Tiempo de palabra
mayo 5, 2013 3:27 am

«Los indicadores de la situación demuestran que este poschavismo está de salida»

 

Asalto en el Parlamento

 

La represión y la violencia son el recurso desesperado de quienes han perdido toda legitimidad. Es lo que agobia a Maduro y sus cófrades. Llaman a la paz con la mandarria en la mano.

 

Evocan el diálogo con manopla. Asisten al circo para dejar el campo abierto a los matachines. No hay nada peor que saber lo que miembros del régimen saben: perdieron las elecciones; se impusieron por la trampa y por el cuarteto del espanto electoral, pero saben que perdieron por alrededor de 700 mil votos.

 

Por eso ni cuentan ni dejan que nadie cuente. Alguien le debe haber dicho a Maduro el 15 en la mañana: «estás loco, si cuentan las papeletas y revisan los cuadernos estamos idos, caídos, kaput».

 

Alguna vez se planteó en esta esquina que 2013 era el año de resolución de la crisis. Así parece que va a ser. Un gobierno en Venezuela no se puede mantener con las brigadas antimotines de la GN, con bandas armadas y con los juristas del horror en su fábrica abyecta de sentencias.

 

No puede. Sus propios partidarios han abandonado por centenas de miles al régimen después que su dueño, Chávez, se evaporó. Es el drama de los regímenes personalistas: se adora tanto al Caudillo que una vez desaparecido a los administradores no les queda ni su perfume espectral.

 

Maduro se ve obligado a nombrar a Chávez a cada momento como si por la vía del contagio desde el más allá pudiera decirles a sus partidarios que el hombre todavía revolotea, como pajarito, por allí. Sin embargo, la gente sabe, huele, siente y presiente, que lo que queda es la gerencia de un fantasma.

 

LA LUCHA INTERNA. Hay quienes dicen que el Presidente de la Asamblea Nacional le juega una mala pasada al autoproclamado Presidente de Venezuela. Sin embargo, allegados a Cabello sostienen que la orden de ejercer violencia la dio el propio Maduro y que una vez producido el escándalo se lavó las manos.

 

Dolores, mi confidente escarlata, me informa que se produjo un diálogo revelador. Maduro le habría dicho a Cabello: «Lo que pasó en la Asamblea es una torpeza que no has debido dejar que ocurriera, mira el escándalo». Cabello le habría respondido: «Torpeza fue dejarte a ti en ese cargo que te queda grande»

 

Sea lo que sea, lo cierto es que las luchas internas se han incrementado y la competencia por el radicalismo ha enloquecido a los jefes de las facciones, a lo cual han tenido que adaptarse magistradas, fiscales y rectoras electorales, que carecen de juego propio pero aspiran a eternizarse en sus cargos o alcanzar el de la vecina.

 

Estas guerras furtivas han tenido la ventaja de revelar la verdadera naturaleza de los personajes. Maduro se ha desquiciado con la represión y con las «cadenas». Simula creer que el imperialismo y la burguesía lo quieren matar, por lo cual lanza una arremetida feroz y amenaza con más. Pancadas de ahogado.

 

Gestos inconvincentes para la galería del circo de los soles. La situación es que no le hacen ningún caso; se ríen de sus órdenes. Juega a ser Chávez y lo único que le sale es el sonsonete cubanoide de quien ha oído demasiadas instrucciones con ese dialecto.

 

Por su parte Cabello ha mostrado que no cree en ninguna de las boberías del socialismo del siglo XXI ni tampoco en el madurismo-leninismo.

 

Lo suyo es el puñetazo en la cara; la nariz partida; el silletazo en la columna vertebral.

 

Sin zarandajas, directo al plexo solar, a los garrotazos argumentales. La gente que lo acompaña, como el diputado que daba las órdenes para la violencia, ha mostrado esa figura del militar despechado que las carambolas del destino colocan en posiciones de poder.

 

Chávez hacía amagos de ideología. Creía en las necedades de Jorge Giordani y en las trampas cazabobos de los vividores internacionales que le daban una charlita sobre Marx reloaded. Pero los papanatas que lo han sucedido ni siquiera se ocupan de eso; lo suyo es peinilla, gas y la guillotina de las Luisas.

 

LO QUE VIENE. La combinación de crisis económica, descontento social, divisiones del exchavismo, y una creciente fortaleza de la unidad democrática son factores que desestabilizan al régimen. No están convocados a durar mucho más. Desde el mismo día del fraude electoral quien esto escribe ha planteado que la salida ha de ser una nueva elección presidencial.

 

No hay otra. Esa salida se impondrá en forma inexorable; sea que los que están aferrados hoy se den cuenta de que así no pueden, sea que se produzca una crisis cívico-militar que plantee un nuevo proceso electoral. De esto están conscientes varios dirigentes chavistas que lo han hecho saber.

 

Hay quienes se preocupan con razón por las condiciones electorales; pero, basta que se desmorone este tinglado para ver a las mismas misias en actitud «comprensiva» con la nueva realidad.

 

LOS LÍDERES. Venezuela ha venido forjando un liderazgo formidable. Capriles hace un tiempo era apenas un candidato pero hoy encarna un valor y una fuerza tremendos porque se ha plantado sin concesiones ante el régimen, a pesar de las presiones que ha recibido de desastrosos consejeros.

 

Allí está. Ha dicho: Ustedes se robaron esas elecciones; yo gané; y ha acogido con vigor la tesis de la realización de nuevos comicios. Capriles es Presidente Electo por la voluntad de los venezolanos.

 

Julio Borges, dirigente polémico desde hace años, en esta coyuntura del chavismo terminal se ha plantado con tranquilidad y valor ante la ignominia. Con su tono sosegado y demostrada gallardía se ha convertido en articulador de un proyecto político de largo plazo y por eso objeto predilecto de la violencia gubernamental.

 

Lo que le cobran es su calidad de corredor de largas distancias, su condición de constructor de herramientas de largo aliento. Puede no estar en la tarima pero es el que la sostiene.

 

Y María Corina. María Coraje. María Valiente. Talento, pasión y arrojo que han creado una referencia nacional e internacional en las luchas de la oposición democrática. La diputada más votada ha sido fiel a sus convicciones y electores.

 

La acusaban de radical y ahora sus propios acusadores rinden homenaje a quien ha demostrado con su sufrida humanidad hasta dónde es capaz de llegar en defensa de la libertad. Chávez no pudo con ella, menos podrán estos miserables de la gavilla, la patada y la manopla. María Corina será en el futuro presidente de esta dolida patria.

 

Al lado de los mencionados, decenas de diputados y dirigentes democráticos de todas las condiciones, partidos, posiciones y niveles, unidos como nunca.

 

Los indicadores de la situación muestran que este poschavismo está de salida; su propia miseria, su desesperación y su violencia, sus limitaciones intelectuales, su carencia de ideas, sus miedos que los precipitan a la represión, muestran un proyecto que yace en la vereda como un pajarito muerto. Son puro pasado. Sólo tienen una opción de permanecer en el poder pero hoy no la digo.

Carlos Blanco

Twitter @carlosblancog