Fin del socialismo: default y empobrecimiento

Posted on: noviembre 19th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

Venezuela y Pdvsa finalmente en default, y en la dimensión de Estado fallido las dificultades económicas que genere el default serán aún más graves. Ese problema no es generado por una eventual crisis de pagos en dólares, y que solapa una -melliza- crisis de pagos en bolívares, impulsada por el Gobierno en modo hiperinflacionario, el impuesto inflacionario, porque la crisis de pagos internacional es causada por la continua caída del ingreso petrolero dado por exportaciones de hidrocarburos. En teoría, lo que genera ingreso en liquidez internacional ($) crea dinero nacional -no inflacionario- para el pago de buena parte del gasto del Gobierno. Pero ese no es nuestro caso, porque al caer el ingreso en dólares, cae el ingreso fiscal en bolívares y al no ajuste el gasto público a la baja dada la caída del ingreso, el déficit fiscal que deja tras de sí, es monetizado por el BCV con una impresión de dinero (Bs) por vía discrecional. El bolívar se hiperdevalúa, pierde poder de compra y con ello se acelera el empobrecimiento.

 

 

 

Así, en medio de ambas crisis en enero 2013, el Gobierno se negó a ajustar su gasto fiscal, un error, porque la caída continua del ingreso petrolero requiere ajuste en el gasto público. Por ese camino trazado por ambas crisis llegamos al default con hiperinflación, pocos dólares y muchos bolívares sin valor. Por agenda o por errores, ello deja una economía incapacitada para generar medios de pago en dólares, tanto en el sector petrolero como no petróleo. Esa incapacidad de exportar se extenderá por un largo periodo, probablemente una década, lo que, en medio de la actual astringencia del mercado financiero, hoy en default, no augura mejora alguna en la economía en la próxima década, si las condiciones políticas que operan hoy como un corsé institucional, no cambian. La economía ha perdido la mitad de su tamaño en los últimos 4 años.

 

 

 

En esas condiciones, el default nos cerrará el mercado voluntario de deuda, lo cual agravará la caída de la inversión en el petróleo, -Pdvsa y sus socios. Costos y peso fiscal se han triplicado en estos años, disminuyendo las importaciones netas. La data internacional en el mercado petrolero no muestra en Venezuela inversiones importantes para los próximos diez años, fenómeno que podemos ver cómo la brecha entre reservas y producción se ensancha, la industria entraría en un ocaso, como con las piedras, quedará petróleo en el subsuelo. En resumen, el petróleo venezolana ha perdido competitividad en el mercado internacional; los ‘shale oil’ americanos que sustituyó el petróleo venezolano en el mercado americano, exportan hoy más, unos 1.5 Mill. B/D de petróleo de mejor calidad que el venezolano.

 

 

 

En el papel y en el campo se muestra que además de la pérdida de ventajas competitivas, hemos disminuido las ventajas comparativas, la realidad de un país petrolero que “perdió autobús petrolero” (NH dixit). Es decir, estaríamos entrando en una era pospetrolera, entre otros por carecer de un petróleo con amplia demanda; el tóxico petróleo que producimos hay que mejorarlo para ir a las refinerías y el camino de mejorarlo -por defecto- es mezclándolo con petróleo    -liviano- cuyo precio es 12% mayor que el que exportamos como mezcla de liviano y extrapesado, y lo más grave es que ese fenómeno ha estado ocurriendo durante 17 años; un retorno a otra realidad competitiva requiere de una inversión superior a 110 mil millones de dólares en diez años, fondos que no poseemos y que mientras el petróleo sea estatal tampoco tendremos inversionistas que así lo deseen. Nos quedamos en un mercado consumo menos intenso y que además no paga el petróleo en efectivo. Esas economías son insostenibles en términos de competencia en el mercado internacional.

 

 

 

En ese contexto, el default para una reestructuración crea un camino tortuoso que se complicaría con demandas, juicios y congelamiento de activos. La reestructuración incrementaría el stock de deuda sin cambiar fundamentalmente el perfil de la deuda, dada la particular curva de rendimiento de esas deudas documentadas y sobre todo porque la deuda no documentada, proveedores, contratistas, empresas de servicios, socios, superan con creces la deuda expresada en bonos y sujeto del default.

 

 

 

Se requerirá la venta de activos para disminuir los volúmenes de deuda, y es este particular fenómeno el que la opinión pública debe discutir qué sería más conveniente: reestructurar con nuevos bonos/deuda en una economía postrada secularmente, o apelar a los activos del Estado para reducir el flujo de servicio de la deuda al mismo tiempo que los activos en manos privadas podrían hacer crecer la economía…

 

 

 

La desinversión, fenómeno que ocurre por diseño constitucional por incremento de la presión fiscal al concentrar la renta del petróleo en manos del Gobierno, hizo posible el “agotamiento” que hoy se cierne sobre la industria petrolera, fenómeno que no pareciera pueda cambiar; así haya cambio político, el resabio, legado e inercia rentista no desaparecerá. Cualquier esperanza de volver, si es que el mercado internacional nos lo permite, solo se sienta en la privatización plena de esa industria.

Economist,

 

Alexander Guerrero

http://www.alexanderguerrero.com

@AlexGuerreroE

 

 

“Academic economics is primarily useful, both to the student and to the

political leader, as a prophylactic against popular fallacies.” H. Simons (1983)

 

“There is no such dichotomy as ‘human rights’ versus ‘property rights.’

No human rights can exist without property rights”. – Ayn Rand

 

 

Mercado político: una corporación ineficiente

Posted on: agosto 28th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

¡Como la pelea entre borrachos, la botella está vacía! Días semanas y meses de errores, amparados todos en los intereses personales y franquiciales, de un partidismo constituido por franquicias cuyas direcciones políticas tienen décadas sin ser renova­das, o al menos pasar por el proceso competitivo de renovación del liderazgo político. Errores, omisiones y ensayos irresponsables, todos, han tenido un costo insuperable, los cuales podemos discernirlos en in elevado quantum de contribución y aceleración del enorme empobrecimiento que la sociedad venezo­la­na ha experimentado en estos años.

 

 

 

Un proceso político y económico generado, no solo por errores instrumentales en políticas públicas sino igualmente por agenda de dominación social, económica y política que el régimen chavista apuntó y dijo y que las franquicias políticas de la oposición no tomaron en serio. Los resultados dicen eso y más.

 

 

 

En agregado, un resultado generado por una particular manera de observar y diagnosticar la realidad política y socioeconómica basada en el corporativismo partidista, razón por la cual no pudieron anticipar, ni tampoco oponerse al no apren­der que el régimen socialista impuesto al ritmo del empobrecimiento colectivo, era de la familia del que la Corporación consentida en su interior, ideoló­gi­camente hablando.

 

 

 

El problema se genera en la configuración política de los sectores de oposición, que, bajo el espejismo de la unidad, elimina lo fundamental del mercado político, competir por el favor del votante, presentar la hoja de ruta del país que desean y propone a todos y la competencia por el cargo burocrático. Todo eso el corporativismo de la organización polí­ti­ca lo mediatiza a Travers de una unidad que como nos lo muestra la historia ha sido ineficiente, clien­te­lar y rentista.

 

 

 

El costo social imbuido en este proceso político no es difícil estimarlo, lo envuelve la enorme tasa de descuento pagada -contribucionalmente- por la acción deliberada de intereses a los cuales el país aceptaría porque pensó colectivamente que la resurrección ofrecida por esos grupos de interés político convertidos en la Corporación MUD ofrece.

