estas detenciones han sido realizadas a menores de edad. Miles de presos en nuestra patria solo por manifestar pacíficamente, presos por expresar lo que piensan o por no decir las mentiras que el régimen quiere obligarlos a confesar. Ahí están las miles de razones para seguir la lucha: en el ejemplo y el sacrificio de nuestros jóvenes.

 

 

Esta semana, Lorent Saleh cumplió un año en ese horrible lugar: La Tumba. Allí donde quiso suicidarse y ahora vive de la esperanza del 6-D espera todos los martes la ansiada visita de su madre. Pienso en su madre Yamile Saleh quien a las 4:30 am se enrumba al terminal donde toma el autobús hacia Caracas, luego de llegar a la Plaza Venezuela, se dirige a la sede del Sebin y baja al quinto sótano donde está encerrado su hijo. (Recomiendo leer el desgarrador artículo escrito por la admirable Tamara Suju Roa en La Razón, el domingo 13 de septiembre).

 

 

Yamile Saleh lleva algunas cosas para aliviar la prisión de dos porque ha adoptado a Grabiel Valles, al compañero de cárcel de su único hijo como si fuera suyo. Y es que el dolor de madre es universal, es la punzada en el vientre eterno que nos empuja a seguir adelante por el tuyo, por el mío por el de todas.

 

 

Esta semana, luego de tanta injusticia por parte de este gobierno, de tanta oscuridad y maldad, más que nunca hay que alzar la vista para contar los luceros. Los miles de luceros representados por todos ellos y sus madres. No hay desvío, con la fuerza que nos dan los que sufren pariendo libertad a diario, tenemos que salir a votar masivamente el 6 de diciembre. Como dijo Leopoldo López quizás sin pensar cuánta razón el tiempo le daría a sus palabras: “El que se cansa pierde”

 

 

“La loca Luz Caraballo” dice el decreto del juez, porque te encontró una vez, sin hijos y sin carneros, contandito los luceros:… seis, siete, ocho, nueve, diez…

 

Ana Julia Jatar

Exilio y La mala racha

Posted on: septiembre 5th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

 

Te quedas o te vas. Te vas o te quedas. Te quedas porque no te imaginas una vida fuera de tu país; te vas porque ya no aguantas ese país que ya no sientes como tuyo.

 

 

Te vas porque te secuestraron a un hijo o porque la deportación de esos niños colombianos con sus jugueticos en la mano pasando el río Táchira no lo soporta tu ADN. Te quedas porque ese mismo ADN libertario te dice que hay que quedarse y echarle bolas al país.

 

 

Un dilema entre múltiples de los que tienen la posibilidad o la alternativa de irse como algo probable, posible y sobre todo… ¿vivible?

 

 

Para quienes nos fuimos es un dilema igualmente omnipresente: para el que se va hoy, para el que se fue ayer, para el que se fue hace 16 años y para quien se fue hace aun más tiempo.

 

 

La novela de Fernando Martínez Móttola, La mala racha, me confrontó con estas ancestrales reflexiones de mi familia y su exilio: el de ellos y el mío.

 

 

El exilio de mis abuelos: el de la Cuba de Fidel; el de mis suegros: el de la Alemania nazi; el de mi padre: el de la Venezuela de Pérez Jiménez; el mío: el del chavismo. En fin, el vivir en mi historia un exilio omnipresente.

 

 

Comencé a leer La mala racha por compromiso con mi pana de toda la vida y me atrapó. No la pude dejar hasta que la terminé dos días después. El personaje central, Matías Romero, ex gerente de Pdvsa, casado, con dos hijas adolescentes, quienes se empeñan en vivir libremente en un país inseguro, se debate entre quedarse o irse. Entre quedarse y servirles a los enchufados o irse a Miami donde los padres de Helena, su esposa, los esperan.

 

 

El drama de Matías es el que sufren casi 4 millones de venezolanos de la lista Tascón. Yo entrevisté a muchos de ellos, quienes me contaron su tragedia plasmada en mi libro Apartheid del siglo XXI. Y es que quienes firmamos ebrios de una supuesta fiesta democrática para llevar a cabo un referéndum constitucional contra Chávez, terminamos execrados. Unos más temprano que otros, pero todos hemos pagado el precio de la inocencia ante la dictadura.

