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Restaurantes reducen menús y contornos por la escasez

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Restaurantes reducen menús y contornos por la escasez

Las pastas, los pescados, los tostones y las papas son algunos de los platos principales y contornos  que han desaparecido de los menús de los restaurantes populares y de comida criolla en la zona sur.

 

 

Y es que a los dueños de esos establecimientos se les dificulta ofrecer variedad a los clientes, debido a la inflación y el desabastecimiento de los productos y materia prima necesarios para preparar las comidas.

 

 

“Ingenio y maravillas” son los términos que usan los encargados de los locales para no apagar los fogones y seguir ofreciendo desayunos y almuerzos.

 

 

Uno de ellos es Pedro Marín, propietario de la Lunchería Don Pedro, quien a finales de julio borró de la pizarra el espaguetti a la boloñesa, el pasticho y los macarrones,  por no encontrar ninguno de esos tipos de pastas en los supermercados.

 

 

A las ensaladas les quitó la mayonesa y teme quedar sin arroz. “No se consigue nada, iré a trabajar con yuca, caraotas y  frijol, que también están bastante caros, pero, al menos, se consiguen”.

 

 

El comerciante indicó que todos los días compra el pollo, la carne, los pescados y hasta los refrescos a precios nuevos, por lo que se ve obligado a hacer ajustes que no “peguen tanto en el bolsillo del cliente”

 

 

En la Lunchería Ar-Mar, el administrador Martinho Ferreira ya no ofrece cazón, sierra ni otros pescados porque el kilo lo llega a comprar en 800 bolívares   en el mercado. “Si vendo una empanada en Bs 150, ¿quién me la va a comprar?”

 

 

Aunque halla con empresas distribuidoras, las pastas, el arroz y otros productos, apuntó que retiró las papas de los contornos porque en el mercado los precios aumentan todos los días.

 

 

En Los Marín Restaurant dejaron de servir tostones, la papa frita y la  cocida  en las ensaladas por lo caro, pero sirven los platos acompañados con otros tipos de contornos.

 

 

Su dueño, Manuel Marín, refirió que sortean el desabastecimiento de pastas y arroz porque son surtidos por  una empresa nacional, pero el resto de los productos los compran en el mercado donde los precios cambian. “Ganamos menos, pero no podemos aumentar tanto la comida”.

 

 

Para ahorrar gastos y mantener el equilibrio, dijo que preparan empanadas con masa de maíz.

 

 

En el restaurante Lisbeth, ubicado en el municipio Guanipa, la cocinera Del Valle Jiménez relató que a principios de agosto no hicieron arepas porque no conseguían la harina de maíz. “Tuvimos que poner pan y casabe en los almuerzos”.

 

 

Pese a las dificultades para hallar algunos rubros, expresó que no han quitado contornos ni reducido las raciones. “El seco lo acompañamos de arroz o espaguettis, ensalada, tajadas o arepa y granos”.

 

 

Lo que sí han bajado es la variedad y la cantidad de servicios. “Antes teníamos hasta ocho tipos de comida en el día, pero a veces bajamos a cinco porque no encontramos carne, pollo o hígado de res”, dijo.

 

 

Jiménez apuntó que conservan el menú porque aún tienen arroz y pasta en reservas o hacen las colas en los supermercados para surtir el día a día del negocio.

 

 

Dijo que mueven los precios de acuerdo al costo al que adquieren el kilo de  carne, chuleta o pollo en la semana. “La clientela está floja, no sé si es por la temporada de vacaciones o por la falta de dinero”, expresó.

 

 

Impacto en el bolsillo

 

 

Como consecuencia del incremento de precios, los restaurantes populares han hecho ajustes en los platillos  este año que van desde 50% hasta 100%. Un guiso costaba en enero cerca de Bs 250 y la sopa Bs 120.

 

 

Los trabajadores que laboran en horario corrido o viven lejos de las empresas son los más afectados a la hora de comer en la calle.

 

 

La secretaria Lisbeth de Rojas comentó que antes el sueldo le alcanzaba para comer tres días a la semana en un restaurante popular.

 

 

“Con  Bs  250 resolvía, pero ahora en el lugar más cerca gasto Bs  590 por un almuerzo. Por eso prefiero traer mi vianda”.

 

 

Los esposos Mauro Goitía y Saray de Goitía dejaron de ir a una lunchería  porque ahora gastan casi Bs 900 entre los dos por los almuerzos. “Tratamos de resolver en la casa con un buen desayuno y llevar frutas o yogurt al trabajo para aguantar porque todos los días no podemos comer en la calle”.

 

 

Richard Migues comentó que en el restaurante en el que acostumbra a almorzar suben los precios de las comidas “casi todas las semanas  y  sirven cada vez menos. Ahora voy cuando el bolsillo me lo permite porque lo más barato es la sopa y está en Bs 250”.

 

 

Menú recortado  

 

 

Mantener los platillos a precios “populares” por causa de la inflación y la escasez es complicado para los restaurantes. Hasta  agosto, el plato “seco” (guiso o frito) más  barato se movía entre Bs 350, 450 y 580. Entre esos están la chuleta de cochino, pastas, bistec de solomo, pechuga de pollo, chuleta de cochino, lengua en salsa, costilla guisada, hígado y pollo a la plancha. Si el paladar es más exigente paga entre 650 y 800  por una chuleta ahumada, cordon blue de pollo, milanesa de carne o un servicio de pescado. Pero si el  bolsillo no da para tanto, están las sopas entre Bs 200 y  400.

 

 

(Leer más) El Tiempo

 

Fuente: El Tiempo

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