 

 

 

La gente puso en la calle una hipoteca social, política y económica su pasión y necesidades en el place otorgado por voto solicitado -hoy finalmente fracasado y arruinado- para acceder a las posiciones de poder público, las cuales serían supuestamente parte del arsenal político para derrotar lo que sabíamos desde un inicio era el cuerpo de una Dictadura. Todo ese proceso es visible en la debi­litada opinión pública, sin que nadie allí se inmute y acepte responsabilidades por tantos errores.

 

 

 

La MUD fue siempre una corporación de intereses que operó bajo las metas de quienes la utilizaron para su propio peculio cabalgando libremente -«free ride»- sobre un colectivo desesperanzado que empobrece absolutamente sin que este perverso proceso de ruina veamos detener en algún mo­mento, el movimiento empobrecedor, como lo evi­dencia un volumen considerable de estudios em­pí­ri­cos del socialismo en un  mundo  que se mueve con movimiento perpetuo, el margen de una pobreza no se siente, pero se dibuja en el organismo y en el espíritu del venezolano trashumante del socialismo.

 

 

 

Dos fenómenos emergen causales del bajo y me­dio­cre comportamiento competitivo de la corporación MUD en el mercado político; por un lado, el veloz proceso de descapitalización nacional, en todos los ór­denes y que abarca al colectivo político-partidista venezolano -contrariamente con el deber ser-  inclui­das las pasiones, hasta un epidémico empobreci­mien­to intelectual que camina al lado del em­po­bre­ci­miento material y que ataca a todos los ciu­dadanos.

 

 

 

Todo ello ensalzado por un régimen que logró desbancar la escasa fe que acumulaba una gene­ra­ción política de jóvenes, la juventud actual, quienes, observando impasiblemente su futuro agotado antes de llegar, prefirieron aceptar las ruinas y el liderazgo de las viudas del pasado partidismo durante largas décadas, cuya acción ruin corrupción, enrique­ci­mien­to inmerecido, trajo el germen de destrucción al­can­za­do hoy por al comunismo y socialismo que todos traen en sus entrañas ideológicas

 

 

 

Ese régimen de vida impuesto por el actual régimen político,  en los hechos, ha podido avanzar por omi­sión de la corporación política de intereses MUD, por contribución rezagada que se cultivó y acumuló durante largos cuarenta años de historia pasada, y también por omisión, en la historia de hoy, por el en­gaño en el ofrecimiento de oponerse compe­ti­ti­va­men­te al régimen empobrecedor del socialismo, y por sembrar falsas esperanzas, las cuales ni siquiera han podido recibir la virtud de responsabilizarse por lo malo.

 

 

 

Al final la tragedia vestida en un grotesco y costoso fiasco político, y quienes lo constituyen aún no están preparados para comprender el enorme daño y costo causado.

 

 

 

Economista, PhD (Londres)

alexguerreroe@hotmail.com

Del pan “canilla” al “golfiao negro” (le tocó al pan… el hambre llega a sus límites)

Posted on: marzo 19th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Ahora le toca al golfiao y la pastelería…El comunismo tiene una historia muy particular del pan en Rusia, en los meses inmediatos a la revolución, la expropiación de empresas, colectivización de tierras a productores del agro, fabricas harineras, etc. trajo como consecuencia una masiva escasez de trigo, harina y pan, con la desventaja que la alimentación popular se sustentaba en un pan fabricado de un kilogramo con medio kilogramo de harina y medio litro de agua, un pan de larga duración, venian los rusos de la Guerra I y de la revolución, otra guerra pero del gobierno contra la gente, su pueblo. Esa particular manera de hacer pan, nos pone en perspectiva de lo que significa escasez de trigo, harina y pan, simplemente, hambre y en el marco de la revolución socialista, esta realidad socioeconómica debió haber sido terrible.

 

 

 

La escasez de trigo y pan en la Rusia post revolucionaria llamo la atención de Lenin, quien, en medio del desastre económico causado por la colectivización, ordeno un paso atrás para ir dos adelante. Buharin diseñó un programa económico de reformas económicas entre ellas el retorno del capitalismo a empresas y desde luego panaderías y a campesinos que podrían ser dueños y colocar los precios al ritmo del mercado para así devolver el pan a los rusos. La revolución socialista en su primer experiencia mundial mostro lo que la economía clásica se cansó de pronosticar ocurriría con la aplicación del Manifiesto Comunista de Marx y Engels y la expropiación y eliminación de la libertad económica y derechos de propiedad. El programa económico de Bucharin, la NEP, o nueva política económica, traía ese objetivo retornar al capitalismo en algunas áreas de la economía y en determinado estadio, volver a expropiar.

 

 

 

En Venezuela -de hoy- vivimos una historia similar con los decretos del gobierno contralas panaderías, y en medio del mismo problema ruso de 1920, escasez, allá por las razones contadas arriba y acá en Venezuela por control político, porque el gobierno maneja el monopolio de importación de trigo y harinas, molinos estatizados y luego con su capacidad de producción inducida, =ara cumplir un patrón político del gobierno, que todo lo que toca lo vuelve añicos. Pero esta nuestra realidad hay más detalles, que tienen que ver con el proceso de dominación política y conversión de todos al servilismo del Estado, el racionamiento del trigo, y del resto de bienes consumo masivo, están en la misma agenda.

 

 

 

Así, enfrentamos hechos, la intervención del Estado, crea un entorno de violación de los derechos de propiedad, expresado estos en caída de su rentabilidad, por lo que al decretar que las panaderías fueran transportadas y convertidas por la cultura alimenticia del venezolano y particularmente de las consecuencias de los controles de precios en tiendas de conveniencia, habría según el gobierno que transformar su actividad económica a casi exclusivamente a la producción de pan popular -canilla-estableciendo una especie de fast-track de ruina y cierre de panaderías; las cuales terminarían en poder de Estado desde donde serían transferidas a las bandas de maleantes que militan en los CLAPS, en las milicias, y en el hampa organizada, aquellos a quienes Maduro les llama “camaradas del hampa”.

 

 

Es el camino de la expropiación de facto de las panaderías, expropiarlas por “derecho revolucionario”, así no implique su expropiación plena o por el camino del derecho, pero a través de la violación de los derechos de propiedad, fenómeno común en Venezuela en estos diez y ocho años de socialismo, con la fijación de precios, regulación, intervención militar, control de inventarios, y toma de las empresas industriales y comercial. La violación de derechos de propiedad a través de decretos leyes, es por ello expropiación de facto, así los títulos de propiedad aún se encuentran a nombre de sus propietarios originales. Es muy importante que se comprenda que la expropiación no se trata únicamente de arrancarle la propiedad e un capitalista, sino reprimirlo a través de la regularlo, control de precios, intervención en su contabilidad de costos y control de inventarios, en una empresa creada y sostenida por un emprendedor privado que trabaja 24 horas durante siete dias para ver reproducir su capital y el de su familia.

 

 

 

El objetivo del gobierno de regular las panaderías, esta dibujado en el mismo patrón del Dakazo, y ruina de miles de comerciantes de electrodomésticos en todo el país, la intervención la hacen con los mismos personajes esta vez disfrazados de comisarios de la revolución, actuando como milicias y apoyados por la violencia de las armas del Estado, el hecho en derecho es expropiación, y el los hechos, es empobrecimiento de lo que queda de clase media emprendedora, productores de pan, los cuales sirven más de la mitad de quienes pueden tomar el desayunos con pan y probablemente aún más, dada la escasez perniciosa de la harina procesada de maíz -arepas.

