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ENH: Robo de armas alimenta espiral de violencia en Venezuela

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ENH: Robo de armas alimenta espiral de violencia en Venezuela

 

Espectaculares asaltos contra la Guardia Nacional revelan fortalecimiento de organizaciones delictivas

 

 

Expertos temen que armas podrían ser usadas en lucha armada contra eventual nuevo gobierno

 

 

Sospechan matrimonio entre el hampa y la subversión izquierdista
Un narcotraficante que se identificó como “El Menor” muestra sus armas en Caracas en noviembre del 2007. El cuerpo de un presunto asaltante muerto durante un intento de robo en el sector de Caracas conocido como La Castellana, en noviembre del 2008. Un narcotraficante que se identificó como “El Menor” muestra sus armas en Caracas en noviembre del 2007. El cuerpo de un presunto asaltante muerto durante un intento de robo en el sector de Caracas conocido como La Castellana, en noviembre del 2008.

 

La banda ingresó el viernes en la madrugada a la residencia presidencial ubicada en el estado Aragua y, en lo que fue descrito por la prensa local como una operación comando, sus integrantes maniataron a la guardia que se encontraba allí y vaciaron el arsenal llevándose pistolas, municiones y 19 rifles de guerra.

 

 

Minutos antes, otro grupo conformado por hasta 40 hombres que andaban en moto asaltaron la escuela superior de la Guardia Nacional Bolivariana en la parroquia Caricuao de la ciudad de Caracas, y tras someter a los centinelas intentaron tomar el parque de armas antes de ser repelidos por oficiales que se encontraban en las instalaciones.

 

 

Y en lo que se ha vuelto común en Venezuela, otro escolta de un dirigente chavista, asignado al alcalde del Distrito Libertador de Caracas, Jorge Rodríguez, fue herido de bala por delincuentes que terminaron despojándole de su arma de reglamento.

 

 

Los grupos armados que operan con impunidad en Venezuela se han tornado cada vez más audaces en sus asaltos contra las autoridades policiales y militares del país, que parecen tener un objetivo en común: ampliar su poder de fuego.

 

 

Esta es una tendencia que genera preocupación entre algunos sectores, que temen un incremento de la espiral de violencia que ya aflige al país y que las armas sean eventualmente usadas en operaciones subversivas contra un futuro gobierno de quienes ahora están en la oposición.

 

 

Aunque se desconoce a ciencia cierta la naturaleza de los robos de armamentos, la mayoría de los expertos consultados sospecha que las operaciones están siendo realizadas por organizaciones delictivas que tradicionalmente han mantenido fuertes vínculos con el chavismo.

 

 

“La versión oficial es que éste es el trabajo del hampa desbordada. Pero esto más bien podría ser la mezcla del hampa con la subversión, con participación de elementos vinculados con la guerrilla urbana y de los colectivos [agrupaciones paramilitares vinculadas al chavismo], con alguna motivación ideológica metida de por medio”, dijo en Miami el general Antonio Rivero, uno de los primeros oficiales que se enfrentó a Hugo Chávez por la presencia de los cubanos en los cuarteles en Venezuela.

 

“Algunos de estos grupos hamponiles y subversivos se le han ido de las manos al régimen, y ahora, ante la posibilidad de un cambio de gobierno, pudieran estar organizándose, preparándose, para usar esas armas contra un nuevo gobierno”, señaló Rivero, quien aún mantiene contactos con oficiales de las fuerzas armadas.

 

 

Lo cierto es que ya las armas están siendo usadas contra agentes del orden público, y en especial contra los organismos policiales, que en los últimos meses han sido blanco de una cadena de ataques y asesinatos.

 

 

“Es verdad que hoy tenemos ataques como éstos contra unidades de la Guardia Nacional, pero ya habían estado ocurriendo contra unidades de la policía. Estamos delante de una espiral de violencia, con fuertes indicios de que grupos armados que están en todo el país, van reclamando cada vez más espacio”, dijo el periodista e investigador sobre materia delictiva, Javier Ignacio Mayorca.

 

 

“No es mi conclusión definitiva, pero creo que esto se va a repetir. Creo que la violencia y la audacia de los actos ha estado aumentando y va a ser cada vez mayor”, agregó.

 

 

La expansión de estos grupos ha llevado a choques frecuentes con agentes del orden, que en ocasiones involucra el uso de armas de guerra por parte de los maleantes.

 

 

Por la magnitud del ataque en Caricuao, la sospecha recae principalmente sobre los distintos movimientos armados que tradicionalmente han mantenido vinculaciones con el chavismo y que van desde organizaciones paramilitares, como los denominados colectivos, hasta agrupaciones guerrilleras como las Fuerzas Bolivarianas de Liberación

 

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También podría haber vínculos con las denominadas “megabandas”, organizaciones delictivas que surgieron en el país a partir de fusiones y alianzas entre docenas de bandas pequeñas dentro de las denominadas “Zonas de Paz”, localidades creadas por el régimen que están exentas de la presencia policial y donde los delincuentes operan con total impunidad.

 

 

La dimensión del ataque en Caricuao, donde pudieron haber participado hasta 40 maleantes que se transportaban en 20 motos, sugiere que no fue obra de un pequeño grupo delictivo.

 

 

Adicionalmente, el ataque de Caricuao fue ejecutado casi simultáneamente con el de Aragua, a casi 100 kilómetros de distancia. La diferencia de tiempo, de apenas minutos, sugiere que había una coordinación entre ellos, explicó Mayorca.

 

 

El ataque al escolta sí podría atribuirse al hampa común, pero forma parte de una ya extensa cadena de ataques contra escoltas y policías perpetrados por individuos que solo se llevan las armas de reglamento, los equipos de comunicaciones, y en ocasiones las motos.

 

 

El tema es que algunas de estas organizaciones tradicionalmente han recibido armamentos directamente del chavismo.

 

 

“En el oficialismo hay diferentes cabecillas que controlan individualmente a grupos de esta naturaleza, que actúan como grupos de choque, que obedecen a un esquema de impunidad que fomentan este tipo de situaciones”, explicó Rivero.

 

 

“Personajes dentro del gobierno como el gobernador de Guarico, Ramón Rodríguez Chacin, que es un hombre con estrechos vínculos con la guerrilla colombiana y que favorece la existencia de este tipo de movimiento interno, pero como él hay varios”, agregó.

 

El Nuevo Herald

Siga a Antonio María Delgado en Twitter:@DelgadoAntonioM

 

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