Vivir sin sexo: entendiendo la asexualidad
septiembre 20, 2017 9:18 pm

Muchos de nosotros crecimos cuando la programación de MTV consistía primordialmente en videos musicales. Durante mi adolescencia temprana reinaron los clips de bandas de glam-metal —del tipo de Poison, Warrant o Möley Crüe— quienes parecían entablar una competencia por ver quién mostraba a las supermodelos más ardientes con la menos cantidad de ropa posible, antes de ser censurados. La mayoría lograba este delicado equilibrio y, en consecuencia, vender millones de discos. Al mismo tiempo, estos videos fueron el despertar sexual de personas como yo.

 

 

 

Me da un poco de vergüenza admitirlo, pero mis primeros acercamientos con la masturbación fueron detonados por tapas de discos. Me acuerdo en especial una de Slaughter, un grupo insustancial que debutó en 1990 con un disco malísimo llamado Stick It To Ya. En la portada aparecía la playmate (que hoy, gracias al Internet sé que se llama) Laurie Carr, con un bodysuit blanco transparente, atada a una diana como parte del espectáculo circense de un lanzador de cuchillos. A mis escasos 13 años, con una sola imagen, Slaughter me había bombardeando con fetiches como el bondage y la lencería pero, de alguna forma, gracias a ellos, supe que era una persona sexual con una orientación definida y mis experiencias posteriores lo demostraron.

 

 

 

Los hombres solemos ser estereotipados como hipersexuales por estudios que confirman que pensamos en sexo con mayor frecuencia que las mujeres, por la cultura del cine y la televisión que nos presentan como animales sin voluntad que actúan por las órdenes del pene y no del cerebro. Incontables clichés que reflejan solo una parte de la población masculina.

 

 

 

Pero poco, o nada, se habla de los hombres que crecieron con los mismos estímulos, pero que no influyeron en ellos de la misma forma. Se trata de los hombres asexuales. Psychology Today define a este grupo como individuos que pueden “experimentar el amor, la pasión y una profunda admiración en sus relaciones, pero que sienten un deseo sexual”. El portal también los distingue de las personas que tienen una baja libido, “los asexuales crecen sin jamás sentir el deseo de tener sexo con nadie”.

 

 

 

Cuando yo veía aquella portada, mi juvenil cabeza fantaseaba en liberar de sus ataduras a la indefensa supermodelo, llevarla a mi casa, quitarle su bodysuit y hacerle el amor por días enteros. Todo eso mientras exploraba la autosatisfacción. Recordar esos incipientes capítulos de mi vida sexual me hizo preguntarme si las personas asexuales también se masturban.

 

 

 

El periódico The Independent del Reino Unido explica al respecto: “Muchos asexuales tienen un impulso sexual y muchos de ellos se masturban. Pero lo que los hace diferentes es que su libido está disociada de la atracción sexual. Tener un impulso sexual no se traduce en querer sexo. En pocas palabras, puede haber un impulso sexual, pero este no está dirigido hacia alguien”.

 

 

 

Esto resulta sumamente interesante, porque con los años muchos hombres sufren un deterioro en ese impulso sexual. La pérdida de la libido se debe a otras causas que, por lo general, están relacionadas con factores físicos como caídas en los niveles de testosterona o de la hormona tiroidea, el uso de medicamentos y drogas o enfermedades crónicas.

 

 

 

Los especialistas recomiendan que una persona que se considere asexual se someta a distintas pruebas para descartar una causa física subyacente de su condición. Pero también es necesario aclarar que las personas asexuales son felices tal y como son. Sienten atracción por factores como el intelecto, el sentido del humor, unos ojos bonitos o un rostro sincero, solo que a ese encanto no lo sigue un deseo de llevar esas cualidades a la cama.

 

 

 

Vivimos en un mundo en el que la diversidad es más que una moda. Es la oportunidad de que cada ser humano pueda ser el ser humano que le dé la gana ser, y está en todos nosotros no solo aceptarlo, sino celebrarlo.

 

 

 

 

Fuente: GQ México

Por Confirmado: David Gallardo