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«La lucha contra la burguesía, imperialismo, y la riqueza, es la guía a este desastre»

Defunción del diálogo económico

 

El diálogo económico es un imposible, como no sea una operación meticulosa para buscar, entre silencios y opacidades, dólares escasos. El dólar, el tótem imperial, el dios de la civilización contemporánea, convertido en némesis de una revolución que encalló como una curiara en el Guaire.

 

La discusión gira en torno al precio del dólar, las formas de obtenerlo, la sordidez y cicatería en su administración, la perpetua e inevitable demanda, con ciudadanos a la caza de la lechuga huidiza, pendientes de la sístole y la diástole del mercado paralelo. Revolución hinchada de socialismo, pero con los intestinos rellenos de dólares para poder digerir las locuras y la ignorancia. Muchos ciudadanos no tienen el hilo causal de cómo y por qué esta revolución, de tanto amar al prójimo, se lo engulle sin compasión. Es como el abrazo cariñoso de la boa constrictor, que convierte a los que aprieta en esqueletos blanquecinos, a través de una muerte minuciosa.

 

El régimen encabezado por Chávez, ahora en su fase degenerada conducida por Maduro, se planteó una revolución que suponía la liquidación de la burguesía como vía para superar el capitalismo. Allí yace la abuela maluca de la tragedia actual: una visión que ha orientado la acción gubernamental por 15 años. Con una diferencia: en Chávez existía la convicción de los dogmáticos alrededor de tesis oxidadas; en Maduro no hay convicción sino compulsión de repetición, neurosis del político sin formación y sin fuerza, como no sea la del plomo y la cárcel.

 

SICAD DE MIS AMORES.Todo el mundo quiere dólares. Unos para pagar deudas legítimas en el exterior, otros para comprarlos a Bs.6,30 o a 11 o a 50 y después vender lo que con estos adquieran al precio del mercado paralelo -hoy, alrededor de Bs 70-; algunos más para viajar o para ahorrar.

 

Con el control de cambios se generó el mecanismo Cadivi -ahora Cencoex- para administrar los dólares. Toda empresa o ser viviente, salvo los funcionarios de la crema oficialista, han tenido que pasar por el laberinto de las carpetas, los registros, los ganchos, el formato, los recaudos, para obtenerlos; se han hecho cada vez más necesarios en un país dedicado a importar y más escasos en forma relativa dado el incremento de su demanda.

 

El Gobierno está ante dilemas que no encuentra cómo resolver. Si termina con los seductores dólares baratos y deja que la oferta y la demanda fijen el precio, el impacto en los precios de los bienes y servicios será brutal; si no deja que el mercado actúe, seguirá el hambre de divisas, el paralelo seguirá en su perfidia y el impacto seguirá siendo brutal. Cierto que con Sicad II hay más dólares que antes no había (aproximadamente 50 millones de dólares diarios) pero el socialismo ha producido una sociedad y un gobierno que los devora. Y mientras se puedan comprar a Bs 50 y vender a Bs 70 su demanda será infinita y obviamente serán escasos. El economista José Guerra ha calculado que la deuda comercial con suplidores del exterior, ya aprobada, y no pagada a los importadores es de más de 14 mil millones de dólares. El 30% que se ofreció como calmante caramelito de cianuro también está en pico de zamuro.

 

Mientras tanto, la máquina principal para suplir el maná bolivariano, Pdvsa, no sólo ha visto declinar su producción sino que además las exportaciones que son las que producen dólares han decrecido (en el primer trimestre 7.2% y el consumo interno ha aumentado 8.9%) para mantener una gasolina regalada. Este es otro dilema: cierto que la gasolina es regalada y el contrabando hacia otros países, principalmente Colombia, es uno de los negocios cívico-militares más rentables; pero, hay resistencias poderosas en relación con el incremento de precio.

 

Para el pueblo rojo vale lo que Chávez dijo, que no aumentaría el precio del combustible y, como se sabe, tales dichos forman parte del Nuevo Testamento bolivariano; para el otro pueblo, el variopinto, el forcejeo viene de la pregunta simple de cómo se puede regalar tanto a la hambrienta familia Castro y a otros mendicantes, y luego imponer una carga adicional -aunque razonable en otro contexto- a los venezolanos. En honor a los datos más confiables parece ser, de todos modos, que la dictadura cubana ya está sufriendo las escaseces venezolanas pues ha habido un descenso importante del suministro a la isla comparado con el primer trimestre de 2013.

 

Para mantener las funciones de Pdvsa como fuente de toda felicidad social esta empresa ha incurrido en un endeudamiento que deberá alcanzar con la próxima emisión de bonos la cifra de 48,300 millones de dólares, más los próximos créditos de las empresas del imperialismo americano y ruso que serán unos 4 mil millones más. Esta deuda no incluye la existente con el Banco Central que es también inmensa, ni lo que se debe por expropiaciones ni tampoco lo que se debe a las empresas de capital mixto. La gallina de los huevos dorados, desplumada como una piroca, ya no cacarea. Rafael Ramírez, el arquitecto de la destrucción programada, está en silencio neoliberal.

 

FUENTES DE LA TRAGEDIA. La lucha contra la burguesía, el imperialismo, el capitalismo y la riqueza, es la guía de los próceres a este desastre. Entre la ideología y la ignorancia crearon pánico suficiente como para que se fuese dejando de invertir, salvo en aquellos casos de empresarios -viejos o nuevos- con conexiones con el régimen. Entre las amenazas, las expropiaciones, las confiscaciones, la corrupción, los controles y la bulla ideológica, se dejó de producir, se incrementaron las importaciones, se destruyó Pdvsa, se colonizó el BCV para que produjera dinero de la nada, se rompieron las cadenas productivas, se vilipendió la actividad empresarial y se produjo la ruina, apenas atenuada por la máquina para producir dólares que es el petróleo, aunque ahora contagiado por la ruina nacional a pesar de precios que rondan los $100 dólares por barril.

 

EL SOLILOQUIO. En este contexto se ha producido el llamado diálogo económico. Los funcionarios, en privado y cara a cara, admiten los razonamientos del empresariado, pero cuando se les pregunta por qué las cosas no marchan, sin pronunciar palabra, fruncen la boca en forma de trompa y apuntan hacia allá, hacia Miraflores. En abril de 2013 y por un par de meses, se pensó que Maduro era «la solución» económica; hoy se divisa que es parte del problema. Si mantiene el esquema, hay ruina creciente; si trata de rectificar a fondo en el supuesto que quisiera, no puede. Lo que resulta es una operación de abrir y cerrar grifos de dólares, lo cual depende de las conexiones. Así se amamanta la más voraz máquina de corrupción de la que se tenga historia en estos pagos. Mientras, la inflación, se come los magros ingresos de los venezolanos: en abril fue de 5.7%, igual en mayo. En Colombia fue de 1.9% anual y en Chile de 3% en 2103. Así estamos.

 

Carlos Blanco

 @carlosblancog

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