 

 

No les voy a echar a perder el cuento delicioso y triste a la vez de La mala racha. Vale la pena llevárselo a la almohada. Es la primera novela que leo que desgarra nuestro presente. La de quienes perdimos el país que queríamos para nuestros hijos. El país de la meritocracia que ha sido vencido por los enchufados; el de nuestro sueño de libertad que ha sido ahogado por el miedo y el de nuestra tranquilidad en las noches que ha sido asfixiado por la angustia.

 

 

En resumen, la realidad de una Venezuela que no queremos pero nos la martillan en la cabeza. La Venezuela que de tanto martillazo ya ve la luz de la esperanza.

 

 

Quiero añadir a la novela de Fernando el drama de quienes nos hemos ido. Y es que Helena, la esposa de Matías que se fue a Miami nos la presenta como una exiliada unidimensionalmente feliz. No conozco a nadie como ese personaje.

 

 

Quienes nos hemos tenido que ir, algunos exitosos y otros no tanto, seguimos con Venezuela en nuestra mente las 24 horas del día, los 365 días del año.

 

 

Leemos y comentamos las noticias de Venezuela en Twitter y Facebook hasta la madrugada, bajo las cobijas del invierno. Pasamos noches sin dormir esperando decisiones del CNE y, los que podemos, vamos a votar a la patria cada vez que nos lo permiten.

 

 

Abrimos nuestras casas para cobijar a los presos políticos que logran escaparse de la opresión, nos organizamos para darles recursos y voz a quienes desde fuera quieren apoyar a los que sufren dentro.

 

 

La diáspora venezolana, como todas las otras diásporas, es fundamental para que quienes están dentro tengan éxito. Y no me cabe la menor duda de que juntos liberaremos a Venezuela.

 

Ana Julia Jatar

 

Un 6 de Diciembre sin Maduro

Posted on: agosto 8th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

Si Aristóteles reencarnara en Venezuela seria un desempleado más.  La lógica no es lo que ronda en nuestra tierra. Ni siquiera nosotros entendemos este desastre. La racionalidad se nos escabulle ante tanta incompetencia y malandraje; en la madrugada nos asecha el miedo de sucumbir ante ambos bien sea en la calle o en nuestras pesadillas.

 

 

Esto no es pesimismo, es la dura realidad. Vivimos un desastre de tal magnitud que nos ahoga toda esperanza de salida de este túnel mientras  Maduro sea presidente. Ya el cuento de la guerra económica nadie se lo cree pero lo repite para postergar medidas cuyo retraso agrava y profundiza la caída.  Solo con otro presidente que acepte la importancia del rol político de una oposición democrática comenzaremos a andar el camino de la confianza y la recuperación. Por eso me preocupa que estemos sobredimensionando el impacto positivo del triunfo de las parlamentarias mientras quien mande en Miraflores sea un admirador del estilo cubano de gobernar. No tengo claro lo que viene después de Nicolás Maduro, pero su  renuncia aunque no suficiente, es una condición necesaria para poder dar marcha atrás y tomar otra senda. Solo así comenzara a verse el final de este largometraje interminable de división y odio, de esta revolución bufa y en cámara lenta que luego de 16 años ha convertido a nuestra patria en el paraíso de la droga y de las mafias. Y es que las noticias de los últimos días nos hacen pensar que hemos iniciado el transito por los círculos del Infierno de Dante

 

 

Los impactantes reportes de saqueo enviados por la admirada periodista Milagros Socorro desde Sinamaica, la muerte de Gustavo Patiñez de apenas 21 años por disparos de efectivos de la GNB en San Félix por participar en otro saqueo,  el cierre por falta de insumos de la legendaria planta Polar en Los Cortijos. La letanía de miserias que nos afligen no acepta una redacción lógica. Veamos.

 

 

Hambre, saqueos, anarquía, locura, miedo, ambición, tristeza. Una amiga me llama para contarme el secuestro exprés de su hija, un niño muere de cáncer en un hospital por falta de medicinas, otro cae frente a su madre al llegar balaceado por unos malandros, otros ingresan en la morgue donde ya no hay cupo… “una lagrima en la mano, un suspiro muy cercano, una historia que termina, una piel que no respira”… pienso en Cherry Navarro.

