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Runrunes Por Nelson Bocaranda

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Runrunes Por Nelson Bocaranda

Alto

LA LLAMADA

Muchos estuvimos preguntándonos cuáles serían las razones para que el gobernador del estado Táchira, José Gregorio Vielma Mora, se hubiera lanzado el pasado 24 de febrero, muy temprano, con unas declaraciones en Onda FM y Unión Radio desmarcándose del Gobierno y de la represión exagerada. Fue solamente por unas 12 horas pues en la noche, en el programa con el presidente de la AN, en un giro de 180 grados, reiteró su respaldo al gobierno de Maduro.

 

El eslabón que nos faltaba lo conseguimos en Televen, canal al que fue para comenzar a recoger sus palabras mañaneras. Un testigo lo escuchó decir, palabras más, palabras menos, algo así: «Cómo que un exabrupto lo que dije. El partido me abandonó. Mandaron unos aviones de guerra para asustar a la gente lo que fue un craso error y, lo peor, tengo más de una semana llamando al presidente Nicolás y no me atiende el teléfono». Listo el rompecabezas…

 

Medio

¿ENCADENADA LA CADENA?

En un ambiente tenso se presentó, ante los periodistas de los tres diarios del grupo editorial, David De Lima como el nuevo presidente de la Cadena Capriles. El exdiputado por el MAS, exconstituyentista, exgobernador de Anzóategui y quien apoyó la reelección de Hugo Chávez y ahora al gobierno de Maduro, fue enfático, en varias ocasiones, en manifestar sin ambages su incondicional apoyo al régimen.

 

La primera pregunta de los periodistas fue para saber si la línea editorial cambiaría. Casi a modo de presentación, De Lima se apresuró a enfatizar «no vengo como censor, no soy Pedro Estrada». Se refirió a Últimas Noticias como un «instrumento comunicacional», también prometió que la línea editorial «es exactamente lo que ha habido siempre», aunque sus palabras posteriores contradijeran esta afirmación.

 

Señaló que la empresa tiene objetivos mercantiles y debe arrojar «números azules». Buena parte de su discurso posterior se centró en mencionar obstinadamente a la Constitución. «La línea editorial debe moverse en el respeto al orden constitucional», repitió incansablemente. «No esperen ningún atropello a las libertades personales, pero tampoco al orden constitucional», volvió a espetar. Tanto en la reunión con el mando medio de Cadena, como en la asamblea de trabajadores, De Lima declinó responder preguntas sobre la identidad de los dueños: «Muchos asociados en un fondo de inversión».

 

Al insistirle sobre quiénes son, indicó: «La cabeza visible soy yo» y admitió que es accionista desde la transacción inicial cuando la familia Capriles vendió hace varios meses. Víctor Vargas no es el dueño. A modo de chiste dejó colar: «soy presidente pues nadie aceptó este cargo». Reconoció que simpatiza con el gobierno de Maduro. Insistió con vehemencia en que en Venezuela se desarrolla un plan para un golpe, pero no pudo dar pruebas creíbles de ello. En cuanto a la primera página de Últimas Noticias, dejó entrever que no reflejará noticias de la oposición. «Los planes golpistas no irán en primera página». Se esforzó en explicar su punto de vista para no «picar» la primera página con actos oficialistas y opositores pues considera que los de oposición no son multitudinarios. Justificó el centimetraje que se le da a Maduro pues «es el Presidente y hay actos de Estado que deben estar reflejados ahí».

 

Olvidaba que la naturaleza del periodismo no es ser complaciente con el poder, pues ese papel es de la propaganda. Algunos trabajadores le cuestionaron su postura y rechazaron que la primera página se usara como un trofeo. De Lima con desparpajo respondía que los periodistas tenían 43 páginas más que llenar. Tanto en la asamblea como en la reunión con jefes y coordinadores, la actitud de De Lima fue la de un vocero oficialista, pues por un lado enarbolaba la bandera del respeto, pero por otro criticaba el trabajo que han venido haciendo los trabajadores. Su actitud beligerante y vehemente cayó muy mal en la mayoría. No perdió oportunidad para despotricar de los anteriores propietarios, los que dejaron un emporio comunicacional en pie que ha sido ejemplo en el mundo por la alta calidad tecnológica y profesional y del cual De Lima se beneficia.

 

Uno de los empleados le manifestó su malestar por las constantes referencias a cómo se han venido haciendo las cosas en la Cadena: «Me molesta que nos llame tontos útiles que enriquecíamos a una familia, mi pregunta es ¿ahora a quiénes vamos a enriquecer?». Esta pregunta desencajó a De Lima quien toreó una repuesta. Al volver a ser precisado sobre la identidad de los dueños, se limitó a decir que no estaba autorizado y que los accionistas preferían mantenerse en el anonimato. Dijo esperar agradecimiento de los trabajadores por su «gesto» de hablar con ellos, como si no fuera su obligación, como nuevo presidente.

 

El primer día de trabajo sus preguntas fueron sobre el número de carros o guardaespaldas que el cargo disponía. Alguien le comentó que esa era una empresa privada no un ministerio rojito. Hoy el nuevo «consejero editorial» es Marco Tulio Páez ya que los periodistas le habían pedido al director E. Díaz Rangel (quien no estuvo en la presentación de David) que sacara de ese cargo a la censora anterior, la diputada roja Desireé Santos Amaral. Páez es periodista «del proceso» y viene de FundesVargas con el general García Carneiro. La mañana del viernes algunos recibieron la noticia como primera consecuencia de que un político ligado al gobierno pretenda dirigir la línea editorial con criterio político y no periodístico.

 

Las renuncias arrancaron al día siguiente. Caras largas, lágrimas y frustración han ido llenando la redacción única que reúne a más de 250 periodistas. La nueva forma de censura descubierta por la chorocracia roja. Permiten hacer un ingente negocio a un boliburgués y luego le piden como «comisión» que adquiera un medio no afín al gobierno, y que les interese bien por su circulación o penetración popular para convertirlo en otro de la hegemonía comunicacional rojita. Piensan que lectores, radioescuchas o televidentes son bolsas…

 

Bajo

BURLA

Sería grave que el presidente Nicolás Maduro creyera las cifras que ayer presentó sobre la ayuda cubana en materia de salud y los «médicos comunitarios». Burda maniobra de respuesta a los miles de profesionales médicos de verdad -con seis años de estudio, posgrados y salarios miserables- que con pasión venezolanista manifestaban pidiendo desde dotaciones e insumos, hasta seguridad y respeto. Pareciera el mandatario buscar, junto a otras medidas como la represión y la tortura, enardecer más a los venezolanos…

 

 

@nelsonbocaranda

Por Nelson Bocaranda

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