El trato que las autoridades de China reservan a los uigures, una minoría musulmana que habla turco, es una «vergüenza para la humanidad», afirmó una fuente del ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía.
«La política de asimilación sistemática de las autoridades chinas para los uigures turcos es una vergüenza para la humanidad», expresó el portavoz de la cancillería turca, Hami Aksoy, en un comunicado oficial, indicó AFP.
La zona de Sinkiang, la enorme región donde los uigures constituyen la principal etnia, ha sido el escenario de tensiones interétnicas, al punto de haber sido colocada bajo fuerte vigilancia policial en años recientes.
De acuerdo con la nota del vocero de la cancillería, «no es un secreto que más de un millón de uigures (…) son sometidos a tortura y lavado cerebral en centros de concentración y prisiones».
Las acusaciones sobre los centros de arresto para uigures son desmentidas por China, que menciona «centros de formación profesional» contra la «radicalización» islamista.
El gobierno chino asegura que las medidas de seguridad en la región de Sinkiang son necesarias para combatir el extremismo.
«Los uigures que no están detenidos en campos se encuentran bajo mucha presión», apuntó Aksoy, quien llamó a la comunidad internacional y al secretario general de la ONU a «poner un fin a la tragedia humana que ocurre en Sinkiang».
Hasta ahora los principales países musulmanes habían evitado manifestarse sobre este tema, en un claro esfuerzo por mantener buenas relaciones con China, un importante socio comercial.
AFP
