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Salvemos la Unidad

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Salvemos la Unidad

En la medida que avanzan las contradicciones en el seno del gobierno, algo similar sucede en la oposición. Con la desaparición física de Chávez, las distintas falanges que hacen vida en el PSUV y fuera de él, se han comenzado a manifestar con singular fuerza al compás del deterioro que exhibe la gestión de Maduro. Esta es la raíz del problema: la merma en el apoyo popular a Maduro y su cuestionamiento como líder en estos tiempos. Si el país viviera una bonanza económica, muy probablemente el gobierno estaría mejor valorado por los venezolanos y las críticas internas fueran de baja intensidad.

 

Existen dos grandes contradicciones en el bloque oficialista. La primera es la que existe al interior del PSUV, expresada ella en el reclamo de un sector del partido respecto de la conformación del Alto Mando Político, especie de Buró Político de la época estalinista, que nadie eligió y que se abroga la toma de decisiones, en sustitución de la Dirección Nacional, transformada en una figura decorativa. Ese cogollo estaría conformado por Maduro, Cabello, Cilia Flores, Rafael Ramírez, Darío Vivas, Jorge Rodríguez, Miguel Rodríguez Torres y Tareck el Aisami. Ese es el poder real, que ha sustituido la dirección colectiva. Con las cartas de Giordani y Héctor Navarro se evidenciaron además los profundos desacuerdos sobre la conducción de la política económica, lo que ha significado un severo cuestionamiento al viraje que plantea Ramírez para enfrentar la crisis.

 

La segunda gran contradicción es la que existe entre los aliados y el PSUV, que para todos fines prácticos son objeto de utilerías electoral, sin ninguna incidencia en las medidas que adopta el gobierno. Estos convidados de piedra hasta ahora reclaman su espacio al PSUV. Así, el PPT, PCV, Marea Socialista, Círculos Bolivarianos, Redes y un archipiélago de grupos y subgrupos, parecieran estar dispuestos a no seguir siendo los actores pasivos del desgaste del gobierno y demandan posiciones dentro del gobierno. En medio de la crisis económica, ambas contradicciones se han profundizado y no tienen solución aparente, debido a que la incorporación efectiva de esos partidos y grupos al gobierno haría más difícil y complicada la toma de decisiones duras y urgentes que debe aplicar el Ejecutivo para conjurar el desmadre económico.

 

Este contexto favorable, de deterioro del gobierno no ha sido aprovechado plenamente por las fuerzas democráticas agrupadas en la MUD. Hoy esta instancia de coordinación política, principalmente electoral, está también atravesada por pugnas inter partidistas que la amenazan seriamente. Aunque nunca compartí la tesis de la salida, sus proponentes son una fuerza visible y real que es necesaria para el objetivo principal que no es otro que derrotar al gobierno y gobernar a Venezuela. Estando de acuerdo en el objetivo estratégico, queda la asignatura pendiente de acordarse en lo táctico, es decir en la forma de vencer al gobierno y conquistar el poder político. Una diferencia en la forma no puede arruinar el esfuerzo unitario.

 

La Unidad es un sentimiento que está consolidado en el pueblo porque éste aprendió que ninguna fuerza individualmente es capaz de derrotar al binomio Estado-PSUV que detenta el poder. Como referencia conviene recordar que en 1956, el PCV, dirigido por Pompeyo Márquez, lanzó la política de conformar la Junta Patriótica para poder derrotar la dictadura de Pérez Jiménez. Ello permitió entonces conjugar los esfuerzos dispersos de AD, Copei y URD y derrocar a la tiranía Ninguno de esos partidos podía doblegar a la dictadura. En Chile, la única forma de salir de Pinochet fue con una gran alianza de partidos, enfrentados hasta entonces unos con otros, para lo cual la experiencia venezolana de 1956 fue muy valiosa.

 

En cualquier evento, sea una Asamblea Constituyente, renuncia de Maduro, movilizaciones de calle, entre otras, siempre sucederá un acto electoral y la conformación de un nuevo gobierno que reemplace al actual. Ninguna fuerza política por si misma está en condiciones ella sola, de llevar adelante estas tareas. Y quien piense que puede hacerlo, la historia le reclamará su irresponsabilidad y falta de olfato para ver la realidad del país.

 

José Guerra

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