Su parecido no es sólo por el bigote
febrero 25, 2017 1:29 pm

En una ocasión el presidente Nicolás Maduro se comparó con uno de los dictadores más perversos que ha sufrido la humanidad. Con Joseph Stalin. Muy sonreído y satisfecho como suele estar Maduro tomó un libro en cuya carátula se desplegaba una gran foto del hombre que oprimió durante casi tres décadas al pueblo ruso y del este de Europa y asesinó acerca de treinta millones de personas.

 

 

 

Desde luego que la analogía la hizo sobre el parecido físico que ciertamente es tan cercano que pasarían por gemelos nacidos en distinto tiempo.

 

 

 

Pero si nos referimos a las ideologías que ambos profesan podríamos decir que la semejanza va mucho más allá de lo físico. Y guardando las distancias de tiempo,  de contexto y circunstancias, ambas actua­cio­nes cuentan con muchos puntos en los que con­fluyen.

 

 

 

 

Especialmente este 2017 el rumbo de la Revolución intenta dirigirse hacia una autocracia abierta como única vía para mantener al PSUV en el poder. Ese camino se aceleró cuando fue impedido el Referendo Revocatorio por una vía ilegal y cuando se sus­pen­dieron las elecciones de gobernadores y alcaldes.  Al mismo tiempo se incrementó la detención de oposi­to­res, prácticamente se eliminó la Asamblea Nacional y los controles sobre la economía se han hecho más severos.

 

 

 

 

Maduro, que es a su vez el vocero principal de la Revolución que dicta las líneas de acción, que a su vez son marcadas por Raúl Castro, lo ha dicho claramente en diversas ocasiones cuando amenaza con radica­li­zar, aún más, sus medidas hacia lo que podríamos llamar un “neo stalinismo”.

 

 

 

 

Hace uno días expresó que  “el Gobierno no puede seguir haciendo política tradicional, ni siquiera en el campo electoral”¿qué quiso decir con eso de tradicio­nal? Más adelante lo enfatizó: «No podemos seguir haciendo simple política tradicional ¡No! En ningún campo, ni en el campo electoral, cuando haya elecciones», dijo el mandatario durante una alocución desde el Comando Central Bolivariano y agregó que : “no sabe cuándo el Consejo Nacional Electoral (CNE) convocará comicios, pero que deben tener asegurada la victoria cuando estos se realicen”(…) Cuando haya elecciones que el CNE las convoque, no sé cuándo, en qué año;  cuando volvamos a llegar al campo electoral debemos tener asegurada la victoria con la fuerza política, con la fuerza popular, con la organización milimétrica de la nueva etapa» claramente sentenció Maduro.

 

 

 

 

No creemos que sea factible una recuperación electoral del chavismo. Tampoco será posible una recuperación económica del país, todo lo contrario, la ruina económica seguirá en marcha y Maduro seguirá en el poder mientras tenga el respaldo de la FANB, que es el único poder que ha permitido que Maduro y la cúpula que gobierna se mantenga en el poder, sometiendo por la fuerza a cualquier grupo de venezolanos que intente protestar, sea por hambre o sea por libertades.

 

 

 

 

De manera que sin Asamblea Nacional y sin protestas, el único bastión de la institucionalidad democrática que quedaba en pié era el sistema electoral. Ahora con el control que ejerce el TSJ que evitó que los rectores del CNE fueran renovados como lo establece la Constitución, el camino de una dictadura militarizada quedó despejado y se ejerce abiertamente.

 

 

 

 

A diferencia, América Latina ha ido reaccionando en contra del modelo exportado por Hugo Chávez y las instituciones han rescatado el rumbo democrático. En Ecuador se avecina un cambio fundamental, en Brasil y Argentina el cambio ha tenido en la corrupción de esas autocracias presidencialistas el gran motivo  y Nicaragua y Bolivia, a pesar de persistir las eternas reeleciones, viven con economías abiertas que evitan la hambruna venezolana.

 

 

 

 

De manera que el parecido entre lo que hizo Stalin y lo que pretende implantar Nicolás Maduro en Venezuela no es sólo tomar su bigote como modelo y como imagen personal, sino su legado autocrático que condenó a la hambruna a millones de personas y creó una casta militar y civil privilegiada hasta que sus muros fueron derribados por los pueblos.

 

 

 

Francisco Olivares