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Un refugio verde oliva

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Un refugio verde oliva

Con la ratificación del ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, y otros altos mandos militares, Nicolás Maduro opta por lo seguro. Se deslastra de los rumores y aplaza las dudas.

 

 

Igualmente pone al frente de la comandancia general de la Guardia Nacional a Antonio Benavides, un incondicional de Maduro, un comandante que ha sabido cumplir la tarea en momentos difíciles y quien reiteradamente ha expresado su lealtad al chavismo y al legado del “eterno”.

 

 

Padrino López también ha sido claro en exclamar su apego a la doctrina que reza “socialista, chavista y antiimperialista” y así pues en medio la crisis más severa que ha vivido el país en 50 años, Nicolás Maduro se refugia en sus incondicionales.

 

 

Sin embargo la tarea no será fácil en este segundo semestre para ambos jefes militares, cuando el gobierno de Maduro tiene en los uniformados su más importante soporte.

 

 

El país se enciende por los costados y está en estos dos mandos la responsabilidad de mantener a raya a un pueblo hambreado que se la está jugando para conseguir comida.

 

 

En Táchira 500 mujeres rompieron el cerco militar fronterizo para ir a Cúcuta a comprar comida. Con bolsas alzadas en las que exponían como trofeo un litro de aceite, una bolsa de harina de maíz y una bolsa de arroz, frente a los rostros desarticulados de los uniformados, cantaban el himno nacional para exponer ante el mundo la dimensión de un drama humano que no quiere ser visto por el poder oficial.

 

 

El miércoles en la noche explotó el pueblo merideño de Ejido y la represión de la GNB fue extrema, como indican los pobladores. En Mérida la represión dejó varios heridos. En Puerto Píritu los pobladores recibieron “gas del bueno”. En Naiguatá, Litoral Central, también reventó la población en las colas y en varios centros de distribución en Caracas no cesan las protestas.

 

 

¿Cuánto puede resistir una población que no obtiene respuestas?

 

 

Nadie puede responder ese dilema y las declaraciones de Maduro no ofrecen posibilidad alguna hacia un camino de rectificación. Pide un diálogo sin condiciones sin percatarse de que quien lleva sobre sus espaldas el peso del fracaso económico es su gobierno.

 

 

Ese gobierno que ha propiciado la caída de 60% del parque industrial, que ha expropiado 1.200 empresas industriales productivas que hoy están en la ruina y ha destruido la producción agrícola con más de 5 millones de hectáreas expropiadas.

 

 

El presidente Maduro se refugia en Fuerte Tiuna quizás evocando su propia historia en aquella imagen de las tanquetas del 4F intentando entrar a Miraflores o los comandos atacando la casa presidencial. Pero por fuera de los predios del fuerte la realidad es otra. Una realidad distinta a la que exhibe VTV y la que se festeja en las diarias marchas oficialistas bañadas de rojo y aderezadas con música y bebidas.

 

 

Tampoco hay líderes del chavismo que desde las tribunas provoquen esperanza y conmuevan seguidores con la palabra. Ya no hay exclamaciones temerarias que hagan temblar multitudes, ni ofertas para la gran patria. Allí solo se sobrevive.

 

 

Ello solo deja en el poder militar el sustento. Estirar el tiempo y evadir cualquier posibilidad de tener que consultarle a un pueblo que ya no les pertenece.

 

 

@folivares10

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