 

 

 

Los mecanismos administrativos ya lo sabemos, disminuir el volumen de bienes producidos con harina de trigo, pastelería, donde emerge el golfiao, delicatess nacional, etc. para producir masivamente e el pan popular, la canilla y otros panes de consumo masivo. Se supone que los dueños de las panaderías, productores y emprendedores de la clase media, aceptaran la reducción del margen de rentabilidad del negoción, lo cual traería un rápido proceso de descapitalización, desinversión, y empobrecimiento y eventualmente el abandono del negocio, el cual sería entregado a los maleantes uniformados de comisarios políticos de la revolución, y por ese camino pérdida de empleos unos 35 empleos directos por panadería y otros m as de empleos indirectos, lo cual sabemos repercutiría en la pérdida de capital humano en sector alimentos; con lo cual su producción caería, y la demanda entraría en el callejo de los precios ere gualdos, un récipe de empobrecimiento que ha sido un patrón de depredación del actual régimen político.

 

 

 

¿Qué ocurrirá entonces? No es difícil predecirlo, el sector panaderías en Venezuela tiene un PIB de unos 4 mil millones de dólares, el cual caerá con fuerza hasta la ruina del sector, y la perdida de cientos de miles de empleos, venezolanos que tendrán que convertirse en la cola de la servidumbre servida por el gobierno para recoger a venezolanos des-empoderados cuya sobrevivencia tienda que arrimarlos a la limosna del Estado, a nutrís su régimen de servidumbre.

 

 

 

Tendremos entonces un mercado “negro” o bachaqueros de los productos de panadería y pastelerías prohibido por el comisario plato de turno, manjares como golfiaos, eventualmente vendidos en la calle, a precios libres, por supuesto, en lo que sería la sustitución de un sector moderno de servicios, como las panaderías, industria locales, por tarantines de buhoneros y bachaqueros donde los precios serían los que el mercado compre, una vez contabilizado costos generado las regulaciones impuesta s las panaderías de vender solo el pan político, en una industria del pan local que entrarían en el mismo curso de ruina, con el cual impusieron el cierre de más de 5000 industrias, y varios millones de trabajadores que se fueron al mercado informal y a ganar el mínimo salario.

 

 

 

No olvidemos que las caídas de millones de cabezas de ganado desaparecieron cuando se expropiaron haciendas y hatos ganaderos, los maleantes de la revolución entraron a esos expropiados agroindustria y acabaron con todo lo que camonina, una manipulación política para satisfacer las roscas de mercaderes de la corrupción, importadores de cárnicos y avícolas mercaderes del gobierno con la aplicación del control de cambio y la sobrerregulación que trajo como consecuencia ruina y miseria y pobreza.

 

 

 

“Academic economics is primarily useful, both to the student and to the
political leader, as a prophylactic against popular fallacies.” H. Simons (1983)

 

 

“There is no such dichotomy as ‘human rights’ versus ‘property rights.’
No human rights can exist without property rights”. – Ayn Rand

 

 

Alexander Guerrero E
Economist, PhD (London)
@AlexGuerreroE

¿Golpe de estado en Venezuela?

Posted on: enero 7th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

 

La arbitraria decisión del Tribunal Supremo de Justicia al suspender la proclamación de los diputados electos por todo el Estado Amazonas (lista, circuito y representación indígena), introduce un elemento sumamente peligroso en el devenir político venezolano, ya que su actuación niega el derecho constitucional que ejercieron los ciudadanos y que dio por resultado una mayoría calificada de ciento doce diputados para la oposición democrática.

 

 

En el fondo lo que anhelan es castrar al ente legislativo impidiéndole que tenga la capacidad de maniobra para lograr los cambios por los cuales la gente votó de manera abrumadora. En ese orden de ideas se expresó el uruguayo Luis Almagro como Secretario General de la OEA: “Pedimos que nadie distorsione la voz del pueblo y su expresión más genuina, que son los resultados electorales, con estratagemas de dudosa juricidad, ni reclamando decisiones viciadas de parcialidad a organismos reconstituidos para la ocasión. Que no se apele a prepotencia tampoco sino que haya diálogo, paz y que el derecho de denunciar irregularidades no se sostenga en la parcialidad de órganos con nuevos integrantes de reconocida filiación político partidaria”.

 

 

Hablamos de un hombre de pensamiento de izquierda, amigo personal del extinto presidente Hugo Chávez y propuesto por Venezuela para el cargo. Lo que ocurre es que son tan irracionales las posiciones del gobierno que son insostenibles hasta para sus amigos. En la declaración se extrae parte de lo que padecemos. Un ente judicial inmoral que planea la brutal mutilación de una decisión soberana de los venezolanos, indicando que el máximo tribunal de la república es simplemente un brazo ejecutor que responde a los intereses del régimen. Son muy pocas las decisiones emanadas del cuerpo que puedan tener alguna sustentabilidad jurídica. Siempre son fallos cargados del aditamento político que convulsiona a Venezuela. Magistrados sin ningún tipo de principios y dignidad; cuando hablan tienen la voz de sus amos del poder que secuestró a Venezuela. Son seres que perdieron cualquier principio ético al ponerse al servicio de la barbarie. Viven su despedida gubernamental, haciéndole daño a todo aquel que actúe distinto a sus desventuras. Muchos de ellos que fueron escogidos de manera fraudulenta por una agonizante Asamblea Nacional. Quieren liquidar de un plumazo a ciudadanos escogidos por el voto mayoritario.

 

 

El gobierno revolucionario sabe que desde hace tiempo perdió el apoyo popular. Busca convertir al poder judicial en la portentosa traba para impedir los cambios profundos que requiere la nación para lograr salir del atolladero. Cuando dejan al estado Amazonas sin la genuina representación que nació del voto popular están sentadas las bases para un golpe de estado en contra de la decisión mayoritaria. Se han quitado las caretas para actuar con el espíritu de los forajidos que protegen. Hoy la justicia venezolana es tan putrefacta que para lograr visualizarla tendríamos que entrar en el inframundo de las pestilencias…

 

 

Alexandercambero@hotmail.com
@alecambero

Del “por ahora” al “expropiar es robar”

Posted on: agosto 5th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

La historia contemporánea venezolana se puede circunscribir a dos frases expresadas en momento cumbres. Son la simbiosis de una invocación que define nuestro laberinto nacional.

 

 

La derrota del 4 de febrero del año 1992 nos hizo conocer a Hugo Chávez. El gran fracasado de la intentona golpista logró transformarse en el héroe de millones de ingenuos. Pocas veces un tembleque gladiador de espada cobarde se hacía del fervor mayoritario. En medio de su desdicha pronunció el apocalíptico – por ahora- que sirvió de inspiración para el posterior desfalco nacional. Saquearon al país de manera inmisericorde. Amparados en la popularidad del comandante muerto se hicieron de una fortuna. El militarucho que traicionó los principios que juró defender fraguó una revolución que deambula entre el circo y el manicomio. Los ingentes recursos generados por la renta petrolera fueron la base de sustentación de un proceso totalitario que buscó robarnos hasta el oxígeno. La impunidad rampante se hizo tan profunda que comenzó a carecer de una precisión de lo que significaba el asalto absoluto de la nación.

 

 

El dogma alborotador necesitaba de una sentencia. Fue entonces cuando el mundo escuchó el atronador: “Expropiar es robar”´. La valiente demócrata María Corina Machado lograba colocar el dardo en el centro de la diana. La espectacular corrupción y ruina moral en todos los órdenes obtenían una verdadera definición de lo que significaba toda su obra de iniquidades. El gran caudillo recibía una felpa en pleno show presidencial en cadena nacional. El submundo adulante quedaba perplejo. Hugo Chávez con los ojos crispados de la rabia estaba al descubierto. Jamás pensó que alguien se atreviera a cuestionar su proceder.

