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Pornografía para todos: plataformas para compartir tus encuentros sexuales

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Pornografía para todos: plataformas para compartir tus encuentros sexuales

Tengo una amiga en Londres que es una de las mentes más brillantes y sensibles que haya conocido. Su punto de vista suele ser revelador y sutil al mismo tiempo. Expresa su opinión sobre un tema con tanta determinación que resulta difícil quererla contradecir, pero la elocuencia en sus palabras y la fuerza de sus argumentos lo hacen imposible.

 

 

 

Unos días atrás, durante un intercambio de mensajes de voz, me hizo pensar sobre la pornografía y, en general, sobre el impacto negativo que puede tener. Al ser una persona que todos los días le da gracias al internet por el acceso a este tipo de entretenimiento, me desconcertó, pero incluso así la escuché con atención, porque, como dije, es imposible no hacerlo.

 

 

 

Mi amiga cree que la pornografía retrata el sexo, la intimidad y el placer de una forma engañosa para las personas que están creciendo, los que han tenido poca experiencia o no entienden estos conceptos del todo. En su explicación, ella no satanizó la veracidad de los contenidos —todos sabemos que los repartidores de pizza están lejos de ser los gigolós que los videos pornográficos muestran—, sin embargo, sí critica el enfoque de los mismos, pero sobre todo reclama la carencia de conversación y educación entorno a estos.

 

 

 

Otra de las razones por las que disfruto hablar con ella es que antes de que uno pueda decir algo en contra (o a favor), mi amiga ya tiene lista una solución para discutir con su interlocutor. Fue así como me contó de la existencia de las plataformas de intercambio sexual —que no son sitios para swingers—, sino espacios para que parejas reales creen y compartan sus contenidos sexuales, videograbados por ellos mismos.

 

 

 

Así que me recomendó echarle un vistazo a Lustery, un sitio web creado por Paulita Pappel, una activista, productora y directora madrileña que es todo un ícono de la cultura del porno alternativo en Berlín. “Después de revisar muchos tipos diferentes de pornografía, me di cuenta de que me gustaban más los videos que no solo fueron hechos pensando en el espectador, sino aquellos en los que se ve a personas reales que verdaderamente disfrutan de lo que están haciendo. Donde se siente una conexión real, hay risas y esas cosas pueden salir mal, pero eso está bien”, explicó Pappel cuando lanzó Lustery.

 

 

 

Este tipo de producciones tratan de capturar la pasión que se genera durante un acto sexual y que puede ser tan erótico y estimulante como un video porno tradicional. Por ejemplo, Make Love Not Porn, es otro sitio similar a Lustery que le paga a parejas para que suban momentos íntimos y reales a la plataforma con el fin de quitarle lo “profesional” a la pornografía. “Todos lo disfrutamos por igual”, dijo Cindy Gallop, fundadora de Make Love Not Porn, “Pero no hablamos de ello, lo que quiere decir que reducimos al sexo a tan solo un acto”. Gallop cree que los encuentros sexuales, como cualquier otro evento, se deberían de compartir en las plataformas digitales.

 

 

 

Mi amiga no lo pudo decir mejor. No se trata de eliminar la pornografía, solo de hacerla más inclusiva y de agregar nuevos enfoques que permitan que un mayor número de personas disfruten de la sexualidad. Aunque sea ajena.

 

 

 

Fuente: GQ México

Por Confirmado: David Gallardo

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