 

 

Otro empleado público recoge sus macundales y se va a su casa porque el jefe descubrió que pensaba por su cuenta, una  mujer arrecha le grita a un Guardia Nacional porque se colea en una fila interminable. Una estudiante llora desde su encierro mientras teme que la vuelvan a violar…. “Tengo seca la garganta”. Otro ruega desde La Tumba que le permitan ver el sol porque de lo contrario se suicida. Otro languidece en huelga de hambre tras las barras escuchando sus tripas y su corazón como único vehículo liberador de la humillación.

 

 

Otros deciden saquear automercados para no morirse de hambre. Otros interceptan camiones para robar harina PAN; otros cierran sus negocios por falta de materia prima; otros siguen haciendo negocios con los pocos dólares que quedan. Otros piensan que hacer política económica es asfixiar al sector privado; otros deciden negarle papel a los periódicos para callar las críticas. Unos son inhabilitados porque otros piensan que se quedan para siempre, mientras otros piensan que esto se acaba ya… “siempre, nunca, nunca, nunca” otra vez Cherry Navarro.

 

 

El país se deshilacha en esta tragedia desde la cual el 6 de Diciembre se ve infinitamente lejos. Venezuela sucumbió a la anarquía porque Venezuela se encuentra sin gobierno. Y es que Maduro ha asumido la errada estrategia de tratar de gobernar al país en contra de la opinión de la inmensa mayoría, la cual incluye a muchos chavistas que piensan que le está echando a perder la marca. Esta estrategia política le hace imposible tomar las decisiones que el país necesita porque sabe que carece del apoyo político para hacerlo. Por eso esto es inviable, por eso estamos como estamos y por eso no podemos avanzar si no salimos de él.

 

 

El desastre económico que nos ha llevado al hambre y al saqueo es la consecuencia mas evidente de cómo la estrategia política de exclusión de la mayoría seguida por Maduro ha resultado inviable y se tropezó con el caos. Venezuela necesita mucha más unidad y consenso para tomar el camino de la recuperación de lo que Maduro es capaz de aceptar. Este gobierno “maduro, madurito” no funciona.

 

 

Por eso propongo que con la mira en las elecciones del 6 de Diciembre mantengamos la unidad y pidamos la renuncia de Maduro. Una vez más Nicolás por el bien de todos: renuncia.

 

Ana Julia Jatar

El legado de Fidel Castro al chavismo

Posted on: julio 25th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

 

Fidel Castro es un “marrullero” con “la convicción, sólidamente anclada en él, de que todos los medios son buenos para lograr sus fines, incluida la mentira”. Así lo escribe quien fuera durante 17 años (1977-1994) uno de los miembros del primer anillo de seguridad del líder cubano en su libro recién publicado en español: La vida oculta de Fidel Castro.

 

 

El teniente coronel y ex guardaespaldas de Fidel, Juan Reinaldo Sanchez, quien falleció en mayo pasado debido a una afección pulmonar, revela en su libro detalles de la vida privada de Fidel desconocidos hasta ahora. Al describir la cotidianidad del líder supremo de Cubanos enteramos por ejemplo de su gusto por el whisky Chivas Regal, del lujo que disfruta en su isla privada Cayo Piedra, de la forma como operan los campos de entrenamiento de la guerrilla latinoamericana en La Habana, de su obsesión con Venezuela y su petróleo, de su relación con el M-19, las FARC y con los dineros del narcotráfico, de sus destrezas en el espionaje y la desinformación, del cáncer que sufre desde la década de los ochenta, del uso de las grabaciones y tortura blanca (la que no deja huella y que ahora utiliza el gobierno de  Venezuela) para eliminar o doblegar a amigos y enemigos. En fin, de muchas sospechas que quedan comprobadas y de otras tantas cosas que no sabíamos como por ejemplo que mantuvo escondida la espada de Bolívar en su despacho durante 12 años luego de que fuese robada de un Museo en Bogotá por el movimiento guerrillero M-19.

