Sin condena y «silenciado»: así está Antonio Ledezma, a dos años de su detención por el gobierno
febrero 20, 2017 3:58 pm

«El 19 de febrero sucedió algo que sabíamos que tarde o temprano iba a suceder porque en muchísimos momentos a mi padre lo vivían amenazando». Así recordó Antonietta, hija de Antonio Ledezma, esa triste fecha en la que su padre, el alcalde metropolitano de Caracas, fue «secuestrado» por el Servicio de Inteligencia Bolivariano (Sebin).

 

 

 

Este domingo se cumplen dos años de su detención. Al igual que decenas de presos políticos del régimen de Nicolás Maduro, el dirigente de Alianza Bravo Pueblo (ABP) aún no fue condenado. Apenas se le realizó una audiencia preliminar. La misma debía tener lugar 45 días después de su detención. Pero recién se llevó a cabo un año después.

 

 

 

El alcalde metropolitano está acusado por «conspiración» y «asociación para delinquir». Delitos por los que las autoridades chavistas pretenden condenarlo a 26 años de prisión. Pero después de dos años, las pruebas siguen sin aparecer. «Está en un limbo jurídico porque no existe prueba alguna que no sea fabricada por el gobierno de Maduro en la que se lo pueda inculpar absolutamente de nada», declaró Antonietta, en diálogo con Infobae.

 

 

 

El día de su detención, el líder opositor fue trasladado a la prisión de Ramo Verde, la misma en la que se encuentra Leopoldo López. Allí permaneció hasta que a raíz de una hernia inguinal debió ser operado y se le permitió estar bajo arresto domiciliario.

 

 

 

El estar en su casa, no obstante, no lo exenta de los constantes acosos y violaciones a sus derechos por parte de las autoridades chavistas. Las 24 horas del día su residencia está «vigilada» por agentes del Sebin, está imposibilitado de tener contacto con el mundo exterior y ni siquiera goza de privacidad. «No ha podido salir de las cuatro paredes del apartamento en todos estos meses. Está totalmente silenciado (…) Convirtieron mi hogar en una prisión», señaló la joven de 25 años, quien a raíz de esta situación y de las «amenazas» que sufrió la familia debió exiliarse, como tantos miles de venezolanos.

 

 

 

Tanto Antonietta como sus otros hermanos, e incluso su madre, Mitzy Capriles de Ledezma, son permanentemente perseguidos. «Todos nuestros teléfonos son totalmente interceptados» por el régimen. Pero a pesar de vivir esta «dura» e «injusta» realidad, la licenciada en Psicología en estos dos años se aferró a la «fortaleza» y «orgullo» que siempre le inculcó su padre.

 

 

 

«Han sido dos años sumamente largos, sumamente difíciles, pero estoy segura de que todo esto va a tener un fruto porque no nos vamos a rendir (…) Vamos a continuar luchando y esto es algo que me ha enseñado mi padre. Es una lección que me ha dado desde el momento que lo detuvieron».

 

 

 

En estos 24 meses, la situación del país se tornó alarmante. Pero la joven aclaró que el desangre de Venezuela comenzó hace ya 20 años, desde la llegada de Hugo Chávez al poder: «Chávez era un dictador también; su legado ha sido continuado por Maduro». «Estas son las secuelas y las siembras de odio que dejó Hugo Chávez en el país». Y no dudó al momento de considerar que su padre también hubiese sido un preso político si el ex presidente continuaba en el poder.

 

 

 

Desabastecimiento, inseguridad, crisis económica, política y social. Ese es el triste panorama que sufre a diario el venezolano, ese que «ya está cansado de que se pisotee su dignidad»; «de hacer colas, de hacer frente a la inseguridad». «El venezolano quiere un cambio», remarcó en varios pasajes de la entrevista Antonietta. Ese ansiado «cambio» que ya se vio reflejado en las pasadas elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, en las que la oposición se impuso sobre el chavismo. Ese «cambio» que exigieron millones de ciudadanos en las multitudinarias marchas del último año. Ese «cambio» que buscó impulsar la oposición a través del referendo revocatorio a Maduro, pero que, como ante cada recurso por más constitucional que fuera, fue manipulado y rechazado por la justicia chavista.

 

 

 

«Nos han vulnerado todos los derechos, como el derecho a ir a elecciones. El año pasado estábamos supuestos al referendo revocatorio, como lo pauta la Constitución. Al Gobierno no le convenía. El Gobierno quiere que el ciudadano vote, pero no que elija», fustigó la hija de Antonio Ledezma.

 

 

 

Pese a tantos atropellos, advirtió que el régimen «está totalmente debilitado», consciente de que «tiene los días contados». La oposición, en tanto, «se encuentra unida, a pesar de muchas diferencias» porque busca lo mismo: la salida de la dictadura. Pero para ello, también es importante la «solidaridad internacional». Si bien hubo varios ex presidentes como los colombianos Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, entre otros, que repudiaron de lleno al gobierno bolivariano, Antonietta reconoció que todavía el pueblo venezolano necesita «mucha más solidaridad». «No pedimos clemencia, ni lastima. Pedimos solidaridad». En esa línea, y ante las recientes sanciones aplicadas por el gobierno de Donald Trump sobre el vicepresidente Tareck El Aissami, acusado de narcotráfico y vínculos terroristas, aseguró que el llamado a esta nueva gestión en Estados Unidos no cambia en nada a lo que fue con el ex presidente Barack Obama. «Lo que pedimos es solidaridad internacional (…) de la misma forma que se la pedimos a Obama se la pedimos ahora a Trump (…) porque a nuestro país lo están destruyendo».

 

 

 

Mientras tanto, Ledezma hoy «sigue luchando por la democracia». Vive bajo la sombra de la opresión chavista, pero con la convicción de que cada vez falta menos «para rescatar a Venezuela de la dictadura», y con la tranquilidad de que «cada día está más seguro de sus ideales». Esos mismos ideales a los que no renunció cuando sabía que tarde o temprano sería privado de su libertad. «Ustedes saben donde están mis oficinas, aquí estoy porque no he hecho nada malo», eran sus constantes respuestas ante las amenazantes advertencias del chavismo.

 

 

 

Maduro tiene las manos llenas de sangre

Maduro, en cambio, gobierna con el «miedo a voces como las de Ledezma o López que se encargan de denunciar la violación de derechos humanos, la crisis humanitaria, la crisis no solo social, sino política y económica». La joven incluso le envió un mensaje al presidente: «Le diría que abandone el poder porque tiene las manos llenas de sangre. Son millones de madres a las que les ha tocado enterrar a sus hijos en manos de la delincuencia. Le diría que dé la cara ante todas las injusticias que hoy sufren familias como la mía, familias como las todos los presos políticos…».

 

 

 

Antonietta no dudó de que, pese a la situación crítica del país, «el cambio está cerca». Y cuando eso ocurra, aseguró que su padre, quien «sacrificó su libertad» para garantizarle a esta generación un mejor país, «seguirá luchando» por la reconstrucción de Venezuela. «Esto va a pasar, porque todas las dictaduras caen», concluyó, tajante.

 

 

 

Fuente: Infobae

Por Confirmado: David Gallardo