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Un sórdido crimen

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Un sórdido crimen


 
 
El final de Jhonny Yánez Rangel no puede ser más terrible. Es un crimen que espanta a cualquiera. No se trata de tener compasión, se trata de poner la atención en una muerte cruenta y especialmente terrible.

 

 

Los especialistas del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses informaron que el cuerpo calcinado en el asiento trasero del Toyota Corolla, placas AG327KM, es el del ex gobernador chavista de Cojedes. El vehículo se encontró en la carretera vieja Caracas-Charallave.

 

 

 
Los familiares llevaron a los forenses la historia dental de Yánez Rangel para compararla con la que se halló y coincidieron. No hay ya dudas de que se trata del teniente coronel.

 

 


Los vínculos de Yánez Rangel con Hugo Chávez son profundos. Lo acompañó en la intentona golpista del 4 de febrero de 1992 y luego fue candidato del Movimiento Quinta República a la gobernación de Cojedes. Se encargó de ese despacho desde 2000 hasta 2008 y de allí vienen las acusaciones que más tarde se le hicieron.

 

 

Diez años después de haber dejado la gobernación se le abrió un proceso ante el Tribunal Vigésimo Quinto de Control en el Área Metropolitana de Caracas por estafa y asociación para delinquir. Le fue dictada privativa de libertad, pero después de presentarse ante el juzgado salió libre en noviembre del año pasado.

 

 

Desde entonces, y a pesar de que en la Contraloría de Cojedes todavía hay procedimientos abiertos que lo señalan por corrupción, Yánez Rangel estaba muy tranquilo. No obtuvo ningún otro cargo en el gobierno ni se le conoce actividad alguna. Apareció quemado dentro de un carro.

 

 


Las fuentes de la policía científica afirman que se trató de un secuestro. Que ocurrió en los alrededores de la Policlínica Metropolitana, en Caracas. Que pagó lo que le exigieron los captores, un reloj de marca y otras pertenencias. A pesar de ello, lo mataron.

 

 

Disipadas las dudas de la identidad del cadáver, lo que muchos se preguntan es si fue una víctima más de delincuentes que cometen cada vez crímenes más cruentos o si se trata de una acción del crimen organizado que va más allá del hampa común.

 

 

Algunos más audaces podrían pensar en los vínculos y los negocios que el teniente coronel fallecido pudiera haber mantenido durante todo este tiempo. Si producto de esas relaciones terminó pagando con su vida.

 

 


Así como ha ocurrido con muchos allegados al régimen que han muerto trágicamente, lo que seguramente se puede esperar es que jamás se sepan las reales circunstancias que rodearon este suceso. Verdades tan sórdidas suelen quedar ocultas. Aunque con el tiempo, todo se sabe.

 

Editorial de El Nacional

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