 

 

Aquel día, preparado para magnificar al hombre en su trono; terminó con una resquebrajadura que comenzó a traspasar su piso de protagonista perpetuo. Los medios de comunicación llevaron la noticia a todos los confines. Desde Montevideo hasta Tombuctú, pasando por las estepas rusas con rumbo a Escandinavia. El paradigmático líder que se creía un ser inexpugnable, cuestionado por una extraordinaria venezolana que no se dejó intimidar por la jauría. En el hemiciclo de la Asamblea Nacional la tensión se cortaba con cuchillo. La cofradía de sombríos personajes del opíparo festín nacional estaba en shock. En una suerte animación suspendida, esperando que su ídolo reaccionara con la velocidad del rayo. Lo hizo profiriendo su tradicional retahíla de idioteces. Sin embargo el golpe estaba dado. Era la primera vez que él no imponía la agenda mediática. María Corina Machado lo redujo al triste papel de no ser la noticia. Eso lo irritó de tal manera que ordenó perseguirla en todo momento.

 

 

El deceso del patriarca aceleró todo aquel enjambre de terror. La golpean salvajemente en plena Asamblea Nacional con la anuencia de Diosdado Cabello, le prohíben la salida del país para posteriormente: inhabilitarla con una burda argumentación jurídica. Todas sus actividades son vigiladas por los cuerpos de seguridad del estado. En el tratamiento que le dan en sus espacios oficiales se nota la inquina que le tienen al ser ella quien desenmascaró a la mentira.

 

 

Como si se tratase de una fábula milenaria los dos enunciados se encuentran. En el frontispicio de su posteridad son la clave para entender el acertijo. Hugo Chávez con la derrota en el paladar habló del “por ahora” marcando una hoja de ruta. María Corina Machado llamó al robo por su nombre. La libertad pudo al fin. Enrostrarle al personaje de marras toda la verdad de su traición a la patria…

 

 

alexandercambero@hotmail.com
@alecambero

La hiperinflación en Venezuela

Posted on: julio 9th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

La hiperinflación es una especie de enfermedad política que tiene un severo y negativo impacto económico y que surge en condiciones extremas como una guerra o el el caso venezolano, por una gestión político-económica forajida, al margen de las reglas básicas que mueven un sistema económico en Estado de Derecho.

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Un Estado de Derecho limita el poder coercitivo de un Estado, protegiendo así a individuos y sus bienes de acciones arbitrarias de ese Estado así como de terceros. En este marco, los individuos podrán planificar sus actividades económicas de acuerdo a las reglas de juego, lo que permite a los individuos maximizar su función de utilidad y permitir crear riqueza y alcanzar el “desarrollo.

 

 

En ese marco jurídico, el medio de pago -el papel moneda- es al mismo tiempo un valor y un activo. Y su emisión está regida por una regla: mantener la relación de paridad y poder de compra de ese pasivo emitido por el mismo Banco Central y adquiridos por los individuos en una relación de propiedad.

 

 

Es decir, el objetivo central de un Banco Central es evitar que el dinero pierda su valor a través de la (hiper)inflación. Para lograrlo, ese agente dispone de un conjunto de instrumentos y mecanismos de política monetaria que en condiciones de libre mercado, precios y propiedad, eliminan las condiciones de hiperinflación. Un fallo deliberado a esas obligaciones puede representarle al Directorio de ese Banco Central castigos políticos y administrativos, como por ejemplo, lo que sucedió en Nueva Zelanda.

 

 

Desarrollemos algunos detalles. Nos referimos al respeto a la propiedad privada, la cual, sin reglas de mercado ni espontaneidad en formación de precios, es puesta bajo riesgo por una política fiscal insostenible en el largo plazo tanto en términos precisos de solvencia fiscal como en su contraparte monetaria, por el incremento insostenible del dinero en circulación emitido por el gobierno sin contraparte de valor transable, es dcir, una masiva impresión monetaria de alta potencia inflacionaria.

 

 

A partir de acá, no hay dudas que la hiperinflación es un fenómeno político en esencia. No existe eso de inflación salarial ni de costos; los precios de los bienes crecen precisamente por la inflación. La emisión masiva de moneda local se ejecuta bajo un marco de irresponsabilidad fiscal, cuyo colapso se produce esencialmente por dos razones; a saber, por expansión insolvente del gasto público y la otra, por caída sostenida del ingresos fiscales, o una combinación de ambos fenómenos.

 

 

Todo ello ocurre bajo el marco de un proceso político dirigido a la confiscación de los activos bajo el derrumbe del marco jurídico que ya no protegen los derechos de propiedad sobre esos activos.

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En el fondo destacamos que la impresión de dinero por razones fiscales, es decir, la mano monetaria que lava la mano fiscal dejando atrás un colosal desequilibrio monetario causada por explosión del circulante emitido para que el gobierno “pague” el gasto público.

 

 

Este es el caso más frecuente en la mayoría de hiperinflaciones en los últimas décadas, desde la conocida República de Weimar en Alemania, generadas por costosos procesos políticos fiscalmente insostenibles, Nuestro caso, el de la “revolución bolivariana socialista” puesta en el mercado por un gobierno decidido a expropiar sin compensación -fenómeno ocurrido entre 2000 y 2005, antes de la explosión de los precios del petróleo-, tierras confiscadas incluidos sus activo en ganado y siembras. Y posteriormente utilizando la renta petrolera con el boom de precios del petróleo para adquirir unilateralmente, nacionalizar, expropiar con compensación en pago con bolívares por activos privados nacionales, y con liquidez internacional, en caso de activos extranjeros, petróleo, cemento, acero, telecomunicaciones, electricidad, etc.

 

 

Este fenómeno impondría en el mediano plazo un severo peso fiscal que haría insostenible la política fiscal. Eso lo escribimos por acá y lo expresamos en los medios en su oportunidad, por ello no hay sorpresas en la comprensión que la estampida hiperinflacionaria llegaría empujada por ese proceso de estatización, nacionalización.

 

 

En cualquier caso la suma de esos dos procesos llegó a postrar la solvencia financiera y económica del Estado causando el colapso de los indicadores de riesgo que explican la caída de la capacidad de generar liquidez internacional, por la caída de la producción de petróleo y descapitalización de la industria petrolera, lo cual al impactar el ingreso fiscal coloca los mecanismos de impresión del Banco Central a disposición del gobierno para el pago de las obligaciones fiscales internas, distorsionadas por la presencia de un control de cambio que rija por la fuerza del acto político el mercado de la moneda de reserva, dólares. Estamos hacia finales del 2012 donde la explosión del dólar paralelo fue el heraldo que Venezuela entraba en área de inflación extrema.

 

 

Lo que es visible en el mercado es una caída sin retorno, dos déficits gemelos, el fiscal (déficit) y de balanza de pagos (sin liquidez internacional) en caída sostenida de reservas internacionales y en conjunto una violenta devaluación del bolívar que indica la presencia de una especie de Armagedón fiscal que impacta y viole ostensiblemente el poder adquisitivo del bolívar. El gobierno pensó que sus devaluaciones disfrazadas no tendría el impacto en los precios, una visión inocente de la inflación, ignorando que esta es esencialmente monetaria, es decir, política.

