Un simple hábito, como tomar selfies, puede tener repercusiones impensandas. Asimismo, puede poner en evidencia rasgos de nuestra personalidad en los que todavía no habíamos reparado. Hoy en iMujer, queremos reflexionar sobre este tema. ¿Nos acompañas?

#1 Obsesión

 
Selfie con el bigote de yogur, selfie subiendo al bus, selfie abriendo la puerta del baño… ¡Las selfies sí que pueden convertirse en una obsesión! Y esta, de acuerdo a un estudio publicado en la revista Time, suele indicar una baja autoestima. Por tanto, si te sientes identificada con esta práctica, te invitamos a que reveas la visión que tienes de ti misma. ¿Estás siendo capaz de percibir tu verdadera belleza en toda su magnitud?

#2 Necesidad de aprobación

 
«¡Qué lindo pelo!», «¡Qué bien te queda ese vestido!», «¡Estás más flaca!». Este es el tipo de frases que queremos leer cuando subimos una selfie. Pero, ten cuidado: reincidir en esta práctica puede confundirte y hacer que construyas tu propio concepto de belleza en la opinión de los demás. Así que, ¡ojo!

#3 Inseguridad

 
Y cuando te haces dependiente de la opinión de los demás para sentirte bella, nada bueno puede pasar. Para empezar, comienzas a vivir comparándote con los demás y te sumes en la inseguridad total. Pero, esto no es todo…

#4 Trastornos alimenticios

 
La obsesión por la propia apariencia, la constante necesidad de aprobación y la inseguridad pueden llegar a desembocar en trastornos alimenticios, como la bulimia o la anorexia. Así que, ¡mucho cuidado!

#5 Efecto contrario

 
Publicar selfies con regularidad puede parecer una estrategia interesante para interactuar con otros y manifestar la propia belleza. Pero, de acuerdo a un estudio realizado recientemente en Gran Bretaña no hay nada más alejado de la realidad. Según este, publicar muchas selfies hace que las personas del entorno se aburran y consideren a la fotografiada menos bella y más superficial.

Fuente: iMujer