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Sin la ayuda de mis amigos

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Sin la ayuda de mis amigos

Aunque Nicolás Maduro y el chavismo nunca aceptaron ni reconocieron a la Asamblea Nacional como poder legítimo, el paso dado por el TSJ que oficialmente cierra al Poder Legislativo, establece un punto de quiebre definitivo con la democracia. Es decir la dictadura se ha establecido oficialmente en Venezuela.

 

 

 

 

Con ello no estamos diciendo nada nuevo para los venezolano y este pueblo que ha vivido sin democracia en los últimos años, sin justicia independiente, expuestos a las bandas armadas, sin alimentos ni medicinas.

 

 

 

 

Sin embargo para el mundo, para los países y  gobiernos democráticos, esas acción de Maduro les permite comprender con mayor claridad el drama que sufre el pueblo oprimido por una cúpula, que si bien ya era ilegítima, con esta acción su ilegitimidad se hace más visible y se decreta así misma como un gobierno de facto.

 

 

 

 

Era de esperarse que durante los años de Hugo Chávez el gran negocio que significó la bonanza petrolera venezolana tapara con dinero, a los ojos de los países aliados como Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Argentina, Brasil y hasta las potencias como China y Rusia, el camino autocrático por el que había conducido a Venezuela el Socialismo del Siglo XXI.

 

 

 

 

De los negociados se construyeron mafias organizadas que hicieron millonarios a  dirigentes del PSUV y su entorno y a los presidentes aliados convirtiendo la ideología populista en una organización del crimen organizado, con procesos judiciales en sus países por enriquecimiento ilícito.

 

 

 

 

Mientras casos como Ecuador, Bolivia, Argentina, Nicaragua y Brasil, se aprovecharon de Hugo Chávez y la corrupción de su entorno, en esos países se mantuvo el libre mercado, no se destruyeron las economías y sus empresarios se alinearon a la danza de los millones venezolanos.

 

 

 

 

Odebrecht, la importación de alimentos, el contrabando de cabilla y cemento desde las plantas estatizadas, el tráfico de minerales que salen diariamente por los aeropuertos controlados por los militares, las lista de implicados en narcotráfico y lavado de dinero en donde hay altos jerarcas del Gobierno, diputados, gobernadores y dirigentes políticos oficialistas, son los ejemplos visibles de lo que ocurrió en Venezuela.

 

 

 

 

Los 11 mil niños que no alcanzaron el primer año de vida durante 2016, según reportó la Dirección de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Salud, es apenas una muestra de los efectos de un modelo político autocrático que no sólo ha fracasado por los disparates conceptuales sino que al mismo tiempo ha devenido en un fin en si mismo que busca, a como de lugar, mantenerse en el poder para y sus negocios ilícitos.

 

 

 

 

Pero todo en esta vida tiene un costo y mantener la alianza de los países que sirvieron a Venezuela ya no puede ser pagado porque el chavismo ha destruido el sistema de producción del país  y ha corrompido lo que queda en pié.

 

 

 

 

Como decíamos, el dinero hizo posible tener aliados en el continente pero hoy en la OEA ya  son 20 de los principales y más influyentes países que han respaldado atender la crisis que vive Venezuela contra 11 que siguen alineados con la posición de la cancillería venezolana.

 

 

 

 

Pero esta medida del TSJ y el Gobierno de Maduro coloca en una situación comprometedora a los países democráticos de la OEA al abiertamente colocarse Venezuela fuera del sistema democrático.

 

 

 

 

Si bien no es de esperar que la presión del exterior como lo puede ser aplicar la Carta Democrática pueda devolverle a Venezuela la independencia de los poderes y el establecimiento de un cronograma electoral con un CNE independiente, el cerco se le cierra aún más a un Gobierno que requiere de importantes recursos financieros para sobrevivir.

 

 

 

 

Sin Asamblea Nacional y sin democracia la capacidad de maniobrar con un perfil aparentemente democrático ha sido enterrada por Maduro.

 

 

 

 

Solo el aparato militar y represivo es lo que aún le permite a Maduro contener la presión social, mientras que los pocos amigos que le quedan en el exterior, tarde o temprano habrán de poner en duda si el beneficio que ello les reportaba vale la pena mantenerlo.

 

 

 

Francisco Olivares

Por Confirmado:  Oriana Campos

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