Sistema biométrico genera dudas a la población
agosto 29, 2014 10:25 am

La idea del presidente Nicolás Maduro de supervisar compras de productos básicos en Venezuela a través de captahuellas desató una ola de interrogantes sobre un plan que debería estar operativo en tres meses.

 

Las dudas van desde si el programa será obligatorio o voluntario -esta última posibilidad fue introducida por Maduro en un discurso posterior al anuncio de la implementación del proyecto- hasta cómo se controlarán las compras a menores y extranjeros y cuáles serán los productos vigilados y en qué límites.

 

El plan, tildado por la oposición de «tarjeta de racionamiento cubana», fue anunciado en un marco de inflación superior al 60% interanual y aguda escasez de productos básicos.

 

Obligatorio, pero voluntario

 

«El captahuellas es un sistema liberador…y el compañero Andrés Eloy (Méndez, superintendente de Precios Justos, a cargo del programa) le dijo a los empresarios de automercados privados que es voluntario», dijo Maduro el martes.

 

La semana previa, al anunciar su idea, explicó que ya había ordenado la aplicación de un «sistema biométrico en todos los establecimientos y redes de las cadenas distribuidoras y comerciales».

 

Para Henrique Capriles, gobernador de Miranda, el cambio fue un signo de flaqueza. «Me dicen que Nicolás (Maduro) reculó y ahora la ‘papahuella’ (captahuella) será voluntaria, que nadie acepte esa violación a derechos constitucionales!», escribió en su cuenta de Twitter.

 

«Tenemos un poco de inquietud por saber si el carácter voluntario va a ser para los comercios o también para los consumidores», acotó Luis Rodríguez, presidente de la Asociación de Supermercados.

 

¿Para quién?

 

Otra interrogante reside en qué base de huellas dactilares será utilizada, si la del sistema que alimenta la expedición de cédulas de identidad o la del Consejo Nacional Electoral (CNE), ambas incompletas.

 

Méndez se inclinó por la del CNE en la cual, por definición, faltan niños, adolescentes y un par de millones de extranjeros, legales o indocumentados.

 

Sobre los menores de edad la respuesta oficial cuando menos sorprendió: a un adolescente «lo mandas al abasto (pequeña tienda) no al supermercado», dijo Méndez sin terminar de despejar la duda.

 

¿Qué, cuánto, cómo, cuándo?

 

Los productos que serán supervisados y las cantidades topes siguen sin ser definidos, lo mismo la forma y el tipo de sanción a quienes los violen.

 

«El sistema va a generar una alerta cuando se hagan compras exorbitantes que salgan del estándar de la familia venezolana. Ese consumidor va a ser bloqueado», dijo Méndez.

 

EL IMPULSO