 

 

A medida que leía el libro, más allá de los detalles inesperados, llegue a la conclusión cada vez más evidente de que el hilo conductor de la vida privada y pública de Fidel es la mentira. Que parte de su éxito político ha sido la capacidad de engañar y embaucara quien sea necesario para lograr lo que desea y si es frente a los periodistas mejor. Por ejemplo, en la Sierra Maestra engañó al corresponsal Hebert L. Matthews, del  New York Times, al hacerle creer que contaba con un numeroso ejército armado cuando era solo un pequeño grupo de guerrilleros marchando en círculo, de forma repetida en una montaña cerca de donde se realizo la entrevista.

 
Las historias relatadas en el libro demuestran que para Castro mentir ha sido uno de los medios mas importantes para lograr un fin. Esa  practica la desarrolló desde niño cuando pretendió haber perdido su boleta de calificaciones para que en la escuela le dieran una segunda. A partir de entonces le presentaba a su padrino y tutor  –pues en ese entonces no vivía con sus padres–  una boleta con notas falsificadas donde aparecía como el primero de su clase mientras que al profesor le entregaba la verdadera con la firma falsificada de su tutor. El que a Fidel de niño se le haya ocurrido este ardid podría comprenderse como una travesura infantil; pero lo que resulta muy revelador del torcido valor que le otorga a la mentira es que años después, el comandante y líder supremo de Cuba insista en contárselo decenas de veces a toda su escolta –especialmente en el día de su cumpleaños– como otra de sus grandes hazañas dignas de ser recordadas por la historia.

 

La consecuencia obvia de la mentira es que dicha conducta, al ocultar el problema real, no genera la información necesaria para establecer correctivos y resolverlo. En el caso de las dobles boletas, el padrino no disciplinó al ahijado y Fidel siguió sacando malas notas. En Venezuela hoy al falsear la verdad y culpar al portal Dólar Today del derrumbe del bolívar o a la guerra económica del desabastecimiento no nos permite discutir las verdaderas causas del problema y por ello lejos de resolverse, se empeoran.

 

 

Pero más allá de las nefastas consecuencias de las mentiras, me pregunto ¿por qué estas pueden ser tan útiles para alcanzar el éxito político? Se me ocurre que quizás porque en el deporte de falsear la verdad, las reglas del juego no existen y en ausencia de ellas, el campo es fértil para el abuso y la arbitrariedad.

 

 

Esta reflexión me llevó a entender la gran lección del maestro cubano a su alumno favorito, Hugo Chávez: mentir mucho para confundir y crear tus propias reglas del juego y si es ante las cámaras mejor, pues de esa manera creas tu propia verdad: la historia oficial. Claro que para ello hay que controlar los medios de comunicación y en eso el alumno también siguió el consejo.

 

 

Ahora entiendo el desparpajo con el cual Chávez mentía una y otra vez al decir por ejemplo que sus orígenes eran muy humildes, que había nacido en un rancho con piso de tierra, que no renunció el 11 de Abril, que le estaban planeando un magnicidio, o que se había curado del cáncer que poco tiempo después lo llevo a la tumba. Mintió para transformar a la oposición en enemigos internos y dividir al país, mintió para convertir a los matones de Puente Llaguno en héroes y a jueces probos como la jueza Afiuni en criminales. En septiembre de 2012 Antonio Sotillo publicó un libro llamado  Las 150 Mentiras del Presidente Chávez. Quizás habría que rescatarlo y aumentarlo porque el legado lo ha continuado muy bien su heredero. Mientras escribo estas líneas me entero que Nicolás Maduro resolvió responsabilizar de “articular las bandas paramilitares” en su estado al gobernador de Miranda, Henrique Capriles ¡Por Dios!

 

 

Para que las mentiras sean exitosas como fuente de control político tienen que pasar por una primera fase de encanto y encontrar suficientes oídos dispuestos a escucharlas y sobretodo muchos individuos con grandes deseos de creer en ellas. Tal como el reza el bolero aquel de Olga Guillot “Miénteme más” para mantener la esperanza de que algún día sea verdad lo que le dice un mentiroso “enamorado”.  Pero las promesas incumplidas se acumulan y como los engaños tienen fecha de vencimiento, el desencanto llega. Como dijo Abraham Lincoln “puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.

