Snowden dejó a Maduro con los crespos hechos
julio 14, 2013 7:22 am

El jueves pasado en la noche Nicolás Maduro abordó una de las 3 aeronaves presidenciales que lo esperan siempre con los motores prendidos en Maiquetía, y viajó a Montevideo, Uruguay, a asumir la presidencia del Mercosur (su undécima salida al mundo en dos meses y 25 días de gobierno), pero sin duda que con un escozor que le carcomía el alma, con una tristeza que no pudo aliviar ni siquiera oyendo “La cumparsita” o “Cambalache”, y definitivamente convencido de que un maleficio le había quitado de las manos otro fin de semana comiéndose los titulares de primera de los medios impresos, los noticieros de radio y televisión y las mentions en las nerviosísimas redes sociales.

 

Un par de días, en fin, solo, rodeado apenas de los irrelevantes presidentes de Brasil, Argentina, Uruguay y Bolivia, y sin el “gringo de oro”, del hombre que le quitaba el sueño desde hacía semanas, ese Edward Snowden que no sabía muy bien que hacía, ni para qué lo hacía, pero que de haber aceptado su oferta de asilo le hubría brindado el primer trofeo de los muchos que pensaba exhibir para que los venezolanos aceptaran que era su único e incuestionable presidente legítimo.

 

Presidente del “mientras tanto” le dijo una vez Capriles, y aunque en realidad no podía quejarse porque la situación había evolucionado para que se le admitiera como un jefe de Estado de “facto”, lo atormentaba la sonrisita burlona con que algunos generales del Ejército lo llamaban a veces “comandante” y otras “presidente de todos los venezolanos”.

 

Por eso, se las jugó con todos los hierros al asilo de Snowden, a la posibilidad de que el exespía de la CIA, el FBI y la NSA, declara algo así para el mundo: “Me voy con Maduro, es un auténtico “duro”, más jodido que Fidel y Raúl Castro, que el propio Chávez y Osama Bin Laden, y está como predestinado por la Providencia para liderar al pueblo de los Estados Unidos en su guerra contra Microsoft, Google, Facebook, Apple, Yahoo, AOL, Skype, Pal Talk y Youtube”.

 

“Las responsables” pensaba ahora mientras participaba en la ceremonia que lo investía como presidente del Mercosur y oía el ruido de los discursos de bienvenida de los presidentes “Las responsables de la caída de Gaddafi, de Zine Ben Alí, de Mubarak, y de la rebelión siria contra Bashir al Assad, y que ningún gobierno revolucionario y socialista que se respete puede tolerar, a menos que las mantengan bajo control, como hacen los camaradas chinos.

 

O teniéndolas fuera de sus territorios, no permitiéndoles a sus habitantes el uso libre de la Internet, ni de celulares, Blakberry, iPhone, iPad, Laptop, PC, o haciendo imposible su acceso, como hacen los camaradas Raúl y el que está ahora de presidente en Corea del Norte.

 

Por eso, es buena la intriga del “Caso Snowden” (eso me lo explicaron Raúl y Ramiro), aprovechar el fallón de los gringos, pero no para que no sigan acumulando la mega data de cuanto ocurre en el mundo, que ese es su derecho, como es el mío, sino para desacreditar a la Internet, y por esa vía, llegarle al control de las redes.

 

Y de ahí que nos interesara tanto ponerle el guante al bolsa de Snowden, tan preocupado él por defender la privacidad de las personas, cuando de lo que se trata es de aplastarla, de asfixiarla y para eso el control de la Internet y las redes sociales, es fundamental (¡cómo saben esos camaradas cubanos!).

 

Aunque yo lo que creo es que Snowden andaba vendiendo información al mejor postor, hasta que lo descubrieron y fue parar a manos de los que odiamos la información, yo, el primero, y si no me creen, dígalo ahí, Bocaranda.

 

Quería traérmelo por recomendación de Raúl y Ramiro, pero se activaron las alarmas, los factores, las fuerzas que en ningún sentido aceptaban que un hijo del pueblo, que habla con los pájaros, que no sabe muy bien donde nació, se alzara con tal presa y corrieron, por supuesto, a robármela, a arrebatármela.

 

Y no se crea que era solamente gente del tipo Rajoy, Hollande, Cameron, la Merkel, o el primer ministro italiano que no se como se llama, sino del propio Putin, el mismísimo Vladimir Putin, que me hizo todo tipo de promesas y ahora sale él, a quedarse con Snowden y quien sabe con que intenciones.

