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¿Y pa´que más?

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¿Y pa´que más?

La situación de Venezuela se va complicando vertiginosamente. Es como si la crisis amenazara, no solo con recrudecerse, sino que maliciosamente nos advirtiera que llegó para quedarse, y que esto no tiene salida ni solución, por lo menos en el mediano plazo. La verdad es que cuando exploramos al país en su cruda realidad, nos encontramos con cada cosa.

 

Una más espeluznante que la otra, y juntas lucen como un amasijo de calamidades que, para superarlas, habrá que armarse de mucho valor, contar con una fina estrategia que produzca soluciones efectivas, y eso amerita de un presupuesto que depende del tamaño de la responsabilidad del liderazgo nacional, para entender que es indispensable un esfuerzo unitario sostenido por muchos años. Recursos de habilidad, destreza, inteligencia, experiencia, planificación y concientizar a la ciudadanía de lo que tenemos y de lo que debemos hacer para dejar atrás esta desgracia.

 

El caso de la inseguridad fuera de control, representa el lado más oscuro y siniestro de la violencia en todas sus facetas. La criminalidad común, con toda su larga estela de graves calamidades. La cara perniciosa del narcotráfico coludido con el contrabando a gran escala, que mezclados con las operaciones desde los recintos carcelarios, y las zonas de aliviadero de la frontera donde operan grupos irregulares cobijados con banderas seudorevolucionarias, y desde las rocambolescas oficinas convertidas en centros de lavados y legitimación de capitales, son un perfil que nos permite darnos una idea del calado de esta crisis.

 

La autoridad gubernamental es “bañada” por los grupos delincuenciales que terminan desarmando al régimen mientras éste trata de desarmarlos a ellos. El dilema entre colectivos y bandas colapsa las bases de apoyo para una elite desajustada en todos los órdenes. Mientras tanto los entes policiales quedan en entredicho.

 

Una epidemia de dengue y chikungunya tiene al gobierno encallejonado entre la incertidumbre y el miedo de decir la verdad. Y mientras no hay recursos para fumigar las fuentes de las larvas, el pueblo se entera que “la Nación debe, obligatoriamente, pagar más de 1.600 millones de dólares, por fallo judicial a la empresa Exxon.

 

El cuadro financiero del país se estrecha porque hoy somos más dependientes que nunca de la renta petrolera, y las noticias prenden las alarmas en PDVSA, en el BCV y en MIN, por la baja en los precios del petróleo. Pero lo que sí sube, como la espuma es el costo de la vida. No hay divisas en un país que se ve forzado a importar más del 70 por ciento de lo que consumimos. Los puertos son “las fincas”, contenedores entran y nos desangramos pagando la industrialización de otros países. La radio batalla por concesiones, divisas y autocensura. La ONU exige la libertad de Leopoldo y de los alcaldes. Los mosquitos siguen desatados. La devaluación luce imparable. No hay luz, siguen los apagones, no hay gas, no hay Atamel, no hay harina ni leche, ni azúcar, no se consiguen carros ni aceite de motor. ¿ Y pa’ que más?

 

@alcaldeledezma

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