 

 

El problema es que las cosas empeoran antes de mejorar pues cuando comienza el desencanto y las mentiras ya no funcionan, según el legado de Fidel,  no queda otra alternativa que incorporar el miedo en la ecuación. Es decir, el régimen se dedica entonces a espiar, castigar, amedrentar, torturar, humillar  para doblegar a quien se atreva a oponerse desnudando mentiras.

 

 

Al teniente coronel Juan Reinaldo Sánchez, ex guardaespaldas de Fidel, el momento del desencanto le llegó cuando en 1989 escuchó una conversación entre Fidel y su entonces ministro del Interior, José Abrantes, con detalles que confirmaban la relación del gobierno cubano con el narcotráfico. Por eso más adelante le impactó la farsa montada por televisión durante el juicio al general Arnaldo Ochoa por su supuesta responsabilidad en tráfico de drogas y su condena a muerte por traidor y el encarcelamiento de Jose Abrantes, quien luego muere en la cárcel en condiciones muy sospechosas. Este hecho termina por convertir en desprecio, el respeto que el guardaespaldas le tenía a la Revolución. En 1994, a los 45 años de edad, Sánchez pidió pasar a retiro y lo pagó con dos años de cárcel por “insubordinación”.

 

 

A la mejor usanza fidelista, hoy el régimen de Maduro continúa usando la combinación de mentira y miedo como arma de poder e inventan acusaciones que les sirvan para encarcelar e inhabilitar a líderes de la oposición que puedan ganar en las próximas elecciones.

 

 

Quizás la mayor de las mentiras que he escuchado últimamente es la que leí ayer viernes en El Universal según la cual Maduro enfatizó en una de sus absurdas acusaciones contra Henrique Capriles: “Así lo digo, y cuando yo digo algo yo sé lo que estoy diciendo”.

 

 

Maduro está atrapado en un círculo vicioso en el cual a medida que cae la efectividad de sus mentiras se ve obligado a mentir aun más pero con esto solo logra acentuar la nula efectividad de sus engaños y exacerbar el creciente desencanto popular. Por eso, quizás en lo único que tiene razón Maduro hoy es en temerle al juicio que le hará ese pueblo el próximo 6 de diciembre.

 

 

Ana Julia Jatar

El chinchullo

Posted on: julio 4th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

“Estamos orgullosos de ser Haier Venezuela, el color vinotinto corre en nuestras venas”. Con esta cursilería abre su página web la empresa Haier de Venezuela en la que ofrece su línea de productos fabricados en Qingdao, China. Esta empresa que domina 10% del mercado mundial de línea blanca ha logrado controlar en apenas cinco años la totalidad del mercado de lavadoras, secadoras y refrigeradores en nuestro país. ¿Cómo se conformó este monopolio de una multinacional en la tierra de la revolución socialista del siglo XXI?

 

 

En el año 2010 el entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez firmó un contrato con la empresa China, Haier para importar electrodomésticos y ofrecerlos al público a la mitad del precio de mercado con préstamos blandos del gobierno. El objetivo, según lo expresara el propio Chávez, era “quebrar los negocios especulativos”. En poco tiempo lo que logró fue quebrar a toda la competencia local mientras los chinos siguen llenándose las manos con el disfrute del monopolio del mercado venezolano. En septiembre de ese año poco antes de las elecciones parlamentarias, Chávez repartió neveras, lavadoras y aires acondicionados Haier mientras alertaba al pueblo: “…Cuidado, el vicio del capitalismo anda por todos lados, cuidado con comprar para revender…”.

 

 

El acuerdo entre el gobierno venezolano y Haier incluía la construcción de una fabrica de 912 millones de dólares en San Francisco de Yare en la cual se producirían más de 1 millón de refrigeradores y lavadoras para sustituir las importaciones y “darle mercado a nuestra materia prima de Sidor y las petroquímicas” según Chávez. Lo cierto es que ni las petroquímicas ni Sidor se han beneficiado de este acuerdo porque la supuesta fábrica no se ha construido. Pero la excusa sirvió para justificar el monopolio de importación que de facto tiene Haier.

