La conferencia de París reclama al nuevo presidente de EE UU que sea prudente
enero 16, 2017 4:11 am

 

Setenta países piden a Trump evitar iniciativas unilaterales sobre Oriente Próximo

 

 

 

La Conferencia para la Paz en Oriente Próximo celebrada este domingo en París se ha convertido en un llamamiento a la nueva Administración estadounidense de Donald Trump. “Le hemos demostrado la voluntad de la comunidad internacional por la paz en la perspectiva de los dos Estados», ha explicado el anfitrión de la cumbre, el ministro francés de Exteriores Jean-Marc Ayrault, que ha considerado una provocación el proyecto de trasladar la embajada estadounidense a Jerusalénpor ser “una iniciativa unilateral”. La conferencia ha reunido a 70 países sin las dos partes implicadas -Israel y Palestina- para urgirles a ambas a que se sienten a negociar.

 

 

A las críticas israelíes a la conferencia de París se ha unido una circunstancia extraordinaria que ha sembrado aún más la incertidumbre sobre la utilidad de la reunión. La Administración de Donald Trump, cuyo mandato comienza el próximo día 20 ha evocado la posibilidad de cambiar su política en la zona. El temor a que un actor tan fundamental se descuelgue del consenso internacional ha rondado en la conferencia. “Confiamos en que, al final, se reconsidere esa idea” [sobre el traslado de la embajada], ha expresado Ayrault. «No está de más recordar que la única solución posible es la creación de dos Estados; recordarlo justo antes de que entre la nueva Administración de Donald Trump», se insiste en el Ministerio de Exteriores francés.

s
El primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, ha criticado duramente la organización de esta reunión en París. «Esta conferencia es la última sacudida del mundo de ayer. Mañana se verá muy diferente y el mañana está muy próximo», añadió ayer durante la reunión semanal de su Gabinete en una evidente referencia al relevo en la Casa Blanca.

 
Netanyahu afirmó que la reunión parisina era “inútil” y la calificó, de nuevo, de intento orquestado de «forzar a Israel a aceptar compromisos en contra de sus intereses». Insistió en que la conferencia solo conseguirá «alejar la paz» ya que esta no puede llegar más que de las negociaciones bilaterales directas entre israelíes y palestinos.

 

 

 

El presidente francés François Hollande le dio ayer la razón. Solo el diálogo entre las dos partes podrá desembocar en un acuerdo de paz, pero defendió su iniciativa internacional: «Pretende ser útil y propiciar el diálogo entre ambas partes».

 

 

 

Pero Israel rechaza la mediación francesa. Como temía su Gobierno, la reunión internacional de París no solo ha recordado la urgencia de resolver este conflicto con la creación de dos Estados (aunque Francia, paradójicamente, no ha reconocido aún el Estado palestino). También ha pedido que cesen los asentamientos judíos iniciados en 1967. Hoy, 600.000 colonos están establecidos en Cisjordania y Jerusalén Este. Hollande ha insistido sobre este asunto, aunque también ha condenado, como el resto de las 70 delegaciones, el atentado sufrido en Jerusalén el pasado día ocho en el que murieron cuatro militares israelíes y cualquier tipo de violencia. Los reunidos en París han coincidido en que no hacer nada contra la situación es dejar el campo libre a los extremistas.

 

 

 

Ayrault, en nombre de los participantes, cree que la situación es peligrosa y preocupante y que la falta de diálogo está alejando la solución.

 

 

 

Ese diálogo directo se percibe hoy casi imposible. El Gobierno francés quiso reunir en París a Netanyahu y el presidente palestino Mahmud Abbas justo después de la conferencia. El primero rechazó la invitación. Habría sido un broche de oro para esta iniciativa internacional.

 

 

 

Victoria relativa

 
Francia ha logrado, eso sí, una victoria relativa al conseguir reunir a 70 países, más del doble que en la reunión anterior del 3 de junio también celebrada con la clamorosa ausencia de Israel y Palestina.

 

 

 

Esta conferencia de paz ha llegado en un pésimo momento para Israel. El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el 23 de diciembre pasado la resolución 2334 contra los asentamientos israelíes en Palestina. Votaron todos sus componentes a favor, incluida Francia, miembro permanente, menos Estados Unidos, que se abstuvo, lo que generó un gran malestar en Israel contra la Administración de Obama. El comunicado final de esta reunión dominical ha llamado la atención sobre ello. Ha participado el secretario de Estado americano, John Kerry, un político que ha colaborado activamente en las negociaciones. Pero Kerry, esta vez, apenas ha estado unas horas en París.

 

 

 

 

Durante estos meses, la comunidad internacional comprometida con la paz en Oriente Próximo ha intentado aumentar la asistencia económica a la región, reforzar la capacidad palestina para construir un Estado y relanzar un debate de la sociedad civil.

 

 

 

Entre los 70 países que se han dado cita en París están todos los miembros de la Unión Europea, los quince miembros del Consejo de Seguridad, los del Cuarteto y los de la Liga Árabe, entre otros.

 

 

GABRIELA CAÑAS
LOURDES BAEZA

El País
París / Jerusalén