Familias golpeadas por el duelo se concentraron el domingo en iglesias de Santa Fe, en el suroeste de Texas, en busca de ayuda espiritual después de un tiroteo masivo en un colegio de secundaria de la ciudad, la última masacre de este tipo en Estados Unidos.
Mientras los investigadores federales buscan el motivo que llevó a un estudiante a matar a ocho compañeros y dos profesores y herir a 13 más, se aguardaba el primer servicio fúnebre de una de las víctimas, un estudiante de intercambio de Pakistán, previsto para el domingo por la tarde.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, asistió a una homilía en la Primera Iglesia Bautista de Arcadia, al lado de la escuela de secundaria de Santa Fe, donde estudiantes y residentes han dejado flores, mensajes y peluches en recuerdo de los que allí murieron.
«Estamos aquí para apoyarlos», aseguró Abbott a los miembros de la congregación. Antes, el gobernador había abrazado y hablado con sobrevivientes de la masacre, e instado a los padres a mantenerse fuertes.
Mientras el sudeste de Texas está de luto, la discusión política se centra en cómo proteger mejor a ciudadanos e instalaciones, como escuelas, en un país donde las armas de fuego se han convertido en una parte más de su estilo de vida.
El vicegobernador de Texas, Dan Patrick, defendió la seguridad en las escuelas, un postura que ya sostuvo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, después de un tiroteo en Parkland, Florida, en el que murieron 17 personas.
«Necesitamos maestros armados, capacitados, por supuesto, no solo cualquiera que tenga un arma de fuego, capacitados para controlar a los tiradores en las escuelas», dijo Patrick a CNN.
Monica Bracknell, de 18 años, explicó que a ella y otros mayores se les permitió entrar en la escuela el sábado para retirar sus pertenencias y quedaron «conmocionadas» por el estado en el que estaban las aulas y los pasillos.
«Había paneles de yeso y cosas por el suelo», relató.
Después de reunirse con Abbott en la iglesia, la adolescente recalcó que el debate debería enfocarse menos en los derechos a tener armas y más en mejorar la seguridad.
«Joven inestable»
«Obviamente ese joven es inestable y sabía que había fallos en el sistema escolar para entrar a las aulas», argumentó Bracknell.
El domingo se conocieron más datos de Dimitros Pagourtzis, de 17 años, detenido por cargos de homicidio capital, por los que podría enfrentar la pena de muerte.
Shana Fisher, una estudiante de la escuela, había rechazado durante meses a Pagourtzis, hasta que la semana pasada le dejó claro en medio de una clase que no saldría con él, según relató su madre al canal CNN.
Fisher es una de las 10 víctimas mortales: «Uno de los cartuchos de la escopeta fue para mi hija», relató Sadi Baze. «Ella nunca va a entrar de nuevo por la puerta principal».
El sábado, el jefe de la policía del Distrito Escolar Independiente de Santa Fe, Walter Braun, dijo que uno de sus oficiales se encontraba en estado crítico pero estable, después de que ese agente y otro se enfrentaran al tirador en la escuela.
El juez del condado de Galveston, Mark Henry, le negó a Pagourtzis la posibilidad de fianza, y afirmó que «en su declaración dijo que actuó solo».
El atacante ejecutó la masacre con una escopeta y un revólver del .38 que su padre tenía legalmente.
