Ayer le tocó a Kevin Campos, médico residente de Anestesiología del Hospital Pérez Carreño. Recibió una puñalada en el abdomen en un intento de robo, en el piso tres del recinto, a las 6:30 a.m., cuando se dirigía a las residencias a buscar un suéter porque su turno apenas empezaba.
Este hecho causó indignación entre los médicos y enfermeras que allí laboran, quienes protagonizaron una manifestación para exigir al director, Ángel Borrero, la implementación de medidas contundentes contra la inseguridad.
Antonio Iskandar, médico residente de Anestesiología, manifestó que con frecuencia los antisociales desvalijan vehículos. Los pisos de la estructura están desolados y se prestan para la comisión de robos. Debería haber al menos un vigilante en cada nivel de los 11 que integran el edificio.
«Hemos emitido informes a la directiva del centro de salud sobre la situación que padecemos, pero hasta la fecha no hemos tenido respuesta».
Sin heridas pero también víctima de la violencia, en octubre del año pasado un residente de Neurocirugía del hospital Vargas fue apuntado con un arma de fuego, durante una noche de guardia, cuando grupos «colectivos» armados ingresaron a la emergencia a exigir atención para unos heridos de bala. Unos meses antes, en el mismo hospital, también fueron encañonados los empleados del área administrativa para robarles los tickets de alimentación de los empleados.
Agregó Iskandar que en agosto de 2013, sujetos armados interceptaron a una médico en el estacionamiento a tempranas horas de la mañana, para llevarse sus pertenencias.
Juan Campos, primo del médico agredido ayer y también galeno del hospital, informó que Kevin Campos se encuentra estable y que cada cuatro horas debe someterse a radiografías para evaluar la magnitud de la herida. «Nosotros somos de Valencia y nos vinimos a Caracas en búsqueda de mejores oportunidades y para salvar vidas. También la de aquellos que nos agreden».
Los ánimos se caldearon porque los funcionarios de seguridad impidieron el acceso de los medios de comunicación. Los médicos forzaron la reja para permitir la entrada. Se produjo una golpiza que requirió la intervención de la Policía Nacional.
El hampa en otros centros
La historia tiene antecedentes similares en otros recintos, como el Rísquez de Cotiza, donde asaltaron a un doctor y a su paciente en medio de una consulta, o en el Magallanes de Catia, donde los médicos también protestaron en reclamo por la inseguridad. Todo eso también el año pasado.
Olga Machado, secretaria de Asuntos Laborales de la Federación Médica Venezolana, lamenta que hechos de inseguridad y agresiones a los médicos se han convertido en parte de la cultura de los hospitales. «Antes era una problemática aislada, ahora pasa casi a diario y por eso no los reportan».
La FMV recibía denuncias de los colegios del gremio de la salud y una vez reunidas las pasaba a Fiscalía. Pero desde hace unos tres años dejaron de recibir las notificaciones.
Los planes de seguridad que el Gobierno ha implementado en los hospitales han fracasado. En 2011 fue desplegado el Dispositivo Bicentenario de Seguridad en los principales nosocomios de la ciudad, debido a hechos violentos ocurridos en las emergencias. Pero eso no ha detenido los sucesos.
Los galenos de la vieja escuela extrañan la época en que las instituciones eran resguardadas por la PM, que junto con la antigua PTJ y Tránsito Terrestre, tenían mayor control sobre estos centros.
Giovanni Provenza, médico del Periférico de Coche, denunció que, precisamente, las condiciones de inseguridad de los recintos públicos se convierten en una de las principales causas del éxodo de estos profesionales del sector público.
Según la FMV, el déficit de galenos en hospitales alcanza el 50%. Para 2012, unos 13 mil abandonaron los centros públicos. De esa cifra, 57% (7.400 médicos) optaron por emigrar del país. La inseguridad, el deterioro en infraestructuras, la falta de insumos y los bajos sueldos son las constantes quejas.
Fuente EU