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¡Venimos del futuro!

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¡Venimos del futuro!

La Venezuela que advertían los emisarios del futuro ha llegado en forma de una dictadura

 

En una de las últimas ilustraciones, Edo describe a dos personas que viajan desde el futuro y aterrizan en Venezuela en 1998. A un grupo de personas que están reunidas les comunican las malas noticias que traen de 2014. «Harán cola para comprar todo; no habrá papel tualé, ni carros ni harina de maíz; el dólar pasará los 50 mil bolos; cerrarán RCTV; tendrán tarjeta de racionamiento; no habrá pasajes aéreos». Entre risas y carcajadas, el grupo responde ¡no vale, están locos!

 

Hoy vemos además a grupos civiles armados, acompañados de las «fuerzas del orden» ingresar a edificios en zonas residenciales, incendiar vehículos de quienes asumen son opositores, disparar a ventanas y balcones, secuestrar a residentes y amenazar con violar a mujeres.

 

Todo ello, como refiere Edo , hubiese sido inconcebible que sería la Venezuela del futuro, hace 15 años atrás.

 

Las autoridades se confunden con la delincuencia. El funcionario público no presenta currículo para optar por un cargo. Sus méritos para ser un hombre de confianza es el prontuario acumulado. Como ejemplo tenemos el presunto homicida de la joven Adriana Urquiola, quien sale de la cárcel hace unos meses, beneficiado con el plan de la ministra Iris Varela y al poco tiempo posee chapa de la PNB, es dueño de una 4 x 4 de lujo y encima anda armado y actúa como quien tiene licencia para matar.

 

La violación a la propiedad personal, consagrada en la Constitución, no aplica para quien tenga el aval del Gobierno. Se allana y se secuestra a una familia entera porque un espía vecino lo acusó de cacerolear o apoyar con comida y agua a los manifestantes. Tal conducta califica como «terrorista» y ello implica que ha perdido sus derechos como ciudadano.

 

Cuando se ataca a un edificio residencial a tiros y les queman los estacionamientos con todo y vehículos, se asume que se hace una limpieza «antifascista» que es aplaudida por todo aquel que milita en las filas rojitas.

 

Sin ninguna posibilidad de defensa, los jóvenes detenidos son enviados a cárceles de alta peligrosidad, mientras con los delincuentes se hacen pactos de no agresión y se «respetan» los territorios que ocupan a cambio de una supuesta pacificación.

 

La Venezuela que advertían los emisarios de Edo ha llegado finalmente en forma de una dictadura que devoró la independencia de los poderes, lo que impidió que los desmanes del Gobierno puedan ser escrutados por algún organismo.

 

Con la economía devastada, los dineros públicos saqueados, y la delincuencia en la calle como nunca, habremos de esperar por otros viajeros del futuro que nos cuenten si el país está por explotar.

 

 Francisco Olivares

@folivares10

 

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