Solo los gobernadores chavistas juraron su cargo ante la Constituyente
octubre 19, 2017 3:52 am

Los cinco opositores rechazan la legitimidad de la Asamblea Nacional de Nicolás Maduro

 

 

La Asamblea Nacional Constituyente organizada unilateralmente por el chavismo ha juramentado este miércoles a los 18 nuevos gobernadores oficialistas a los que el Consejo Nacional Electoral (CNE) -obediente al Gobierno- otorgó el triunfo tras las elecciones regionales del domingo.

 

 

La ceremonia se llevó a cabo cuando todavía no se han disipado las dudas sobre los resultados de los comicios, que contradijeron los pronósticos de las encuestadoras y que algunos voceros de la alianza opositora, la Mesa de Unidad Democrática (MUD), señalan como producto de un fraude masivo.

 

 

Los cinco candidatos opositores que también fueron proclamados vencedores por el CNE en la jornada del domingo no acudieron al acto. La legislación venezolana no prevé que ninguna autoridad electa preste juramento ante la Constituyente. Pero este cuerpo deliberativo, que desde que se instaló el pasado 6 de agosto sin ningún representante de oposición no ha discutido ni un artículo de la nueva Constitución que pretende redactar, se reservó funciones legislativas de las que despojó a la Asamblea Nacional, de mayoría opositora. La pretensión del chavismo de que los nuevos gobernadores tomaran posesión en la Constituyente pareció una provocación para los nuevos jefes regionales de oposición, que no reconoce al organismo.

 

 

Sin embargo, en tono conciliatorio, la presidenta de la Constituyente, Delcy Rodríguez -excanciller del Gobierno de Maduro-, invitó durante la sesión del miércoles a que los gobernadores de oposición, a quienes agradeció su reconocimiento «a los contundentes resultados del domingo», se presenten a dialogar con el plenario. La Constituyente solo ordenó a los gobernadores que asuman sus cargos ante los consejos legislativos regionales, el equivalente en provincias del parlamento.

 

 

 

Entre los 18 gobernadores chavistas nombrados este miércoles se encontraba el general retirado de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Justo Noguera Pietri, el último candidato acreditado como ganador por el CNE. El organismo electoral lo proclamó en la madrugada como nuevo gobernador del Estado de Bolívar, la entidad más grande del país, que abriga el núcleo de la industria pesada estatal, ricos yacimientos minerales y recursos hídricos. La decisión del árbitro electoral puso fin a un suspenso de más de 48 horas, en las que Noguera y el candidato de oposición, Andrés Velásquez, disputaron cabeza a cabeza la gobernación.

 

 

 

La ventaja final que el CNE otorgó al candidato oficialista fue de poco más de mil votos. Sin embargo. Velásquez, exdirigente sindical de la zona, exgobernador entre 1989 y 1995, y candidato presidencial en 1993, aseguró haber sido el elegido por los votos populares. Desde el domingo en la noche estaba acampando, junto a decenas de sus seguidores, frente a la sede local del organismo electoral, para evitar la consumación de lo que calificó como un fraude.

 

 

Velásquez ha sido capaz de mostrar al público inconsistencias entre las actas de cierre de determinadas mesas y los resultados oficiales. En ello ha tenido más éxitos que los dirigentes nacionales de la coalición opositora. El propio domingo en la noche, el vocero de la MUD, Gerardo Blyde, anunció que la oposición no reconoció los resultados «sobre los que tenemos profundas sospechas».

 

 

 

Desde entonces la MUD no ha sido muy diligente en la obtención de pruebas que permitan establecer que hubo fraude en el proceso. Algunos dirigentes, como el derrotado candidato para la gobernación del estado de Miranda, Carlos Ocariz, ofreció declaraciones en las que enumeraba el ya tradicional rosario de irregularidades -como el uso de bienes públicos por parte de los candidatos oficialistas, la mudanza arbitraria de centros de votación o la negativa del CNE a informar oportunamente de los cambios en las candidaturas, entre otras- en las que normalmente incurre el sistema electoral. Pero no se aprecia la misma intensidad en las denuncias entre los dirigentes de opsición.

 

 

Cuatro de las cinco gobernaciones obtenidas por la oposición -que hasta ahora tenía tres bajo su control- corresponden a candidatos del partido Acción Democrática (AD), la organización socialdemócrata dominante durante los 40 años previos a la llegada de Hugo Chávez al poder. El martes, en un programa de televisión, el secretario general de AD, Henry Ramos Allup, desechó las hipótesis de un posible fraude, mientras atribuía la derrota opositora a la abstención promovida desde sus propios flancos más radicales.

 

 

 

Precisamente el martes, María Corina Machado, dirigente del movimiento Vente y una de las caras más representativas de la disidencia de la MUD -de la que hizo distancia en agosto- denunció la pobre coordinación que los «cogollos» o cúpulas dentro de la alianza habían alcanzado. Machado, que no llamó abiertamente a la abstención en las elecciones del 15 de octubre, sí reveló su intención personal de no votar para evitar la legitimación de las instituciones de lo que califica como «la dictadura».

 

 

 

Hasta este miércoles no se había pronunciado sobre la debacle electoral el dos veces candidato presidencial de oposición, Henrique Capriles Radonski, gobernador saliente del estado de Miranda, bastión opositor conquistado al fin por el chavismo. Su mutismo contribuía a fortalecer la sensación de desbandada y confusión que ofrece la oposición, una situación que el oficialismo se prepara para aprovechar pues, según rumores persistentes, se apresta a convocar las elecciones de alcaldes el próximo mes de diciembre.

 

 

El País

EWALD SCHARFENBE