 

 

El socialismo del siglo XXI al igual que el comunismo del siglo XX y el del XIX no cree en la competencia sino en el monopolio de Estado. Los soviéticos crearon sus monopolios en la URSS, los norcoreanos en Corea del Norte y los venezolanos en… China.

 

 

Y es que este monopolio es muy particular. Primero es una multinacional sin capital venezolano, segundo no se trata de que por ser los únicos que comercializan puedan vender sus productos al precio que les de la gana. De hecho, a la empresa china poco le importa si sus neveras son vendidas o regaladas. A ellos le paga la mercancía el Banco Chino de Desarrollo y a este banco le paga Petróleos de Venezuela con petróleo, no con el provento de la venta de las neveras. Para ganar dinero hay que sencillamente lograr que Pdvsa pague mucho más de lo que le cuesta a la empresa producir en Qingdao esas neveras. Si cobra por mercancía vendida o si el precio es razonable o si esta es sobrefacturada no le hace ninguna diferencia.

 

 

Para los chinos el negocio más rentable es embolsillarse los  912 millones de dólares de una planta que nunca funcionará. Una empresa normal en cualquier parte del mundo tiene que cobrar sus productos para recuperar sus costos, pero en la Venezuela socialista, la forma de embolsillarse los dólares del petróleo es importando vía el Fondo Chino, porque eso lo paga Pdvsa y no el consumidor.

 

 

Tal como lo demostró Reuters, el mismo “chinchullo” lo hizo la empresa de telecomunicaciones Huawei, la empresa automotriz Chery y la empresa de perforadoras petroleras ICTV.  Es decir, trajeron productos a Venezuela luego anunciaron que fabricarían aquí, los financió el Fondo Chino y luego pasaron a ser los únicos con acceso a divisas pagadas completas y sin chistar por Pdvsa con plata que no viene del provento de las ventas.

 

 

Para colmo, como Pdvsa no tiene cómo pagar esa deuda, le ha pedido al Banco Central de Venezuela 180.000 millones de dólares o el equivalente a 5 veces las exportación de petróleo de 2015 y el BCV financió esto con la maquinita de hacer dinero, es decir, con la inflación que todos estamos pagando.

 

Es difícil imaginarse un sistema más perverso que el que se ha creado en torno al Fondo Chino. Cosas así solo ocurren en Venezuela: los electrodomésticos baratos a “precio Chávez” ahora los estamos pagando mucho más caros con inflación.

 

 

Este círculo perverso entre populismo e inflación es difícil de entender, espero que me ayuden a difundirlo.

 

Ana Julia Jatar

Felipe, mil gracias por venir y millones por irte bien rápido

Posted on: junio 16th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

 

Felipe González pasó unas pocas horas con nosotros y se fue. ¡Qué muestra de inteligencia, joder! ¿Para qué invertir más tiempo en lo obvio? ¿Para qué soportar más insultos de las focas? El veterano líder socialdemócrata concluyó más rápido que inmediatamente, como diría Cantinflas, que aquí no hay ni democracia, ni desarrollo social, ni revolución bolivariana, ni progreso ni libertad: en resumen que aquí no hay nada bueno andando y que solo lo malo se multiplica. Felipe se dio cuenta en pocas horas de que Venezuela sufre una crisis política y humanitaria promovida nada más y nada menos que por el propio presidente de la República.

 

 

Sus palabras sobre la visita a nuestro país al regresar a España fueron: “Maduro es el responsable de la catástrofe en términos de crisis social y económica y en términos de libertades básicas; y no hay talante de diálogo en el Gobierno”. Bien dicho, Felipe, porque de que no hay talante para el diálogo, no lo hay. Vamos a estar claros aquí cada vez que nos han impuesto un diálogo es para que el gobierno gane tiempo, se lave la cara ante la comunidad internacional y luego, alas, a seguir haciendo de las suyas.

