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Teoría colaboracionista

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Teoría colaboracionista

 

 

Unidad, cacareada a diestra y siniestra, sin propósito de enmienda ni contrición. Quienes la vociferan lo hacen con interés de exigencia obligada, coaccionando la aspiración mayoritaria de una población angustiada y deseosa de cambio mientras muere de hambre y padece graves problemas de salud.

 

 

Son muy pocos, lo que caen en el chantaje de la “unidad” para beneficio de una minoría, ávidos de ocultar motivos, y la inconsistencia entre aquello que se defiende y lo que realmente se hace. Con sus falsedades los estafadores emprenden nuevas mentiras, obscurecen perspectivas y pierden el horizonte, mientras los estafados aprenden a no creer en aromas que desprenden fragancias, pero envenenan.

 

 

 

Confundiendo a los ciudadanos en requerimientos escabrosos a las demandas de unidad como requisito forzoso para rescatar al país del tragadero dictatorial llamado socialismo del siglo XXI, en realidad castro/comunismo, con el deleznable argumento de que atacas a la oposición más que al régimen. Tramperos justifican así su simpleza y, peor, tratan de disimular la impunidad viciosa en la que se cobijan. ¡Guardar silencio! Convirtiéndose en complicidad de la porquería en que están inmersos los que se benefician del absolutismo. Han hecho de la unidad una travesura bribona en la que algunos sucumben de buena fe. Prueba irrefutable de que trabajan para mantener el estatus que precisa quien gobierna para sobrevivir y permanecer.

 

 

 

 

La oposición está dividida. La oficialista, convencida de que el régimen esta sólido, en control y la que diametralmente piensa y cree lo contrario. Como todo en la vida, hablar en términos absolutos es irresponsable. Por eso, se impone un deslinde definitorio y público. La comunidad democrática internacional y la ciudadanía lo exigen; se está en favor del castrismo-madurismo o se le adversa. Imprecisiones y ambigüedades, ya no son aceptables.

 

 

Están los que sostienen ciegos y sordos selectivos, la teoría propia de timoratos oportunistas y por ello, engañosa, alterada, ruin y miserable, que el castrismo-comunista está unido, fuerte y compacto, dándose a la tarea de divulgar sandeces, por ejemplo, “Maduro está en su mejor momento”, y, en consecuencia, es necesario sobrevivir, colaborando, participando en sus farsas y fraudes a cambio de subvenciones y dadivas. Se conoce de tiempo que el sistema está descompuesto, podrido, pero observar los intentos de algunos para protegerlo, es ofensivo, repugnante, nauseabundo.

 

 

 

 

Y, los que, en las calles perciben a la dictadura, desunida, débil, opresora, violadora de los Derechos Humanos, denunciada ante la Corte Penal Internacional en la Haya, en casi total desprecio ciudadano, crisis generalizada y en fase terminal. Inclinados y decididos, -a pesar de los ataques-, que no deben hacer concesiones, caer en estafas electoreras y negociaciones estériles, utilizadas para legitimarse y ganar tiempo. La verdadera oposición -que interesados califican de radical-, llama las cosas por su nombre, sin eufemismos, enfrenta con coraje y coherencia, ganándose la confianza y el respeto ciudadano que participa gritando ¡fuera Maduro!, además de la invalorable asistencia de la comunidad internacional, hoy en desarrollo.

 

 

 

Ciudadanos, se han dejado conquistar con el absurdo pensamiento de potencia dictatorial, que acompañada por cretinos asalariados se prestan y contribuyen generando opinión, desvirtuando la realidad, difundiendo mensajes, “el país está mal, pero no tan mal; la dictadura no es tal; el gobierno es malo, pero no tan malo”, cuando la realidad, estamos ante un desastre, una verdadera catástrofe, violencia e inseguridad desbordada, hiperinflación incontrolable, carencia extendida, sin embargo, los hechos impactan, imposible tapar el sol con un dedo y disfrazar la cruda realidad, solo para obsequiar días a esta ignominia que aqueja a más del 85% de los ciudadanos y preocupa al mundo, maltratando principios éticos, agrediendo valores morales y lesionando buenas costumbres ciudadanas.

 

 

 

 

 

Teoría perversa en la mente retorcida de quien degustó por años desechos chavistas en contubernio electoralista, promovida por carroñeros saboreando y gozando los despojos que les lanza el castro-madurismo. No calibran con certeza, lo hacen con interés y conveniencia.

 

 

 

 

El régimen no resiste, está acorralado, la crisis económica, social, ética, moral, política lo carcomió, mentiras y promesas incumplidas lo minaron, la corrupción hizo metástasis, la presión del mundo democrático los persigue. Casi un 90% califica el ambiente como proterva; 70% aprecia su situación personal como mala; y por encima del 80% evalúa negativamente la gestión de Maduro. El nerviosismo por las sanciones es motivo de cálculo y desasosiego entre opositores oficialistas y representantes del castro-madurismo, que reunidos intentan salvar al régimen.

 

 

 

 

La dictadura endeble, enfermiza y desesperada busca de nuevo establecer el diálogo, la crisis generalizada los obliga a negociar; no para irse sino mantenerse en el poder y continuar malogrando a Venezuela. Indignos y despreciables sumisos al castrismo, han aceptado satisfechos la solicitud estólida, se sienten importantes, sobrados transcendentales, arrogantes, persuadidos de su patética y errada convicción que tienen relevancia; la realidad, no representan, el país los rechaza, solo son pendejos utilizados.

 

 

Entre los acuerdos, la inclusión de una disposición transitoria en la “nueva constitución” que obligaría a relegitimar los poderes, incluyendo la presidencia, en un plazo perentorio posterior a su aprobación. El castrismo da por seguro la venia popular; sigue intacta la trampa, avalada por sectores dispuestos a legitimarlos. Comienza el teatro majadero de “elecciones” y los pranes electorales, emocionados y sobreexcitados se incorporan al proceso de legitimar la mafiosa, fráudenla, mundialmente rechazada Asamblea Nacional cubano Constituyente, empeñados en arruinar lo que parecía imposible ayer, hoy realidad; el interés y auxilio internacional. Aceptar su convocatoria está cercano a traicionar a Venezuela.

 

 

 

 

Surge la interrogante, ¿porque no ingresan al polo patriótico, declarándose seguidores del legado de Chávez? ¿Por qué no hablarle con claridad al mundo plegándose al castro-madurismo? La respuesta es sencilla y ofensiva quizás; una vez de ese lado, las prebendas, emolumentos y beneficios, los perderían, ya no serían necesarios.

 

 

 

@ArmandoMartini

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