Salvajismo petrolero
octubre 25, 2018 7:11 am

 

 

A pesar de las continuas promesas de que la producción petrolera va a aumentar, la triste realidad es que sigue y seguirá cayendo hasta que el país entienda el inmenso daño que han producido las políticas petroleras “rojas rojitas”, la destrucción de la meritocracia, el despido en 2002 de unos 20.000 trabajadores que acumulaban 300.000 años de experiencia y conocimientos, la corrupción desenfrenada incluidos el nepotismo corrupto, la inseguridad jurídica, la inconsulta ley habilitante de hidrocarburos, la violación de contratos y pérdida de arbitrajes internacionales, la expropiación y nacionalización de empresas de servicio en muchos casos sin indemnización, el default en el pago de las obligaciones financieras y comerciales, el retiro de contratistas vitales para mantener las operaciones petroleras, el brutal deterioro en nuestras refinerías, el abandono de los mercados en los cuales teníamos ventajas comparativas y competitivas, la falta de mantenimiento y de inversiones, el populismo petrolero, la utilización del petróleo como “punta de lanza” para cambiar el mundo y para subsidiar a países vinculados al socialismo del siglo XXI o para comprar votos en la OEA, el cambio de misión en Pdvsa que la llevó a abandonar las funciones que le eran inherentes para transformarse en un brazo para financiar los intereses de una tendencia política, la degradación de Citgo, el endeudamiento irracional, la politización masiva, la designación de directivos y gerentes sin ninguna experiencia en el sector y pare usted de contar.

 

 

La lista de lo que ha llevado a la destrucción de Pdvsa es tan larga que no habría espacio en un solo artículo para enumerarla. Han aplicado la teoría de la evolución de Darwin a la inversa. En lugar del mono evolucionar hacia el hombre, lograron que el hombre involucionara hacia el mono.

 

 

 

De haberse continuado la apertura petrolera, Venezuela debería estar produciendo más de 5 millones de barriles diarios; sin embargo, el último informe de la OPEP (Monthly Oil Market Report) nuestra producción no llega a los 1,2 millones de barriles por día, información que coincide con las más creíbles fuentes mundiales, tales como Platts.

 

 

 

Se correlaciona con otras magnitudes. Es el caso del número de taladros petroleros que operan en el país. Conforme a cifras de Baker Hughs, en Venezuela operan hoy apenas 26 taladros. En 1998 operaban más de 120 y teníamos una producción del orden de los 3,6 millones de barriles diarios.

 

 

 

Nuestra producción actual es casi la qué teníamos unos 70 años atrás. Aún más dramático, los barriles por habitantes que estamos produciendo equivalen a los que producíamos hacia 1927.

 

 

 

No puedo recordar ningún otro precedente de tal destrucción de una petrolera tan dramático en el mundo, excepto quizá cuando Sadam Hussein fue expulsado de Kuwait por la alianza árabe occidental en 1992 –por la Guerra del Golfo– y procedió a incendiar todos los pozos petroleros de ese país antes de retirarse. Ese es el nivel de salvajismo que enfrentamos.

 

 

 

Cabe, por otra parte, señalar que, de ser la empresa que más contribuía al bienestar de los venezolanos, Pdvsa ha pasado a ser hoy en día la que más contribuye a su empobrecimiento. La razón es simple. Lo que más está empobreciendo a la población es la hiperinflación –la más alta del mundo– que el FMI calcula alcanzará 10.000.000% en 2019. Y la razón de tan brutales niveles de aumento de los precios es el crecimiento sin precedentes de la liquidez monetaria en poder del público. Esa liquidez ha aumentado en 200% solamente a partir del 1° de septiembre cuando entraron en vigor las medidas anunciadas por Maduro.

 

 

 

La causa fundamental del crecimiento de la liquidez son los auxilios financieros a las empresas no financieras del sector público, entre las cuales la tajada del rey corresponde a Pdvsa con más de 96%. En otras palabras, para poder seguir operando, Pdvsa depende hoy del BCV y como resultado lanza cada día a más venezolano a una pobreza extrema.

 

 

 

El grado de devastación de la economía venezolana es tan impresionante que nuestro PIB per cápita ha caído al nivel que teníamos en 1947.

 

 

 

 

@josetorohardy