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Pistola en mano

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Pistola en mano


 
 
 Si alguien busca respuestas sobre la supuesta pasividad del pueblo venezolano frente a la usurpación, la encuentra en la escena sucedida a comienzos de esta semana frente a las puertas del Ministerio de Educación, en el centro de Caracas. Cuando los docentes protestaban por el insulto de sus remuneraciones, fueron atacados por grupos paramilitares que provocaron una estampida.

 

 

Se ha dicho que el pueblo no protesta porque está dedicado a procurarse la subsistencia en medio de infinitas privaciones. Buscar el alimento y las medicinas no permite a los ciudadanos organizarse para reclamar sus derechos en la calle, para manifestar su repulsión ante una dictadura que los ha condenado a una postración jamás vista en el pasado, se afirma. Estamos ante una explicación desacertada, debido a que soslaya unos motivos tan poderosos como los que se acaban de evidenciar en la aludida manifestación de maestros y profesores.

 

 

Marchaban en orden, gritaban para llamar la atención sin proferir amenazas, levantaban carteles para referir la carga de sus miserias, cuando fueron amenazados por un grupo armado que forma parte de los llamados “colectivos” que el régimen promueve y mantiene para provocar temores generalizados y, por lo tanto, sujeciones obligadas. Los “colectivos” se acercaron en motos amenazando con cadenas que, así como al principio eran un grosero alarde, podían terminar en el cuerpo de los manifestantes. Después hicieron disparos al aire, mientras insultaban a los servidores públicos que optaron por dispersarse para salvar sus vidas.

 

 


¿Quién levanta la voz en estas condiciones? ¿Quién reclama sus derechos, si puede pasar, no solo por el trago de la humillación, por los desafíos del insulto, sino también por el riesgo de caer golpeado, o herido o muerto por balas asesinas? Por balas disparadas frente a los ojos de la autoridad que, en el caso que nos ocupa, sonaron en el centro de la capital como advertencia sin ocultamiento para futuros manifestantes. Esta es la más seria explicación sobre la supuesta pasividad del pueblo venezolano ante el régimen usurpador: si salimos a la calle, toparemos con la respuesta paramilitar a la que acude sin siquiera parpadear.

 

Editorial de El Nacional

 

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