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Tumeremo: Una población herida por la delincuencia y la escasez

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Tumeremo: Una población herida por la delincuencia y la escasez

Las minas ubicadas en el municipio Sifontes del estado Bolívar fueron militarizadas luego de la masacre de 17 personas ocurrida el pasado 4 de marzo, pero la presencia de los cuerpos de seguridad no trajo consigo un descenso de la criminalidad en la localidad. Así lo reseña eltiempo.com.ve

 

 

La zona poblada de Tumeremo parece haber retornado a la normalidad luego de los sucesos ocurridos hace cuatro meses que lo convirtió en el centro de atención del país. Sin embargo la incursión de irregulares y antisociales se ha hecho fuerte en la ciudad. Bajo un calor abrasador, muchos de los habitantes buscan seguir con su rutina diaria en medio del alarmante aumento de hechos delictivos.

 

 

Dada la situación existe una merma de las actividades económicas en el municipio. Tras los operativos de los cuerpos de seguridad que dieron con Jamilton Andrés Ulloa Suárez, alias “El Topo”, se registró una baja en los sectores comercial y hotelero de la localidad. De acuerdo con representantes gremiales en esa región las ventas han caído 80%.

 

 

Las cuatro minas que se ubican en la zona y que distan a cuatro horas del pueblo: Hoja de Lata I y II; Vuelvan Caras y La Salle, fueron tomadas por efectivos castrenses, tras lo cual bajó la movilización de mineros que son los principales compradores del poblado.

 

 

Comercios chinos, casas de compra de oro mantienen su actividad. Pero el trabajo de empleados en las tiendas convencionales no es una opción para sobrevivir dado el alto costo de la vida: los bachaqueros son los que ofrecen los productos de primera necesidad a costos que superan exponencialmente los que se observan en Caracas -un kilo de carne cuesta Bs 14 mil.

 

 

“Los dos mil establecimientos entre mercados, zapaterías, fruterías están en quiebra. Las bodegas desaparecieron y fueron reemplazadas por bachaqueros que ofrecen los productos con mil por ciento de incremento, por encima del precio regulado”, dijo un representante del sector comercial entrevistado por El Tiempo, quien prefirió mantener su nombre en el anonimato por razones de seguridad.

 

 

Advierte que por lo general, en esta región los productos alimenticios son más costosos que en el resto del país.

 

 

“Si bien en Caracas un kilo de harina PAN puede costar entre 500 y mil bolívares, a precio de bachaquero. Aquí se ubica entre dos mil y tres mil bolívares. Los mineros manejan elevadas sumas de dinero, producto de la extracción de oro y esto propicia que los comercios incrementen el valor de su mercancía, dado el poder adquisitivo de los consumidores. Pero no hay quién compre”, puntualizó.

 

 

Muchos insisten en seguir trabajando en las minas, incluso provenientes de toda Venezuela, a pesar de la situación.

 

 

“Tengo una venta de víveres en una de las calles principales de Tumeremo y durante, las últimas tres semanas solo he vendido entre 20 y 25 productos. Aunque los funcionarios de las Fuerzas Especiales del Sebin no están radicadas en el pueblo, sino en las minas para buscar a otros integrantes de la banda del Topo, la gente tiene miedo y no sale de sus casas. A las 5:00 pm las calles están desiertas y me veo en la obligación de cerrar el negocio”, refirió el comerciante.

 

 

Hay quincallerías y zapaterías que llevan dos semanas sin registrar al menos una venta. Luis Gutiérrez, propietario de un local de calzado, manifestó que esta quincena pasó como si no hubiese trabajado.

 

 

“Pareciera que el negocio hubiese permanecido cerrado por varios días. Estoy subsistiendo con los ahorros y tengo a una muchacha encargada. Si la situación no mejora con la reactivación de la actividad minera en la jurisdicción, tendré que despedirla y mudarme a otra región o cambiar de rubro porque tampoco he podido traer mercancía nueva por la paralización de las importaciones. Vivimos en una situación crítica”, relató el comerciante.

 

 

Crisis humanitaria

 

 

El dirigente político del estado Bolívar y exdiputado a la Asamblea Nacional (AN) Luis Beltrán Franco, asegura que la situación de Tumeremo es de crisis severa y argumenta que la continuidad de los crímenes, la deficiencia en los servicios; la escasez de alimentos y medicinas y la inflación desatada están agobiando a la población.
“Tomar las minas ha condenado al pueblo a crisis humanitaria”, apuntó Beltrán Franco.