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El desastre institucional alcanza los extremos de no publicar los índices de precios, además de los masajes a la data de precios, que el Estado está en obligación de producir. La combinación de ambos fenómenos administrativos se expresan en desconfianza en las institución que imprime la moneda y que voltea la demanda hacia la moneda que le sirve de reserva, el dólar, pero esta vez adquirido libremente en el mercado paralelo, El concepto reservas acá lo usamos igualmente como el valor real de los saldos monetarios nominales / reales emitidos por el Banco Central, y utilizados como contraparte para la emisión de la moneda local, un paso más allá del señoreaje, o si se prefiere llevar el extremo el señoreaje con el propósito de obtener por esa via los bolívares que no recibe por venta de valuta al Banco Central de parte de PDVSA al administrador de las reservas internacionales, el BCV.

 

 

Al final, ese complejo proceso de generar hiperinflación es comprensible, como todo lo que ocurre con la economía al impedirse el funcionamiento del Estado de Derecho. El único mercado libre, el del dólar paralelo, en nuestro caso, se depreciara velozmente recogiendo en la sombra el impacto sobre los precios que causa la masiva monetización del déficit fiscal. Aplicando de manera directa la teoría económica del mecanismo de paridad de poder de compra nos permite, bajo el insoslayable método socrático, su mayéutica, que la hiperinflación al no poder ser medida por el gobierno, por razones políticas y administrativas por él violadas, al no producir los indicadores de precios, y al masajeo de la data dirigida a burlar al ciudadano de las causas de soberbia irresponsabilidad en emitir un dinero que es por sí y el mismo derruido en una vorágine hiperinflacionaria.

 

 

En esas condiciones, solo resta el dólar -mal llamado negro-, como el proxy de la hiperinflación. Sin embargo, asesores y adláteres del gobierno, en el mercado de la opinión pública especializada se han esforzado en coincidir con el Presidente de la Republica y el Presidente del BCV en que el proceso inflacionario se mantiene en el marco sustentable de la inflación y no de la hiperinflación. En otras palabras, es mejor una inflación que una hiperinflación, mal de muchos, consuelo de tontos. Así dándole al dólar paralelo la analogía de un precio de sombra, el dólar paralelo representaría el precio del dólar, una vez eliminada la restricción del mercado cambiario; es decir, un típico problema de maximización, nadie vende por el dólar SIMADI, si puede en la “sombra” venderlo por el paralelo.

 

 

Matemáticamente es más complejo, puede ser un simple problema de programación lineal, y en típico problema de maximización, con una restricción –control de cambio- el precio de sombra equivaldría al precio de esa restricción, en otras palabras el precio en el marco de un entorno hiperinflacionario no lo define el precio fijo y justo, tampoco el SIMADI sino el dólar paralelo, y esta velocidad hiperinflacionaria es la que destruye el poder de compra del bolívar.

 

Alexander Guerrero

 

 

 

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Precios por decreto y el empobrecimiento

Posted on: enero 9th, 2015 by Lina Romero No Comments

Los controles o la coerción expresada como mecanismo de represión –legal o por abuso y totalitarismo, o pérdida del Estado de Derecho, como el caso de la Ley Precios Justos– pervierte el proceso natural de formación de precios, quiebra las reglas del mercado eliminando los incentivos naturales del mercado, su eficiencia en el funcionamiento de los mecanismos de distribución de ganancias y pérdidas propios de cualquier actividad económica, social y política.

 

Así desaparecen las virtudes del sistema de libertad de elegir, el marco jurídico que define los contratos, propiedad y distribución; desaparece la mano invisible; es decir, el comportamiento del hombre libre que busca satisfacer sus necesidades en base a eficiencia. Si se corta ese circuito racional, el empobrecimiento es el resultado, Venezuela hoy un ejemplo. Es decir, se elimina la razón fundamental por la libertad económica que se ejerce a través de individuos que actúan bajo el acuerdo de mutuo beneficio, proceso libre y espontáneo, condición para que la justicia sea resultado del mercado y no impuesta sin función de costo.

 

La intervención de ese proceso espontáneo y autónomo de formar precios, conduce a comportamientos y a la cultura de la ineficiencia, y con ello del empobrecimiento colectivo. En ese sentido, mediante la coerción, se reprimen los incentivos de los individuos, generando efectos perversos, ya que en lugar de inducir a los individuos a ser productivos, competitivos y libres, generan un entorno de menor producción, de servilismo ante el Estado por pérdida de racionalidad, por intercambiar su libertad de elegir por los designios de reglas coercitivas y/o controles.

 

Esas reglas coercitivas y de control se engendran para agrandar discrecionalmente, el poder político y social de estructuras institucionales sin contra-balances que someten a la sociedad a esquemas de dominación servil al Estado. La democracia, la libertad y la propiedad se afectan y envilecen al perderse el precio como premio a la eficiencia y al respeto de los contratos para ser sustituido por la corrupción, inflación, y otros mecanismos de captura de renta, todos conducentes a regímenes de despilfarro, derroche y corrupción.

 

Los administradores del Estado/Gobierno actúan en ese particular, usurpando un contrato con sus electores y contribuciones fiscales que no poseen el marco jurídico que permite que la propiedad sea rentable, sometida en todo caso al riesgo de sus economías, apartando los mecanismos redistributivos para que en la distribución entre capital trabajo y ahorro, la sociedad prospere. Las implicaciones de estos esquemas de dominación en lugar de amparar a una producción regida por las reglas de eficiencia y distribución, únicas vía mercado, altera las reglas al pretender obligar al hombre –naturalmente libre– a reprimir producción e intercambio en libertad para satisfacer sus necesidades de manera eficiente.

 

Es entonces esa coerción, independiente del esquema impuesto, ley, decreto o intervención en el mercado, la que deteriora las condiciones de un reparto justo –por esfuerzo e inversión– en la creación de grupos sociales numerosos, más allá de las naturales formaciones de «muy ricos y muy pobres», en una sociedad donde estos dos grupos son ciertamente minoritarios, con lo cual habríamos hecho de la desigualdad aun serio incentivo al progreso individual. Lo cual no desmerita, desde luego, que otros mecanismos redistributivos a través de formas descentralizadas de gobierno local –refiero al principio de subsidiariedad- sirvan de asistencia a las minorías menos beneficiadas del proceso de distribución.

 

La coerción, represión de las reglas del mercado libre, volverá al cuerpo económico social ineficiente e incapaz de transmitir al resto el capital humano de cada participante en el medio social. ¿Ejemplos?, observa cualquier país donde los medios fueron expropiados, socializados en la historia de la humanidad. URSS, Cuba, e infinidad de comunidades precapitalistas africanas donde el acceso y la producción no pertenecen a los individuos como en las sociedades de libre mercado.

 

El caso venezolano es el más reciente error con talla internacional. Venezuela en 15 años llegó a los últimos lugares en indicadores de transparencia y corrupción, de respeto a derechos de propiedad, de prosperidad, de respeto a derechos humanos, competitividad, riesgo económico/financiero con deuda considerada «junk investment», moneda envilecida con la mayor inflación en el mundo que se corresponde con acelerado crecimiento de la pobreza, severa inseguridad personal; encabezamos índices de criminalidad y deterioro institucional, en la cola del indicador de entorno amigable para negocios, Estadio de Derecho destruido sin contar con un sistema de balances institucionales; una sociedad que dio un salto en el vacío hacia estructuras precapitalistas típicas de ambientes de empobrecimiento crónico, llevada por el camino de un proceso político antinatura.

