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Triunfos de la prensa

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Triunfos de la prensa

En anterior ocasión tratamos aquí el tema de la batalla que libra la prensa independiente de Estados Unidos contra las presiones del Ejecutivo, que buscan arrinconarla mediante ataques arteros y sin fundamento. Valoramos  entonces el trabajo de la prensa libre como baluarte de las libertades cívicas y como fundamento para evitar el desmantelamiento de un Estado democrático. Hoy debemos hacer lo mismo con el triunfo que han obtenido los medios de comunicación de España, en el descubrimiento de anomalías capaces de perjudicar a la sociedad y merecedoras de una sanción colectiva.

 

 

Hace apenas un par de días, la ministra de Sanidad del gobierno español presentó su renuncia debido al descubrimiento por los periódicos de irregularidades en el trabajo de posgrado que había presentado  para engordar el currículo a través de malas artes. Al principio trató la ministra de justiciar su conducta, de presentarse como alumna regular de las materias que había cursado en la universidad y, por supuesto, como víctima de una tenebrosa conspiración de inconfesables propósitos. En primera instancia recibió el apoyo del presidente del gobierno, pero las evidencias presentadas por los periodistas condujeron a la necesidad de que la ministra dimitiera.

 

 

 

 

Antes de lanzar la acusación, la prensa estudió con detenimiento el caso. Se detuvo en los expedientes de la universidad y en la carrera particular de la señora, habló con funcionarios del posgrado y con compañeros de los cursos, para evitar el inicio de una aventura irresponsable que pudiera conducir a consecuencias injustas. Cumplidos tales requisitos, lanzó la acusación que ha conducido a la salida de una funcionaria deshonesta, de una alta empleada mentirosa. El presidente del gobierno no tuvo más remedio que aceptar su salida, y nombrar una reemplazante sin manchas parecidas.

 

 

 

Antes, hace cerca de noventa días, una investigación de la prensa española descubrió que el recién nombrado ministro de la Cultura había cometido irregularidades en el pago de sus impuestos. Buscó los expedientes del caso y los ventiló ante sus lectores, para que al responsable de engañar al fisco saliera de su despacho sin siquiera tener  tiempo para calentar la silla.

 

 

 

La contundencia de los documentos presentados por los reporteros y el impacto que provocó cuando apenas se estrenaba el gobierno del PSOE, obligaron a una solución perentoria que fue respaldada por el público mientras los compañeros de gabinete y el propio  jefe guardaban silencio.

 

 

 

Los que se preguntan por la importancia del trabajo periodístico encuentran respuesta cabal en los dos episodios brevemente relatados, así como también en el recuerdo de lo que hacen en Estados Unidos contra las presiones del presidente Trump.

 

 

 

De allí el interés de la dictadura venezolana por silenciar a los periodistas, por evitar la existencia de un contrapeso de sus fechorías; y, desde luego, la obligación que tenemos en esta tribuna  de llamar la atención sobre cómo la libertad de prensa trae beneficios de transparencia y de control de los poderosos, algo que conviene mantener y defender para salud de la colectividad. Sin prensa libre, los poderosos imponen su voluntad  y burlan a los gobernados.

 

 

 

Editorial de El Nacional

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