Raspando la olla

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Raspando la olla


 
 
Las redes sociales se han sumado a la campaña del régimen para recolectar impuestos. Ahora por Instagram y Twitter se les recuerda a los ciudadanos que entre el 1° de octubre y el 30 de noviembre tienen chance para cancelar el impuesto a los grandes patrimonios.

 

 

En un país normal, los impuestos son una herramienta que les proporciona a los gobiernos la posibilidad de contar con fondos que de alguna u otra manera serán devueltos a la ciudadanía. Obras, mantenimiento, inversiones en seguridad, en vialidad. Los contribuyentes lo saben y exigen ver el producto de lo que pagan reflejado en su calidad de vida. Y casi siempre los gobiernos satisfacen esas expectativas.

 

 

 
Lo que sucede en Venezuela no es ni por asomo algo parecido. En primer lugar, porque ya la población es tan pobre que, por más que haga maromas, el gobierno no puede exprimir los bolsillos de los contribuyentes.

 

 


De cualquier manera que se hagan los cálculos, la mayoría de los venezolanos no gana como para pagar impuestos. Lo otro es que nunca se ha visto reflejada la contribución monetaria ciudadana en la calidad de vida.

 

 

Entonces llegó la asamblea nacional constituyente al rescate. El 2 de agosto aprobó la Ley Constitucional de Impuesto a Grandes Patrimonios para tratar de ayudar al régimen que ya no tiene flujo de caja.

 

 

“Amigo Contribuyente Especial, desde el #01Oct hasta el #30Nov deberás realizar la Declaración y Pago del Impuesto a los Grandes Patrimonios, sin estar sujeto a fecha del calendario. ¡El SENIAT trabaja para ti! #GrandesPatrimoniosParaLaPatria”. Ese es el recordatorio en la cuenta de Instagram de la oficina tributaria.

 

 


Una vez más el régimen pretende echarle un apretón al bolsillo de los pocos empresarios e industriales que quedan en el país, que posiblemente sean los únicos que tengan un patrimonio que supere 36 millones de unidades tributarias. Aunque de repente los recaudadores se lleven una sorpresa, porque todo se ha venido a menos en este país.

 

 

Ya nadie tiene dinero para invertir, sino para mantenerse a duras penas. Pero como el régimen mató a la gallina de los huevos de oro (Pdvsa), ahora tiene que echar mano de lo que sea.

 

 

Estamos claros que si se tratara de arreglar el Sistema Tuy, o de comprar los repuestos para el Guri, seguramente que todo el país estaría dispuesto a poner algo. Pero esto parece más una vaca para comprar cervezas que para invertir en el país.

 

 


Lo máximo que verán los ciudadanos de estos impuestos son unas cuantas cajas CLAP llenas de alimentos casi vencidos y unos grupos de subempleados pasando hambre en las autopistas aguantando un cartelito de “Juntos todo es posible”.

 

 

Pero hay un dicho que dice que no se puede ir en contra de la naturaleza de las personas y los que gobiernan llevan lo de raspar la olla en la sangre.

 

 

Editorial de El Nacional

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