 

alexguerreroe@hotmail.com

Default o no default: Un falso dilema

Posted on: octubre 3rd, 2014 by Lina Romero No Comments

Venezuela tiene en el mercado entre deuda soberana, república y Pdvsa, en bonos al portador que pagan capital e intereses, cerca de 86.000 MM $. Cada año hay que cancelar -in crescendo- unos 10.000 MM de dólares en capital e intereses, una cifra elevada al evaluarla con el flujo decreciente de renta del petróleo, ello explica el drenaje de reservas internacionales en BCV y «fondos», llevando a crisis terminal los controles de cambio y precios, hoy utilizados como marcas de control social. Es precisamente la caída de la renta petrolera y expansión sin límites del gasto público lo que trajo la hiperinflación, la escasez y a una fuerte contracción de la economía.

 

Todo ello generando un círculo vicioso que reproduce la irresponsabilidad fiscal al dársele la espalda a la realidad económica, pretendiendo -contra natura- domesticar los mercados con controles extremos con la falsa creencia que la escasez es consecuencia de una guerra económica y no de la crisis fiscal que ha arrastrado de Pdvsa al BCV una crisis de balanza de pagos terminal. Los controles de cambio y precios desarrollaron su fuerza institucional evitando que las crisis fiscales y de balanza de pagos fuesen purgadas por el aparato económico como suele ocurrir naturalmente sincerando precios con la vuelta del régimen de libertades económicas y reforzamiento de los derechos de propiedad y sin controles.

 

Al contrario, las medidas administrativas y de logística del gobierno exacerbaron los riesgos, los mercados entraron en alarma llevando a Venezuela a ser considerado uno de los países de mayor riesgo y probabilidad de una cesación de pagos, proceso que estaba ya ocurriendo con deuda no documentada, y pasivos en moneda dura de la república y de Pdvsa y que pide a gritos para recuperar la percepción de pagos la eliminación de los controles, el retorno de las libertades económicas, un ajuste en el gasto público que elimine la hiperinflación, una reforma monetaria que devuelva al BCV autonomía e independencia, solo para comenzar una vuelta al crecimiento. Solo así, la economía se beneficiará de una liquidez internacional distinta a la del petróleo. Una reversión de la renta del petróleo requiere de una espera de unos cuatro a seis años.

 

La eliminación del control de cambio, exige liberar precios, son urgencias económicas, no es la macroeconomía, el Estado obeso mórbido no reaccionará a medicamentos, sino a una gastroplastia inmediata que devuelva la confianza en la economía. El gobierno desobedeció la racionalidad de los mercados, los acordonó, impuso leyes y administración de controles y monopolios estatales pensando que la hiperinflación y la escasez cederían, en el límite trajo el racionamiento electrónico y control del contrabando cerrando fronteras, se volvió a equivocar; hiperinflación y escasez son derivadas de la administración centralizada de la economía; el espectro de un Estado fallido sin gobernabilidad ni Estado de derecho está en el horizonte, el gobierno no hacía nada por evitarlo.

 

El mensaje a los mercados era comprensible, el gobierno venezolano llevaba la equivocación a los extremos, el miedo se hizo presente y los indicadores de riesgo explotaron. En lugar de disciplinarse fiscalmente, se armó de un verbo político inconveniente, el gobierno olvidó que los mercados son el mecanismo institucional más lógico de una sociedad y economía libre. En los mercados se discute que el gobierno se acerca a medidas heroicas, en paralelo a Zimbawe, Argentina, sobre las probabilidades de un default, el gobierno busca aliados en la banca para crear confianza, pero los indicadores económicos e institucionales son terribles, en lugar de purgar los demonios financieros, el gobierno exacerbó los riesgos, las calificadores de riesgo nos enviaron al junk market (Muddys y Standard & Poors, la calificadora china Dragón), el gobierno no ha querido comprender que está equivocado.

 

Los indicadores no mienten, la contracción económica alcanza -8%- fines 2014; el BCV no publica a tiempo la data hiperinflacionaria, Min. Finanzas no publica la data del gasto público y el déficit fiscal, el BCV no le queda otra que acelerar la impresión de dinero, la pérdida del poder de compra del bolívar llega a los extremos, para este año en nueve meses el poder de compra del bolívar cae 33%, empresas extranjeras abandonan el país, crece el desempleo, escasean alimentos, medicamentos, partes automotrices, bienes esenciales, el comercio deprimido desde 2013 por la escasez de divisas, el gobierno se atrinchera, monopoliza la importación, mientras la hiperinflación se desborda, el gobierno con el monopolio de importar sube los precios, su caja se encoje. Deudas contingentes de Cadivi engrosan la crisis fiscal, Pdvsa busca estirar sus enormes pasivos pero esto afecta la producción de petróleo. Litigios internacionales amenazan con desbordarse. De todo eso, en el mundo se discute profusamente, Venezuela al borde del precipicio.

 

alexguerreroe@hotmail.com

El cambio de un subsidio por un impuesto

Posted on: agosto 15th, 2014 by Super Confirmado No Comments

En una economía normal, los bienes suben y bajan de precios por razones económicas propias que la racionalidad de los mercados expresan en función de las ocurrencias en el proceso de creación de riqueza; cae la oferta y/o crece la demanda, suben los precios; el equilibrio es fundamental para sostener inversión, empleo, ganancias y salarios.

 

Si esa economía no refleja esa racionalidad, las cosas se complican, la inflación envilece la moneda y los controles descapitalizan a quienes producen y trabajan, los bienes escasean, aparecen mercados negros donde los precios expresan el efecto perverso de los controles. Hoy ocurre con cientos de bienes y como la propuesta encierra la misma filosofía de los controles la gasolina con todo y precio subido iría a los mercados negros como en los meses del paro petrolero en 2003.

 

Las economías son sin embargo no tan simple, veamos. En términos nominales, al gobierno no le «escasean» bolívares –con escasos dólares- para eso devalúa, para vender su ilusión monetaria y como no tiene planteamiento antiinflacionario, utiliza la inflación –el impuesto inflacionario efectivo- para obtener bolívares y así expandir el gasto público nominal. La ruta es esta: lo que pagamos con inflación hoy, lo cobra el gobierno anticipadamente cuando BCV le envía camiones llenos de dinero impreso y digital. No lo sentimos, pero fuimos literalmente confiscados. Y en una carrera consigo mismo, su primer cliente, ajusta precios para que le rindan los bolívares inflacionarios, la típica vorágine hiperinflacionaria del círculo vicioso creado entre dinero y el déficit fiscal. De cada 90 céntimos de bolívar que Ud. paga en el mercado tiene origen y destino inflacionario, es la hiperinflación que ya llega a tres dígitos.

 

Hay un sin embargo, y es que el problema central del gobierno se origina «en términos reales» con la caída de la renta del petróleo en dólares, cuyo flujo de caja negativo revela la grave situación financiera de Pdvsa y del gobierno, en virtud que las obligaciones financieras/no financieras de Pdvsa superan el ingreso en divisas, haciendo que ésta estire la arruga de sus pasivos financieros y contingentes. De manera que para venderle divisas al BCV (reservas) y con esos proventos pagar su contribución fiscal con bolívares, queda muy poco, es esa la escasez de dólares que vemos a diario como fuente de la escasez de bienes. El BCV compensa esa caída de la renta del petróleo en «fresh» prestando a Pdvsa cuanto pida para monetizar el déficit fiscal del gobierno.

