logo azul

¿Qué grandes cambios pueden ya vislumbrarse?

Categorías

Opiniones

¿Qué grandes cambios pueden ya vislumbrarse?


 
 Podría pensarse que es aún temprano para ello; sin embargo, creemos posible avizorar algunas de las transformaciones fundamentales que producirá la pandemia que ahora experimentamos. Realizaremos por tanto un breve ejercicio de análisis y proyección, confiando en un eventual retorno a cierta normalidad.

 

 

Empecemos con un asunto general. No dudamos que los lectores se han topado con la aseveración, expuesta entre otros por políticos como Barack Obama y Emmanuel Macron y repetida con frecuencia por voceros del llamado progresismo, según la cual existe un “lado correcto de la historia”. Tal convicción implica, de un lado, que algunos están en capacidad de conocerlo, de otro lado que colocarse de ese lado correcto nos hace virtuosos, pues, en tercer lugar, si hay un lado bueno también hay otro malo y condenable.

 

 

 
Pues bien, la pandemia que hoy sufrimos ha dado al traste con cualquier pretensión de que la historia tiene una dirección predeterminada y necesariamente virtuosa, que algunos entre nosotros tienen el don de entenderla, y que las cosas marchan de tal forma que, casi por mandato celestial, se alcanzará la meta adoptada por los paladines del bien. Lo que la pandemia muestra es que tanto nuestros conocimientos como nuestros poderes son bastante limitados, sujetos a grandes dosis de azar e incertidumbre, y que la historia no ha sido escrita de antemano por nadie. La naturaleza vuelve a advertirnos que su domesticación total es un espejismo.

 

 

Otra baja mortal de esta guerra es la globalización, tal como había sido interpretada y practicada por sus más entusiastas partidarios, aquellos que sostienen sus vanidosas aglomeraciones anuales en la localidad suiza de Davos. En particular, las enseñanzas que se derivan de la actitud equívoca de China en esta crisis, cuyo régimen pasó en tres meses del engaño deliberado acerca de la crisis en Wuhan a la propaganda humanitaria a escala internacional, van a transformar sustancialmente la política de Washington. Ya con Trump el panorama estaba modificándose de modo perceptible, pero la tendencia a la separación o “decoupling” económico, comercial y geopolítico entre Washington y Pekín se agudizará notablemente, afectando al resto del mundo. La globalización ya no será la misma.

 

 

También luce evidente que la epidemia tiende a fortalecer los Estados nacionales, en detrimento todavía limitado pero palpable de las organizaciones multilaterales como la ONU y la Unión Europea, para citar dos casos. Lo que se observa, en términos amplios, es que en estas coyunturas críticas las personas nos acercamos a la familia y la tribu cercanas, y esperamos que sean los dirigentes políticos del país propio quienes formulen las respuestas y actúen en consecuencia, con celeridad y eficacia. Todo esto puede ser lamentado por muchos, pero no estamos haciendo juicios éticos sino constatando realidades inocultables.

 

 

En síntesis, la dura experiencia que hoy vivimos ha sacudido los pilares de numerosos arreglos socioeconómicos e instituciones que nos parecían sólidos y capaces de aguantar los más severos desafíos. Lo deseable sería que de todo esto emergiésemos con lecciones positivas y creadoras bien aprendidas, y no es del todo descartable que así ocurra. No obstante, el curso de la historia sugiere que es razonable mantener una actitud saludablemente escéptica al respecto.

 

Editorial de El Nacional

 

Comparte esta noticia:

Contáctanos

Envíe sus comentarios, informaciones, preguntas, dudas y síguenos en nuestras redes sociales

Publicidad

Si desea obtener información acerca de
cómo publicar con nosotros puedes Escríbirnos

Nuestro Boletín de noticias

Suscríbase a nuestro boletín y le enviaremos por correo electrónico las últimas publicaciones.