 

 

Reiteró que en la zona existe una contracción en el mercado laboral. Refirió que los líderes locales plantean que se dé la oportunidad a los pequeños mineros para realizar la actividad con reglas claras.

 

 

El alcalde del municipio Sifontes, Carlos Chancelor, explicó a El Tiempo que el aumento de la criminalidad en la localidad obedece al desplazamiento hacia la zona poblada de Tumeremo de delincuentes que actuaban en al área minera e incluso ejercían la pequeña minería.

 

 

“Hay una situación tensa. La delincuencia sigue gobernando. No había un solo grupo delincuencial, eran varios y ahora esos grupos están en el pueblo”, indicó Chancelor.

 

 

Detalló que hay presencia de la Fuerza Armada Nacional en “El Monte” (la zona de las minas) y al reactivarse la actividad, quienes se quedan ejerciéndola son gente honesta, pero los criminales ahora actúan en el pueblo.

 

 

Chancelor propone que se activen planes de inteligencia y un patrullaje permanente en los barrios para enfrentar la situación. “En Tumeremo hay un toque de queda involuntario, no declarado, a partir de las seis de la tarde”, comentó.
Asimismo propone que se diversifique la economía, se creen centros de acopio y se legalice a los pequeños mineros.

 

 

Hoteles en picada

 

 

Erick Leiva, presidente de la Cámara de Comercio del municipio Sifontes, estima que para el mes de julio unos 30 negocios habrán cerrado, debido a la falta de materia prima por el desabastecimiento y la caída de las ventas.

 

 

“En los próximos días solicitaremos a la cámara municipal un derecho de palabra para discutir la ordenanza de impuestos municipales. Tienen pensado aumentar la alícuota, pese a que estamos en crisis severa”, señaló el dirigente gremial.

 

 

La ocupación hotelera también ha mermado en la región, producto de la inseguridad. En temporada de Semana Santa un promedio de 60 mil personas visitaban esta zona durante su paseo por la Gran Sabana. En esta oportunidad solo el 10% se quedó pernocttando en la zona.

 

 

“Después de la masacre esta región se ha vendido como zona roja. Tengo dos posadas cerca del centro de Tumeremo. Una de ellas es de 15 habitaciones y la otra es de 30 cuartos. En el asueto sólo fueron ocupadas tres. Los turistas extranjeros no vinieron y los de aquí no incluyeron a la Gran Sabana en el itinerario por razones de seguridad”, explicó Juan Itriago, propietario de dos hoteles de la población Indicó que las ganancias obtenidas durante el asueto no alcanzaron para pagar los sueldos de los 10 empleados que tiene como tampoco para comprar insumos
“Debido al desabastecimiento, nos hemos visto en la obligación de adquirir jabones y papel higiénico que son colocados en los sanitarios de las habitaciones en el pueblo de la Línea, en Brasil. Lo pagamos con la moneda de ese país y su costo cuadruplica el costo de esos productos en Venezuela”, refirió el empresario hotelero.

 

 

Aunque Tumeremo no es un sitio turístico, sino de explotación minera y por ello los costos de los bienes y servicios son más altos que en Ciudad Guayana; en Semana Santa hay movimiento turístico. Las vacaciones escolares también propician el repunte de temporadistas, pero Itriago vaticina que esta vez la ocupación hotelera será nula, como ocurrió en la Semana Mayor.

 

 

Luis Zambrano, quien prefirió mantener su nombre en reserva por razones de seguridad, expuso que en el último mes y medio sólo ha reportado el ingreso de 10 clientes en su hospedaje.

 

 

Agregó que mucha gente tampoco quiere quedarse en la zona porque estos delincuentes que no están vinculados a las bandas del Topo y del Gordo tienen azotados los comercios y algunos hoteles.

 

 

“La semana pasada dos hombres entraron al hospedaje y me obligaron a entregar el dinero de la caja. Tuve que darles mis ahorros en vista de que la ocupación ha mermado y no hay ingresos. Voy a dar un compás de espera, hasta diciembre. Si el panorama no cambia, tengo proyectado irme del país, porque la inseguridad en el país es un problema generalizado. No hay un estado que se encuentre a salvo de la inseguridad”, dijo.

 

 

La Patilla

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