logo azul

¿Palos de ciego?

Categorías

Opiniones

¿Palos de ciego?

La detención del presidente de la AN, ejecutada por el Sebin el domingo pasado, es un hecho insólito que obliga a pensar en señales capaces de provocar crispaciones gracias a las cuales se llegue a cambios inminentes en el panorama político. El presidente de la AN fue detenido a plena luz del día en la autopista Caracas-La Guaira cuando se dirigía a un cabildo abierto en Caraballeda, pero en cuestión de una hora fue dejado en libertad sin explicaciones dignas de respeto.

 

 

Ningún ciudadano que realiza actividades lícitas puede ser sometido a una arbitrariedad de tal calibre, mucho menos la figura estelar de la representación popular que marcha a un acto público al cual se dio publicidad durante los días anteriores. Si estamos ante un escándalo cuando se comete contra un individuo común y sencillo, aumentan sus proporciones al encontrar su víctima en un personaje que se ha convertido en centro de las miradas, porque sus nuevas responsabilidades en el Poder Legislativo coinciden con la usurpación que Maduro ha hecho del Ejecutivo.

 

 

Siendo tantos los factores que conceden hoy notoriedad a los pasos del presidente de la AN, ¿por qué arremeter contra él en medio de una ostentación?, ¿por qué el afán de los funcionarios del Sebin de llamar la atención en el momento de su escandalosa y violenta detención? Es evidente que querían los funcionarios, o sus superiores, que todos estuviéramos enterados de cómo puede la dictadura ejercer la violencia sin recato, aun contra un personaje tan célebre hoy; es decir, de cómo puede hacer lo mismo con nosotros, o peores atentados, cuando le venga en gana.

 

 

Visto así, el episodio pone a la ciudadanía en estados de alerta e inseguridad propios de tiempos de guerra, o en situaciones de temor colectivo que solo se dan cuando la inminencia de un peligro involucra inmensas porciones de la sociedad que carecen de protección frente al riesgo que las acosa. Visto así, el episodio nos indica la desaparición total de Estado de Derecho y la posibilidad de que solo impere en breve la ley del más fuerte, en beneficio de los intereses del usurpador que se vale de la arbitrariedad para continuar en el poder. Tras ese cometido vale todo, sugiere el mensaje del curioso episodio, o cualquier otro palo que suelte el ciego para vigilar el espacio que cree le pertenece.

 

 

Si es que en realidad estamos ante palos de ciego, es decir, frente a medidas desconcertadas que ha producido la desesperación. Quizá sea más bien un paso deliberado, pese a la indignación nacional e internacional que ha provocado, el capítulo de un plan preconcebido a través del cual nos anuncia el usurpador sobre lo que es capaz de hacer para que lo dejemos en paz en su mal habido reino.

 

 

Uno de los voceros de la cúpula se atrevió a asegurar que se trató de un hecho planeado y provocado únicamente por un grupo de agentes, por un pelotón sin órdenes superiores, por una especie de pandilla desapegada de las normativas habituales. Remitió a un testimonio de anarquía que no solo debe provocar pavores a la ciudadanía, sino especialmente al usurpador que ni siquiera está en capacidad de meter en cintura a sus desobedientes demonios.

 

 

Mala cosa como se vea, desde cualquier ángulo, desde cualquier vuelta, en suma.

 

 

 

Editorial de El Nacional

Comparte esta noticia:

Contáctanos

Envíe sus comentarios, informaciones, preguntas, dudas y síguenos en nuestras redes sociales

Publicidad

Si desea obtener información acerca de
cómo publicar con nosotros puedes Escríbirnos

Nuestro Boletín de noticias

Suscríbase a nuestro boletín y le enviaremos por correo electrónico las últimas publicaciones.