 

La merma de la renta petrolera tiene origen, en la caída de la producción, descapitalización de Pdvsa por acuerdos fiscales que tiene que pagar con petróleo como el Fondo Chino, donde Pdvsa, paga intereses con petróleo y productos vendidos a China, mientras esta vía Bandes y Fonden le vende al gobierno vitualla para sus megaproyectos que ve a su alrededor. Un arreglo financiero a todo costo y sin beneficios, donde China adquiere petróleo en sus puertos por debajo de mercados internacionales, para ello los VLCC viajan 45 días para buscarlo, porque si tuviese que comprar en Caracas a precios de mercado, irían al Golfo Pérsico donde hay petróleo como arroz. El precio que China paga es precio internacional menos el flete y descuento –geopolítico- a Singapur es igual a lo que Pdvsa pierde al no venderlo en el Atlántico.

 

Así, ese ingreso petrolero pasa por Bandes –luego a Fonden, el hueco sin fondo ni controlabilidad y desaguadero del gasto público, -sin transferirse a Pdvsa toda esa renta- constituye un oneroso mecanismo fiscal que sirve los incentivos de la clase política que se adelanta así al reparto de la renta capturada en Bandes y Fonden. Con Petrocaribe, ALBA y otros acuerdos ocurre de modo similar, el petróleo es pagado en especies y financiado por Pdvsa con intereses por debajo de los que ella paga en los mercados. ¿Cuánto perdemos en efectivo de caja por esos arreglos?

 

La propuesta de subir el precio de los combustibles enmarca en sí ab initio una contradicción. O los proventos de los nuevos precios van a reducir perdidas de Pdvsa, o se va a un fondo para que el gobierno reparta como lo anuncio el Presidente. Si el aumento va en dirección de esta última propuesta, el fondo, seria alimentado con bolívares extraídos del tanque del automóvil, para llevarlo al fisco para que este reparta; es un impuesto. También sabemos que ese reparto traerá más costos en burocracia, ineficiencias y corruptelas que desvanecieran las «economías» del aumento del precio.

 

No queda acá todo, es evidente que el incremento del precio no dará fondos suficientes ni para cubrir pérdidas de Pdvsa ni para el Fondo del Presidente, la propuesta enmascara lo que será el nuevo mercado de combustibles, racionado con todo tipo de artificios electrónicos, para que permita a Pdvsa ahorrar dólares en gasolina importada, volumen que hoy montan a más de 135 mil barriles/diarios y buscar así resolver su problema central: escasez de dólares.

 

alexguerreroe@hotmail.com

El armageddon fiscal

Posted on: mayo 13th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Venezuela ha llegado a un final catastrófico, el desequilibrio fiscal no tiene solución en el actual marco político; en otras palabras, el ingreso petrolero en divisas no es suficiente para pagar la demanda por liquidez internacional, tanto de PDVSA como del gobierno y otras empresas públicas, sin entrar en un proceso de reestructuración, incluido un régimen de dieta y austeridad fiscal. El régimen ha colapsado, es hora de recoger los vidrios y contabilizar costos.

 

El colapso por irresponsabilidad del gobierno

En condiciones de libre mercado cambiario, con la moneda totalmente convertible, ese fenómeno no sería importante porque los flujos privados proveen al mercado de la divisa demandada, pero el gobierno de Chávez/Maduro quiso que el mercado de divisas fuera restringido a solo las provenientes del petróleo, el resto fue restringido de participar, es la esencia del control de cambio. Este control de cambio ha quebrado al sector privado (agenda política del gobierno) y tiene al sector público en una crisis financiera dado un volumen de deuda que lo tiene al borde de un default.

 

Los problemas económicos de Venezuela no son nuevos ni desconocidos, un insostenible déficit fiscal, y una severa crisis -de largo plazo- en la balanza de pagos por escasez de divisas, vino por efecto de una renta petrolera “negativa” y una expansión insostenible del gasto público, para presentarlo de manera más simple. Más preciso, esa insostenibilidad fiscal se genera de una combinación de un gasto público que crece con mayor velocidad que el ingreso (fiscal), por caída en los ingresos fiscales e imposibilidad de colocación -por elevado riesgo- de deuda en los mercados internacionales, una muy conocida tenaza fiscal.

 

Sin dólares para pagar e importar: la crisis financiera

La crisis de balanza de pagos –escasez de reservas, o liquidez internacional- viene por caída sostenida de reservas, teniendo la misma fuente causal de la caída en el ingreso fiscal; es decir, de contracción de la renta del petróleo, sobrendeudamiento y expansión del gasto público. En este caso, la severidad de la crisis financiera y su correspondiente contraparte en la economía real por descapitalización, desinversión, deterioro y pérdida de derechos de propiedad, es la fuente de un colosal riesgo porque los petrodólares, los que alimentan las reservas internacionales (98%) no alcanzan para el servicio de las obligaciones del gobierno de su deuda externa, ni para cancelar las obligaciones en moneda dura de PDVSA, así como de otros pasivos, cuentas por pagar, deudas a asociados, a contratistas y proveedores.

 

Acotemos que el circuito fiscal de la renta del petróleo –en teoría- genera los dólares que se venden al BCV para obtener los bolívares que se pagan al fisco por contribución fiscal petrolera; a saber, dividendos, regalías e impuestos. Ello implica que si PDVSA ha dejado de venderle los petrodólares al BCV en los volúmenes requeridos, como es el caso, tuvo que recurrir al endeudamiento en el BCV para “financiar” el pago de su contribución fiscal en bolívares, constituyendo una especie de by pass monetario que monetiza el déficit fiscal construido entre la caída de la renta del petróleo y la expansión fiscal; al mismo tiempo que se produce una acelerada caída en las reservas internacionales. Así tenemos el circuito financiero de la tormenta perfecta de la inflación y la escasez, y desde luego el riesgoso debilitamiento de la capacidad de pagos del gobierno y PDVSA se sus pasivos en moneda dura.

 

Si se paga la deuda no hay arepas, o viceversa

En esas astringente situación financiera, el mercado de divisas no registra el volumen necesario para satisfacer su demanda de dólares, inclusive bajo el actual esquema de severa contracción económica, para cubrir las importaciones tanto del sector privado como público, siendo la demanda por divisas del Estado/Gobierno aún mayor, en virtud del crecimiento mastodóntico del Estado como empresario y dueño de empresas descapitalizadas por la irracionalidad de su administración. Ese circuito financiero conforma la matriz de la costosa corrupción del régimen que destruye capital aceleradamente; la descapitalización y estado de ruina de la CVG – aluminio, hierro, oro- sectores mineros y metalúrgicos en franca decadencia económica y organizacional.

 

El Estado/Gobierno ha intervenido la economía hasta los extremos, su demanda de dólares es incontrolable, dado que no está gobernada por reglas naturales del mercado. A ello se agrega un sistema ineficiente para adquirir divisas que ha sustituido al mercado natural cambiario de divisas natural en cualquier economía. Una especie de cachicorrinco cambiario constituido por dos grandes fiascos, SICAD I y II, mecanismos de racionamiento (y no de subastas) dado el astringente volumen de divisas disponibles realmente disponibles para servir la economía. Ambos SICAD han sido mamparas financieras para esconder la devaluación del bolívar, lo que sabemos indica un grotesco empequeñecimiento de la economía nacional, incluso el sector petrolero, y que eleva el impacto del servicio de la deuda externa sobre la economía nacional. El gobierno hace piruetas matemáticas y cambiarias para no develar esa enorme distorsión

 

Devaluación en cadena e irresponsabilidad fiscal

El control de cambio se mantiene, la moneda se ha maxi devaluado, y ha dejado a cambio, solo costos, los cuales se potencian por la persistencia del propio control de cambio, lo que evita que al mercado de divisas fluyan solo los ya menguados petrodólares. La renta petrolera, dada las condiciones financieras y económicas que prevalecen en PDVSA y en la industria petrolera nacional, por rezago en las inversiones, descapitalización y severo endeudamiento ha inducido una continua caída de la producción de petróleo. La gestión del “aprendiz de brujo” que administra la economía nacional ha generado allí un flujo de caja negativo; es decir, una renta del petróleo cuyas divisas por exportación no pagan las obligaciones financieras y económicas de la industria petrolera nacional, totalmente bajo el control de PDVSA, incluidos los proyectos y empresas con participación privada internacional.