 

 

Voy más allá, este gobierno tampoco dialoga con Cuba, lo que hace es recibir órdenes de Fidel Castro suavizadas con su estudiado tono de consejo de padre. En efecto, Maduro solo respeta la opinión de Fidel y sus emisarios. Entre los emisarios más destacados por ser incondicional de Fidel se encuentra Ramiro Valdez, luchador sanguinario de la Revolución Cubana y némesis de Raúl Castro. De allí el estilo represivo y violador de los derechos humanos que se ha apoderado del gobierno de Venezuela. Este estilo a lo Valdez ejerce actualmente el doble efecto de incomodar a muchos en el entorno de Nicolás (presumo que Tarek William Saab por sus actuaciones en defensa de los derechos de los estudiantes presos, podría estar en la lista de los incómodos) mientras que en Cuba, la injerencia de Valdez en Venezuela es definitivamente una piedra en el zapato para el gobierno de Raúl Castro quien quiere acercarse a Estados Unidos. Y es que Venezuela se ha convertido en la presa del plan B de Fidel porque sabe que su plan A ya se lo arrebataron Raúl, Obama y el papa. Es por todo esto que Felipe González también dijo sobre Nicolás a su regreso a España que este “es hoy mucho más un estorbo para Raúl Castro que una ayuda”.

 

 
Por eso repito, ¡Vale Felipe! gracias por venir y más aun por irte bien rápido con nuestra triste verdad a compartirla y regarla por el resto del mundo libre. Que la gente que vive fuera de nuestra versión caribeña del Animal Farm de Orwell se entere por ti del desastre al cual han llevado a nuestro hermoso país, esta sarta de incapaces y corruptos. Pero voy más allá Felipe, como decimos aquí, esta gente es maluca, les place ver el dolor de los venezolanos que no se le arrodillan. Por eso han torturado a decenas de presos en las cárceles, han matado sin piedad a quienes han manifestado pacíficamente su descontento, por eso lanzaron desde un segundo piso al periodista Alejando Ledo, en una alcaldía en Aragua, por eso le arrojan excrementos a los presos y a los disidentes en huelga de hambre. A este nivel de barbarie hemos llegado. Este odio es el peor legado de esta revolución de la destrucción.

 

 

La buena noticia es que ya el mundo libre al pedirle cuentas a Maduro le está dictando una prohibición de salida del país a los responsables de este desastre. Necesitamos que condenen abiertamente al régimen, de lo demás nos ocupamos nosotros.

 

 

Me dicen que Juan Manuel Santos te escuchó con mucha atención y que estás en contacto con varios presidentes de América Latina, Dilma Russeff entre otros, para ayudar a formar una alianza internacional para convencer a Maduro de que fije la fecha de las elecciones y libere a los presos políticos.  Es importante que lo hagan aunque sea por sentido de supervivencia y de la social democracia porque este monaguillo de Fidel les esta desprestigiando la marca en todo el continente.

 

 

Lo cierto es que Felipe González, expresidente de España y líder del Partido Socialista Obrero Español, llego a un país latinoamericano que conoce bien para informarse sobre la situación de los presos políticos en un régimen supuestamente social demócrata pero se topó de bruces con  Alemania Oriental. El presidente de la Republica lo insultó, el gobierno lo declaró persona non-grata, el Tribunal Supremo de Justicia se apuró para dictaminar que no tenía facultades para defender legalmente a nuestros presos políticos y al final Maduro en un ataque de rabia lo acuso de haber “huido” del país. Bueno, el presidente sabrá lo que dice porque nadie sale huyendo de un paraíso. Ante esta realidad amarga, Felipe muy certeramente esbozó esta opinión que pasara a la historia como descripción de las dictaduras del siglo XXI: “Frente a una dictadura, uno sabe a qué atenerse, pero no frente a una democracia traicionada. Venezuela es el reino de la arbitrariedad y el presidente Maduro lleva al país hacia la destrucción”.

 

 

Eso es así Felipe y si Lech Walesa nos visitara opinaría como tú, que en su época la lucha por la libertad si bien no era más fácil, era más clara.  Convencernos a nosotros mismos y al mundo de ello ha sido difícil para los Venezolanos amantes de la libertad, muchos han dejado la vida y el pellejo en el proceso; pero vamos a vencer, estamos más cerca de recobrar la verdadera democracia, la única que aceptamos, la única que queremos y la única que nos merecemos.

 

 

Ana Julia Jatar