«Viva Francia, viva la República»
julio 15, 2018 5:40 pm

Griezmann saluda marcialmente al presidente Macron, tras la final en el Luzhniki. FRANCK FIFE AFP

 

Los campeones del mundo celebran con el presidente francés, Emmanuel Macron, un triunfo en el donde el VAR tomó especial protagonismo

 

 

 

«No es normal pitar un penalti así en una final», asegura el técnico croata

 

 

 

Entendió el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, que era día para saltarse el protocolo. Por mucho que Vladimir Putin apenas levantara la ceja. El recuerdo llevó a las escenas de alegría en el palco del Bernabéu en el Mundial ’82 de Sandro Pertini, ex presidente italiano. Macron, en la zona noble del Luzhniki, se levantó del sillón, gritó y apretó los puños ante cada gol francés. Luego bajó al vestuario de los campeones, donde los futbolistas, entre ellos Griezmann, Pogba, Matuidi o Umtiti, le recibieron al grito de «Vive la France et vive la République!».

 

 

 

La consecución de la segunda Copa del Mundo para Francia 20 años después, y tras disputar su tercera final, llevó al júbilo a un grupo joven, granítico en las formas y coloreado con mucho talento. Como el del imberbe Kylian Mbappé -a sus 19 años, el segundo jugador más joven en marcar en una final sólo por detrás de Pelé-, o del futbolista franquicia, Antoine Griezmann. El delantero del Atlético fue escogido mejor jugador del partido definitivo tras haber participado en tres de los cuatro goles de su selección. El torneo lo concluyó el delantero francés con cuatro tantos y dos asistencias en siete partidos disputados.

 

 

 

«Todavía es demasiado pronto para entender qué significa todo esto que acabamos de hacer. Pero ganar el Mundial es algo enorme. Somos un grupo unido y hemos demostrado que nuestra fuerza es increíble. Hicimos historia», declaró Griezmann ya en la sala de prensa del estadio Luzhniki. Allí donde recogió una bandera de Uruguay para echársela a la espalda. Era la manera que tenía el futbolista de recordar a todos aquellos uruguayos que le mostraron el camino hacia el éxito. Especialmente su compañero en el Atlético, Diego Godín, a quien considera poco más o menos que un hermano.

 

 

 

Simulación ante Brozovic

 

 

 

La noche triunfal de Griezmann, sin embargo, también encontró ciertas contradicciones. Antes de que botara la falta en la que Mandzukic se marcó un autogol, el delantero se había dejado caer ante Brozovic. El colegiado argentino, Néstor Pitana, no atendió a las quejas de los futbolistas de Croacia. Mientras que el videoarbitraje entendió que, en la acción posterior del gol, era Vida quien rompía con el pie un posible fuera de juego de Pogba.

 

 

 

 

Hubo aún más turbulencias. Y, según el combinado croata, aún más decisivas para el devenir de la noche. Griezmann, cómo no, sacó el córner para que fuera Matuidi quien rematara. Aunque la pelota acabó golpeando en la mano de Perisic, que había separado el brazo del cuerpo en el salto. La revisión de la acción duró cinco minutos. Finalmente el colegiado, tras atender a la advertencia del VAR y revisar la jugada en el monitor alojado en la banda, decidió señalar penalti. Grizzi no falló, y la cuesta ya fue insoportable para Croacia.

 

 

 

 

«Tres tiros, cuatro goles»

 

 

«Nunca comento los arbitrajes y no quiero perder el tiempo en eso. Pero en una final de la Copa del Mundo no se pitan penaltis de ese tipo [en referencia a la mano de Perisic]. Después de eso fue ya muy difícil para nosotros. Francia defendió su ventaja y jugó al contraataque. Y penamos la mala suerte, un gol en propia puerta y un penalti con el VAR». Dalic, elegante durante todo este Mundial en el que ha reivindicado su valía, quiso también puntualizar: «En cualquier caso, con esto no quiero desmerecer la victoria de Francia».

 

 

 

Mandzukic, Bradaric y Rakitic, abatidos tras la derrota. Sebastião Moreira EFE

 

 

Mostró también su pesar Rakitic ante las decisiones arbitrales del argentino. «Es una pena porque no se revisa la primera jugada, la de la falta a Griezmann, que no lo fue [el VAR no podía entrar en dicha acción]. Y el penalti de Perisic fue muy, muy dudoso», clamó el centrocampista del Barcelona, que abundó: «Entiendo que ellos [la FIFA, se entiende] quieren que con el videoarbitraje mejore todo. Pero si es así, deberá mejorar aún bastante. Ayuda mucho, pero todavía no es perfecto». No quiso Rakitic abandonar el estadio moscovita sin su reivindicación: «Con tres tiros, Francia nos marcó cuatro goles».

 

 

 

Mientras tanto, los futbolistas de Francia, comandados por Paul Pogba, invandían la sala de prensa en la que Didier Deschamps estaba pronunciando su rueda de prensa. Botellas en mano, lanzaron agua a todos los presentes, empaparon a su seleccionador, que se tuvo que secar en la cortina trasera, bailaron, y reconocieron al gran guía del grupo. «¡Deschamps, Deschamps!», gritaban los jugadores al unísono. «Todo será diferente a partir de ahora. No quiero decir que esto vaya a cambiar su profesionalidad, pero cuando eres campeón del mundo no hay nada más». Deschamps sabe de lo que habla.

 

 

El Mundo.es

Francisco Cabezas