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“Voy a ser mamá” (mentira)

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“Voy a ser mamá” (mentira)

No, no estoy embarazada. Lo digo de entrada para que no se arme la misma jarana que se formó en mi Facebook, motivo por el cual escribo este artículo.

 

 

 

Hace una semana leí un comentario en el muro de mi amiga Vanessa Barradas, donde se quejaba de que llevaba más de una semana sin tener sexo. Yo le respondí jocosa que eso sí que era una tragedia. Por mensaje directo, Vanessa me explicó que al haber respondido su comentario, yo entraba en un juego y que por favor no lo cortara. Se trataba de copiar una de las opciones que me enviaba (casi todas horribles) y colgarla en mi muro sin explicar nada, para ver las reacciones de la gente. Escogí una que decía “confirmado: voy a ser mamá”. Jamás pensé que alguien podría creerlo, porque mis amigos saben mi edad y nadie de mi edad se embaraza, al menos en condiciones normales.

 

 

 

Copié el mensaje justo antes de irme para un concierto. A la salida encendí mi celular y vi que tenía veintiséis llamadas perdidas, entre ellas dos de mi pareja, cuatro de mi hermano y siete entre dos de mis mejores amigos. Me asusté. No me pasó por la cabeza que podía tratarse del mensaje en Facebook, tal vez por la paranoia en la que uno vive. Al llamarlos de vuelta los dos primeros me dijeron que tenían n cantidad de mensajes y llamadas preguntándoles (y felicitándolos) por mi embarazo, que qué historia era esa. De los dos segundos, uno me preguntó que si me había vuelto loca y el otro me pidió ser el padrino.

 

 

 

Ni hablar de mi cuenta de Facebook. Más de cien mensajes en dos horas. ¡Mucha gente que me conoce, tantos que saben que no tengo matriz desde hace tiempo, que a los cincuenta y ocho años soy post menopáusica, creyeron que yo iba a tener un bebé! La verdad es que al principio me divertí leyendo los comentarios y reacciones. Hubo quienes imaginaron que había adoptado un bebé. Otros, que se trataba de una mascota. Algunos sospecharon que una de mis hijas estaba embarazada. Pero la gran mayoría lo creyó y yo, al recibir tantos buenos deseos y palabras hermosas y alentadoras, me sentí mal. Estaba engañando a mis amigos, que de buena fe habían aceptado que yo iba a tener un bebé. Entonces me dispuse a explicar lo que había pasado. Sin embargo, la explicación –no sé por qué razón- no tuvo tantos lectores como la noticia, y seguían llegándome mensajes de felicitación aún después de la aclaratoria.

 

 

 

Traigo el asunto a colación para alertar una vez más sobre el peligro de las redes sociales. Las noticias vuelan. A mi casa llamaron de Panamá, Estados Unidos e Italia en menos de 24 horas de colocar el post. Mis hijas que no viven en Venezuela me mandaron mensajes porque varios amigos las habían felicitado por el hermanito. En mi caso por fortuna no pasó de ser una broma, pero hay otras noticias que replicadas causan muchísimo daño. ¡La gente tiende a creer lo que lee, sin análisis previo! Y eso lo saben quienes son expertos en inventar noticias y rumores que alteran de manera significativa las opiniones de las masas, léase el G2 cubano, entre otros.

 

 

 

De manera que la próxima vez que a usted le llegue un mensaje, antes de darle retuit, copiarlo y pegarlo o compartirlo, por favor analícelo. Pregúntese si es factible. Pregúntese a quién beneficia que usted lo pase. Pregúntese también a quién daña. Le aseguro que sólo con estos filtros usted dejará de pasar una gran cantidad de mensajes. Estos no son momentos para tomarnos las cosas irresponsablemente. Como cada vez hay menos prensa libre, no podemos darnos el lujo de ser cómplices de quienes están destruyendo el país.

 

 

Carolina Jaimes Branger

@cjaimesb

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