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Trump tomará posesión con la mitad de popularidad que Obama

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Trump tomará posesión con la mitad de popularidad que Obama

Sólo le apoyan cuatro de cada diez, pero la mayoría creen que la economía mejorará

 

 

La impopularidad de Donald Trump es incuestionable. Las últimas encuestas publicadas sitúan a los estadounidenses en contra de su nuevo presidente, con datos que no se habían registrado nunca en la historia moderna del país: el magnate tomará posesión con la mitad de respaldo que Barack Obama (44% frente al 83%, según datos de Gallup) y es el primer presidente en 40 años que accede al cargo con más rechazo que apoyo de la opinión pública. Sin embargo, no todos los datos son negativos para Trump. El nuevo inquilino de la Casa Blanca, aunque no resulte simpático, se presenta con una imagen de eficacia y resolución que le puede beneficiar en su gestión, si convierte en realidad sus promesas económicas y de lucha contra el terrorismo. Son los únicos asuntos en los que una mayoría clara, en torno al 60%, confían en su buen hacer.

 

 

 

Los sondeos publicados vienen a confirmar que el nuevo mandatario llega al Despacho Oval muy desgastado. Méritos ha hecho. Su larga campaña de insultos y descalificaciones, que ha mantenido durante la etapa de transición, demostrando que es parte de su forma de ser pero que disgusta a amplias capas de la población, le ha granjeado una amplia antipatía. Y no sólo entre los sectores más liberales o de izquierda. La última encuesta, difundida ayer por «The Washington Post», refleja que sólo cuatro de diez respaldan al controvertido líder. Mientras que un 54% lo rechazan. El sondeo de Gallup arrojaba un 44%-51%. Un repaso a las últimas cuatro décadas permite compararlo con Ronald Reagan (1981-1989), que para muchos es quien más puede asemejarse al neoyorquino, por ser el más «outsider»: un actor de Hollywood que, aunque hubiera tenido experiencia como sindicalista en el mundo del cine, era visto como un advenedizo.

 

 

 

El caso Bush

 

Tampoco George W. Bush (2001-2009) lo tenía fácil ante una parte de los estadounidenses, el siguiente presidente con menos apoyo, que ya había sufrido previamente el deterioro de 36 días de bronca política por el puñado de votos que se disputaban en Florida para dilucidar la Presidencia, frente al demócrata Al Gore. A pesar de ello, Bush tomó posesión con un 61% de popularidad, más de veinte puntos por encima de la que acumula Trump. Del resto de presidentes de las últimas cuatro décadas, todos aprobaban ante la opinión pública de forma holgada cuando llegaron al poder: Jimmy Carter (1977-1981), con un 78%; George W. H. Bush (1989-1993), con un 65%, y Bill Clinton (1993-2001), con un 68%. Obama, con la mayor popularidad de la historia reciente (83%), ni siquiera estaba mal visto entre los votantes republicanos, que le otorgaban una media del 62% cuando desembarcó en la Casa Blanca.

 

 

 

Pero también es evidente que Trump se presentará el viernes ante los estadounidenses con una reconocida imagen de buen gestor. Las virtudes que la opinión destaca de él vienen a coincidir con el perfil de candidato que demandaban en la campaña electoral, con decisión y ejecutivo. Y con la economía y la seguridad como grandes preocupaciones. Son los asuntos para los que los norteamericanos confían en Trump.

 

 

Puntos fuertes

 

 

Una mayoría de estadounidenses creen que el nuevo presidente hará «un buen o excelente trabajo» en gestión económica (61%), creación de empleo (59%) y lucha contra la amenaza terrorista (56%). Son los puntos fuertes de un presidente que deberá avalar esa expectativa con hechos. En materia de empleo no lo tendrá fácil, ya que el 4,6% de tasa de paro que deja Obama es la más baja desde antes de la recesión económica.

 

 

 

Los asuntos de gestión en los que Trump sale peor parado ante los estadounidenses son, por este orden, los relacionados con las mujeres (37%), las cuestiones raciales (40%), la reforma sanitaria y las crisis internacionales (44%). Su reciente enfrentamiento con la OTAN y la Unión Europea no está ayudando precisamente a una mejora de la imagen del nuevo presidente. En cuanto a la cuestión sanitaria, la anunciada supresión o sustitución del Obamacare, el sistema de cobertura mediante seguros, genera inquietud en sus beneficiarios.

 

 

 

Por Confirmado: Ismeidy Pico

Fuente: ABC

Fotografía: Referencial

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