No te vamos a decir que dejes el gimnasio hasta septiembre pero tampoco vamos a negar que entrenar en medio del verano es poco o nada motivador. Ahora un estudio de la Universidad de Nebraska te da aún más excusas para reducir tu entrenamiento a media máquina durante el verano, pues dice que entrenar a altas temperaturas puede afectar los músculos a nivel celular y afectar tu rendimiento físico. Ahora se entiende por qué lo que más apetece es quedarse tumbado en el sofá.

Esta conclusión forma parte de una investigación a gran escala de la UNO´s School of Health and Kinesiology que analiza los efectos en las células de los músculos de ejercitarse a diferentes temperaturas. Además buscan cuál es la temperatura ideal para enterarse y de ese modo evitar lesiones y enfermedades musculares.

En el experimento con 36 personas que hacían spinning en una habitacón con la temperatura controlada, y que iba variando desde 33 grados a los cómodos 20 grados para luego bajar a 7 grados, los científicos notaron que los músculos respondían major cuando se entrenaban a bajas temperaturas, aunque los primeros cinco minutos fueran difíciles, luego la situación mejoraba gracias al calor que se generaba con el propio deporte.

“El calor no tuvo ningún efecto beneficioso sobre los participantes, entrenar a altas temperaturas es más bien un desafío psicológico”, dice el estudio. La cosa empeora en condiciones humedas pues entonces se suda mucho más, el cuerpo se sobrecalienta y el sudor no se evapora como sucede en ambientes más secos, como resultado nos sentimos menos motivados a entrenar duro.

Vaya por delante que lo que dice el estudio es que el entrenamiento a altas temperaturas no es tan beneficioso para construir músculo. Sin embargo, el resto de los beneficios del ejercicio físico, liberar endorfinas, reducir el estrés y quemar calorías, se mantienen intactos. Y siempre te puedes apuntar a un gimnasio con aire acondicionado.

MujerHoy

María L. Espinoza