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¿Un simple “incidente fronterizo”?

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¿Un simple “incidente fronterizo”?

En una nota periodística transmitida por la agencia Efe ayer en la tarde se recogen las declaraciones del ministro de la Defensa de Venezuela, mayor general Vladimir Padrino, sobre el enfrentamiento de tropas de nuestro país con un “grupo armado” no identificado, con un trágico saldo de tres militares muertos y una decena de heridos.

 

 

Como ya es de conocimiento público desde la tarde del pasado 4 de noviembre, la emboscada contra nuestros soldados ocurrió en el estado Amazonas, una zona fronteriza que desde tiempo atrás ha sido considerada de intensa actividad armada ya sea por el hampa organizada, contrabandistas de gasolina, poderosos grupos del narcotráfico internacional o ligados a la explotación de oro y de minerales de alto valor que luego son exportados ilegalmente hacia otros países.

 

 

 

También es harto conocida la presencia de integrantes de las guerrillas colombianas que mantienen en las cercanías de la línea fronteriza sus bases de abastecimiento, de comunicaciones y, en muchos casos, de atención médica profesional que se les presta clandestinamente desde territorio venezolano. Categorizarlos como simples “grupos armados” no parece lo más correcto porque induce a errores de apreciación sobre su larga y continuada presencia en toda la región.

 

 

 

Muchos años han pasado desde que se sabe y se ha notificado la presencia no solo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia sino también del Ejército de Liberación Nacional, organización que se caracteriza por su persistente resistencia a iniciar conversaciones de paz con el gobierno central en Bogotá. Dicho esto, resulta preciso e inevitable que se reconozca que se trata de un problema de larga data y no de un acto que simplemente nos tomó de sorpresa.

 

 

 

La prensa colombiana y la venezolana han recorrido la zona en innumerables oportunidades y dado a conocer a la opinión pública  de los dos países lo que allí ha estado ocurriendo por tantos años. No está de más recordar que este diario ha dedicado amplios reportajes de excelentes comunicadores y de reconocidos fotoperiodistas que permanecieron en esas zonas el tiempo suficiente para darse cuenta del peligro que significaba para Venezuela esa presencia intimidante no para nuestro Ejército, que para eso está preparado, sino para la población civil que vive permanentemente bajo la amenaza de la acción guerrillera, de los grupos criminales y de bandas crueles y violentas.

 

 

 

Decir que estamos ante “un incidente fronterizo” por parte de Colombia a través de grupos armados de ese país es reducir, en mucho, un peligro mayor cuya responsabilidad para combatirlo recae en los dos lados de la frontera. El general Padrino dijo por VTV que la situación es “producto de esa guerra interna que el Estado colombiano no ha tenido la capacidad de resolver a lo largo de más de 60 años y eso coloca a Venezuela como víctima de la agresión colombiana y de sus grupos violentos”.

 

 

Ahora bien, si esa situación en la frontera –como dice el general Padrino– lleva más de 60 años (valga decir, 40 años de la cuarta república y 20 de la quinta), no es tiempo ya de que el Ejército venezolano limpie la zona, redoble su presencia y establezca el orden y la paz para beneficio de los ciudadanos que allí viven y trabajan. ¿No le parece justo, mi general?

 

 

 

Editorial de El Nacional

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