 

Aunque no se crean, las intenciones de Putin siempre se dirigen a los dólares, a todo cuanto pueda sacarle a los equipos militares rusos, (aviones, tanques, helicópteros, radares, fusiles), que no se porqué le gustaban tanto a Chávez cuando, que yo sepa, nunca han ganado una guerra de las de ahora.

 

Dicho en criollo: que Putin lo que va a hacer es un negocio por el gringo y le va a decir a Obama: “Hey tú, negrito, saca tu chequera y vamos a negociar, queremos trigo, medicinas, computadoras, centros espaciales, y tecnología para la fabricación de drones, y se llevan a Snowden que al fin y al cabo, yo no se pa que carajo lo quiero”.

 

Yo, Raúl y Ramiro si sabemos pa que lo queremos y es para que nos organice el más grande centro de espionaje de la región y quizá del mundo. Uno tan grande como el de la CIA, el FBI y la NSA, que él debe manejar y conocer muy bien. Que ponga los números, y me diga donde están los equipos y yo mismo salgo a comprarlos, si es necesario. Pero eso sí, aquí vamos a espiar y a pinchar a todo el mundo. Pero no a esos bolsas de la oposición que no hablan cosas interesantes ni por teléfono. Aquí vamos a espiar y a pinchar sobre todo a la oposición que tengo en el gobierno, que es mucha y diversa. Unos porque y que soy colombiano, otros porque y que me nombraron los cubanos, y la mayoría porque dice que tengo los días contados, porque y que Chávez dejó esta vaina en el esterero.

 

Y en realidad, esos últimos son los que están más cerca de lo que puede pasar aquí. Aquí va a pasar algo, y no es porque yo lo diga, sino porque hasta el pajarito me lo contó el otro día. Aquí va a pasar algo, dicen también, y como quien no quiere la cosa, los cubanos.

 

Por eso, tan pronto tomé la presidencia le dije a Cilia: “Cilia, vamos a viajar. Y no me importa quién se arreche. Que se compre toneladas de vaselina. Pero aquí no se puede gobernar sino con un pie en el avión y otro en Venezuela. Aquí se puede llegar de vez en cuando a los actos oficiales, a saludar a los amigos, a darles palmaditas, pero, inmediatamente, a tomar el avión y a perderse.

 

Que gobiernen el amargao de Diosdado, o el encapuchao de Jaua, o el conspirador de Wilmer Barrientos, o los cubanos, si les place, que para eso se han llevado bastante real de este país. Yo, en mi avión, despachando, tocando tumbadora o cuatro, pero eso sí, con todas las grabaciones que me vaya mandando Snowden, si es que me lo traen, porque yo voy a insistir con el hijo de Putin. Le voy a decir: “Mira vale, me mandas a Snowden o no te vuelvo a comprar ni un clavo”.

 

Y ya van a ver la cara que va a poner, como se le van aguar los ojitos, porque ¡ah ruso pa gustarle los reales! Más que a la vieja Cristina que no puede hablar con uno sino recordándole que Chávez le dio esto y le dio lo otro y que no la dejaba volver a Buenos Aires con las manos vacías. La voy a agarrar un día de estos y le voy a decir: “Mire Cristina, ¿usted sabe como es la vaina?, que aquí la plata se acabó, Chávez nos dejó endeudados y limpios por andar de Don Regalón y si aquí hay un gobierno al que tendrían que tirarle algo, ese somos nosotros, porque estamos en la carraplana.

 

Ya terminó la reunión porque están aplaudiendo y los presidentes se están levantando, no escuche nada de lo que dijeron porque siempre dicen las mismas pendejadas. Ahora como que me toca leer mi discurso. A Chávez le encantaban y las aplaudía a rabiar aunque se las sabía de memoria. Después vamos a un almuerzo, a manducar asado uruguayo que es mejor que el argentino, porque la carne es más tierna y jugosa. Eso no se le puede decir a De Vido, pero es la verdad.

 

Ya di órdenes de que me prendan el avión, porque nos vamos en cuanto firme unos acuerdos con Mujica. ¡Ah gente estos sureños para gustarle unos acuerdos y que yo nunca he entendido para que sirven!

 

Y después a volar, a planear con Cilia donde será nuestra próxima escala, luego de hacernos unas fotos en Caracas para que no digan que nunca estamos en el país…”Volar, volar, volar tan lejos, donde nadie nos obstruya el pensamiento” es una linda salsa de “La India” y Marc Anthony que jamás pensé haría realidad en el Airbus Presidencial o en el Iluishin que me alquilan los cubanos. Las vueltas que da el mundo…Ayer chofer de Metrobús y hoy el presidente más viajado del universo”.

 

Por Manuel Malaver