Seis entre muchos

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Seis entre muchos

En la recta final de esta campaña electoral bañada por la brisa refrescante del cambio, ando presentando mi nuevo libro Contra la corriente, una aproximación a la alternativa civilista al personalismo y el militarismo, esos dos males que junto a la arbitrariedad y la impaciencia, tanto daño han hecho en Venezuela. Daño en pobreza y en atraso. El 24 lo presenté en Caracas donde nacieron Fermín Toro y Uslar Pietri, el 25 en Pampatar donde nació Jóvito y ayer 27 aquí en nuestra Barquisimeto. Marco Tulio Mendoza me hizo el honor de apadrinarlo. La semana próxima iré a Cumaná porque Andrés Eloy y Calvani son sucrenses. Queda pendiente Trujillo, ciudad natal de Don Mario Briceño Iragorry. Estos son los seis venezolanos que entre muchos con grandes méritos, escogí para mostrar como ejemplos de ciudadanía. Cada uno con su idea, todos abrazaron una lucha pacífica, sembradora de progreso, esperanzada y esperanzadora. Es otra manera de hacer campaña por la Patria y la Asamblea en las cuales creo.

 

 

Concentrados en el heroísmo bélico de los hombres de armas, sin reparar demasiado en que la mayoría de sus proezas fueron en guerras entre nosotros, hemos dejado de lado a los héroes de la vida civil. En la educación y el arte, la ciencia y el deporte, la empresa urbana o rural, el trabajo manual o intelectual, la función pública o la solidaridad social, la política. Sí, la política, ese menester tan denostado, mirado siempre con sospecha. Creo que hacemos mal al menospreciar el aporte de todos a la construcción social y, con ello, dejando la impresión de que la nacionalidad es exclusivamente hija de las batallas.

 

 
Luego de alguna reflexión acerca del heroísmo de la ciudadanía, quise visitar a estos seis compatriotas, no porque estuviera de acuerdo con todos sus puntos de vista, la República es, no lo olvidemos, obra plural, sino porque creo que sus ejemplos tienen valor para los venezolanos de hoy y de mañana. Todos fueron políticos, aunque solo Villalba pueda ser considerado un político de oficio, y eso que también fue profesor de Derecho Constitucional en la UCV. Todos militaron en partidos y dos fueron sus jefes, todos fueron parlamentarios y cuatro, ministros. Y asumieron la responsabilidad y el riesgo, de tomar posición y de luchar sin otro pertrecho que sus convicciones, su talento, sus argumentos y su dedicación. Ello no es poca cosa en una Venezuela de aventuras, guerras, cuartelazos. Se les agradece.

 

 

Ninguno fue militar. No porque sea malo serlo, es vocación que respeto y valoro, sino porque este libro busca precisamente valorar no a los que más han mandado, sino a los menos, los que han intentado, y logrado hacerlo, desarmados. Ninguno fue Presidente, dos lo intentaron sin lograrlo. No porque ese sea un mérito, sino porque hemos sido demasiado presidencialistas, hasta para contar nuestra Historia.

 

 

A través de ellos un homenaje al héroe civil, nacido aquí o inmigrante. Al que mantiene abierto un negocio, al trabajador responsable que cumple, al que produce, al que crea, al que compite, al que enseña. Y, claro, a quien se atreve a dar la cara y ofrecer su nombre para que la política sea útil al cambio que necesitamos.

 
Contra la corriente está dedicado “A la memoria de Carlos Zapata Escalona, patriota de la decencia, ciudadano”. Estaremos de acuerdo en que la escogencia es merecida y pedagógica.

 

 

Ramón Guillermo Aveledo

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