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Sigue la pesadilla diplomática

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Sigue la pesadilla diplomática

Dicen las informaciones llegadas de Europa, vía la agencia de noticias Efe, que el “ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, apuesta por compatibilizar la búsqueda de una salida negociada con el mantenimiento de la presión al gobierno de Venezuela” como única posibilidad de hacer avanzar la situación y la resolución de la crisis.

 

 

No podía ser de otra manera porque, a menos que el señor Josep Borrell esté incapacitado para ver y oír, cosa que no creemos porque se le nota rozagante y muy dueño de sí mismo, las pruebas y evidencias que condenan al régimen civil y militar bolivariano es de amplio conocimiento para cualquiera que, como él, tiene a su disposición suficiente personal a su servicio para colocar sobre su escritorio no solo los documentos, denuncias y reclamos formulados por una amplísima gama de líderes políticos de altura, de ex presidentes de América Latina y de personalidades vinculadas a la lucha por los derechos humanos, a los cuales puede acudir y escuchar de viva voz la tragedia que vive hoy el pueblo de Venezuela.

 

 

 

Con escasísimas excepciones, señor Borrell, valga recordar Cuba, Nicaragua, Rusia, China y Corea del Norte, el mundo entero ve con estupor la situación, o mejor dicho el infierno que padece Venezuela. Pero usted prefiere mirar hacia otro lado, hacerse el indiferente y dejar que el tiempo y las conversaciones de sobremesa alejen las preocupaciones y calmen las exigencias de esos fastidiosos venezolanos que se resisten a formar parte de una malhadada república comunista al estilo Cuba.

 

 

Resulta más que evidente su indiferencia, pero a la vez también resalta ¡ay¡ su indolencia y su frialdad a la hora de condenar con dureza y sin dudar estos delitos cometidos por un gobierno que insiste en irrespetar los derechos humanos y los principios democráticos. Quedarse callado o darle un capotazo al asunto no es lo que le corresponde a un líder español, a un socialista europeo, o un destacado integrante del gabinete del presidente Pedro Sánchez.

 

 

No crea usted que su actitud no era previsible, claro que lo era desde el mismo momento en que el PSOE decidió ir de la mano, en comandita, con el líder de Podemos. Los de Podemos medraron en Venezuela y consiguieron suficientes recursos económicos fingiéndose asesores de la república bolivariana. De manera que hay que cuidarse porque sus enseñanzas y consejos ayudaron a conducir a la ruina a un país que alguna vez fue próspero, de brazos abiertos, cálido y solidario amigo de esa España en el destierro. ¡Qué rápido se olvidan los pasos de la historia!

 

 

Y sin embargo, señor Borrell, hay tiempo para rectificar y para unirse a la decisión de la Unión Europea de “extender durante un año las sanciones contra Venezuela con las que busca presionar al gobierno de Nicolás Maduro para que restablezca la democracia y los derechos humanos en el país”, como bien lo informa en un despacho de prensa la agencia Efe.

 

 

La Unión Europea no ha tomado esta decisión porque le ha venido en gana. La explica muy bien y de una manera que no deja en el aire duda alguna: “A la vista del continuo deterioro de la situación en Venezuela, el Consejo de la UE ha decidido renovar las medidas restrictivas actualmente en vigor hasta el 14 de noviembre de 2019”.  Gracias, amiga Federica Mogherini.

 

 

Editorial de El Nacional

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