 

En esa relación las cuentas por pagar de PDVSA han crecido continuamente hasta niveles que han comprometido seriamente las finanzas de la industria petrolera nacional. Llegando inclusive al punto en el cual PDVSA ha tenido que endeudarse y entregar la gestión de esos proyectos a sus asociados para que estos capitalicen el 60% correspondiente a la participación de PDVSA en esos proyectos, que esta no ha cumplido, dado la enorme presión fiscal que se impuso sobre la renta petrolera para pagar no solo los esquemas redistributivos –gasto social- sino los convenios petroleros con China, Petrocaribe, Cuba, Bielorrusia, Irán y ALBA. PDVSA vende a esos clientes –socios políticos- a grandes descuentos, con largo y lesivo financiamiento, incluido la “subvención financiera” a Cuba en petróleo y efectivo a cambio de los “intangibles” en servicios, policía, administración pública, servicios médicos y otros esquemas de intervención política.

 

Los fondos fantasmas del gobierno

A manera de ejemplo para medir el derroche y la subvención a Cuba en este concepto, sin que se sepan los contravalores a los cuales se obtiene esos servicios ni el precio del barril de petróleo que los “paga”. . Se conoce por evidencia internacional, por ejemplo, que los servicios médicos que Cuba canjea por petróleo se corresponden a una relación de 4-6 veces los que facturan organismos multilaterales que ofrecen servicios médicos en países en desarrollo.

 

Aunque el gobierno insiste que dispone de centenas de miles de millones de dólares “guardaditos”, en declaraciones del Jefe del Gabinete Económico y que antes que crear seguridad alguna sobre las finanzas del sector público, crean mayor incertidumbre, particularmente en torno a la capacidad de pagos tanto del fisco como de PDVSA. La razón es muy sencilla, el dinero y el capital no se guardan, se ahorran, se gastan o se invierten, y los mercados en atención a esa lógica exigen balances demostrativos de esos saldos, esos balances no aparecen por ningún lado. Por supuesto que es una enorme mentira, la muestra está en los mercados, no hay dólares para las necesidades más naturales, además, tanto el gobierno como PDVSA tienen más de dos años sin recurrir al mercado internacional de capitales para colocar y “refrescar” los saldos de la deuda documentada, fenómeno además perjudicial, que impacta los precios de los bonos colocados en los mercados.

 

La administración de la política económica, desde el BCV y Min Finanzas es caótica, incoherente e inconsistente con la fragilidad financiera del gobierno, y de ella solo se divisa la erupción de un indetenible proceso hiperinflacionario, las variaciones intermensuales en los precios son cercanas al 100%, que refleja que el enorme déficit fiscal generado por la expansión del gasto público y la caída del ingreso fiscal petrolero se financia monetariamente desde el BCV; un déficit fiscal que estimamos en 24% en términos del PIB. El gobierno ha apelado al expediente forajido y fallido de esconder la data monetaria (base monetaria) y fiscal, así como los precios, en un intento por desnaturalizar el proceso de información que contienen los indicadores económicos. Un esfuerzo inútil de los burócratas de turno en el BCV y Min Finanzas, porque el costo de la vida no entra por los ojos y los oídos sino por la “boca del estómago”, no se puede esconder.

 

La ruta del colapso fiscal y de balanza de pagos

El impacto combinado por la expansión del gasto fiscal medido en bolívares nominales, como lo refleja la demanda de dinero del gobierno, y la caída del ingreso fiscal petrolero han creado una situación fiscal insostenible, y un entorno político inestable, en virtud que la ilusión monetaria creada por la caída descomunal del poder de compra del bolívar, han fundado condiciones fiscales extremas que nos atrevemos de llamar como Armagedón fiscal, dado que la insostenibilidad fiscal amenaza seriamente con la capacidad de honrar los pasivos tanto de PDVSA como del fisco. De hecho la deuda interna ha sido masiva y colosalmente licuada, pero ello no crea espacio para la cubrir la demanda del gobierno y el PDVSA por divisas, dólares con los cuales servir, no solo la deuda documentada en bonos y al portador, sino el conjunto de pasivos que PDVSA mantiene con sus acreedores, asociados, contratistas y los cuales crecen en la medida que PDVSA reduce su capacidad de pago.

 

Y todo ello, pese a que los diagnósticos que se hacen recurrentemente y que no lo desmenuzan, en parte por la heterodoxia de un mensaje que ha sido arropado por la naturaleza redistributiva del régimen seguido de una expansión de los precios del petróleo en los últimos diez años, y un colosal endeudamiento público que ha triplicado su relación al PIB. Ambos fenómenos financieros y monetarios, la expansión de los precios del petróleo y el endeudamiento público (incluida PDVSA) promovieron una expansión del Estado/gobierno que ha alcanza a un crecimiento del 120% respecto de su volumen y dimensión a principios del 2000 y que hoy sabemos es insustentable inclusive a 100 dólares el barril, por una sencilla razón, el precio de realización y su impacto en la cande PDVSA no rinde los dólares que el país demanda.

 

La formula: el gasto público se comió la gallina de los huevos de oro

 

De esta manera, el gasto público se dobla en ese periodo y el Estado asume el control de los sectores, as rentable de la economía, a lo ancho del subsuelo y del espacio electromagnético. El Estado y sector público hoy posee el 65% de los activos económicos, dejando al sector privado servicios, manufactura y financieros que alcanzan la diferencia. Hay que acotar otro “curioso” fenómeno producido por la expansión del sector estatal o publico inducido -feedback- que representa una caída del PIB petrolero a la mitad de lo que marcaba en el 2000, en ese particular el lugar de reducir la dependencia de la renta del petróleo, la incrementa y al ritmo de la expansión de gasto público,

 

Hay que destacar que la reducción del producto petrolero en la economía como un todo es consecuencia directa de una prolongada caída de la inversión en el sector petrolero –nacional y asociados- y que ha alcanzado serios niveles de descapitalización, inducida por la estrategia petrolera de expandir la renta en función de los precios del petróleo para permitir el financiamiento de la expansión fiscal acotada al principio de esta nota reduciendo la inversión y compensando el gap entre la renta del petróleo y la expansión fiscal por vía de un endeudamiento púbico (adicional a PDFVSA) que en 8 años supero el 80% del PIB.

 

El otro factor que coadyuva la caída del PIB petrolero respecto del producto bruto nacional es la distorsión de precios inducida por unos precios relativos –tasa de cambio- pervertidos por una sobre valoración del bolívar representativo por el poder de compra en el mercado internacional, pero insostenible debido a un desequilibrio cambiario que se desnuda con las crisis fiscal y de balanza de pagos iniciada en el 2012 al develarse un flujo de caja negativo en la renta del petróleo, creado en parte por la imposibilidad de financiarlo a través del endeudamiento externo.

 

Por Alexander Guerrero